Relato: Una ni�a muy putita



Relato: Una ni�a muy putita

Hola a todos. Mi nombre es Jazm�n. Hoy tengo 19 a�os y me
describo para que sepan como soy en la actualidad y se imaginen como era de
ni�a. Tengo el cabello rubio y ondulado, siempre lo he usado largo. Mi cara es
muy simp�tica para la gente y yo me considero bonita; Mis cejas son arqueadas y
delgadas, mis ojos son grandes y de color caf� muy claro, cunado hay mucha luz
se ven un poco verdes, mis pesta�as son chinas. Mi nariz es recta y un poco
afilada sobre las fosas nasales. Mis p�mulos son marcados y siempre est�n
rojitos, mis labios son gruesos, y siempre los pinto porque son u poco p�lidos.
Mi cuello es largo, lo cual me gusta mucho. Soy delgada, pero tengo buen cuerpo
mi talla de sost�n es 34c, mis caderas son lo que mas me gusta de mi, pues es lo
que seduce a los hombres cuando camino, miden 93, y mi cintura apenas mide 60,
los reglamentarios.



Bueno empecemos con el relato de las aventuras de mi vida. No
les voy a mentir dici�ndoles que era una ni�a de nueve a�os que siempre estaba
pensando en sexo, y que me masturbaba desde los ocho a�os. Yo era una ni�a
normal y sab�a de sexo lo que una ni�a de mi edad; nada. Ten�a nueve a�os cuando
un hombre, bueno un ni�o me toc� por primera vez y continuaci�n les relato la
situaci�n.


Mi familia la forman mi hermano mayor Sergio y mi hermana
Laura, que en ese entonces ten�a 11 a�os. Mis pap�s, los cuales no ten�an mucho
dinero en ese entonces, y ahora no somos ricos, pero vivimos mejor.


Una vez en el colegio nos pidieron que llev�ramos un juego de
plumones para hacer algo al d�a siguiente, pero mi mam� no ten�a dinero y no me
los compr�. Ahora, nosotros �bamos a una escuela que era cara porque mi pap�
trabajaba como maestro de la secundaria desde hac�a muchos a�os, era una escuela
para ni�os de clase media-alta. Bueno ese d�a en la escuela la maestra nos pidi�
que sac�ramos los plumones para el trabajo. Yo estaba muy nerviosa pues no
quer�a que la maestra me rega�ara por no llevarlos, yo s�lo ten�a colores, pero
ella dijo que no serv�an. En la escuela nos sent�bamos en bancas que eran para
dos personas y nos sentaban por n�mero de lista. As� que le dije al ni�o que
ten�a sentado a mi lado que si me prestaba sus plumones para que los dos
trabaj�ramos; me dijo que no.





Por favor pr�stamelos. No quiero que me rega�e la
maestra.


No, mi pap� dice que no preste mis cosas.


Por favor.- Dije al ver que ya todos empezaban a
trabajar. Por favor.





Le insist� mucho hasta que me dijo algo que me imagino que
para nuestra edad era inocente, no creo que ni siquiera el supiera bien lo que
me ped�a.




Bueno, te los presto. Pero te tienes que dejar.


�Dejar?


S�.- Yo ten�a una idea de lo que eso era, pero no sab�a
bien.


�Qu� es eso?


Me tienes que dejar que te agarre las nalgas, te tienes
que levantar la falda.


Bueno.- Dije para que me los prestara pues la maestra se
acercaba. Yo pens� que le podr�a decir que si, y despu�s decirle que no lo
har�a.


Pero lo tienes que jurar.


�Qu�?


Si por tus pap�s.


Bueno. � Dije ya no tan segura y me puse a trabajar.




Cuando la clase termino empez� el receso y el me dijo que
ser�a a la salida atr�s del campo de f�tbol. Yo s�lo asent� y estuve muy
nerviosa todo el d�a pues sab�a que lo que iba a hacer no era algo bueno, pero
ya lo hab�a jurado y me daba miedo no cumplir. Pens� en dec�rselo a alguien,
pero me daba pena.


As� lleg� la salida y tal como yo esperaba el ni�o, que se
llamaba Eric, y me dijo que si ya �bamos. Cuando acept�, el le habl� a otro ni�o
y vino hacia nosotros.




�l no puede ir, nada m�s �ramos t� y yo.


Yo nada m�s voy a ver.


Si, s�lo va a ver.- Dijo Eric.


