Relato: Mi cu�ada, mi mujer y yo



Relato: Mi cu�ada, mi mujer y yo


Mi cu�ada, mi mujer y yo.




Llevaba 3 semanas fuera de casa. Hab�a estado trabajando en
el extranjero, realizando un trabajo en una f�brica, en Corea. Hab�a acabado y
ya pod�a volver a mi hogar. Dos d�as antes de lo esperado. No sol�a yo salir de
viaje, pero en esa ocasi�n as� hab�a sido requerido. Era tal el ansia de volver
que me fui corriendo al aeropuerto de ese maldito pa�s para poder cambiar el
vuelo y pillar el avi�n. Los viajes de trabajo son una lata. Y m�s cuando no
tienes claro cuando podr�s volver. No pod�a llamar a mi mujer hasta que no
supiese nada concreto, ya que no quer�a ilusionarla en vano. Quiz�s no pudiera
cambiar el vuelo.



S� pude cambiar el vuelo, pero sal�a ya mismo. Fui corriendo
a facturar. Corriendo al control de pasaportes, me dejaron colar (menos mal que
los empleados fueron eficaces), y corriendo hacia el finger para tomar el avi�n.
Sub�, me sent�, cierran puertas y empezamos a movernos. �Me estaban esperando!
En fin, que no pod�a llamar por tel�fono desde el m�vil, ni siquiera enviar un
mensaje. Tenia que pararlo inmediatamente, y as� lo hice. Calcul� la hora de
llegada. Las tres de la ma�ana, hora de Barcelona. Malditos cambios horarios.
Tampoco pod�a llamar al llegar, ya que no iba a llamar a las tres de la ma�ana.
En fin, me presentar�a sin avisar.



El vuelo, una paliza incre�ble de 10 horas. Cuando llegue a
Barcelona solo deseaba llegar a casa para follarme a mi mujer. Llevamos 8 a�os
de casados, nos va bien, ella es ardiente y aunque casi siempre empieza diciendo
que no, a la que la achucho un poco y le toco los pezones ya empieza a gemir y
ella misma me pide que la folle. No le he enga�ado nunca, no soy capaz, la
quiero. As� que, aunque estaba cansado, ya en el taxi de vuelta no ve�a la hora
de llegar, meterme en la cama, echarle un buen polvete de bienvenida y dormirme.



Llegu� a casa, entr� sin hacer ruido. Tenemos dos ni�as
peque�as, y no es cuesti�n de despertarlas. Entr� en la habitaci�n sin encender
la luz, pues no quer�a despertar a nadie. Le di un besito a mi mujer, que estaba
dormida, pero ni se inmuto. Me desnud� y me met� en la cama con ella. Me abrac�
a ella desde atr�s. �Que delicia, despu�s de tantos d�as! Le cog� de las tetas y
le apret� mi ya erecto pene a su culo. Empec� a refregarme y a apretarle los
pezones. Ya empezaba a responder, pues sacaba el culo, respiraba con suspiros y
tenia los pezones completamente erectos.



Pero, no se hab�a despertado. Me daba igual. Me la follar�a
de todas maneras. Le baj� las braguitas hasta las rodillas, Cog� mi pene, mas
tieso y gordo que nunca y lo puse en la entrada de la vagina. Estaba ya algo
h�meda. Apret� ligeramente y empez� a entrar, suavemente. Met� m�s o menos la
mitad, y empec� un metesaca suave para ir meti�ndola hasta el fondo. Todo muy
suave, ya que si estaba dormida no la quer�a sobresaltar. Me agarr� fuerte de
sus dos tetas y empec� a bombear, con ritmo, sac�ndola bastante y volvi�ndola a
enterrar d�ndole un buen golpe de pelvis a su culo en cada metida.



Estaba gozando mucho. Con mi mujer follamos unas 3 � 4 veces
por semana, o sea casi cada d�a, as� que despu�s de tantos d�as sin catar nada
ten�a muchas ganas. Not� que se despert�, pues se gir� boca abajo, cogi�ndome de
la cadera para que no me saliera de ella, y una vez ella abajo (panza abajo) y
yo encima, sac� el culo hasta quedar los dos tipo perrito. Todo eso sin sacar la
polla. No pude menos que exclamar.


Mar�a, cari�o te quiero mucho. Que bien que estemos juntos de
nuevo. Mu�vete, preciosa, venga, mueve tu culito.



Acto seguido empez� a mover las caderas a gran velocidad,
meti�ndosela y sac�ndosela ella misma. No dijo nada por que no pod�a, pues todo
esto lo hizo gimiendo y suspirando sin parar. Ella tambi�n ten�a muchas ganas
despu�s de tantos d�as, pues me estaba follando como nunca. Que ganas, como se
meneaba. Estaba gimiendo como las putas de las pel�culas porno. No es que ella
no gima, pero siempre se controla un poco por las ni�as y los vecinos. Pero
ahora casi gritaba, estaba como en celo, meneando su culo con frenes�. Yo no
perd�a el tiempo. Como ella era la que se mov�a, le apretaba los pezones. Recog�
con mi dedo �ndice parte de los zumos de su co�ito, y con ellos le lubriqu� el
ano. Cuando estaba bien lubricado le met� despacio el dedito. En cuanto lo noto,
exclam� un �OHHHHH! Bastante fuerte, acompa�ado de varios suspiros y gemidos y
se corri� de forma convulsiva, con temblores que notaba perfectamente por las
contracciones de su esf�nter en mi dedo.



C�rrete, Mar�a, bonita, c�rrete, anda. �Te gusta la polla de
tu macho, cari�o?



No pudo responder. Solo empez� a gemir m�s fuerte. Y se
empez� a correr.



