Relato: �Qu� madre tan puta!
No s� por qu� mi madre se encabron� cuando se enter� que yo hab�a embarazado a mis hermanas. Por aquel entonces yo iba a cumplir los trece, y Claret y F�tima los doce y los once. Es cierto que est�bamos muy chicos para coger, peor todav�a, llev�bamos la misma sangre, pero �qu� esperaba la golfa de mi madre si ella se acostaba con desconocidos a cada rato, en nuestras narices? �O ya no recordaba la vez que llegu� de la escuela y estaba fornicando en la cocina con un viejo? �Ya hab�a olvidado el d�a que F�tima entr� al ba�o y estaba chupando los falos de tres sujetos?
En fin, no ten�a el derecho de sentirse ofendida y, mucho menos, de correrme de la casa. Actu� como una loca desconsiderada si tomamos en cuenta, adem�s, los dos abortos que concret� antes de operarse. �C�mo era posible que me diera de palazos por tocar a mis hermanas cuando uno de sus pinches amantes me viol� en su borrachera? A�n conservo el coraje. Me acerqu� poco a poco al sof� donde mi madre qued� dormida. Tra�a un terrible ardor en el ano y la piel toda pegostiosa de amarga saliva; me sent� adolorido e intent� despertarla. Al ver que se mov�a le dije que el se�or me hab�a hecho cosas malas. Y luego de tantos rodeos, la maldita me grit�: "�pues gracias a ese malparido vas a comer hoy!".
�Y ahora se encabronaba porque pervert� a sus hijas? �Qui�n, en realidad, corrompi� a qui�n? Porque recuerdo a Claret meterse conmigo en las cobijas jur�ndome ser mi "putita" y, aunque ni siquiera sab�a lo que significaba esa palabra, la debi� escuchar de su ejemplo materno. Entonces se repegaba a m� lentamente, incluso, antes de buscar mis besos, se adelantaba a frotarme la verga encima del pantal�n. De tal modo, pues, sorte�bamos la noche: jugando el mismo juego de nuestra madre. �A poco �sta jam�s divis� que cierta ocasi�n me animar�a a quitarle el camis�n a mi hermana, y lamer�a sus pechos, reci�n encendidos, suaves y curvados del pez�n? �A poco no vislumbr� que pronto le desprender�a sus calzones blancos, semejantes al de las ni�as bien portadas, y oler�a su vulva a�n pueril, y sentir�a en mis labios su humedad? �En efecto! Yo le quit� lo ni�a a Claret y ella me volvi� hombre. �ramos primerizos pero ya ten�amos experiencia. Esa noche yac� montado en su cuerpo, con mi pito entre sus piernas, pujando quedito para no lastimarla. Claret s�lo respiraba, ten�a la mirada fija en el techo y, de vez en vez, expulsaba algunos gemidos. Chapaleamos con ganas. Su vagina era una cuevita apretada, carnosa y tibia. Mientras la embest�a, aprovechaba para presionarle las nalgas y besarle el cuello. Al igual que mi glande, su piel se ensanchaba. Sent� fluir lo hirviente del semen y penetr� sin piedad, haciendo temblar sus entra�as. Acabamos rendidos, sin aliento. As� nos quedamos hasta la siguiente ma�ana, la cual amanec� sobando la vulva de Claret.
No obstante, por otro lado, el desvirgo de mi otra hermana fue distinta, ya que si Claret no sangr�, F�tima s�. Ocurri� una tarde, a lo mucho ser�an las dos pm. La llev� al s�tano y fornicamos, mejor dicho, la obligu�. �Qu� hubiera pasado si la dejaba virgen? Seguramente uno de los cerdos de nuestra madre la hubiera jodido. Y en ese caso prefer�a tomarla yo, su �nico hermano. La arrastr� todo el camino, pues se negaba a cooperar, la amarr� de un mueble met�lico y proced� a someterla. A pesar de las patadas, logr� sujetarle las piernas y, r�pidamente, le sub� el vestido. Hice a un lado su calz�n y, apenas me saqu� la verga, se la introduje en su vagina. De tres sacudidas le romp� el himen y mi pene se envolvi� en sangre. F�tima inici� a llorar pero le expliqu� que hab�a sido por su bien. Como fue muy pronto quise experimentar con su culito, as� que la volte�, arranqu� por completo su calz�n amarillo y trat� de cogerla hasta que, por fin, pude clavar r�tmicamente mi pito. Fue dif�cil met�rselo entero, sin embargo lo consegu� varias veces. Despu�s de llenarla de semen, casi de inmediato, F�tima se puso a cagar. �Qui�n dir�a que imitar�a lo mismo que mi madre? �C�mo ignorar la visita del sacerdote Eulalio y la cagada de diarrea que lanz� en el rostro de su golfa? Mis propias hermanas me confesaron ver en vivo esta escena.
�Que fui un degenerado por aprovecharme de una y follar a la mala a la otra? �Por favor! Con el paso del tiempo a los tres nos convino: ador�bamos besarnos, tocarnos, encuerarnos, ba�arnos juntos, etc., etc. A F�tima le encantaba mam�rmela a cada rato. A Claret le excitaba m�s que recorriera mis labios desde sus muslos y arribara a su vulva, le sobara el capuch�n y, pausadamente, frisara con mi lengua su botoncito. Por mi parte, me satisfac�a m�s fornicar con las dos al mismo tiempo. Era un delirio estar acostado y, en tanto Claret brincaba sobre mi verga, F�tima me brindaba su vagina para lamer. �Cu�nta delicia! �Cu�nto placer!
Es verdad que me da nostalgia haber pre�ado sin querer a mis hermanas pero, a la par, no me arrepiento y hasta estoy feliz. Si no era yo, ser�an otros bastardos quienes las marcaran. Era cuesti�n de tiempo. Es por eso que no entend� por qu� la putita de mi madre se encabron� cuando Claret y F�tima fueron diagnosticadas encintas. �O a poco se le andaba olvidando que, de todas formas, las quer�a prostituir para ganar dinero? �Ya no recordaba? En fin, mis hermanas dieron a luz en noviembre y enero; sin embargo la idiotez de nuestra madre las orill� a vender a sus beb�s. �sta todav�a contin�a cogiendo sin pudor, por algunas monedas. Por eso reprocho: �qu� madre tan puta!