Mi nombre es Sara, tengo cincuenta y ocho a�os y quiero relatarles una de mis infidelidades. Hace a�os, muchos ya que estoy casada, tengo dos hijas y dos nietos, tengo dinero de sobra y vivo en una lujosa mansi�n, tengo lo que quiero, la moneda no es problema, viajes, joyas, ropa, autos, todo, todo. Y mantengo mi cuerpo en forma, cirug�as, gimnasio, personal trainer, que dicho sea de paso tambi�n �me atiende�, pero ese no es el caso de hoy, as� que aparento ser bastante mas joven de lo que soy y aun me veo apetecible para los hombres.

Cual es el problema? que a pesar de tener todo no tengo nada, mi marido es un importante empresario, est� metido en la pol�tica y el gobierno, y no est� nunca en casa, vivo sola en mi castillo, aburrida todo el d�a, nuestro matrimonio se transform� en un acto de conveniencia mutua, el me necesita para ser su dama de compa��a y mostrarnos como la pareja perfecta, la familia tipo a imitar, y yo acceso a cambio de mi bienestar econ�mico, eso es todo, se la pasa mucho tiempo fuera del pa�s y cuando viene pr�cticamente es como si el siguiera viviendo en su mundo.

De nada valieron los miles de tratamientos de belleza que me hice, ni los lifting, ni siquiera las dos tetas anormales que en un momento me hizo poner, para que gastar en siliconas si luego no las usar�a? Nuestra mutua infidelidad era un secreto del cual los dos �ramos concientes pero al que ninguno le conven�a ponerlo sobre la mesa.

Hecha la introducci�n de mi situaci�n, ahora si paso al relato.

Ese d�a de verano me levant� tarde, eran cerca de las once de la ma�ana, pas� por el ba�o y fui perezosamente hasta la cocina, me serv� un vaso de leche fr�a, sent� unos ruidos afuera de la casa, record� que era Lunes, y como todos los Lunes de la empresa de parquizados mandaban a alg�n muchacho a recortar todo el c�sped del extenso terreno que rodea la casa, la gente de vigilancia que cuida el predio se encarga de todo. Me acerqu� a los amplios ventanales que dan al terreno, yo estaba c�moda con aire acondicionado, pero afuera hac�a un calor infernal, y ah� estaba el, yo lo miraba trabajar sin que el notara mi presencia.

Era un jovenzuelo, alto, musculoso, con una remera ce�ida al cuerpo que marcaban sus pectorales, sus b�ceps eran como galletas, cabello rubio y lacio hasta los hombros, un bombonazo! Ideas pecaminosas pasaron por mi mente al tiempo que terminaba de disfrutar mi lechita fr�a, y por qu� no? no ten�a nada mas importante que hacer, as� que puse en marcha mi plan. Fui a mi habitaci�n y me desnud� completamente, me puse un peque�o culotte blanco, no tan grande como para pasar desapercibida, no tan peque�o como para verme una vieja rid�cula, aclaro algo que no coment�, tengo un culo grandote, gordo y redondete, as� que ese culote no tap� mucho que digamos�
Tom� una bata, me cubr� y la anud� adelante, me puse mis chinelas rosas, y me dirig� a dominar la situaci�n, de paso por el ba�o me acomod� el cabello y tom� mi aceite bronceadora.

El golpe de calor al salir al aire libre fue tremendo, estaba insoportable, con el sol sobre mi cabeza, el se hab�a puesto un sombrero de paja para cubrirse, pas� a su lado y solo dije
- Buen d�a
- Buen d�a, se�ora

Respondi� casi sin mirarme, con respeto. Me sent� en una gran reposera al borde de la piscina, asegur�ndome que el pudiera verme, dej� caer la bata, de modo que mis pechos quedaron al descubierto, disimul� como pretendiendo estar sola, pero sab�a que el miraba, mis tetas siliconadas son casi tan grandes como mi cabeza, imposible no prestarles atenci�n. Me incorpor� y me tir� al agua, fueron solo cinco minutos, el calor no seaguantaba. Sal�, la brisa y el agua sobre mi piel provocaron el endurecimiento de mis pezones, el peque�o culote blanco mojado hab�a transparentado lo poco que ten�a oculto.

Segu�a ignor�ndolo, pero el ya no hac�a nada, estaba parado mirando todo lo que yo hac�a, me sent� nuevamente y comenc� a aplicarme el aceite bronceador, por mis brazos, cara, piernas y abdomen, pero obviamente me centr� en mis tetas, desparramaba el aceite por ellos, no me alcanzaban las manos para hacerlo.
Luego me recost�, colita para arriba, ah� lo mir� y le dije:

- Joven, podr�a ayudarme? Podr�a pasarme aceite en la espalda?

El se acerc� decidido y comenz� a frotarme la espalda, lentamente, yo lo observaba mientras lo hac�a, era puro m�sculo, estaba todo transpirado, con olor a hombre, sucio, desprolijo, me excitaba.

- Si no es mucha molestia, podr�a ponerme en la cola tambi�n?

Ese fue el golpe de gracia, llen� de aceite mis gl�teos regordetes y los friccion� lentamente, suavemente, disfrutando, con todo el tiempo del mundo, con sus dedos disimuladamente pasaba cerca de mi esf�nter y mi vagina, llevando el culotte mas y mas adentro, probando mi reacci�n, mir� su entrepierna, un gran bulto endurecido se dejaba notar, lo agarr� decidida, lo apret� por sobre el pantal�n

- Cogeme, cogeme ya!