Bueno, pero ya no le pueden decir a nadie m�s.


Te lo prometemos.





El ni�o que iba con nosotros se llamaba Edgar, iba en sexto
de primaria y ten�a 12 a�os. Nosotros �bamos en cuarto. Caminamos hasta el campo
de f�tbol son que nadie dijera nada. Ellos me imagino que iban muy emocionados;
yo iba muy nerviosa. Llegamos y nos fijamos que no hubiera nadie detr�s de las
gradas que fue a donde nos metimos.




Bueno ya.


S�.- contest� sin saber si ten�a que hacer algo.


Pues ya t�caselas tonto.- Dijo Edgar.


Ya voy.




Eric se acerc� a m� y con una mano me apret� las nalgas sobre
la falda de diario, luego la empez� a mover sobre mis nalgas de una forma que se
sent�a rico, como un masaje.




Se tiene que levantar la falda.- Dijo Edgar.


Lev�ntatela.- Dijo Eric.





Con mucha verg�enza me levant� la falda, ese momento no fue
nada agradable para m�. Tom� mi falda y poco a poco me la levant� hasta la
cintura y mis bragas rositas quedaron al descubierto. Eric puso su mano sobre
mis nalgas y las empez� a mover igual que antes. Otra vez se sinti� muy bonito,
pero ten�a tanta pena que no lo disfrute en lo m�s m�nimo. As� estuvo un rato
hasta que yo considere que mi deuda estaba pagada.




Ya.- Dije.


Tantito m�s.- Dijo �l.


D�jame a m�.- Dijo Edgar.


No.


Por favor.-


No.


Te doy dinero.- Sac� de la bolsa de su pantal�n un
billete de cincuenta pesos.- Te lo doy si me dejas tocarte todos tus
calzones.




Yo me sent�a muy avergonzada, pero en ese entonces
cincuenta pesos eran m�s de lo que son ahora, y m�s para una ni�a.



Te dejo que me toques las nalgas nada m�s.


Tambi�n tu panochita.- Yo nunca hab�a escuchado ese
t�rmino, pero sab�a que se refer�a a mi rajita.


S�lo un minuto.


Bueno.





Me levant� la falda una vez m�s, ya no tan avergonzada, pues
ya lo hab�a hecho una vez. Pero Edgar era m�s despierto que Eric. �l se
arrodill� frente a m� y empez� a tocar toda mi ropa interior y tambi�n mis
piernas, que era donde yo sent�a m�s rico. Conforme pas� el tiempo empec� a
sentir menos verg�enza, no me excite ni me moje las bragas, pero empec� a notar
que esos chicos me miraban con verdadero encanto y adem�s yo tambi�n sent�a una
sensaci�n placentera. Calcul� que ya habr�a pasado o mucho m�s y le dije a Edgar
que era suficiente. �l me tom� la falda y la baj� un poco, pero antes de bajarla
toda, acerc� su cara a la parte de mis bragas que cubr�a mi rajita y le dio un
beso, como si la lamiera. Sent� algo muy rico.



Esa tarde ten�a mucho que hacer con mis cincuenta pesos que
gane. �Qu� creen que compr�? Claro, un juego de plumones y todav�a me sobraron
treinta pesos. Compr� unos dulces y unas pulseras de esas que venden en las
tiendas de ch�charas, y regres� a mi casa con quince pesos en la bolsa. En la
noche me empec� a poner nerviosa al pensar que al otro d�a en la escuela todo el
mundo sabr�a lo que me hicieron.



El siguiente d�a en la escuela no pas� nada. Nadie dijo una
palabra de lo que hab�a pasado. Eric ni me habl�, el otro chico ni se apareci�.
Me sent� muy tranquila de que nada hubiese pasado a mayores. Nunca me hubiera
imaginado que mi vida por el sexo acababa de comenzar.



Una semana m�s o menos despu�s Eric me alcanz� a la salida de
la escuela y me dijo que si podr�a volverme a tocar si me daba dinero. Mi
primera reacci�n fue decir que no. El me lo pidi� por favor y tras mis
negativas, me dijo que �l fue quien amenaz� a Eric para que no dijera nada. Eso
explico muchas cosas. Y tras su insistencia empec� a pensar que ser�a bueno
tener m�s dinero, pues aun ten�a quince pesos, m�s lo poco que yo hab�a podido
ahorrar, cinco pesos. Tendr�a setenta pesos en mis manos. Le dije que fu�ramos a
la cancha de f�tbol, pero el ten�a otros planes en manos.