Ahhhhh, ohhhhh, ohhhhh, ummmmm, ahhhhhhhh, ohhhhhh.



Estuvo corri�ndose durante un minuto m�s o menos, seg�n
juzgu� yo por los gemidos y por los movimientos de su culo. Cuando ya se
derrumb� en la cama, volv�a a met�rsela y segu� foll�ndomela, completamente
pegado a su espalda, taladr�ndola sin piedad, a toda velocidad. Ahora no es que
gimiera mucho, es que gem�a todo el rato, en un gemido continuo, alzando la voz
cuando le clavaba hondo y baj�ndola un poco cuando la sacaba. Not� que otra vez
alzaba su culo, buscando la m�xima penetraci�n, y otra vez se puso a temblar,
gimiendo y gritando otra vez.



Ahhhhhh, ahhhhhhh, siiiiiiiiii, ohhhhhhhh. Ohhhhhhhhhhhhh.



Se me antojo darle por el culo. Mi mujer no siempre me deja,
pero ya le hab�a dado por el culo algunas veces, y estando tan cachonda seguro
que se dejar�a. Es curioso lo guarra que es. Tiene reparos en aceptar
chup�rmela, o darme su culo, pero cuando consigo que acepte empezar, entonces lo
disfruta como una zorra.



Ten�a la polla chorreando de zumo de co�o, as� que la
lubricaci�n era m�s que suficiente. Saqu� la polla de su chochito, le aparte los
dos gl�teos de su culo, y una vez encontr� su agujero trasero puse mi polla en
la entrada. Efectivamente, como se hab�a acabado de correr, sus flujos eran
tantos que al apoyar el glande en su esf�nter este quedo completamente lleno de
jugos. Apret� fuerte, pero sin brusquedad, y el glande entr� con suavidad. Mi
mujer lanzo un gru�ido, seguido de un gemido. Me quede inm�vil, esperando que se
dilatara y acostumbrara a mi polla. Al poco rato, ella misma sac� su culo y se
acab� de empalar de un solo golpe, empez�ndose a mover con desesperaci�n. Joder,
que necesitada estaba. Con las ganas de polla que ten�a, estaba claro que no me
la hab�a pegado con nadie. No pude menos que felicitarla:



Mar�a. Cari�o, que zorra que est�s hoy. Te mueves como nunca.
Ohhhh, saca mas tu culito, anda, mu�vete, ohhh.



Ella por respuesta solo gem�a:



Ahhhh, Ohhhhh, Ummmmm ohhhhhh.



Otra vez se meneaba ella, pero esta vez meneaba el culo
adelante y atr�s, con rapidez. Yo ya estaba a punto, ten�a la polla hinchada al
m�ximo, y ella estaba corri�ndose otra vez. Me agarr� fuerte de su culo, y le di
dos metidas con todas mis fuerzas tras lo que me corr� yo, llen�ndole todo su
culo de leche.



Mar�a, cari�o, me corro, me corro, siiiiiiiiiiiiii, me corro.
Ohhhhhhhh



Nos quedamos as�, uno encima del otro, sin fuerzas. Mi mujer
se qued� dormida casi enseguida, y yo si me despisto tambi�n. Pero no pod�a ser,
las ni�as no pod�an encontrarnos as�, por lo que con mucho esfuerzo cog� a
tientas un pa�uelo de la mesita, limpi� lo mejor que pude el culo y co�o de mi
mujer, y despu�s mi polla. Le sub� las braguitas, me sub� los calzoncillos, le
pegu� dos pellizquitos en los pezones y me dorm�.



No se cuantas horas dorm�. Solo se que me despertaron al d�a
siguiente a la hora del almuerzo mi mujer con mis dos ni�as, con la inestimable
ayuda de dos cojines con los que me aporrearon. Me levante, bes� a mi mujer, a
mis hijas, y me di una ducha r�pida. Ya estaba acabando, cuando mi mujer entr�
en el ba�o. Me dio un beso, este ya menos casto que el anterior, y acto seguido
con una mirada divertida va y me dice:



- Dormil�n, �no te diste cuenta de nada cuando te acostaste
anoche?



- No, �de que me ten�a que dar cuenta?



- Me dispon�a a alabar lo suave de su culo al follarla
anoche, cuando va y me suelta:



- Ayer cuando te acostaste, la que estaba en la cama era mi
hermana, Berta. Yo estaba durmiendo en el piso de abajo, en la habitaci�n de
invitados. Menos mal que no se te ocurri� hacerle nada libidinoso. Ella ya me ha
contado que antes de dormirte le apretaste el culo, y te quedaste dormido
enseguida. Eres un bandido.



Tras eso me dio otro beso, y me sigui� contando:



- Se ha peleado con su marido durante tu ausencia, y no tuve
ocasi�n de cont�rtelo. Est� tomando antidepresivos, y le he dejado nuestra cama
mientras t� no estabas para que estuviera m�s c�moda. Lo ha pasado muy mal, su
marido es un gilipollas. Ya te lo contar�. Estar� una temporada con nosotros
hasta que se aclare un poco las ideas. Necesita toda nuestra ayuda.



- Bueno, �Y tu que? �Acabaste antes la instalaci�n esa?



- Ehhhhhh, s�, s�, claro. Trabaj� m�s horas para acabar
antes.



- Luego hablaremos con m�s calma, vale. Me voy a la cocina.



Me dio otro besito, se agacho, me pego un beso en la punta de
la polla, y se fue. Mientras sal�a por la puerta me dijo:



- Siento mucho cari�o que tendr�s que esperarte hasta la
noche para que podamos hacer el amor.



