Relato: POBRE JUAN! POBRE JUAN!
Pobre Juan! ese soy yo�
Ver�n, soy un tipo como cualquiera de los mortales, tengo una bonita familia, una hermosa esposa y adorables hijos, un buen trabajo que me permite darme peque�os lujos, casa, coche y unas lindas vacaciones.
Pero tambi�n soy hombre y aprovecho cada oportunidad que me da la vida, se separar los amor�os de mi familia y puedo convivir con ambos al mismo tiempo, sin cargos de conciencia.
As� podr�a contarles varias experiencias de sexo casual que hab�a experimentado, una inspectora de tr�nsito que me estaba levantando una infracci�n, una vendedora de perfumes que me hizo probar una nueva fragancia, una promotora de loter�as a la que le hab�a comprado un billete, un enfermera que me hab�a aplicado un corticoide y hasta una joven que hizo una pasant�a en la empresa donde trabajo.
Pero esta fue una historia distinta, una historia que me llevar� a la tumba, porque soy due�o de mi silencio y si jam�s cuento una historia ganada menos contar� la perdida, el tema fue as�:
Trabajo en una oficina c�ntrica, en la administraci�n de una importante agencia de viajes, y si bien nunca hab�a salido de mi pa�s conoc�a demasiado bien los destinos tur�sticos, por lo que me animaba a improvisar con el sexo opuesto y mis aventuras de viajero impresionaban a las damas que ca�an en mi trampa, rara vez fallaba.
La oficina estaba en pleno centro de la ciudad, por lo que siempre me desplazaba en �mnibus, ya que el tr�fico se pon�a insoportable y conseguir lugar donde estacionar el coche era un acto de magia, adem�s el costo era elevado y siempre aparec�a alg�n rall�n que me hac�a maldecir a medio mundo, as� que mirase por donde mirase el transporte p�blico era la mejor opci�n.
Y fue en el transporte donde la conoc�, esa tarde regresando a casa, era pleno verano y el calor era sencillamente desesperante, as� que como no ten�a horarios fijos esper� a que comenzara a bajar el sol, casualmente toda la gente que tiene dos dedos de frente suele hacer lo mismo que yo, por lo tanto los �mnibus tarde o temprano se colman de gente que terminan viajando hasta en los estribos.
Cuando sub�, hab�a pocas personas paradas, ella era una de ellas, iba casi sobre el final del pasillo, tomada del pasamano del asiento, discretamente la observ� con memoria fotogr�fica, sin que lo notara, luc�a una amplia blusa rosa fuerte, holgada, lo que disimulaba la peque�ez de su busto, unos pantalones blancos parec�an haber sido pintados en sus piernas, resaltaba su culito especialmente parado, salt�n y regordete, tambi�n me llam� la atenci�n su renegrida cabellera que en cerrados tirabuzones ca�an por su espalda llegando hasta la cintura y tambi�n su altura, la not� de mi estatura, a pesar que solo llevaba unas botitas blancas sin tacos.
A medida que el �mnibus avanzaba m�s gente iba subiendo por lo que nos �bamos apretando contra el fondo. Como un est�pido adolescente busque la forma de colocarme a sus espaldas, ten�a un exquisito perfume y con la excusa del apretujamiento comenc� a refregar mi entrepierna en su trasero, una y otra vez, una y otra vez, como simulando que todo era casual.
Y siempre las mujeres respond�an corri�ndose de lugar visiblemente molestas con un pajero como yo, pero ella no, por el contrario, tambi�n como fingiendo no darse cuenta comenz� a menear su trasero hacia los laterales y tambi�n presionando hacia donde yo estaba, como no pod�a ser de otra manera, minutos despu�s estaba con una terrible erecci�n, yo lo sab�a ella lo sab�a, y m�s duro me pon�a mas apretaba su culo.
De repente gir� y se dirigi� hacia la puerta para bajar metros m�s adelante, sin dudarlo como una flecha fui tras ella.