El me dijo que ten�a ciento ochenta y cinco pesos para
d�rmelos si yo iba a su casa y lo dejaba que me tocara estando totalmente
desnuda. Tarde mucho en aceptar, pero luego que me dijo que viv�a cerca de mi
casa y que yo supe donde era, empec� a pensar en todo ese dinero. Segu�a
temiendo que �l empezara a contar todo lo que hab�a pasado con �l y Eric.
Acept�, y despu�s de haberlo hecho, me dijo que su hermano tambi�n iba a estar.
Le dije que no, pero cuando me convenci� le dije que me tendr�a que dar m�s
dinero.



Nos quedamos de ver en la tarde en una plaza de locales que
estaba cerca de la escuela y que tambi�n divid�a, creo que por casualidad, las
casa chicas de clase media baja, de las de los que ten�an dinero. Ellos ten�an
casetas de vigilancia y patrullas propias que recorr�an las calles todo el
tiempo.


Me puse unas bragas que seg�n yo, eran las m�s bonitas que
ten�a entonces, pues eran las �nicas que no eran de algod�n y que se ve�an como
bragas de adolescente, como las que usaba mi hermana y me puse un vestido
ligero; yo a�n no usaba sost�n. Cuando llegu� a la tienda ya estaban ah�, el
hermano de Edgar ya era bastante mayo, tendr�a quince a�os, pero eso no era lo
peor. Yo pens� en echarme a correr, pues �l era compa�ero de mi hermano y alumno
de mi papi, hasta ese entonces yo no sab�a que ellos eran hermanos, ni sab�a
como se llamaba, pero lo hab�a visto varias veces salir del sal�n con mi
hermano.


Me convencieron prometi�ndome que no iban a decir nada y
hasta me ense�aron el dinero que pensaban darme. Ten�an la enorme cantidad, en
1995 era mucho dinero, de trescientos quince pesos, y eran para m� sola. Me
dijeron que me dar�an lo que hab�a convenido con Edgar y que al final me dar�an
lo dem�s. Yo acept� y fuimos a su casa. Einar, el hermano de Edgar me tom� de la
mano y as� nos fuimos. Su casa era hermosa, ten�a como seis recamaras y tres
pisos, aunque en el ultimo s�lo hab�a una recamara. Pero ten�an una mesa de
villar, multivisi�n, una cocina del tama�o de la mitad de mi casa, techos altos,
un enorme jard�n y muebles muy bonitos.


Fuimos a la recamara de Einar y �l cerr� la puerta con botos.
Yo sent�a que el coraz�n se me sal�a del pecho, y m�s cuando �l me miraba, pues
ten�a una expresi�n en el rostro que yo nunca hab�a visto. Al principio s�lo me
sent� en la cama y empec� a desear que se dieran prisa en ped�rmelo, pues yo me
hab�a salido de mi casa sin permiso.




Bueno.- Dijo Einar.- �Por qu� no te pones de pie y te
quito la ropa?


No, yo me la voy a quitar.


Pero te vamos a tocar.


S�.- Acepte a lo que dijo Edgar.


Qu�tate s�lo el vestido y te quitas las bragas hasta que
yo te diga.




Me empec� a poner nerviosas, aunque ya lo hab�a hecho
antes. Ten�a nueve a�os y ya era la segunda vez que me tocaban por dinero. Me
saque el vestido y me quede parada frente a ellos sinsabor que hacer. Einar me
observaba sentado en la cama sin decir nada, pero pronto se levanto de la cama
y se puso de rodillas frente a m�.



Vez, te dije que ya ten�a tetitas.


Si, pero chicas.- Respondi� Einar.





SE acerco m�s a m�, aun de rodillas, y puso sus manos sobre
mi cintura. El contacto de su piel en la m�a me agrado, y mas cuando empez� a
frotar sus manos sobre m�. Empec� a sentir mucha pena, y m�s cuando Edgar se
acerc� y empez� a tocarme tambi�n. Los dos me estaban manoseando de lo lindo.
Edgar me tomaba las piernas desde los tobillos hasta los muslos y Einar me
frotaba el abdomen, el pecho y la espalda. Conforme pas� el tiempo empec� a
disfrutarlo bastante y me agrado mucho, sent�a muy rico, y por primera vez en la
vida me empec� a sentir excitada.