Dios m�o. �Me hab�a follado a mi cu�ada! Accidentalmente,
pero me la hab�a follado. �Por qu� no me par� en cuanto se despert�? Bueno,
igual no pudo. La verdad es que fue genial, pero yo no sab�a ni not� que no
fuera mi mujer. Aunque mi cu�ada tiene dos a�os m�s que mi mujer, son muy
iguales f�sicamente, incluso tienen un timbre de voz muy parecido, por lo que no
pude distinguirlas ni por los gemidos. Las diferentes actitudes sexuales, gestos
y movimientos durante la follada los atribu� a que estaba muy caliente y
necesitada, como yo. Y con la luz apagada, pues, definitivamente, no me di
cuenta.



Y encima, hab�a tenido una bronca con su marido. La verdad es
que no me extra�aba. Mi cu�ado, Roberto, es un capullo. Mi mujer y mi cu�ada son
mujeres bonitas, que se cuidan y se mantienen muy bien. Mi mujer tiene ahora 33
a�os y mi cu�ada 35, y tienen todo en su sitio. Pero m� cu�ado es un fan�tico
del f�tbol. Est� siempre mirando partidos, por la tele, en el bar, en el
estadio. Se va de viaje a ver su equipo. Se gasta montones de dinero en todo
esto, y adem�s de eso en apuestas, en aportaciones a las pe�as y asociaciones de
no se que leches, y nunca est� en casa. Y cuando est�, es para ver f�tbol con
sus amigos, tanto o m�s fan�ticos que el. A mi me gusta el f�tbol, pero no hasta
estos extremos. Aunque llevaban un a�o de casados m�s que nosotros, no ten�an
hijos. Yo pienso que de tanto f�tbol ni siquiera follaba con su mujer.



En fin, baj� hacia el comedor. No tenia ni idea de que hacer,
ni que cara poner al ver a mi cu�ada. Mi mujer y las ni�as estaban en la cocina.
Bes� a las ni�as, a mi mujer, y me puse a preparar la mesa del comedor. En el
comedor estaba mi cu�ada. Estaba muy nervioso. Le salud� lo m�s normalmente que
pude:



- Buenos d�as, Berta. (Ten�a mucha verg�enza).



- Buenos d�as Pepe, aunque creo que mejores fueron ayer las
noches.



Yo me qued� estupefacto. Mir� si mi mujer nos hab�a o�do,
pero estaba en la cocina. Solo pude medio decir:



- Berta, bueno, yo, � no sab�a que eras t�. Lo siento.



Me hizo callar, y me dijo:



- D�jalo. Ya s� que no lo sab�as, pues mencionaste varias
veces a Mar�a, mi hermana, por lo que era obvio que te pensabas que era ella. Y
yo no pude pararte. Los antidepresivos que estoy tomando me dejan KO, y cuando
me despert�, pues ya me estaba corriendo. Sabes, con mi marido jam�s he tenido
un orgasmo, pues se corre solo meterla. Sencillamente no pude decirte que
pararas ni antes ni despu�s, porque fue la primera vez que disfrutaba en muchos
a�os. T� no lo sab�as, yo no pude parar, y ya est�. Mira, has ayudado a que me
de cuenta que en cuanto al sexo el error no es m�o, sino del cabronazo de
Roberto. Dej�moslo ya.



- Si ya, pero �Y Mar�a? yo no la he enga�ado nunca.



- Es que no la has enga�ado. Ha sido una confusi�n, eso es
todo.



- Menuda confusi�n.



- Pepe, d�jalo ya.



Dej� el tema, y preparamos la mesa. Mi mujer mientras trajo
la comida y nos pusimos a comer todos juntos. Siempre comemos sin TV, por lo que
charlamos sobre mi estancia en Corea, an�cdotas de all�, sobre la comida (que
mal se come cuando sales de Espa�a, por Dios, no puedo hablar de la comida en
Am�rica, pues nunca he estado, pero en Asia es fatal). Fue una comida amena,
poni�ndonos al d�a de todo y arreglando el mundo.



Pero yo, aunque gastaba bromas, hac�a chistes y me lo pasaba
muy bien, no paraba de darle vueltas al asunto de anoche. Yo no ten�a secretos
con mi mujer, y no quer�a empezar a tenerlos ahora, ni siquiera por accidente.
As� que por la tarde, aprovechando que hab�a le�do que estrenaban una pel�cula
de dibujos animados en el cine, invit� a mi cu�ada a que llevara a las ni�as al
cine. As� podr�a hablar con mi mujer. Me fui al comedor, y sentado en el sof�,
mientras esperaba que se fueran pensaba en el modo de dec�rselo a mi mujer.



En cuanto se fueron, mi mujer vino corriendo, se lanz� encima
de m� y me abraz�. Empez� a re�irme:



- �No te da verg�enza no esperar a la noche a que hagamos el
amor? No tienes remedio. Por un d�a yo estoy de acuerdo.



Y empez� a darme besos, y a apretarme el paquete por encima
de los pantalones. Yo la verdad, estaba muy confuso, muy nervioso, aturdido, por
lo que no respond�a a sus besos y caricias. Ella enseguida not� que pasaba algo,
por lo que par�:



- �Te pasa algo Pepe? Parece que te haya besado Dar Vader.



- S�, mira, ver�s Mar�a, yo �, esto �, ayer yo ten�a sue�o,
pero antes, veras, yo estaba muy excitado y, esto�. Ufff que dif�cil es
explicarte esto.



- �Que tratas de explicarme, Pepe?



Estaba muy nervioso, ten�a miedo de que esto hiciera peligrar
nuestro matrimonio, pero no pod�a callarme, as� que le cog� de las manos, le
mir� a los ojos y se lo solt� de golpe.