La segu� caminando a la par casi una cuadra haci�ndole el verso, le dije que era productor y que viajar�a a Francia, a la torre Eiffel, que necesitaba una modelo para hacer fotograf�as, que la har�a famosa, ella solo escuchaba sonriendo hasta que al fin habl�:
- Son todos iguales� solo buscan un poco de sexo y ya�
- No! te lo juro! lo m�o es profesional�
- Si? lo que me apoyaste en mi trasero no se sinti� muy �pro fe sio nal�
Dijo destacando y separando las s�labas de la palabra �profesional�, como sonando a reclamo, y prosigui�:
- Seguramente, para empezar, tendr� que arrodillarme y sobarte el paquete�
- No! como piensas eso?
- No? que pena... es lo que quer�a hacerte�
No daba cr�dito a lo que escuchaba, realmente hab�a dicho lo que hab�a dicho? esto parec�a demasiado f�cil, pero qu� diablos!
Rato despu�s nos hab�amos perdido en una discreta galler�a de compras, nos dirigimos al subsuelo, al fondo, a un maltrecho ba�o de caballeros, con prisa, ese lugar estaba casi deshabitado pero nunca falta un inoportuno para un buen momento.
Me apoy� contra el peque�o lavatorio y ella fue con premura a mis pies, solt� mi cinto, baj� el pantal�n y el calzoncillo para encontrarse con mi verga dura, sin mediar palabra se la meti� casi por completo en la boca para empezar a succionarla como pose�da. La morena estaba en cuclillas para no apoyar las rodillas de su blanco pantal�n en la mugre del piso y se sosten�a con sus manos a los costados de mi cuerpo, sobre la mesada, por lo solo pod�a usar su boca para el juego.
Les juro que hab�an pasado mujeres por mi miembro, pero ninguna como esta, parec�a que iba a arranc�rmelo, era el mismo demonio, en un momento parec�a existir solo ella y mi pija, meti�ndola casi hasta la garganta, llegando a mis test�culos.
Quer�a cogerla ah� mismo pero ella me manten�a con fuerza, adem�s la chupaba tan bien que no ten�a la suficiente voluntad para cambiar de idea, y como era previsible ve�a llegar el final, tampoco dije nada, me arriesgue a que se enojara como la mayor�a de las mujeres por no avisarle, pero no pod�a privarme de semejante placer, escup� como un burro en lo profundo de su boca, una y otra vez, me sent�a acabar a mares, y ella solo tragaba sin parar, solo hab�a fruncido el entrecejo al recibir mi regalo, pero no par� hasta la �ltima gota�
Se par� a mi lado, sonri� me dio un beso y parti�, me atolondr� para seguirla, pero con los pantalones bajos se me dificult�, me acomod� lo m�s r�pido posible pero al salir hab�a desaparecido de mi vista, ni siquiera supe su nombre�
Esa semana me mostr� molesto con mi esposa, esquivo en la cama, ella no entend�a que pasaba, pero como decirle que esa morena me hab�a enloquecido? Si ella jam�s me chupar�a la pija como ella�
Pero la vida me dar�a una segunda oportunidad, varios d�as despu�s la encontrar�a otra vez en el �mnibus, solo que esta vez ella iba sentada, distra�da, leyendo un libro, me par� a su lado, esta vez luc�a una corta minifalda de cuero negra, con unas excitante medias de nylon con un dibujo de peque�os rombos, ten�a unos muslos de ensue�o.
Ella segu�a perdida en la lectura por lo que discretamente fui arrimando mi bulto a su rostro hasta hacerla sentir molesta, al punto de levantar la vista con furia para recriminarme, por lo que no pude evitar re�rme socarronamente
- Hola, sos vos?
- Si, ya te olvidaste?
