Relato: Cale�o con suerte





Relato: Cale�o con suerte

Cale�o con suerte (�era un d�a normal?) I



Era un d�a normal en la calurosa ciudad de Cali en Colombia,
eran aproximadamente las 8:10 de la ma�ana, cuando Cristi�n abord� el colectivo
que lo conduc�a a su trabajo al otro lado de la ciudad, por lo que le esperaba
un largo y aburrido viaje.


Cristi�n era un pelao de 23 a�os, reci�n graduado de la
universidad, alto, trigue�o, pelo negro, buen cuerpo, delgado, lampi�o y unos
labios de mierda que hac�an delirar a cualquiera, en conclusi�n estaba de muy
buen ver; era de una buena familia y apenas comenzaba en una nueva empresa de
exportaciones. El colectivo solo tenia un puesto vacio, en la ultima fila al
lado de la ventanilla, junto a un se�or de aproximadamente 33 a�os, cabello
casta�o, fornido y brazos grandes, llevaba lentes oscuros y una camiseta blanca
muy ce�ida que permit�a que se notara sus tetillas por entre la tela, grandes,
erectas.


Cristian apenas vio la imagen del sujeto, sinti� como un
escalofr�o le recorri� todo el cuerpo para ir a terminar en su ano, donde sinti�
unos cuantos espasmos de su esf�nter: aunque la verdad, no se hizo muchas
esperanzas, ya que no tenia mucha suerte con los hombres, aunque ya hab�a tenido
algunas relaciones anteriores ninguna lo hab�an satisfecho y sus encuentros eran
muy espor�dicos, demasiado espor�dicos pensaba el.


Eso era en parte a su incapacidad de arriesgarse, esperaba
demasiado, siempre tenia que estar seguro y nunca el daba el primer paso. Por
todo esto Cristi�n se sent� al lado de aquel se�or pero se elimino de la mente
las ideas de tener algo con el. El tiempo pasaba y el viaje segu�a, pronto
llegar�a a su destino, pero en todo el viaje Cristi�n si apenas se hab�a
concentrado, no pod�a de dejar de mirar de reojo la entrepierna del se�or a su
lado, era un bulto enorme, que se marcaba demasiado; no pod�a dejar de fantasear
con tenerlo en su boca, de poder descubrir como era esa verga que all� se
guardaba, que ese m�stil se abriera paso a trav�s de su apretado culo; se estaba
empezando a excitar, sent�a como su verga tomaba tama�o y como sus gl�ndulas
salivares hac�an que su boca se hiciera agua, apenas si tragaba saliva, sus
pupilas estaban dilatadas y su poco vello en el cuerpo estaba totalmente erecto,
su culo no se dejaba de contraer y se lubricaba por si solo, Cristi�n sudaba, el
contacto directo con el cuerpo del sujeto a su lado hacia que su piel se tornara
completamente sensible e involuntariamente empezaba a frotarse contra el cuerpo
de aquel sujeto, se encontraba en una especie de delirio:




Se siente bien- le pregunta el sujeto a Cristi�n
obligando a que este salga de su estado.


Si, no se preocupe, no me pasa nada- responde Cristi�n
algo avergonzado


No, a mi no me parece, esta temblando- Dice el se�or-
Mejor le coloco mi chaqueta por si tiene fr�o- continua, y le coloca una
chaqueta de pa�o sobre los brazos de Cristi�n y mira a este a los ojos, y al
final suelta una peque�a sonrisa.






El se�or no saca sus manos de debajo de la chaqueta y sigue
mirando fijamente a los ojos a Cristi�n, de repente se le acerca al o�do y le
susurra:




Ya se lo que vos tenes, pero si no era tan grave, vaya
que me he encontrado con tremenda verga por debajo de mi chaqueta, si la
tenes grande, no- Le dice a Cristi�n- Pero si hay que buscarle una soluci�n
�no crees?


Si- apenas logra murmurar Cristi�n, al parecer su
erecci�n lo hab�a delatado.