- Mar�a, tu hermana no te ha dicho la verdad. No es cierto
que yo solo le tocara el culo. Ella estaba dormida, y yo, pensando que eras t�
le hice el amor. A la mitad del acto ella se despert�, pero no fue capaz de
pararme ni decir nada. No se porque, pero no me advirti�. Yo no not� que no eras
tu, y.. Bueno, estoy muy avergonzado. No te he enga�ado nunca, y de verdad que
no sab�a que era tu hermana.



- Pepe, para, para. Mira, mi hermana no me ha enga�ado. Ayer
me despert� temprano y me lo cont� todo. No tengo secretos con mi hermana, ni
ella conmigo. Ya s� que tu ignorabas que no fuera yo, pues mientras te la
follabas no parabas de nombrarme. Y adem�s, cuando esta ma�ana te he dicho que
era mi hermana la que estaba en la cama has puesto una cara hijo, que me has
confirmado que no lo sab�as.



- Entonces, �ya lo sab�as?



- S�.



- �Y no te importa?



- Mira, no. Cuando mi hermana me lo ha contado, me ha dado
mucha rabia. Pero luego, pens�ndolo con calma, me he dado cuenta que realmente
tu no me has enga�ado. Y ella, cuando por fin se ha despertado y ya era
consciente de lo que estaba pasando, ya se estaba corriendo en su primer orgasmo
con un macho en muchos a�os, por lo que no pod�a parar ni siquiera queriendo. Es
completamente cierto que estaba dormida, y no te not� para nada. Le cuesta mucho
despertarse por los antidepresivos, te lo digo yo que he tenido que despertarla
despu�s de la pastilla y es muy dif�cil.



- Y en cuanto a porque fing� no saber nada, pues yo pens� que
se te har�a m�s f�cil llevar esto si cre�as que yo no lo sab�a. Me halaga que me
lo hayas contado, cari�o.



- �De verdad?



- De verdad. Me hace feliz que no hayas querido ocult�rmelo.
Ahora bien, no se te ocurra enga�arme con otra, o te la corto, entendido, te la
corto.



- Vale, vale.



- Y ahora, basta ya de palabras.



Mar�a me hizo callar y empez� a besarme, con pasi�n. Nos
bes�bamos y entrelaz�bamos nuestras lenguas. Alargue mi mano derecha y empec� a
amasarle el culo. �Que delicia! Y con la izquierda empec� a tocarle las tetas.



Estaba en la gloria.



Mar�a con su mano derecha me desabrocho los pantalones, me
baj� la cremallera, baj� los calzoncillos y se asi� de mi polla, que ya empezaba
a estar morcillona. No pude menos que decirle:



- Ehh, que prisa tienes.



- No lo sabes tu bien, Pepe. Estoy ardiendo. No se si son los
d�as que llevo sin follar, o pensar en como ayer te tirabas a mi hermana, o
ambas cosas.



Mientras dec�a esto se bajaba lentamente hasta tener su pene
delante de sus ojos. Le empez� a dar besitos, y despu�s de eso le dio unos
leng�etazos, como a un helado. Cerr� los ojos, y con una cara de vicio incre�ble
se la meti� todo lo que pudo en la boca.



Dios que mamada. Sub�a y bajaba mientras me succionaba
continuamente. Cuando bajaba se la encajaba hasta mis pelotas, y al subir se la
sacaba entera excepto el glande, que lam�a y chupaba con mayor fuerza, tras lo
que iniciaba de nuevo la maniobra.



Yo no me iba a quedar quieto. Quer�a mi raci�n de co�o, as�
que la puse de pie, le quit� los pantalones y las bragas a la vez y la puse
encima de m� de nuevo, pero invertida, para realizar un 69. Volvi�
inmediatamente a la mamada, pues estaba cachond�sima.



Delante de m� estaba su co�o. Que maravilla. Lo ten�a
arregladito, con el pelo corto. Los labios mayores estaban entreabiertos, y
dentro se ve�a perfectamente toda su rajita, empapada, brillante de sus jugos.
Estaba realmente muy cachonda.



La quise hacer sufrir un poco, as� me acerque lentamente.
Cuando not� mi aliento en su co�o gimi� y me lo acerc�. Me apart� y empec�
lami�ndole las ingles, despacito, acerc�ndome lentamente al agujerito del co�o
para saltar a la otra ingle un poco antes de llegar a la rajita. Ella jadeaba,
me chupaba la polla con fuerza, mov�a el culo en c�rculos buscando mi boca. Otra
vez inici� el movimiento para lamerle la rajita, y en el �ltimo momento cambi�
la trayectoria al ano. Al iniciar el contacto de mi lengua con el ano ella
empez� a llorar, suspirar, gemir, gru�ir, no se algo indescriptible. Yo estaba
disfrutando como nunca de su mamada, as� que ya no la hice esperar m�s. Le puse
suavemente la lengua en la entrada de su co�o, sin apretar, y la mov� arriba y
abajo por la rajita, pero por su parte exterior, sin meterla aun dentro de sus
labios mayores.



No os se explicar lo que hizo. Sac� el culo al m�ximo,
gritaba, pero con la polla dentro no se entend�a nada. Creo que me estaba
insultando. Era algo as�:



Gruffippppollags. vengAhhhhhhgggg, ohhhhhhhhgggg,
chgggupmmmmmm, cggggabbbbrggggggggs.