- Dejemos las cosas como est�n�
- Por qu� te escapaste? No se tu nombre, nada de nada de ti�
Sin darme cuenta est�bamos en la misma esquina de la vez anterior por lo que casi saltando ella se baj� y otra vez yo tras ella, tras ese orto de ensue�o�
- Mira se�or como te llames, el pasado pisado�
- Esto es presente nena, quiero cogerte y devolverte lo que me diste
- Yo no me cre� lo del viaje, ni lo de la modelito, no s� nada de ti, no sabes nada de m�
Estaba enceguecido, normalmente no me hubiera comportado as� con una mujer pero esto era diferente, la tom� de un brazo y casi a la fuerza la met� en el primer taxi que pasaba indic�ndole la direcci�n de un hotel de trampa al que sol�a asistir, ya dentro del coche ella reclam�:
- Pero que haces? que te pasa? est�s loco?
- Si� estoy loco por vos!
- Es que no puedo tener sexo contigo! Estoy indispuesta!!!
- No me importa, una vez te escapaste, dos veces no lo har�s�
- Te vas a arrepentir, te vas a arrepentir�
Minutos m�s tarde est�bamos en el hotel, y minutos despu�s en la habitaci�n, los dos solos, dispuesto a devorarla cent�metro a cent�metro, nos besamos profundamente desnud� sus peque�os pechos para llenarlos de dulces besos, acarici� su cuerpo hasta donde me dejaba, su cuello, sus fr�giles brazos, ella hac�a lo mismo, se ve�a caliente, me desnud� para que ella besara mi torso y antes que me diera cuenta estaba otra vez entre mis piernas, otra vez prendida a mi verga, no pod�a apartarla y si la dejaba me acabar�a r�pidamente
- Par�! par� quiero cogerte!
- Te dije que no puedo! que estoy indispuesta! en qu� idioma debo dec�rtelo?
- No me importa! no me importa!
- Si queres� pod�s d�rmelo por la cola, pero a mi manera! Como a m� me gusta, ok?
A su manera, a mi manera, a la manera del portero, que me importaba! Esto era la frutilla del postre! Se alej� por un momento, la vi quitarse las medias de nylon, volvi� sobre m� y empez� a llenar mi verga con su saliva, me pidi� que bajara la luz, le daba un tanto de pudor, t�pico de mujeres�
Apenas se colaba un hilo de luminosidad por la ventana, suficiente para distinguir su privilegiada silueta, estaba recostado, ella vino sobre m�, con una pierna a cada lado de manera de darme la espalda, percib� como corr�a su tanga discretamente, tomaba mi verga dura y lentamente se iba dejando caer sobre ella, la perra era una experta, casi sin resistencia mi falo entr� por completo en su apretado culito, se mov�a con dulzura, sin gritos estridentes, solo gozando el momento, ella s� que sab�a c�mo hacer gozar a un hombre! Sus caderas se dibujaban enormes, tom� sus nalgas entre mis manos acompa��ndola en los movimientos, le encantaba que se la diera por el culo!
Pero me hab�a fastidiado con esto de hacer todo �a su manera� porque todo hab�a sido as�, ella no esperaba la jugada, en un abrir y cerrar de ojos la hab�a arrancado y acostado sobre el colch�n, fue entonces cuando descubr� la triste realidad, algo sospech� pero no fue hasta encender la luz que llegar�a a confirmarlo, trat� de seguir ocult�ndolo pera ya era tarde, al costado de su tanga asomaba una enorme verga, extremadamente gruesa, que casi le llegaba al ombligo, sent� furia con ella � con �l, por hab�rmelo ocultado, y conmigo mismo por no haberlo notado, porque amigos les juro por la luz que me alumbra que era toda una mujer y jam�s sospech� nada, ni por sus formas, ni por su voz, ni por sus gestos�
Ella no dec�a nada, permanec�a en silencio esperando mi reacci�n, y jugado por jugado dije:
- As� que indispuesta no? yo te voy a dar se�ora indispuesta!
Y tom�ndolo por las piernas se las levant� hacia atr�s para arrancar la tanga y enterr�rsela de golpe en el culo, por la situaci�n su verga hab�a perdido la erecci�n pero luc�a gigante de todas formas, en cada embestida se iba de un lado a otro como un barco sin tim�n, recuerdo que mientras le romp�a el culo descargaba mi furia insult�ndolo
- Tom�! Tom� puto de mierda! hijo de puta! maldito chupa vergas afeminado! maric�n!