Cristi�n siente como esa mano que sigue por debajo de la
chaqueta empieza a indagar mas abajo y se encuentra con su bulto que ahora es
muy prominente, siente como el se�or le agarra el paquete y empieza a masajearlo
suavemente, sin levantar sospechas, mientras lo hace ambos siguen con su mirada
al frente y nadie en el colectivo parece darse cuenta. Pero el sujeto empieza a
indagar mas all�, su mano baja el cierre del pantal�n de Cristi�n y se introduce
dentro del slip, Cristi�n siente como su verga que ya no aguanta mas se logra
liberar, como esa mano mueve todo su leche que tiene en sus guebas peludas, lo
hace con una maestr�a impresionante.




Vaya que tienes leche all� guardada, si tienes las bolas
bien grandes, te la voy a sacar todita- Le dice el sujeto a Cristi�n al
acerc�rsele al o�do.





La mano invasora sigue con su trabajo, esta vez se ha
apoderado de todo el tronco y empieza a subir y a bajar por todo el m�stil,
Cristi�n siente como esos dedos tocan su glande y se quedan all� por un momento
para jugar con el, bajan y suben su capucha, aprietan, masajean y recogen todo
el liquido que sale de su ojete, Cristi�n cierra los ojos y empieza a
contornearse, la situaci�n le es demasiado excitante; luego aquella mano hace lo
imposible para tocar su perineo y logra si apenas rozar el culo del pelao, pero
apenas este toque es suficiente para que involuntariamente Cristi�n pegue un
brinquito que hace quedar en mejor posici�n para la fortuna de ambos, el dedo
sigue su caricia a la zona anal de Cristi�n y se va introduciendo poco a poco,
apenas lo que deja la incomoda posici�n, al ver la dificultad de la maniobra la
mano deja sus intentos y empieza de nuevo con su labor en la verga, que ya esta
palpitando por si sola, de su cabeza no han dejado de brotar sendos chorros de
l�quidos preseminales que han hecho humedecer toda la verga de Cristi�n,
haciendo mas f�cil la tarea para la mano invasora, esta aumenta el ritmo d la
pajeada y cada vez aprieta mas fuerte, Cristi�n hace esfuerzos para contenerse y
si apenas puede ahogar los gemidos que se esfuerzan por salir, debe morderse los
labios para aguantar, hasta que inevitablemente Cristi�n siente como un calor se
esparce por todo su cuerpo empezando desde su verga, oleadas de placer inundan
su cabeza y la cabeza de su verga, siente como todos los m�sculos de su cuerpo
se contraen para enfocarse en expulsar toda la leche de su cuerpo, que sale
disparada exageradamente, si no hubiera estado la chaqueta encima seguro que sus
chorros habr�an ido a parar con el conductor, fue un orgasmo estupendo, Cristi�n
empieza a calmar su respiraci�n y el se�or de al lado se saca un pa�uelo y se
limpia por debajo de la chaqueta, se le acerca al o�do de nuevo y le dice:




Gracias- es todo lo que le dice.






Apenas dicho esto se para y se baja del colectivo, dejando a
Cristi�n todav�a sin salir de su estupor, poco despu�s Cristi�n llega a su
paradero y se baja del colectivo aun sin entender muy bien que era lo que hab�a
pasado, mas aun sigue su camino hacia su empresa.


Al llegar ve que en la porter�a se encuentra Fidel, el
celador de la empresa que tantas pajas le ha arrancado, es un hombre bastante
joven para estar de celador y esta demasiado bueno, es lo que siempre ha
pensado. Esta vez al verlo no le produce mucha importancia, si apenas lo
determina, todav�a sigue en su cabeza lo que hab�a acabado de pasar.




Buenos d�as doctor- le dice Fidel


Buenas- responde Cristi�n de mala gana sin pararse a
saludarlo y sigue con rumbo a su oficina.


No, doctor, espere un momento, que es que le tengo que
pedir un favor.- le dice Fidel


Que paso Fidel?- responde Cristi�n y ahora si le toca
parar y voltear a ver al celador.


Lo que pasa doctor es que me dejaron encargado buscar
unos documentos que est�n en la bodega, pero no los encuentro, y me dijeron
que usted era quien los hab�a archivado, era a ver si usted me hacia el
favor y me ayudaba a encontrarlos.- Le dice Fidel


Ay Fidel, hermanito con todo el trabajo que tengo-
responde Cristi�n


Por favor- le pide Fidel


Listo, esta bien- responde Cristian al verse vencido por
la mirada suplicante de Fidel, esos ojos siempre lo han matado- pero no me
puedo demorar- continua.


