Relato: Bertita mi empleada dom�stica
Bertita mi empleada dom�stica
Para nosotros los varones es casi un sue�o que un d�a llegue a tu casa, a pedir trabajo una chica linda, joven, de cuerpo monumental y complaciente; mucho menos probable es que la esposa acepte contratarla sin expresar sus temores de que el marido se involucre con ella. Sin embargo esta fantas�a se convirti� en realidad, cuando por recomendaci�n de una vecina lleg� Bertitha un d�a a solicitar empleo.
Bertita era una chica provinciana, de cabello largo, casta�o, ojos caf�s y carita angelical. Esbelta de cintura, la cual contrastaba con un busto hermoso, boludo, generoso y que ella acostumbraba insinuar con un discreto pero sensacional escote que no pasaba desapercibido. Sus piernas cubiertas por una falda o vestido corto dejaban al descubierto unos muslos sensuales y bien torneados que se enfatizaban con su caminar cadencioso y gr�cil.
Pues bien, esta florecita silvestre, preciosa por donde se le viera, apareci� un d�a en mi casa para hacer el trabajo dom�stico, de entrada por salida. Dicho de otra manera, entraba muy temprano y sal�a como a eso de las 5 o 6 de la tarde. Inmediatamente llam� mi atenci�n, a pesar de su car�cter callado y un poco t�mido.
Recuerdo que en ese tiempo yo sal�a muy temprano y regresaba ya entrada la noche y s�lo la ve�a un poco los d�as s�bados que trabajaba tan s�lo medio d�a. Sin embargo cuando llegaba a estar m�s temprano me tocaba verla cuando sal�a y yo que no era ajeno a sus encantos me asomaba por la ventana para verla caminar y sobre todo admirar ese cuerpecito precioso y esas piernas de sue�o; ella que seguramente sab�a que la observaba siempre volteaba y me sonre�a con un discreto aire de coqueter�a.
Todo transcurr�a sin novedad, aunque siempre que la ve�a me provocaba una gran emoci�n y por consecuencia erecciones intempestivas. Pero un d�a que mi esposa, acudi� de visita con su mam�, me encarg� a Bertita para que pusiera en orden la casa.
Ya en alguna ocasi�n me hab�a tocada la suerte de verla cambiarse su ropa de trabajo y hab�a sido testigo de la maravilla de ese cuerpecito vestido solamente con una diminuta pantaleta y un brassier de encaje que dejaba ver media copa de su turgente y rosado busto. Ese d�a despu�s de andar de un cuarto a otro haciendo la limpieza, casi al final de la jornada, me pidi� permiso de ducharse antes de retirarse, a lo que yo asent� afirmativamente. Inmediatamente sent� me daba vuelco el coraz�n al imaginar que podr�a verla en la regadera o de menos saliendo del ba�o, eso me prendi� de a mil y mi verga se manifest� a�n m�s contenta con una potente erecci�n.
Bertita se mostraba muy nerviosa y apenada por mi cercan�a, pero tomando su ropa se dirigi� a la ducha y pude verla entrar decidida, pero en su prisa olvid� meter su bata y la toalla con la que habr�a de salir, circunstancia que yo habr�a de aprovechar para verla desnuda.
En lo que ella se duchaba, yo me quit� toda mi ropa y me coloqu� mi bata de ba�o. Despu�s de un rato, cuando ya no se escuchaba el ruido de la regadera, Bertita no sal�a, seguramente ya se hab�a percatado con llevaba bata ni toalla, entonces yo le pregunt� desde afuera: �necesitas algo, no olvidaste la toalla? A lo que ella respondi�, �si, por favor p�seme la toalla para que pueda salir. Diligente, yo tome la toalla y le dije que abriera la puerta para d�rsela, pero al hacerlo, en lugar de entregarla en su mano atraves� la puerta y le dije que se cubriera con ella; en ese momento pude ver brevemente como volteaba su espalda y s�lo pude mirar su hermoso trasero y sus piernas maravillosas. Ella se mostr� sumamente apenada y sonrojada pero se dej� cubrir y yo me sal� invit�ndola a que utilizara mi rec�mara para vestirse.
Una vez estando en el cuarto camin� detr�s de ella y con el pretexto de ofrecerle una bata de ba�o, la abrac� por detr�s con la misma bata, haciendo que la toalla cayera y aunque ella inmediatamente trat� de cubrirse, no pudo evitar que la viera totalmente desnuda.
Para ese momento ya estaba totalmente caliente por lo que al acercarme m�s, pudo ella sentirme con mi verga bien parada y babeando lista para la batalla. Al sentir esas nalguitas paraditas y respingonas el roce de mi falo se puso a�n m�s nerviosa, pero continu� en silencio. Yo s�lo acert� a decirle: �sabes que eres una ni�a muy bonita? Ella respondi�: �le parezco bonita al se�or? No s�lo eso, si tu ya sabes que me gustas mucho. Sin m�s pre�mbulo, tome su carita entre mis manos y le acarici� sus mejillas y ella consinti� como una gatita retozona, despu�s me coloqu� enfrente de ella y la comenc� a besar en su frente, en su barbilla y en su cuello y not� como su respiraci�n se hac�a apresurada y jadeante, hasta que me atrev� a darle un beso suave en la boca y cual ser�a mi sorpresa, que ella me respondi� con un beso apasionado, moviendo su lengua contra la m�a de una manera muy cachonda. Para entonces ya mis manos comenzaban a liberar la bata que le cubr�a y acariciaba su cintura, su espalda, sus piernas y todo lo que encontraba a mi paso. Ella por su parte continuaba bes�ndome en un di�logo interminable con mi lengua. Mi boca sigui� descendiendo hasta prenderme de sus tetas generosas y firmes como las de una colegiala, mismas que chup� goloso con ansiedad hasta encontrarme con unos pezones rosaditos que chup� como un ni�o hambriento succionando y jugando con mi lengua y con mis labios hasta cansarme.
