Relato: Dora (1)





Relato: Dora (1)

Me llam� por tel�fono mi amiga y amante Dora muy agitada y
queriendo hablar conmigo de inmediato.



Como mi marido estaba en casa y Dora se pasa horas hablando
cuando pilla un tel�fono, decid� citarla en una cafeter�a. No fuera a ser que mi
marido cogiese el supletorio y escuchase la conversaci�n.



- Hola. Quiero que me lleves donde ese amante viejo que
tienes para que me destroce todos los agujeros.



- Calma. �qu� ocurre?.



- El cabr�n de mi marido. Que dice que no le apetece follarme
as� de deforme.



Cierto, Dora estaba embarazada de ocho meses. Dora tiene 36
a�os y yo 42. Somos bisexuales y amantes desde hace cinco a�os. Lo cual no
impide que yo tenga otros escarceos tanto femeninos como masculinos. Ella lo
sabe, no se lo oculto nunca.



Yo llevaba follando desde hace seis meses con un hombre
maduro, unos cincuenta y cinco a�os. Pero era un verdadero semental. Me dejaba
m�s que satisfecha para toda la semana con una cita en su apartamento.



Cierto es que en parte me dejaba satisfecha porque su
imaginaci�n para las posturas y su fren�tica, pujante e incansable forma de
joder me dejaba baldada. Sab�a aguantar horas y horas follando sin correrse y
proporcion�ndote orgasmos sin parar hasta que eras tu la que dec�a basta y
entonces te regalaba su semen. Eso no quiere decir que en menos de media hora no
estuviese dispuesto a otra maratoniana sesi�n.



- Aunque est� pre�ada necesito sexo y ese cabr�n no me lo da.
Estoy caliente como una gata en celo y quiero una polla. Y que me de fuerte y
largo, como hace ese hombre que tienes ahora.



- Escucha Dora. Mi amante es incansable y muy fogoso. No es
el m�s adecuado para calmar tu calentura en tu estado.



- Por favor Elo�sa. Te lo ruego. Pr�stamelo. Me arde el
chichi. Te juro que no puedo m�s. No me valen los consoladores. Quiero agarrar
m�sculo y polla caliente. Quiero que me rompan el co�o y el culo. Estoy
salid�sima. Como en mi vida. Debe ser por el embarazo. Se me ha desbocado alguna
hormona.



- Dora, te recuerdo que a mi me deja exhausta cada vez que me
veo con �l. Tiene una polla enorme. Larga y gorda. Pero lo peor es que es
incansable. Puede estar bombeando horas seguidas, sacarte diez orgasmos y �l tan
fresco. Temo que eso sea peligroso para tu beb�.



- Qu� leches me dices. Tambi�n he tenido otros dos beb�s y,
como mi marido estaba en forma y no estaba cansado de mi, foll�bamos hasta el
mismo d�a del parto.



- Pero mi Leo es un monstruo.



- Mejor, que me rompa los agujeros. El beb� saldr� m�s
f�cilmente.



- Por cierto Dora, si no me has enga�ado a mi, la �nica
persona con la que le has puesto los cuernos a tu marido he sido yo �no?.



- Exacto.



- O sea, que solamente conoces la polla de tu marido. �La de
alg�n novio antes?.



- No. Mi marido ha sido el primero y �nico.



- Entonces no puedes hacerte idea del miembro de Leo. Yo he
probado muchos hombres y lo de este es excepcional. No te lo aconsejo en tu
estado. Adem�s, no s� si �l querr� follarse a una barrigona. Y no s� por qu�
tengo que cederte a mi macho.



- Me lo tienes que ceder porque somos amigas y nos amamos y
necesito una polla que me ser�a dif�cil de cazar por mi inexperiencia y mi
barriga.