El travesti disfrutaba a pesar de todo y se acariciaba sus peque�os pechos, perd� la cuenta cuantas palabras denigrantes le dije a esa persona, solo hablaba sin pensar, para descargar mi ira, hasta que al final descargu� todo mi semen en su interior.
El silencio rein� en el lugar, como la calma despu�s de la tempestad, ella, � el, se levant� en silencio alej�ndose hasta el frigo bar que estaba fuera de mi alcance visual, minutos despu�s volvi� con dos vasos llenos de bebida cola, sin decir palabra extendi� su brazo hacia mi ofreci�ndomelo, lo tom� y lo beb� por completo, y mas no recuerdo�
Cuando abr� los ojos estaba confundido, perdido en tiempo y espacio, lentamente me fui recobrando, a�n estaba desnudo boca abajo sobre el colch�n, estaba d�bil pero al querer incorporarme not� que mis manos estaban fuertemente atadas al espaldar de la cama, a un lado estaba la chica transexual esperando pacientemente que recobrara mis sentidos luego del somn�fero que hab�a puesto en mi bebida, con una sonrisa en los labios y mir�ndome a los ojos dijo:
- As� que puto de mierda no? y que cosas m�s me dijiste?
Mientras hablaba su pito estaba enorme y amenazante, se lo masturbaba al tiempo que lo lubricaba con gel
- Par�, par�! soltame, dejate de jueguitos tontos, entendeme, estaba furioso�
- Te acord�s lo que te dije en el taxi?
- Eh�. En el taxi?
- Si, en el taxi, te dije �te vas a arrepentir�, recuerdas?
Era cierto, ella me lo hab�a dicho pero nunca hab�a entendido la real dimensi�n de sus palabras, lo cierto es que lentamente la vi alejarse de mi vista hasta perderla por completo, un fr�o gel invadi� mi culo, empec� a retorcerme como serpiente pero sent� el peso de su cuerpo sobre le m�o, volv� a reclamar
- Par�! loca! par�!
Pero ella inclinando su espalda sobre la m�a me susurr� al o�do
- Shhh! Te va a gustar� �putito�
Jugaba con sus dedos en mi culito, lo apretaba a m�s no poder, pero la resistencia era dura y dif�cil, me segu�a negando, pero llegaba el momento que no quer�a que llegara, sent� la gruesa cabeza de su verga apoyarse en mi esf�nter y empujar hacia adentro, me quer�a morir, el dolor era insoportable, me estaba penetrando, no pod�a evitarlo�
Como una daga que se entierra en la d�bil carne su sable fue bajando hasta llenar mi hueco, ella se movi� en mi interior, sent�a su enorme pija penetrarme una y otra vez, y a pesar que la sent�a topar en lo profundo se quejaba �porque solo entraba la mitad�, me resign�, me la dio por el culo hasta llen�rmelo de leche, la maldije. Pero no se conform�, sigui� d�ndomela por el culo como si nada hubiera pasado, y cuando estaba por acabar nuevamente vino sobre mi rostro y sosteni�ndomelo con fuerzas derram� su semen sobre mi cara�
Faltaba algo mas para humillarme? si, como no� se puso las ropas, las medias, acomod� su cabello, un poco de perfume, encendi� un cigarro, me dio un �ltimo beso y solo se march�, de nada valieron mis s�plicas, no me desat�.
Horas m�s tarde, ingres� al cuarto el conserje del lugar alertado por el tiempo transcurrido y ah� estaba yo, aun atado, desnudo, con el culo abierto, con la leche chorreada en �l y por mi rostro.
Cada tanto suelo cruz�rmelo en el �mnibus, pero la situaci�n ha cambiado, el siempre me mira con una sonrisa en los labios, yo me sonrojo y bajo la vista, los recuerdos me atormentan, una mancha en mi vida que quisiera limpiar�
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Relato: POBRE JUAN!
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