No se preocupe doctor, no nos demoramos- responde el
celador






Y ambos cogen camino hacia las bodegas, Cristi�n va detr�s de
Fidel y se toma el tiempo para admirarlo una vez mas, como tantas veces que lo
ha hecho en sus largos d�as de soledad, como antes hab�a comentado, Cristi�n no
era una persona que entablara relaciones tanto serias como aventuras muy
f�cilmente. Fidel estaba muy bien, tenia un culo bastante provocativo que en los
estrechos pantalones de celador se ce��an bastante, y por delante un paquete
considerable, adem�s de una cara perfecta con aire de macho, hasta donde sabia
Fidel a sus 26 a�os ya hab�a tenido dos esposas y tenia 4 hijos, solo dos de sus
esposas, otros dos de aventuras que le hab�a tocado reconocer y quien sabe
cuantos mas perdidos por ah�, desde que lo hab�a conocido siempre lo hab�a
deseado pero su miedo lo hacia portarse muy indiferente con el.




Listo doctor, yo revise en estas gavetas y no encontr�
nada- se le dirigi� a Cristi�n


Y ya buscaste en las de all�- le dice Cristi�n se�alando
unas estanter�as del fondo del s�tano


No doctor, pero ya voy pa all�- le responde el celador


Ve Fidel, como as� que vos tenes 4 hijos, y vos tan
joven- Le pregunto Cristi�n tratando de romper un poco el hielo.


Si doctor, donde lo meto las pre�o, mi leche es como
m�gica- respondi� Fidel sin recordar con quien estaba hablando.- Doctor que
pena, se me sali� lo indio.- trata de corregirse Fidel


No que va, y no me ves que yo soy mas pelao que vos, no
me molesta para nada que te expreses as�.- responde Cristi�n tratando de
restarle importancia al comentario.


Y usted que doctor? Debe tener su novia por ah�,
�cierto?- le pregunta Fidel


�yo?, no mijo, yo no soy bueno con las mujeres, como que
no me van- le dice Cristi�n, un poco sorprendido por la pregunta.


Como as� doctor, y usted como esta de bueno... quiero
decir como es de pinta y todo profesional- corrige Fidel pensando que la
hab�a cagado.






Ante esa respuesta ambos vuelven al silencio, pero algo le
dec�a a Cristi�n que algo iba a pasar en esa bodega, porque Fidel no dejaba de
mirarlo y Cristi�n correspond�a esas miradas, se hac�an los que estaban buscando
los documentos, pero ambos al parecer, se concentraban era en otra cosa, hasta
que por fin Cristian los logr� encontrar y se acerc� a Fidel que estaba agachado
buscando en unos anaqueles del piso.




Listo Fidel, ya los encontr�, se me hab�a olvidado que
los hab�a colocado en estas carpetas- le dijo Cristi�n a Fidel




Pero este al parecer no se hab�a percatado de lo que le
hab�an dicho, ya que manten�a clavada su vista a la altura de la entrepierna de
Cristi�n.




Que paso? que me ves?- le pregunt� Cristi�n al celador..


Tienes la bragueta abierta- le respondi� Fidel






Solo hubo un momento de silencio, para que Cristi�n subiera
su cremallera, no se hab�a percatado de que desde el colectivo la tra�a as�,
dejando asomar buena parte de su bulto y unos cuantos pelos.




No doctor, d�jela as�- le dijo Fidel sin pensarlo




Para que inmediatamente se lanzara sobre ese bulto, e
introdujo su mano por entre la cremallera, al ver que Cristi�n no pon�a
resistencia prosigui�.




No Fidel, �que haces?- pregunt� Cristi�n, aun sabiendo la
respuesta.


Ay doctorcito, usted esta que me revienta de las ganas,
deje que yo le doy el placer que se merece, usted no mas cierre los ojos-
respondi� Fidel con un tono de deseo, de lujuria.