Estuvimos un par de horas charlando y no la convenc�. Estaba
desquiciada por follar. Y no de cualquier forma. A lo bestia. Me ofrec� para
follarla yo con un buen aparato en el arn�s o hacerle un fisting doble en vagina
o ambos agujeros, extremos a los que nunca hab�amos llegado. Pero insist�a en
var�n y en semen. Le promet� hablar con Leo sin asegurarle nada.



Me pas� el d�a siguiente pensando como entrarle a mi amante.
No le iba a decir simplemente que ten�a una amiga pre�ada y ninf�mana compulsiva
temporal que necesitaba una gran polla como la suya.



Llegu� a la conclusi�n de decirle que hab�a alabado su dotes
sexuales a una amiga y que �sta estaba deseando comprobar si era cierto porque
no se lo cre�a. Eso le halagar�a y excitar�a su vanidad lo suficiente para
prestarse a la demostraci�n. M�s tarde, cuando hubiese aceptado, le dejar�a caer
alg�n comentario sobre el avanzado estado de buena esperanza de mi Dora.



Pic� como me esperaba y su vanidad le llev� a afirmar que nos
follar�a a las dos juntas, cosa que no me pareci� nada mal. Pero mi sorpresa fue
cuando le coment� el avanzado estado de gestaci�n de Dora. Le entusiasm� la
situaci�n. Me cont� que solamente hab�a follado pre�ada a su difunta esposa y
fue cuando m�s le satisfizo el sexo. Pero desde entonces no hab�a tenido
oportunidad de calzarse a otra pre�ada como no fuera pagando, y eso dec�a que
estaba fuera de sus principios.



As� pues nos citamos para determinada tarde en su chalet a
las afueras de Premi� de Mar. Recog� a Dora de camino que estaba hecha un cielo.
Ganas me daban de llev�rmela a un hotel y comerme yo sola su barriga. La verdad
es que el embarazo le sentaba muy bien. Aparte de la tripa hab�a engordado de
culo y tetas sobre todo, pero su bonita cara ani�ada tambi�n estaba m�s
redondita y sus brazos y muslos estaban m�rbidos como nunca.



Se hab�a acicalado y vestido de forma muy sugerente. Un
vestido suelto veraniego bastante cortito que su barriga hac�a levantarse por
delante mostrando sus soberbios muslos. Se lo levant� un poco para mostrarme con
gesto p�caro que no llevaba bragas y me percat� del brillo h�medo en sus labios
vaginales, bien abultados y descaradamente prominentes sobre su depilado pubis.
Las dos cuid�bamos mucho de tener nuestro monte de Venus como la seda.



Los bultos de sus infladas ar�olas y pezones se marcaban
imp�dicamente en el vestido, por lo que no tuvo que hacer nada para demostrarme
que tampoco llevaba sujetador.



Me dio un h�medo beso de agradecimiento mientras met�a mano
bajo mi falda para comprobar que yo tampoco llevaba ropa interior. Mientras su
sabrosa lengua exploraba toda mi boca me tirone� delicadamente del anillo de mi
cl�toris y consigui� que mi vagina tambi�n comenzase a manar jugos.



Si no fuera porque Leo hab�a prometido follarnos a las dos
juntas, me la hubiera llevado para mi sola.



Durante el viaje se comport� juguetonamente dejando ver su
desnuda entrepierna a los camioneros cada vez que adelantaba.



Leo nos esperaba a la puerta de su jard�n y no tuvo empacho
en besarnos profundamente a las dos ante los transe�ntes. Nos condujo a la casa
con sus manos rodeando nuestra cintura y explor�ndonos las nalgas.



- Gordita, estoy deseando ver lo maciza que est�s. Eloisa me
ha puesto a cien detallando tus virtudes que, ya de primera vista son muchas.



- Encantada de mostrarte lo que te vas a comer, dijo Dora
dejando caer con desparpajo su exiguo vestidito y quedando con sus bonitas manos
de perfecta manicura sobre su monumental barrig�n ante Leo como si lo conociese
de toda la vida.



- �Qu� te parece cari�o?