Fue mi exigencia, y mientras yo terminaba de desnudarme el tambi�n lo hac�a, pas� sus poderosos brazos bajo mis piernas y me levant� al tiempo que las separaba una a cada lado, yo me aferr� a su cuello para no caerme y con una precisi�n de cirujano me fue bajando hasta que la punta de su miembro top� con la entrada de mi caverna, estaba muy excitada, esa bestia podr�a haber sido mi nieto! Sigui� bajando y cent�metro a cent�metro me fue penetrando hasta que me la com� toda, que delicia! que placer! como deseaba un buen trozo de carne dura que calmara mi instinto animal, lo bes� profundamente, mientras el comenzaba a subirme y bajarme una y otra vez, el aceite de mi cuerpo y la transpiraci�n del suyo hab�an formado un excelente lubricante que separaba nuestra piel, not� como lo excitaban mis globos, los apretaba contras sus m�sculos, que bestia! Cada tanto me levantaba dejando mis pechos a la altura de su cara y se hund�a entre ellos, salvaje!

Al correr de los minutos comenz� a fatigarse, mi peso se hac�a excesivo para sus piernas y sus brazos, me baj� pero yo quer�a m�s y m�s, el sol quemaba mi piel, me inclin� sobre la hierba, en cuatro patas, levant� bien mi culo regordete y me ech� hacia delante
- Dale, cogela a mamita! No te detengas, � ya te cansaste? � fueron mis palabras, en un instante el se acomod� detr�s de m�, sus manos apretaron mi cintura hacia abajo, su verga volvi� a penetrarme hasta el fondo, que bien la sent�a!, me hac�a gemir, me hac�a gritar, le ped�a que me dijera cosas obscenas, que me pegara, me cogi� un rato mas, luego me la sac� pero me sigui� sosteniendo con una mano en esa posici�n, apret�ndome contra el piso, de repente me dio una fuerte cachetada en la nalga, primero una, otra y otra mas, mas y mas fuerte, al tiempo que me dec�a:

- Tom�! Tom�! Te gusta vieja puta?

Gustar? Me encantaba!!! pegaba un grito entre chirlo y chirlo y sent� mi concha mojarse mas y mas.
Ahora iba a trabajar un rato yo, as� que lo hice acomodar sobre gran reposera y me propuse cabalgarlo, una pierna a cada lado me com� su miembro, todo hasta el fondo y llev� el ritmo que mas me gustaba, me calentaba, como me calentaba!, mi cl�toris rozaba en su pubis, su verga me llenaba, me apoyaba en los m�sculos de su joven pecho, mis tetas se bamboleaban como dos campanas gigantes, el cada tanta me las saboreaba, me mordisqueaba los pezones, me las apretaba todas, yo gem�a en cada embate, una y otra vez. El me tom� de las nalgas y le imprimi� un ritmo desenfrenado, entrando y saliendo en mi interior a toda velocidad, me quemaba! Llev� una mano a mi cl�toris, ten�a el orgasmo ah� nom�s, y dici�ndole � no pares! no pares! Mi vagina explot� en pedazos, me sent�a acalorada, hermosa sensaci�n! varias contracciones y desbordaba de placer, me sent�a joven nuevamente!

Segu� cabalgando, el me miraba fijamente, con una mano tom� mis tetas y las estir� hasta mi boca, mordi�ndome los pezones, al tiempo que con la otra me salivaba el ano, el segu�a cogi�ndome y yo me dilataba el esf�nter, primero un dedito, luego dos, percib� su verga movi�ndose en el otro agujero y yo no quer�a privarme de nada, as� que saqu� y pija la cambi� de agujero, mi culo se la comi� toda de un solo golpe, hab�a comido tanta carne en tantos a�os que entr� sin ning�n problema.
Segu� movi�ndome, en un momento se me ocurri� que me acabara ah� pero de repente tuve una idea genial, me separ� de el y lo conduje hasta una columna bajo la sombra que sostiene una galer�a, le indiqu� que me esperara un instante y fui hasta la heladera a buscar un envase de crema chantilly.

Se imaginan, no? me acomod� a sus pies y le llen� de crema su verga erecta, de punta a punta y la degust� lentamente, que rico! me encanta la crema y a medida que la consum�a iba reponiendo, not� que a el lo excitaba mucho y volv�a a decirme � chupa! chupa vieja puta! te gusta vieja puta? vieja puta, vieja puta�. y la verdad que esa �vieja puta que llegaba a mis o�dos me encantaba, le segu�a mamando el tronco, comi�ndole la cabeza, hermosa dura como una piedra, se la recorr�a toda con la lengua, le acariciaba sus test�culos.
De repente sus piernas se tensaron, present� el final, me agarr� de los pelos y me meti� la verga mas profundo, segu�a repitiendo �vieja puta, vieja puta�, el sabor dulce de la crema chantilly comenz� a mezclarse con el sabor amargo de su esperma, mmmm! Que delicioso, una nueva mezcla recorr�a mi boca y yo degustaba ese exquisito sabor, fui tragando todo, sin dejar escapar una gota, todo el n�ctar de su verga, segu� y segu�, chupando y lamiendo, ya no hab�a mas esperma, ya no hab�a mas crema, su miembro se fue achicando en mi boca y volvi� a su estado de flacidez, solo ah� lo largu�

Puf! que calor hac�a! busqu� el culotte blanco que hab�a quedado tirado por el piso, me lo puse y me zambull� en la pileta a refrescarme, el agua estaba hermosa, mis pechos desnudos flotaban en el l�quido, mi boca manten�a el sabor del amor, y el? no se, hab�a mucho trabajo por hace, as� que le indiqu� que siguiera con lo suyo, su nombre? No se, tampoco me interesaba, esta vieja puta estaba satisfecha�


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