Lleg� el momento, y le met� de golpe y lo m�s hondo que pude
la lengua en su agujero del co�o. No se lo esperaba, por lo que se arqueo toda
ella, menos el culo, que me lo estamp� m�s contra mi cara, se sac� la polla de
la boca y se alzo ella a cuatro patas todo lo que pudo, gritando como una loca:



Ahhhhhhh, ohhhhhhhh, me corro, me corroooooooo.
Siiiiiiiiiiii, ohhhhhhhhh me matas, ohhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhh, me muerooooooooo,
ohhhhhhhhhhh



Vi que no la pod�a hacer esperar m�s, por lo que como pude le
di la vuelta y la sent�, d�ndome la espalda encima m�o. Cog� la polla, la puse a
la entrada de su maravilloso co�o, y la dej� caer de golpe encima m�. Sonaron
simult�neamente el chop de su co�o al encajarse mi polla de golpe hasta el
fondo, el plas de sus muslos al golpear los m�os y su grito:



Ahhhhhhhhhh, ohhhhhhhh. Que grande, que gusto. Me corro otra
vez, ohhhhhhhhhh.



Estaba temblando, y gimiendo otra vez en otro orgasmo. La
cog� del culo y empec� a bombearla con el m�ximo de rapidez posible. Parec�a un
pist�n. Ella gem�a y gem�a.



- No pares cari�o, m�temela hondo, m�temela, que me estoy
corriendo sin parar. Ohhhhhh. Ahhhhh



- �Estabas necesitada, verdad cari�o?



- Siiiiii, ohhhhhh, siiiii.



- �Necesitabas mi rabo, preciosa? (Y par� de bombearla)



- S�, quer�a tu rabo. F�llame, no te pares. �Porque has
parado? Venga dale.



Volv� a bombearla, ahora con menos rapidez, pero d�ndole muy
fuerte en cada metida. Ella acompa�aba cada metida con un Ohhhhhh.



Ella segu�a sentada, d�ndome la espalda y acompa�aba mis
envestidas moviendo su culo adelante atr�s, con la polla bien metida. Le di la
vuelta, para tenerla sentada frente a m�, y reiniciamos el mete saca.



De verdad, despu�s de varias semanas sin follar con ninguna
hembra, no sab�is (o igual si) lo glorioso que resulta follarte a una hembra
bien caliente, bien zorra, y hacerle gritar de placer (bueno, en mi caso dos
hembras).



Le desabroche la blusa, le sub� los sostenes y mientras le
segu�a follando le chupaba los pezones. Cog�a con mis labios el pez�n derecho,
succionaba fuerte, le pegaba un lamet�n, y pasaba al izquierdo. Otro chupet�n,
otro lamet�n y al derecho. Todo esto mientras volv� a acelerar el ritmo y le
presionaba con mi barriga para que ella pudiera refregarse m�s con su co�o. Paso
otra vez lo que hab�a de pasar.



Ohhhhhhhhh, Me corro, cari�o, me corro. Me derritooooo,
Ohhhhhhhhh. No pares, no pares. Ohhhhhhhhh siiiiiiiii, dame, ch�pame los
pezones, f�llame, venga ohhhhhhhhhhhh.



Le cogi fuerte del culo y me levant� con ella hincada en mi
polla. Ella inmediatamente me rode� con sus piernas por detr�s de mi espalda y
nos abrazamos. Me la estaba follando de pie. Me acerque andando a la pared, la
apoy� y volv� a bombear, ahora ya como un martillo neum�tico. Se corri� una vez
m�s, o le duraba todav�a el de antes, la verdad se me hace dif�cil de
distinguir:



Ohhhhhhhh, Ahhhhhhhh



Y me corr� yo tambi�n. Se me hinch� al m�ximo la polla y le
llene el co�o de leche.



Siiiiii, me corro, toma mi leche toma. Ohhhhhh



Ohhhh, que calentita, ohhhhhh. D�mela toda.



Quedamos as� de pie un rato, hasta que como en c�mara lenta
nos bajamos y quedamos m�s o menos ca�dos en el suelo, yo debajo de ella, y ella
mirando para la pared, d�ndome el culo. Est�bamos cansados y hab�amos gozado
mucho. Nos adormecimos.



Lo �ltimo que recuerdo antes de cerrar los ojos fue su
co�ito, un poco abierto, completamente lleno de leche, y un reguero de semen
desde su agujero del co�o hasta el suelo, pasando por sus ingles y nalgas. Era
precioso, una imagen que no olvidar�. Y me dorm�. Ella tambi�n.



No se cuanto rato pas�, pero no fue demasiado tiempo, y me
despert�. Ella ten�a los ojos abiertos, y me miraba. Estaba radiante. �Como
quiero a esa mujer! Le ayud� a levantarse, nos vestimos, ventilamos el comedor,
ordenamos un poco y nos sentamos a hablar.



- Pepe: Mar�a, �Qu� es lo que ha pasado entre Berta y
Roberto?



- Mar�a: Ya sabes que mi hermana ten�a problemas con Roberto



- Pepe: �Problemas? El cabronazo de Roberto que es un
machista, y no le hace pu�etero caso a Berta. Siempre fuera de casa, viendo
partidos, en la pe�a, y si no de viaje para ver el partido de turno, o vete a
saber tu que. Este a�o, con la mierda de la Champions ya ha sido el remate. Pero
esto ya duraba desde novios. Durante los dies a�os que llevar�n casados �



- Nueve, llevan nueve a�os.



- Bueno, pues nueve. Digo que durante los nueve a�os que
llevar�n casados ha sido siempre as�. Incluso el la oblig� a dejar su trabajo
para atender la casa. Ella acept� eso, y ha aceptado que la ningunee, que la
trate como una in�til. �Qu� es lo que ha cambiado?