- Una maravilla de mam�. Si no fuera porque ya est� pre�ada,
la dejar�a yo. Ens��ame tus virtudes cari�o.



Y Dora, imp�dicamente, comenz� por contonearse para mostrar
las ondulaciones de sus repletos pechos, inclin�ndose hacia delante para
hacerlos colgar en toda su espl�ndida longitud. Despu�s los tom� en sus manos y
con su gesto p�caro que tan result�n era en su cara de colegiala inocente se
llev� los pezones a la boca para morderlos y chuparlos.



Con toda desverg�enza abri� la boca y sac� la lengua para
mostrarnos que sus pezones ya produc�an calostros. Aquel detalle provoc� el
entusiasmo de Leo, que lo manifest� con un imponente bulto en su bragueta.



- Te voy a dejar secas las tetas para toda la vida. Tu beb�
va a conocer el biber�n desde el primer d�a.



Dora, soltando una graciosa carcajada de complacencia se
volvi� de espaldas para mostrar a Leo las sinuosas curvas de sus nalgas bien
destacadas de la ri�onada. Sin pizca de empacho se agach� de espaldas a
nosotros, pos� las sedosas manos en sus no menos sedosas cachas y las apart�
para mostrar sus agujeros descaradamente desnudos y en todo su esplendor.



Yo estaba muy caliente y me coloqu� tras Leo con mi vientre
bien pegado a su culo y mis brazos rode�ndolo para abrir su bragueta y liberar
su instrumento.



Saqu� el alegre p�jaro mientras contempl�bamos a la sucia
mam� mostrando lascivamente su sexo y su ano con la gran barriga y las potentes
tetas colgando al fondo.



- Eloisa, hacedme un numerito las dos por favor.



No tuvo que repet�rmelo y en un santiam�n vol� mi vestido y
me acerqu� a Dora para lamerle los expuestos, apetecibles y h�medos orificios.
Ella lo agradeci� con un suspiro y meti� una mano por entre sus muslos para
abrir sus labios y facilitar el trabajo de mi lengua.



Leo contemplaba la escena friccion�ndose suavemente la enorme
verga que dentro de poco invadir�a los suculentos agujeros que yo saboreaba.



Dora no aguant� mucho el peso de su trip�n y se rindi� al
suelo apoyando cabeza, pechos y tripa sobre la tupida alfombra pero manteniendo
arrogantemente erguido el trasero y separando con los dedos de una mano los
labios vaginales mientras un dedo de la otra lo introduc�a en su ano.



- �Qu� verga tiene tu amante Elo�sa! �Qu� estaca! Prep�rame
bien el culo. La quiero toda entera dentro aunque me llegue al est�mago.



Me separ� de ella para sacar los juguetes del bolso dejando
que los dedos de Leo se ocupaban de las caricias que mi boca hab�a abandonado.
Mientras buscaba las cosas me di cuenta de c�mo la puta santa esposa y tierna
mam� mov�a su trasero para buscar un contacto m�s intenso con los dedos de mi
amante masculino sin dejar de autosodomizarse con su dedo y abriendo m�s si
cab�a los labios vaginales a las caricias del hombre.



Por fin Leo dej� las caricias para introducir dos dedos en la
vagina de mi amiga, que lade� su cara para dedicarle una amplia sonrisa de
agradecimiento. Regres� adonde la pareja y apart� el dedo de su ojete para
aplicar crema lubricante. Lo mismo hice sobre un consolador de poco grosor y lo
fui metiendo lentamente en su negra cuevecita. Apart� las manos de Leo de su
vagina y met� en �sta otro consolador de buen tama�o cuya direcci�n encomend� a
Leo para dedicarme yo a la preparaci�n del ano.



