Aunque a mi marido no le gust� que Alejandro saliera tanto
con David, un repetidor con muy mala fama en el colegio, a m� me cay� enseguida
bien y me pareci� exagerado que se le pudiera considerar una mala influencia
para mi hijo. Adem�s, aunque le prohibi�ramos que saliera, har�a lo que le diera
la gana y para qu� crear conflictos. Y como mi marido estaba siempre fuera
trabajando y era yo la que ten�a que aguantar, pues recib� agradablemente a
David.
As� que, ya digo, no me import� ver a David casi todos los
d�as por casa despu�s del colegio y cada vez me parec�a m�s gracioso y le ten�a
calado. Era un chico vago, un caradura, pero simp�tico. Yo creo que le vino bien
a Alejandro, que dej� de ser tan t�mido y empez� a salir con chicas como hac�a
su amigo David. Por fin se hab�a quitado los complejos y a sus 15 a�os era muy
atractivo. Supon�a que con David, de 16, y tambi�n muy guapo (moreno, delgado,
con mucha labia) ser�an la gran atracci�n de las chicas.
En casa les obligaba a hacer los deberes, eso s�, y luego les
permit�a jugar a la consola. Y cuando instalaron Internet, pues les dejaba
chatear y jugar. De vez en cuando me pasaba por el cuarto con las meriendas y
ve�a c�mo r�pidamente cerraban las ventanas con t�as en pelotas. Yo tambi�n por
el trabajo manejo mucho el ordenador y cuando los chicos estaban en el parque o
por ah� con sus ligues, curioseaba qu� miraban. Las p�ginas pornogr�ficas y de
relatos eran las que m�s predominaban. Si bien las fotos no me dec�an nada, me
aficion� a los relatos pornogr�ficos.
L�stima que luego no pod�a poner en pr�ctica nada de lo que
le�a porque mi marido ten�a suficiente con sus secretarias y para m� eran s�lo
las migajas. Y yo, como una buena imb�cil, fiel a ese cabr�n por mi educaci�n y
mi timidez. Me gustaba mucho un compa�ero de trabajo, pero entre que no soy una
mujer muy atractiva (m�s bien bajita, de pelo negro corto, gafas, buenos pechos
pero escondidos en ropas discretas, un cuerpo normal para mis cerca de 40 a�os)
y que no se lo hago ver, pues queda como mi amor plat�nico.
David tambi�n me hab�a supuesto alg�n deseo y en alguna de
mis masturbaciones hab�a aparecido �l. Me gustaba que me mirara a veces y c�mo
me trataba, de t� a t�, llam�ndome por mi nombre, Luisa, y conversando conmigo
con una naturalidad pasmosa. No me extra�� que un d�a David estuviera en el
sal�n viendo la tele solo cuando llegu� de trabajar. Se sobresalt� y mir� a la
puerta de la habitaci�n de mi hijo y o� los ruidos, los jadeos que proven�an de
all�.
- �Est� �lex con su novia?
(Hac�a un par de meses que sal�a con la misma chiquita, una
morena muy bonita y muy simp�tica llamada Sandra). David neg� asustado. Le dije
que no importaba siempre que tomase precauciones. Pese a ser muy conservadora,
me sorprend�a a m� misma mi actitud liberal con mi hijo. Supongo que ser�a mi
forma de rebelarme contra mi marido.
Me hizo gracia la expresi�n de aburrimiento de David. Me
solt� sus teor�as sobre las chicas. No le gustaba que estuviera saliendo tanto
tiempo con la chica. �Para qu� conformarse con una pudiendo tener muchas? Su
disc�pulo le hab�a salido rana enamor�ndose de una chica. Creo que se sent�a un
poco de lado; de hecho, ya no ven�a todos los d�as y Sandra muchas veces se
convert�a en su sustituta.