Por un momento solt� mis labios y me traslad� hacia su cuello y detr�s de sus orejitas y ella un poco m�s deshinibida se atrevi� a descubrir mi bata para comenzar a explorar mi pecho y mi abdomen, hasta llegar a mi pubis. Yo mientras tanto en un r�pido giro la tumb� sobre mi cama quedando boca arriba. Y mientras ella dudaba en acariciar mi falo, yo segu�a mi carrera descendente hacia su ombligo, el cual jugaba con mi lengua y ella respond�a con pujiditos. Fue entonces cuando al descender mi lengua hacia esa colina cerrada, me top� con su puchita peluda y hermosa, la cual palp� primero con mi mano, percat�ndome de su humedad y de sus jugos, para despu�s besar entre sus muslos y el pubis hasta encontrar su capullito que yac�a totalmente paradito por lo que me fue f�cil localizarlo. Al sentirme Bertita, respondi� inmediatamente y de un solo movimiento, no s� c�mo, se prendi� de mi verga con su boquita, coloc�ndose para un maravillosos �69�. Y mientras yo le mamaba su cl�toris, leng�ete�ndolo y aprisi�n�ndolo entre mis labios, ella por su parte comenz� a chupar mi pene con fuerza, como succion�ndolo y llev�ndolo hacia adentro y hacia afuera de su boca y a pesar de que mi verga es gruesa y cabezona no s� c�mo se las arregl� para engullirla hasta su garganta donde yo la sent�a aprisionada y cada vez m�s excitada. Y uno al otro nos prodig�bamos pasi�n con nuestras bocas. Ella comenz� a cimbrarse cuando le introduc�a mi lengua en su vagina y pasaba de su botoncito hacia su chochito cada vez m�s r�pido y ella comenz� a ponerse �chinita� como si titiritara de fr�o y a contraer sus esplendidas nalguitas hasta que en un grito desesperante explot� ba��ndome de sus jugos en una eyaculaci�n violenta como una fuente maravillosa. Despu�s de esas grandiosas oleadas, contin�e chupando se n�ctar y pude darme cuenta como su vagina se contra�a y temblaba extasiada de placer.
Al principio se mostr� apenada y me mir� indulgente disculp�ndose de haberme hecho blanco de su tremenda eyaculaci�n, pero despu�s reanud� el di�logo entre su boca y mi verga, que ya estaba a punto, con esas geniales mamadas que desembocaban en su garganta. De pronto ella intensific� la entrada y salida de mi verga en su boca y con su garganta aprisionaba mi capullo que apenas le cab�a, hasta que sent� que ya no pod�a m�s. Ella sinti� que se acercaba mi orgasmo y continu� haci�ndolo maravillosamente, yo sent� que ascend�a al para�so y que flotaba, hasta que sent� un electricidad que ascend�a desde mi pubis hasta la cabeza, envolvi�ndome todo en una oleada incre�ble de placer, a la que le sigui� una descarga abundante de leche que inund� su boca y que se derramaba, al salir nuevos disparos de mocos que ella se tragaba. No s� cu�nto dur� esa erupci�n pero sent� que me exprim�a hasta la �ltima gota, limpiando cualquier resto del semen vertido.
Yo pens� que ah� terminaba todo, pero ella continuaba mamando mi verga sin disminuir el paso, haciendo c�rculos en el glande con su lengua, una y otra vez, hasta que mi verga comenz� a responder r�pidamente y en un dos por tres estar lista. Cosa que aprovech� Bertita para llevarla a su puchita, que ya demandaba ser atendida. Sin m�s, se mont� sobre m�, clav�ndose en mi verga que entr� muy apretada. Ella manifest� un poco de dolor pero al preguntarle si quer�a que la sacara, ella contesto negativamente, por lo que se fue galope subiendo y bajando en un vaiv�n ascendente en el que yo sent�a la ricura de su vagina estrecha rozar con la paredes de mi pene. Ella se mov�a maravillosamente y hacia unos movimientos circulares como de �bate bate, chocolate�, que me ten�an encantado. Ella respiraba agitadamente y me dec�a: m�tela, la quiero toda papito. �m�temela toda!. Al escucharla yo tambi�n la embest�a a contracorriente, cuando ella descend�a yo empujaba y viceversa. Esto hizo que Bertita r�pidamente se prendiera m�s e intensificara sus movimientos. Yo intentaba frenarla un poco para que gozara un poco m�s, pero se fue a galope y comenz� a gemir cada vez m�s fuerte y segu�a gritando: m�temela toda esa verga gruesa, la quiero toda adentro de m�, hasta que sent� como se contorsionaba y sus bellas nalguitas se �enchinaban� hasta que me dijo: me vengo, me vengo, que rico; cuando sent� que me mojaba todas las piernas y mi pubis que sal�a intermitentemente y sin cesar mientras yo sent�a que al mismo tiempo mi verga se vaciaba en su vagina con potentes chorros de leche que se confund�an con sus flu�dos. Despu�s de la tempestad, ella comenz� a besarme tiernamente en la cara y en mi boca, despu�s me qued� dormido unos instantes. Cuando despert� ella ya se hab�a ido.
Nadie dijo nada despu�s. Tardamos alg�n para tener otros dos encuentros de la misma intensidad, despu�s regres� a su pueblo y nunca supe m�s de ella. Pero en mi mente siempre vivir� esa chiquilla hermosa llamada Bertita.