- Cuando tu te fuiste de viaje, mi hermana llevaba ya meses
muy mal. A lo largo de estos nueve a�os se ha ido haciendo a la idea de que ella
no sirve para nada, que no puede dar su opini�n en nada porque no sabe nada ni
sirve para nada. Eso es lo que le ha venido diciendo y repitiendo Roberto. Al
principio ella rechazaba esta idea. Pero a base de tiempo ha acabado deprimida,
como estaba deprimida no hac�a nada �til ni en casa ni fuera de ella, al no
hacer nada de nada, su marido ten�a argumentos para atacarla y tratarla de
tonta, vaga, rara, sosa y cosas mucho peores.



- �Y que es lo que ha pasado para que ella reaccione?



- Ya sabes que pese a todo esto, yo sigo muy unida a mi
hermana. La he ayudado en todo durante estos a�os, pese a que Roberto intent�
alejarla de m�.



- Si



- Pues bien, Roberto ha pedido un pr�stamo de 12.000 � para
poderse ir a Alemania y ver todos los partidos de la selecci�n en el Mundial,
adem�s de visitar no se que narices all�. Y adem�s le paga el viaje a un amigote
suyo. Y por supuesto no va con mi hermana.



- �Pero si est�n fatal de dinero!



- Ya lo se. Ella no estaba dispuesta a aceptarlo. Tuvieron
una discusi�n muy fuerte. El le dijo que como el que trabajaba era �l, �l con su
dinero hac�a lo que le daba la gana. Que ella no ten�a voz ni voto, que no
servia para nada, ni siquiera para follar, y que si no le gustaba que se fuera.



- �Y tu hermana se fue sin mas?



- No. Me llam�. Me lo cont� todo. Yo le aconseje que
busc�ramos asesoramiento profesional. Yo la acompa�� a un abogado especialista
en divorcios., y hay base para acusarle de �, no se que palabra us�, pero bueno,
de insolidaridad econ�mica, o de negaci�n de auxilio, o no se que tecnicismo.
Adem�s, ella esta con depresi�n, y tenemos los papeles del m�dico, y el ha sido
el causante de esto. El m�dico ya ha expedido el correspondiente certificado,
por lo que se le pueden reclamar da�os y perjuicios.



- Si piensas en que le pase una pensi�n, o sacarle una
cantidad importante de dinero vais listas. Ese in�til se gasta hasta el �ltimo
duro que pilla en sus tonter�as, y est� sin un duro. Adem�s est�n de alquiler, y
no tienen propiedades. El coche de Roberto tiene m�s a�os que Matusal�n, por lo
que no creo que consigamos nada.



- Si hay una cosa que podemos conseguir, que la deje en paz,
que le embarguen el sueldo y le obliguen a irse lejos de mi hermana.



- Bueno, eso si. �Y cuando se vino para aqu�?



- Entre el abogado, su m�dico y yo se dio cuenta de que
estaba perdiendo el tiempo con Roberto. Recogi� sus cosas y se vino a la semana
de tu irte. No te dije nada por que no te quer�a agobiar con estos l�os estando
t� all�.



- Te lo agradezco, la verdad es que el trabajo fue muy
agobiante, por lo que realmente poco pudiera haber hecho, aparte de
desconcentrarme y quiz�s tenerme que quedar mas tiempo para acabar.



- Eso pens�.



- De todas formas, est� bastante mejorada. Ya viste que la
confund� contigo



- Calla tonto, no me lo recuerdes m�s. Ver�s, la he puesto a
dieta, hemos hecho ejercicio, la llev� a la peluquer�a, hemos tirado
pr�cticamente toda su ropa. Ya sabes que ese energ�meno la obligaba a vestir
ropa de monjas.



- Si, parec�a que llevara un burka, o algo parecido a eso.



- Si. De momento lleva mi ropa. En 15 d�as ha cambiado mucho.
Adem�s esta ma�ana parec�a otra. Ten�a la cara iluminada. Los ojos los ten�a
luminosos.



- Es que una mujer mal follada no puede ser feliz.



- Ser�s tonto. Como se te ocurre decir eso.



- Es broma mujer.



- Lo que si es cierto es que algo ha cambiado en ella despu�s
de, eso, ejem, de lo de anoche.



- �Oye, Mar�a, desde cuando toma antidepresivos?



- Desde que dej� a su marido, y se vino aqu�. Har� unos 15
d�as.



- Quisiera hablar con su m�dico y elegir una estrategia para
ir quit�ndole esa medicaci�n. Como medida de urgencia me parece bien, pero como
se acostumbre a eso ya no podr� dejarlos.



- En eso ya he pensado yo. Llam� al m�dico ayer y me dijo que
a la que la vi�ramos mejor que dejara de tomarlos, disminuyendo progresivamente
las dosis en 3 d�as. Yo, como esta ma�ana la he visto mejor ya he empezado.



- Bien. Y en cuanto a su vida, �Qu� planes tiene?



- Est� completamente empe�ada en ponerse a trabajar limpiando
casas por horas.



- Pero si ella es auxiliar contable, igual que tu.



- Si, pero dice que lleva demasiados a�os sin trabajar de eso
y que nadie la iba a coger habiendo chicas jovencitas m�s preparadas y m�s
guapas.



- Esta noche hablaremos de eso con ella. Lo de m�s guapas lo
dudo mucho, y lo de m�s preparadas, eso lo podemos arreglar.



- �Qu� quieres decir?



- �Te acuerdas de que cuando dejaste el trabajo por las ni�as
dijimos que a la que crecieran un poquito y fueran al colegio volver�as a
trabajar?



- S�.



- Pero ahora, varias veces que te has animado a buscar
trabajo, a la postre te has visto poco preparada o falta de rodaje.



- Si, es que son 4 a�os sin trabajar.