Fidel, bajo del todo la cremallera, quito el bot�n y la
correa y el cintur�n, baj�ndole el pantal�n hasta los tobillos, ante el quedo un
b�xer corto, blanco, que tenia un olor especial, ol�a a semen, el olor
enloqueci� a Fidel, que inmediatamente quito el obst�culo. La verga de Cristi�n
empezaba a erectarse, estaba rodeada de abundantes pelos y podr�a llegar a medir
unos buenos 20 cms, era gruesa y tenia una cabeza muy bella, brillante; su base
se perd�a en los pelos y de all� sus guebas que colgaban. El celador no perdi�
mucho tiempo y empez� con sus mamadas, succionaba las bolas para que con su
lengua las rodeara dentro de su boca, luego se met�a todo el tronco hasta el
fondo de su garganta y relam�a la cabeza que aun tenia rastros de semen que hace
poco tiempo hab�a salido en borbotones, al tiempo que se la introduc�a en la
boca, con su mano derecha la estaba pajeando, gener�ndole un enorme placer a
Cristi�n que ya se hab�a quitado su camisa y estaba totalmente desnudo, su
cuerpo era lampi�o, y algo marcado. Pronto Cristi�n empez� a taladrarle la boca
al celador, lo hacia con fuerza, llevando que toda su verga se introdujera hasta
el fondo de la garganta de Fidel, que a duras penas lograba respirar. Adem�s
este ya hab�a introducido unos cuantos dedos en el culo de Cristi�n y empezaba a
dilatarlo.


Pronto Cristi�n sinti� que se vendr�a, as� que le dijo a
Fidel que parara, este se incorporo y se llevo la boca del doctor a la suya,
intercambi�ndose en un beso morboso, las lenguas se introduc�an en la boca del
otro, para luego enredarse en la otra cuando las sacaban, las manos de Cristi�n
tambi�n exploraban todo el cuerpo del celador, el cual tambi�n se empez� a
desvestir hasta quedar ambos desnudos, Cristi�n, empez� a bajar con su lengua
para recorrer el cuello del celador y encontrarse con un pecho bastante
musculoso y unas buenas tetillas rodeadas de pelo, que no dejo de succionarlas
como si estuviera amantando, sigui� bajando y se encontr� con el plano abdomen
del celador y con su camino de pelos hacia su verga, adem�s sus manos hab�an
tomado posesi�n de las nalgas del celador, y sus dedos hab�an rozado su esf�nter
produciendo alguno que otro espasmo en Fidel, ahora el que estaba de rodillas
era Cristi�n y se llevo a su boca una colecci�n de verga que tenia el celador,-
con raz�n que tenia tanto chino, quien no se deja pre�ar por esta belleza de
verga- pens� Cristi�n, era de unos 19 cms, pero era muy gruesa, llena de venas a
los lados y con un indescriptible olor a macho, Cristian le dio tiernos
lametazos, probando su sabor, sabia a hombre, a semen, a sexo, el sabor le
fascino y se introdujo sin pensarlo los 19 cms, hasta el fondo de su boca, no
pod�a llev�rsela toda sin que se le generaran arcadas, pero las ganas de mamar
esa belleza eran mas y hacia todo lo posible para abarcarla toda, le dol�a la
quijada porque tenia que hacer un gran esfuerzo por que le entrara, pero el
segu�a con sus arremetidas sobre aquel vergajo. Repentinamente la boca de
Cristian se inundo de leche que sal�a a chorros de el ojete del celador, quien
se contra�a y se contorsionaba mientras se venia, y su verga no dejaba de
expulsar leche que iba a parar al paladar del doctorcito y a lo profundo de su
garganta , pero era imposible que lograra trag�rsela toda e inevitablemente se
le escapaban unos cuantos chorros que sal�an por las comisuras de sus labios
para ir a caer al piso.





�por qu� no me avisaste que te venias?- le reclamo
Cristi�n- quer�a gozar mas- continuo


No se preocupe mi doc, que aqu� hay mas leche para usted-
le respondi� mientras se agarraba su verga.