Hablando y hablando, no s� c�mo, pero llegamos a hablar de mi
situaci�n amorosa. El cabrito me dijo que por qu� no sal�a m�s. Me halagaba
dici�ndome que estaba demasiado bien como para guardarse en casa. Y m�s cuando
mi marido estaba fuera. Le dije que no estaba enamorada ya de �l y no me
importaba lo que hiciera. No s� c�mo estaba hablando de mis sentimientos con un
chico de 16 (bueno, �l dec�a que casi 17), pero ah� estaba dici�ndole lo que me
gustaba mi compa�ero de trabajo y dej�ndome aconsejar que vistiese m�s
provocativa y que le hiciera ver mi inter�s.
El caso es que al d�a siguiente decid� seguir su consejo: no
es que me despendolara, pero dej� mis pantalones y opt� por una falda corta sin
vuelo, por debajo de las rodillas, y por una camisa sin mangas desabotonando m�s
botones que los acostumbrados. El escote era bastante considerable y un tipo
alto de cerca podr�a animarse m�s de la cuenta.
Caminando por la calle sent� los efectos que hab�a logrado.
Las miradas masculinas no pasaban de m�, sino al contrario. Me sent�a deseada,
con alg�n descarado fij�ndose mucho en mi escote. Ya hac�a mucho calor y los
destapes eran frecuentes, pero hab�a gustado. En el trabajo no fue distinto. Mi
amor plat�nico incluso me invit� a comer con �l. No dejaba de lanzarme miradas
insinuantes a mis pechos y buscaba todo tipo de excusas para acercarse a mi mesa
y verme sentada desde lo alto. En la comida le di mi tel�fono y me mostr�
abierta a sus encantos. De vuelta a casa, estaba satisfecha y bastante excitada.
Me encontr� por el camino con David, que sal�a del portal de
casa. Le pregunt� por �lex y me dijo que estaba en su cuarto con Sandra. Se iba
a su casa, pero acept� mi invitaci�n para merendar. No se me escaparon sus
�vidas miradas a mi cuerpo. En el ascensor sonri� como un seductor empedernido y
me felicit� por haberle hecho caso. Antes de llegar al piso ya le hab�a contado
el �xito que hab�a tenido. Al ver que pon�a cara de decepci�n, le pregunt� por
qu�. Al principio no se atrev�a a dec�rmelo, pero insistiendo confes�:
Hab�a estado los �ltimos d�as mat�ndose a pajas pensando que
�l pod�a ser quien me despertara en lo referente al sexo. Me dijo que me deseaba
desde hace tiempo, que me hab�a visto desnud�ndome en mi cuarto de refil�n, mi
ropa interior, en posiciones muy sexys al llevarles el bocadillo o algo similar,
con la bata veraniega (amarilla, nada fuera de lo normal, no os pens�is, es
m�rito de la imaginaci�n adolescente) se imaginaba que no hab�a nada debajo...
Entre lo del d�a y su confesi�n, me puse m�s cachonda de lo
que deb�a. Y encima los jadeos de mi hijo y su novia de fondo. No evit� que
David se acercara a m� mir�ndome a los ojos y diciendo que quer�a tomarme antes
de que otro lo hiciera y no le negu� el beso, sino al contrario, se lo devolv�
con pasi�n, respondiendo a su lengua y a sus caricias. No paraba de repetir que
estaba muy buena mientras me desabotonaba la blusa y me acariciaba los pechos
por donde el sujetador no tapaba. Cuando cay� el sost�n, mis pechos oscilaron y
mis pezones duros con ellos.
Para ser casi una cuarenta�era no est� mal, le dije. Pechos
grandes, pezones marrones, aureolas grandes, firmes pero suaves a las manos de
David y tambi�n a sus labios y a su lengua... Ya me hab�a dejado llevar y estaba
intentando liberar el arma de mi joven amante. Me arrodill� pese al placer que
estaba recibiendo de tanto lamet�n y le baj� los calzones con ansia. Su verga
qued� movi�ndose un rato. Mmm... Acarici� sus test�culos y retir� su piel,
dejando ver un precioso glande a la vista. Brillante, de un olor fuerte,
empapado, gordo, excitante... No quise hacerle sufrir demasiado jugando con su
punta y pas� a acariciarle con la punta de mi lengua el resto de ese glande,
bajando luego con m�s intensidad por su tronco y jugando con sus test�culos en
mi boca, sin dejar de masturbarle en todo momento. Por fin me lo tragu� lo m�s
que pude. Era bastante grande para mi boca, as� que lo masturb� con mis
movimientos. �l no se dejaba hacer sin m�s, sino que tomaba mi cabeza y me mov�a
a su gusto. Pr�cticamente me estaba follando la boca.