Comenc� a mover el consolador a mi cargo rot�ndolo
lateralmente de manera que fuera dilatando su esf�nter. Leo, menos paciente,
met�a y sacaba el consolador de la vagina con un ritmo m�s bien acelerado para
mi gusto, as� que le toqu� la mano con un gesto de reconvenci�n. Pronto nos
pusimos de acuerdo en la cadencia y la zorra de Dora mostr� s�ntomas de
disfrutar al poner dos dedos en su cl�toris y frot�rselo furiosamente. Cinco
minutos m�s tarde alcanzaba su primer orgasmo de la tarde.



La dejamos descansar sin quitarle los juguetes y Leo se
percato por fin de que yo tambi�n exist�a. Lo primero que hizo, como siempre,
fue colgarme unas peque�as bolas de los anillos de mis pezones y del de mi
cl�toris. Yo creo que lo hac�a por imitar a mi cornudo marido, pues esa fue la
raz�n que le di a �ste para convencerle de que me permitiese hacer los
piercings.



Tengo unas tetas anodinas, ni grandes ni peque�as, las
ar�olas y los pezones de lo corriente. Yo quer�a darles vida y atractivo y se me
ocurri� anillarme los pezones. Se lo expuse a mi marido con la excusa de que era
muy insensible de tetas y quer�a disfrutar de ellas. Con los pezones perforados
me hab�an asegurado que tendr�a m�s sensibilidad. Despu�s de mucho discutir
accedi� y un buen d�a regres� a casa no solo con los anillos de los pechos, le
dije que, cosas de mujeres, estando en faena me entr� el arrbato de hacerme un
piercing tambi�n en el cl�toris. Se lo trag� pero discuti� mucho del tama�o de
los anillos. Me hizo regresar a ponerme unos m�s peque�os. Pero los he ido
cambiando de tama�o paulatinamente sin que el cornudo se percatase. Ahora exhibo
unos grandes y gruesos aros que atraen a todo hombre y mujer con ganas de
marcha. Y �l ni se dio cuenta.



Mi experto Leo comenz� comiendo mi co�o con su buen hacer. Le
encanta que yo le abra el camino separando mis labios vaginales con los dedos de
una mano mientras con la otra estiro de la bolita que me ha enganchado al
cl�toris para que sobresalga y pueda flagelarlo con la lengua. No s� como lo
hace pero maneja su lengua expertamente para propinar unos golpecitos que te
hacen vibrar del co�o a la nuca.



Como siempre, alternando su lengua entre mi entrada y mi
botoncito, me regala en diez minutos mi primer orgasmo. Cuando me repongo de �l
me encuentro a Dora agarrando la polla de mi amante con la intenci�n de llevarla
a su boca.



Pobrecilla, no le advert� de que Leo no se deja mamar. El
folla las bocas.



Se levanta, aferra a Dora por los pelos, arrodillada ante �l
y empieza a follar su boca mientras yo auxilio el deleite de �l metiendo un dedo
en su ano. S� muy bien lo que le gusta.



Pobre Dora. Primero es que no sabe abrir bien la boca y
lastima con sus dientes la invalorable polla de Leo, y despu�s es que se ahoga
cuando el le sobrepasa la garganta y entra en su es�fago. Ella es inexperta en
esto.



Leo le mete los pulgares en las comisuras de la boca y la
fuerza a abrir bien la mand�bula. Yo le doy consejos al o�do sobre como regular
la respiraci�n y pronto Leo se siente satisfecho de follar a mi amiga la boca.



- Esta zorra aprende r�pido. Ser�a buena puta de lujo. �Y
dices que no conoce otro macho que su marido?



- As� es. Aunque mujeres la han follado un par de ellas
aparte de mi.



- Pues seguro que despu�s de esta noche se va a lanzar a
coleccionar hombres. Es muy libidinosa y descaradamente zorrona.



- Es ahora. Ella dice que es alguna alteraci�n provocada por
el embarazo. Veremos despu�s de parir si sigue igual.



- Ojal� siga. Me gustar�a beber su leche.



- �Y yo qu�?.



- Tu sigues siendo mi mamita preferida.



- Ya veremos.