- Pues mira. Resulta que me encontr� en el aeropuerto con un
excompa�ero del instituto, Fernando. Pues bien, tiene una academia privada
concertada por el gobierno. El pr�ximo mes empieza un curso de 3 meses
semipresencial de direcci�n y organizaci�n de empresa dirigida a contables que
se quieran reciclar. La mayor parte de las materias los alumnos las estudian en
su casa, y all� asisten dos d�as dos horas cada d�a para realizar pr�cticas y
repasar conceptos. No es muy caro, y yo hab�a pensado que asistieras, solo que
no hab�a tenido ocasi�n de cont�rtelo. Pues asist�s las dos, y ya est�. Adem�s,
tiene bolsa de trabajo, por lo que es muy f�cil que al acabar teng�is alguna
oferta de empleo.



Se nos pas� la tarde hablando de esto, y de lo otro. Mi mujer
estaba especialmente ilusionada en lo del curso, poderse reciclar, y que lo
pudiera hacer su hermana tambi�n. Est�bamos un poco preocupados por si
aceptar�a, pero hab�a que intentarlo.



Acordamos que para que no estuviera mi cu�ada sola en el piso
de abajo, en la habitaci�n de invitados, comprar�amos una cama, una mesita y un
armario sencillo y le habilitar�amos el cuarto de la plancha (que estaba
pr�cticamente vac�a) como su habitaci�n. As� estar�a con nosotros, y adem�s
tendr�a el ba�o cerca.



Cuando regres� Mi cu�ada con las ni�as estaba contenta,
feliz. Se lo hab�a pasado en grande con sus sobrinas. Eso la hab�a hecho
sentirse �til y bien consigo misma. Y adem�s, seg�n me enter� luego por mi
mujer, un "bondadoso" alba�il le grito desde arriba el andamio alguna cosa
relativa a un polvo que presuntamente le echar�a, y eso la hab�a hecho sentirse
alagada.



Por la noche cenamos todos juntos, tranquilamente, y
acostamos a las ni�as, tras lo que yo inici� la conversaci�n:



Pepe: Berta, quiero que sepas que para nosotros eres una m�s
de la familia y nos gustar�a que te quedaras con nosotros una larga temporada.
Me gustar�a que sintieras que esta es tu casa.



Maria: Pepe y yo hemos hablado y, si te parece bien, ma�ana
mismo podemos ir a comprar una nueva habitaci�n para ti. Te instalar�s en el
cuarto de la plancha. �Qu� te parece?



Berta: Muchas gracias, no se que decir



Pepe: Pues di que s�. Otra cosa me gustar�a comentarte,
Berta. Mar�a me ha dicho que tienes intenciones de empezar a trabajar.



Berta: As� es.



Mar�a: Voy a empezar un curso de direcci�n y organizaci�n de
empresas dirigido a contables que se quieran reciclar, o sea, nosotras. �Por qu�
no vienes conmigo?



Berta: Eso va a costar mucho dinero, y ya vais a comprar una
habitaci�n. No puede ser, ser�a un abuso. Yo tengo que trabajar, comprar mi ropa
y pagar mis gastos. Mi habitaci�n la pienso pagar yo, pero a esto ya no llego.
No puedo pagarme ese curso, y no quiero que lo hag�is vosotros. Me pondr� a
limpiar casas inmediatamente.



Pepe: Esto no es as�. Eres una m�s de la familia ahora mismo,
y en la familia no hay balances debe/haber. Olv�date de todo esto. Con el
viajecito este de marras mi jefe me va a pagar entre la compensaci�n por el
viaje y la prima por acabar antes el equivalente a 4 meses de sueldo. Pod�is
hacer el curso, podemos comprar tu habitaci�n, y no se hable m�s.



Berta se ech� a llorar, pero de felicidad. Nos abrazamos los
tres y nos fuimos a dormir.



Al d�a siguiente, compramos la habitaci�n de Berta, todos
juntos, incluso con las ni�as. En los d�as siguientes mi mujer y Berta compraron
ropa para mi cu�ada, trajeron su habitaci�n, se instal� en ella y empezaron el
curso. No pas� nada digno de contar, excepto que mi cu�ada dej� de tomar
antidepresivos y estaba muy feliz. Yo hac�a el amor con mi mujer, incluso varias
veces al d�a, fue espl�ndido, pero para no repetirme no lo contar�.



Solamente es interesante lo que pas� por la noche una semana
despu�s de mi llegada. Est�bamos acostados, y yo estaba ejerciendo mi derecho
conyugal. O sea, que me estaba follando a mi mujer, vamos. Est�bamos muy
cansados, por lo que no hicimos ning�n numerito especial. Le lam� un poco el
co�o, y despu�s nos pusimos estilo misionero. El final de todo esto fue del
siguiente modo:



- Pepe, pepe, me corro, me corro, Ahhhhhh, Ohhhhhh siiiiiiii,
siiiiii



- Yo tambien me corro cari�o, siiiiiii, ohhhh, los dos juntos
ohhhhhh, ahhhh



[ �.. ]



[ �.. ]



- Ahhhhhh



Ese suspiro, fue de Berta, pues nosotros dos en ese momento
est�bamos abrazados en silencio. No pudimos evitar re�rnos un poco.



- Pepe: Maria, tu hermana �



- Mar�a: Calla marrano. Ella tambi�n tiene derecho, �no?.



- Pepe: Si, claro, si yo no digo que no. Pero, �no ser� que
nos estaba escuchando?



- Mar�a: Quiz�s. Pero algo tendr� que hacer la pobrecita,
�no?



- Pepe: Pero a base de deditos, no se si aguantar� mucho. Ya
sabes, cuando se ha probado la ternera, la ensalada sabe a poco.



- Mar�a: �Que bruto que eres! Pero creo que tienes raz�n. En
fin.