Cuando Einar empez� a pasar sus manos sobre mis nalgas la
sensaci�n se hizo m�s placentera, y cuando llegaron a mi rajita me gusto mucho
m�s, pues me tocaban de una forma muy suave, como si me dieran caricias. Eso me
gusto mucho. Sent�a una humedad muy t�mida entre mis piernas. Los nervios, el
miedo y el placer me estaban dando un gran momento que aun recuerdo con placer.
S�lo de recordarlo me dan ganas de tocarme.





Acu�state en la cama.- Dijo Einar.


En eso no quedamos.- Dije yo, que a mi inocente edad
cre�a que estar en la cama con un hombre era tener relaciones, sin saber
bien que era eso.}


�ndale, s�lo te vamos a tocar como lo hemos estado
haciendo.





Total que me acost�, y ellos me pusieron boca abajo. Pod�a
sentir sus manos curiosas por todo mi cuerpo, recorrer mis piernas, mis pies, mi
espalda y mis hombros; a veces pod�a sentir sus cuatro manos sobre mis nalgas.
Me dijeron que me quitara las bragas y despu�s de respirar hondo y sobreponerme
al miedo y pena me las quit�. Pero ellos lo que quer�an ver, como es natural,
era mi vagina. Me pusieron boca arriba y empezaron a tocarme igual. Einar se
agacho y empez� a besarme las piernas, eso me asust� mucho, pero no proteste,
pues se sent�a bien y yo ten�a mucho miedo, era una mezcla extra�a. Me abrieron
las piernitas y empezaron a pasar sus manos sobre mi panochita h�meda. Mi
respiraci�n estaba muy agitada, pero lo m�s sorprendente estaba apunto de pasar.


Einar se sac� el pene de los pantalones y empez� a tocarse.
Yo me espant� y me incorpor� en la cama. El me dijo que aun no pasaba el tiempo
y me prometi� que no me iba a tocar con su verga, como �l le dec�a. Me tocaba
con una mano y con la otra se masajeaba el pene, que era enorme y el glande se
ve�a muy hinchado, yo en ese entonces le dec�a cabeza. Luego Edgar sigui� el
ejemplo de su hermano y se empez� a masturbar tambi�n. Me tocaban y se tocaban.
Einar empez� a meter su dedo en mi rajita y la sensaci�n empez� a ser
desagradable, luego soportable, luego normal, y despu�s rico. Einar me abri� las
piernas y empez� a gemir como loco. Me espante pues pens� que me iba a meter su
verga como yo me imaginaba que se hac�a. Pero me sus tuvo fuerte empez� a gemir
y de su verga empezaron a salir chorros que cayeron en mi abdomen, mis pechos y
unos pocos en mi cara. Luego se corri� Edgar, pero el estaba a mi lado y se
corri� todo sobre mi panochita. Yo me espante mucho, me levante y me puse a
llorar. Ellos me consolaron durante mucho tiempo y como no me pod�an consolar me
regalaron una tortuga que ten�a Einar en una pecerita, pero s�lo despu�s de que
le promet� que en cuanto tuvieran dinero regresar�a. Lo promet� y me acompa�aron
cerca de mi casa. Cuando se despidieron de m�, Einar se agach� y me beso los
labios, lo cual me excito m�s que todo lo que me hab�an hecho. Me fui a mi casa
con tortuga, pecera y m�s de trescientos pesos en la bolsa.




Para no aburrirlos, me saltar� algunos encuentros que tuve
con ellos. Y me voy a lo m�s trascendente. S�lo les dir� que debajo del caj�n de
mi tocador yo ten�a casi mil pesos escondidos, adem�s de tener muchas cosas
nuevas que escond�a para que no me preguntaran de donde las sacaba.


Bueno una vez me fui con Einar a su casa, no estaba Edgar. El
me dijo que el me iba a tocar, pero que ten�a algo que proponerme. Al llegar a
su casa me dijo que quer�a que yo le tocara la verga, a lo cual no acept�. Me
dijo que si lo hac�a me daba doscientos cincuenta pesos el s�lo. Eso era m�s de
lo que me daban los dos ya juntos. Acept�, pues ya estaba m�s que acostumbrada a
que me tocaran y se corrieran sobre m�, y adem�s ya lo disfrutaba y ten�a
curiosidad de tocar una verga.




Tengo algo que mostrarte.- Dijo al entrar a su cuarto.


�Qu�?


Primero ven y b�same.