Despu�s de eso, Fidel tambi�n se arrodillo y empez� a comerse
la boca de Cristi�n, saboreando su propio esperma. Fidel lami� todo el cuerpo
del doctor mientras volv�a a coger fuerzas para empezar una nueva faena, se
hab�an acomodado en un 69 de lado, que les permit�a dar placer y recibirlo,
ahora ambos se introduc�an los dedos, haciendo que la mamada fuera mas
placentera, Fidel fue un poco mas all� e introdujo su lengua en el culo de
Cristi�n, haciendo que este empezara a mover su culo hacia la lengua del
celador, pero no quer�a que solo el fuera el que recibiera y tambi�n busco el
agujero de Fidel, encontr�ndose con un culito oscuro, rodeado de algunos pelos,
Cristi�n se pegaba a ese agujero y ambos estaban ah�, casi llegando al �xtasis
haci�ndose una mamada de culos mutua, las lenguas se las intercambiaban por los
dedos y los hund�an hasta el fondo, sintiendo como los esf�nteres oprim�an
resistencia ante el dedo que trataba de merodear mas y mas profundo. Llego el
momento de decidir quien iba a ser el primero en ser penetrado, pero ambos
ten�an tanta calentura que ninguno quer�a ceder.




Doctor, d�jeme a mi primero, que yo quiero que me meta
esa verga hasta el fondo, y que me empiece a culear- le dijo el celador


No mijo, me la vas a meter vos a mi, recuerda que aqu� yo
soy el patr�n y mando yo- le respondi� Cristi�n coloc�ndose de cuatro patas,
dejando descubierto su lampi�o culo rosado, que ya estaba bastante dilatado.






Ante esta visi�n, Fidel al parecer cambi� de opini�n, porque
inmediatamente coloco su bot�n en la entrada de ese culito y empez� a penetrarlo
suavemente ya que por el tama�o del vergajo no entraba f�cilmente, para que a la
mitad del cuento pegara un empuj�n que hace gritar de dolor al doctor, Fidel
sent�a como las paredes del recto de Cristi�n palpitaban en la sensible cabeza
de su verga, el bombeo comenz� y ambos gem�an ya muy fuerte, afortunadamente
estaban en el s�tano, al que casi nadie llega y se encuentra bastante apartado
de los dem�s miembros de la empresa. Al rato ambos se acostaron de lado sin que
Fidel se saliera de Cristi�n alz�ndole una pierna y retomando con el bombeo, se
pod�a ver como todo el m�stil de Fidel se enterraba hasta el fondo de Cristi�n,
chocando las guebas de ambos, mientras Fidel mord�a el cuello de su doc, y lam�a
su oreja por detr�s, Cristian as� ensartado no aguanto mas y se vino oprimiendo
con fuerza su verga y generando una venida monumental, era incre�ble que le
pudiera salir tanta leche teniendo en cuenta que hace poco hab�a disfrutado de
la paja de un desconocido, adem�s su culo se contra�a con fuerza ante las
arremetidas del celador, gener�ndole a este un placer indescriptible, que hizo
que inevitablemente se corriera dentro del culo de Cristi�n; al sacar su verga
del estrecho culo de Cristi�n, dejo un enorme hueco en su recto del cual sal�an
escurridos chorros de la leche del celador, pero este, aprovechando que la
erecci�n de Cristi�n no se hab�a ca�do, se coloco encima de este y comenz� a
sentarse, mientras que con su mano dirig�a la entrada de la tambi�n grande verga
de Cristian en su culo, poco a poco entraba, produci�ndole gran dolor, pero no
se rindi� y por fin se encontraba totalmente engarzado, ya as� empez� a cabalgar
con gran �mpetu, a Cristi�n la erecci�n no se le ca�a y sent�a como si su verga
estuviera metida en un horno, a cada galopada sent�a como el placer lo inundaba
empezando desde la punta de su verga, cogi� el pito del celador y empez� a
pajearlo, no duraron mucho as� y el celador se vino por segunda vez haciendo que
sus chorros cayeran en el rostro de Cristi�n los cuales luego lami� mientras se
besaban tiernamente, ambos se mord�an los labios y daban suaves lamidos a sus
rostros, al parecer hab�a nacido algo mas que una simple aventura.



Despu�s ambos se vistieron y se dirigieron apresuradamente
hacia sus respectivos puestos de trabajo, ya era muy tarde y ambos podr�an ser
amonestados. Pero la historia no acaba aqu�, todav�a era muy temprano, Cristi�n
no pod�a creer todo lo que le hab�a pasado y lo que le faltaba por vivir, su
vida de un momento a otro dio un gran giro y se preguntaba �era este un d�a
normal?, pero si queres saber el resto debes estar pendiente de la segunda
parte.


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