Leo sac� la polla de la boca de Dora en prevenci�n de que le
vomitase encima. La cara de mi amiga estaba escarlata y, por primera vez, no
sonre�a. Ya se acostumbrar�a si quer�a seguir follandose a mi amante. Yo la
ense�ar�a a acoger un pene en su es�fago.



Mi amiga volvi� a tumbarse en el suelo intentando calmar su
agitada respiraci�n. A�n manten�a los juguetes taponando su agujeros y me agach�
a su lado para continuar mi labor con su ano. Saqu� el estrecho consolador
despu�s de girarlo otro rato apalancando para ensanchar el esf�nter y despu�s lo
sustitu� por el m�s grueso que ten�a insertado en la vagina dejando esta vac�a.
Inmediatamente ella misma enmend� la falta meti�ndose primero dos dedos, luego
tres y por �ltimo cuatro meti�ndolos y sac�ndolos al mismo ritmo que yo lo hac�a
con su juguete del culo.



Leo, absorto en la contemplaci�n de mi tratamiento anal
jugueteaba con la espl�ndidas tetas de Dora amas�ndolas y estir�ndolas
pellizcando los gruesos pezones. De cuando en cuando dedicaba algunas caricias
al tenso vientre.



La vagina de Dora manaba ya abundantemente y ten�a empapada
toda la entrepierna, comenzando a hacer gotas en la mullida alfombra, lo que
hizo que Leo fuese en busca de una toalla de ba�o. Mientras, dejando a mi amiga
con el ano taponado y foll�ndose con su propia mano, tom� de mi bolso un tap�n
anal de espectacular grosor y me coloqu� un arn�s con un pene tama�o especial.



La empuj� para ponerse otra vez a cuatro patas con el culo
levantado, se lo destapon� y seguidamente empec� a tapon�rselo otra vez con el
pene de mi arn�s. Empec� la penetraci�n lenta pero firmemente entre unos d�ciles
y leves gemidos que exhalaba la puta mam�. En menos de dos minutos los 26 cm que
med�a el aparato eran acogidos �ntegramente en el recto de la golfa y comenc� el
vaiv�n al tiempo que ella se frotaba el cl�toris.



Leo, despu�s de colocar la toalla se encarg� nuevamente de
los colgantes pechos de Dora, esta vez m�s vigorosamente. Los hac�a pendular y
los estiraba brutalmente o los retorc�a. Despu�s coloc� a la gordita dos pinzas
met�licas en los pezones que inicialmente la sorprendieron y delat� el dolor con
un rictus de su ani�ada carita, pero no protest� lo m�s m�nimo.



Vista su aceptaci�n, Leo fue m�s lejos y le colg� de las
pinzas unas pesadas plomadas que Dora tampoco rechaz�. Nunca la hab�a visto tan
dispuesta.



Mis movimientos sodomizando a mi amiga eran sosegados, pero
Leo se coloc� tras de mi, pring� su mano en los abundantes jugos de Dora, me
unt� concienzudamente mi entrada trasera con ellos y, desplazando a un lado la
correa del arn�s, h�bilmente me meti� su gran polla.



Estoy acostumbrada a su tremendo aparato, pero no hay vez que
me la meta en el culo que no pierda la respiraci�n. Tardo un par de minutos en
habituar mi esf�nter y �l lo sabe, por lo que los tres quedamos quietos el
tiempo suficiente para que mi agujero se acomodase a la feroz invasi�n.



Comenz� su metesaca lentamente para ir despu�s acelerando.
Los empellones sobre mi culo repercut�an en mi pene artificial y por tanto en el
recto de Dora. El pene del arn�s era doble. Mientras que la parte delantera la
honraba mi amiga, la parte trasera, de igual calibre la ten�a yo guardada en mi
vagina. Por ello, en aquella combinaci�n yo estaba siendo sometida a una doble
penetraci�n.