Fui y me sent� justo a �l y nos comenzamos a besar. Met�a su
lengua en mi boca y yo la m�a en la suya, pues �l as� me lo ped�a. Edgar cuando
me besaba s�lo met�a sus labios en los m�os y no hac�a m�s. Nos besamos un rato
y luego fue a sacar unas cosas de su caj�n.




Edgar no sabe que las tengo.


�Por qu� no est�?


Fue con unos amigos, el no sab�a que yo ten�a este
dinero, ni sab�a que te iba a ver hoy por eso te fui a buscar en la escuela.


�De donde sacas todo ese dinero?


Este que te voy a dar lo he ido sacando de la bolsa de mi
mam�.




Lo que sac� de su caj�n eran pel�culas pornogr�ficas. Puso
unas y me sorprend� de lo que yo ve�a. Sal�an parejas haciendo el amor, que era
muy diferente de c�mo lo imaginaba yo. Los hombres pon�an a las mujeres en
varias posiciones y las penetraban por sus dos agujeros. Era padre verlo, pero
lo que m�s me gust� de todo fue ver las pel�culas donde sal�an mujeres con
mujeres, me pregunt� lo que se sentir�a besar a otra mujer en vez de besar
hombres.



Me desnudo y empez� a tocarme y a besarme. Yo lo disfrutaba,
sobre todo cuando me agarraba las nalgas. Era diferente sin Edgar pues a m� me
divert�a lo que platicaban y como los dos pon�an toda su atenci�n en m�. Luego
se acost� y me dijo que se la tocara. Me Levante un poco y sin protestar, pues
siendo honesta ya ten�a ganas de toc�rsela a los dos, pero me conformar�a con
uno. Su pene ten�a circuncisi�n y me gust� mucho como se sent�a. La empec� a
recorrer con mi manita y luego empec� a recorrer sus huevos, lo cual me gust�
mucho, luego lo empec� a masturbar, y mientras m�s lo hac�a m�s velocidad le
daba y �l gem�a m�s, empez� a tocarme y fue hasta entonces lo m�s rico que hab�a
sentido, pero faltaba lo mejor.




�Me la chupar�as?


No.- Dije y le solt� la verga.


Por favor. Te va a gustar. Nunca me la han chupado y me
muero de ganas por que me la chupen.


No.- Dije y as� estuvimos un buen rato en el que me dio
muy buenas razones para hacerlo, creo que me hubieran convencido aunque no
hubiera hecho lo que sigue.


Si me la chupas te doy esto.




Sac� del caj�n un collar hermoso que parec�a ser de oro y
ten�a brillantes incrustados, era precioso. Me encanto y despu�s de una leve
resistencia acept�. mE gust� mucho eso, pues volv� a sentir los nervios que hace
mucho hab�an quedado a tras.


Me puse en cuatro patas, como perrito y me acerqu� a su pene,
lo tome con una mano. Pod�a sentir como mi coraz�n lat�a a m�s no poder.
Imag�nense, yo una ni�a que apenas estaba apunto de cumplir los diez a�os y
estaba con una verga en la mano, lista para chuparla. Me incline y le di un beso
en el glande, le di muchos y me gust�, la empec� a meter en mi boquita, al
tiempo que la humedec�a con mis labios y mi lengua. Al principio fue dif�cil,
pero creo que lo traigo en la sangre, pues pronto lo domine y me encanto. Fue en
ese momento que empec� a disfrutar plenamente lo que es el sexo, el sabor de esa
varga y el roce de mi boca y mi lengua sobre ella era deliciosa. Einar me
deseaba mientras lo hac�a y me calent� como nunca, tu ve un orgasmo, creo que
muy sincronizado, pues �l empez� a lanzar chorros dentro de mi boquita, los
trague y la saqu� de mi boca, chorros se estrellaron contra mi cara y los dem�s
se escurrieron sobre su glande y su mano, como el sabor me encant�, me agache y
los lam�. Me encanto. Nos besamos un buen rato y luego �l me llev� a mi casa.


Esa es la primera parte de mi relato, pronto les mando el
siguiente. Espero le haya gustado, les dejo mi correo por si quieren comentarme
algo o comentarme sus an�cdotas o fantas�as. Por cierto, el a�o pasado vend� ese
bonito collar que Einar le robo a su mam� y� �Qu� creen? Me dieron casi diez mil
pesos. Bye.




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Relato: Una ni�a muy putita
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