Me dijo que parara y me tom� por debajo de las axilas,
haci�ndome sentar en la mesa de la cocina. Me tir� de la falda y me la subi�
hasta poder ver mi preciosa braguita de encaje, que no qued� mucho tiempo
resguard�ndome mi tesoro. Me dijo que le gustaba mi co�o, pese a la pelambrera
que exhib�a. Me prometi� que me lo depilar�a dej�ndome un peque�o tri�ngulo y lo
dem�s rasurado. Entonces comenz� a hacerme una mamada bestial, como nunca me
hab�an hecho, jugando con cada rinc�n de mi entrepierna, encontr�ndome puntos
er�genos que ni yo con mis masturbaciones en la ba�era hab�a encontrado,
logrando que mi cl�toris alcanzara un tama�o de esc�ndalo. Hubo un momento que
ya no cre�a poder tener m�s placer, pero el hecho es que no dejaba de sentir
orgasmos uno tras de otro. Tambi�n resultaba muy excitante no poder desatar mis
gemidos para que mi hijo no me oyera.
Se incorpor� David y me bes� en la boca, haci�ndome part�cipe
de mis propios flujos. Volvi� a acordarse de mis pechos y de mis pezones y yo de
su boca y de su pene. Le ped� que me follara ya, que no aguantaba m�s. Me pidi�
que se lo dijera de nuevo. F�llame, te deseo, repet� hasta que su rabo fue
introduci�ndose poco a poco en mi vagina. Estaba sentada sobre el borde de la
mesa y �l estaba de pie, introduci�ndomela lentamente. Cuando toda su polla
estaba dentro de m�, empez� el metesaca. El cabr�n ten�a una fuerza incre�ble y
el placer que sent�a era incluso mayor al que me produjo con su boca. Yo le
agarraba del culo y mis piernas de su espalda y le besaba el cuello y gem�a, ya
sin poder aguantarme. Llev�bamos ya un buen rato cuando me hizo cambiar de
postura, poni�ndome de espaldas a �l e intentando penetrarme as�, cosa que no
consegu�a hasta que me fue inclinando. De esta forma notaba mucho mejor su
tranca dentro de m�. Incluso si hubiera decidido a darme por culo no hubiera
podido negarme. Me avis� de que iba a correrse, pero ya que hab�amos estado
jodiendo sin protecci�n (qu� iron�a, lo que siempre les hab�a recomendado era lo
que no hab�a hecho, pero yo no estaba en d�a de riesgo) le dije que acabara
dentro, que quer�a sentir su leche.
Sus continuadas descargas hicieron que llegara a otro orgasmo
m�s. Parec�a su verga un manantial incontenible y sent� que alg�n chorret�n
bajaba por mis piernas. Me di la vuelta y le bes� con mucha pasi�n. Me hab�a
hecho sentir un placer que nunca hab�a sentido y quer�a hacerle saber que lo que
hab�amos hecho habr�a que repetirlo. O�mos la puerta del cuarto de mi hijo
abrirse y nos dimos mucha prisa por vestirnos. David se escondi� porque no
quer�a que le viera Alejandro y yo sal� al cuarto de ba�o para ponerme la bata.
Por suerte, mi hijo s�lo ten�a ojos para Sandra, que ten�a prisa por volver a
casa, porque si no tambi�n se habr�a dado cuenta, como ella, que un chorro de
semen bajaba por mi pierna de un modo muy visible. Le o� comentando con mi hijo
si yo ten�a alg�n amante. �l dec�a no saber nada y cort� la conversaci�n
enseguida. Me hab�a vuelto a excitar, pero por desgracia David ten�a que volver
a casa. Nos despedimos con un beso y no dejamos de vernos, propiciando
situaciones muy morbosas y llegando a ser descubiertos por mi hijo y Sandra.
Pero �sa es otra historia que no tengo tiempo de contar...