Una vez que mi ano se acomod�, los movimientos de Leo se
hicieron enardecidos y profundos. Sacaba casi todo la extensi�n de su polla para
volverla a introducir hasta los test�culos apretando bestialmente como si
quisiera meterme tambi�n �stos. Ni que decir tiene que, al apretarme tan fuerte,
contra Dora, el dildo que nos un�a entraba totalmente y sin piedad en mi vagina
y en el recto de ella.



Mis tetas saltaban y rebotaban notando en mis pezones la
acci�n de las pesas que colgaban de los anillos. Me imagin� lo que suceder�a en
los pezones de la pre�ada, aprisionados por las crueles pinzas met�licas con las
pesadas plomadas y balance�ndose en amplios vaivenes debido a su apreciable
longitud.



Pero ella no protestaba. Los roncos gemidos que lanzaba
denotaban que estaba disfrutando como pocas veces. Nunca hubiera imaginado
aquella faceta masoca de mi amante femenina pero el experto Leo parec�a haberla
detectado al vuelo.



Repentinamente Leo me destapon� el culo con un sonoro "POOP"
y me empuj� hacia atr�s destaponando tambi�n a Dora quien gru�o en
disconformidad con el vaciado de su recto.



Nos pidi� que nos levant�semos del suelo para ir al sof� y
cambiar de postura y de agujeros. De camino, por el dilatado esf�nter de la
pre�ada salieron algunos excrementos que no pudo contener y mancharon la
alfombra. Leo se cabre� y fue por una bayeta para limpiarlos mientras soltaba
invectivas acerca de las madres l�bricas y pre�adas.



Cuando volvi� meti� a Dora en el ano el consolador del arnes,
la tom� de la mano y la llev� a rastras al cuarto de ba�o. Yo les segu�
intrigada. La hizo apoyar con las manos sobre el bidet inclinada hacia delante.
Quit� la alcachofa de la manguera de la ducha, enjabon� la boca de la manguera,
se la introdujo en el recto y abri� el grifo del agua inundando las tripas de la
gordita.



Yo esperaba la revuelta de mi amiga, pero la golfa soport�
imp�vida la humillaci�n hasta que Leo cerr� el grifo y volvi� a taponarla con el
consolador. Dora qued� quieta, sin duda esperando la iniciativa de Leo, pero
�ste tambi�n se abstuvo de hacer nada. Solo esperar los inevitables dolores de
Dora.



Dos minutos la tuvo aguantando los tremendos retortijones.
Pero ella, que pod�a haberse librado del tap�n, no hizo nada por aliviarse. Por
fin la dej� cagar delante de nosotros. La muy puta ni siquiera se ruboriz�. Es
m�s, nos sonre�a divertida cuando salieron a borbotones sus excrementos.



Una vez limpio sus intestinos, Leo la volvi� a llevar a
rastras al sal�n, cogi� el gran tap�n anal que yo hab�a tra�do y no usado hasta
entonces, lo unt� de crema lubricante y se lo meti� a la pre�ada por el ano con
muy pocos miramientos. Dora palideci� por el dolor pero aguant� imp�vida el
castigo.



- As�, so cerda, no volver�s a ensuciar mi alfombra ni mi
polla cuando te parta ese culo sucio de ramera viciosa. Ponte boca abajo sobre
mis pierna que vas a recibir tu castigo.



Dora apoy� su enorme barriga sumisamente sobre los muslos de
Leo, sentado en el sofa, e inmediatamente recibi� una severa azotaina en sus
gordas nalgas hasta que le quedaron fuertemente enrojecidas.



Despu�s le puso a Dora el arn�s, quedando as� con sus dos
agujeros taponados. Me pidi� ensartarme el ano con su polla de espaldas a �l y
despu�s le dijo a Dora que me metiese el dildo del arn�s en el co�o.



Media hora nos tuvo follando as� el cabr�n de Leo. Me
sucedieron dos orgasmos y tres a la disoluta de Dora. �l no se corri�. Ya dije
que era infatigable y con un autocontrol excepcional.




Continuar�.


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Relato: Dora (1)
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