- Pepe: Buenas noches cari�o.



- Mar�a: Buenas noches.



Ese d�a cambi� algo. Ella nos escucho, se masturb� al mismo
tiempo que nosotros y no se reprimi� de gemir de gusto (as� se lo confes� a mi
mujer). Simplemente ten�a tal calentura que no pudo aguantarse.



En d�as sucesivos mi cu�ada estaba m�s nerviosa, m�s
irritable. Ten�a altibajos de humor. Un mes despu�s de mi llegada, era s�bado,
est�bamos viendo una pel�cula por la TV antes de acostarnos. Las ni�as dorm�an.
La pel�cula estaba por la mitad, poco m�s o menos, y empezaron los anuncios. En
fin que os voy a contar. No se como ser� en Latinoam�rica, pero en Espa�a cuando
dan anuncios a la mitad de una pel�cula te da tiempo de ir al lavabo, de
ducharte, de cocinar, de escribir una �pera, de aprender lat�n, de hacer encaje
de bolillos, en fin, para todo.



Yo y mi mujer nos fuimos a la cocina a beber agua, y mi
cu�ada se fue para arriba. Cuando pasaba la vi muy turbada, pero no le di mayor
importancia. Al poco rato, mientras brome�bamos con mi esposa por el tama�o de
mis pies (tengo los pies grandes la nariz grande, y el pene � normal, que se le
va a hacer, no todo puede ser grande), simplemente me obligo a subir a nuestro
cuarto. Me hab�a comprado unas zapatillas para estar por casa y me las quer�a
ense�ar (de ah� el tema de mis pies).



Cuando nos acerc�bamos a las habitaciones dejamos de hacer
ruido y de hablar para no despertar a las ni�as. Y cuando pasamos por el lavabo,
o�mos:



- Ahhhhhh, Ohhhhhh, Pepe, cuanto te necesito, ohhhhhhhh,
ahhhhhh, h�zmelo otra vez siiiiiiiiiii, ohhhhhhh, me corro, me corro,
Ohhhhhhhhhhh, Ahhhhhhhh.



Cog� a mi mujer de la mano y nos fuimos zumbando para abajo.
Nos sentamos en el sof� y hicimos como que no hab�a pasado nada. Intent� hablar
sobre el tema con mi mujer, pero me hizo callar. Ten�a raz�n, era un tema muy
serio y hab�a que hablarlo con calma.



Cuando apareci� mi cu�ada, estaba m�s relajada (como no).
Procuramos actuar con normalidad. No pude evitar echarle un vistazo. �Quien la
ha visto y quien la ve! Antes parec�a un madre de la revoluci�n iran� (Ya
sab�is, la moda Ayatol� Homeini). Y ahora� Vest�a un pijama de verano de
pantal�n corto y tirantes. Llevaba sujetador, no os vay�is a pensar, y el
pantal�n era corto, pero de los que llegan justo arriba de la rodilla estando de
pie. No se trata de la carne que estaba visible, sino del porte de ella. Entre
la gimnasia, la dieta (m�s que dieta, orden en el comer, no pastelitos, si fruta
y verduras) y que la ropa estaba elegida con precisi�n militar (buena es mi
mujer para esto), estaba preciosa. �Que tetas, que culo! La hubiera desnudado al
instante. Adem�s, ella es rubia, muy rubia. �Tendr�a rubio el chumino? Nunca
hab�a visto uno rubio en carne y hueso. Bueno, en realidad solo hab�a visto dos
chuminos el de mi mujer y el de una novia que tuve en la universidad. Cuando se
sent�, le quedaron al aire casi todos sus muslos. �Que buena estaba!



En fin empez� la pel�cula: (16 minutos 13 segundos 43
d�cimas). Lo siento, pero cronometro el intermedio. Siempre lo hago. Y no es
broma, es lo que duran los anuncios. Cuando acab� la pel�cula nos fuimos a
dormir. Bueno, a la cama, lo de dormir�



- Buenas noches Berta



- Buenas noches cu�adita.



- Buenas noches parejita.



Ya en la cama, y hablando en susurros (para que no nos oyera
Berta):



- Pepe: Mar�a, esto no puede seguir as�. Sufro por tu
hermana. Est� muy mal. Me imagino que ahora que ve en nosotros que es posible
una convivencia, pacifica, buena, enriquecedora y sexualmente interesante, ella
lo hecha de menos. Y m�s al haber comprobado ella misma lo que es una buena
raci�n de sexo. Lo digo con total seriedad, incluido esto �ltimo.



- Mar�a: No, si ya te he entendido. Yo tambi�n estoy
preocupada. Est� peor de lo que te imaginas. Yo la he pillado masturb�ndose la
tira de veces. Siempre es despu�s que tu la besas, le gastas alguna broma, o
tienes alguna gentileza con ella. No es que me parezca mal que se masturbe. Pero
es que va a acabar desquici�ndose.



- Pepe: Ahora mismo seguro que ya est� otra vez con su dedito
dale que te pego. Me sabe mal. Yo la animar�a a buscarse un novio, pero creo que
es peor el remedio que la enfermedad.



- Mar�a: Ni se te ocurra lo de buscarle novio. Yo no se que
ha pasado con los hombres buenos, comprensivos, caballeros, amables, sexualmente
altruistas, altruistas en general, inteligentes.



- Pepe: Cari�o, �existen tales personas?



- Mar�a: Si que existen. Yo, bueno, no es que lo haya
encontrado, no te vayas a creer, pero tu eres bastante apa�adito. Pero siguiendo
con lo que dec�a, los hombres � Los HOMBRES, en may�sculas, de la edad adecuada
para ella, ya est�n sentimentalmente comprometidos. La mayor parte de los
hombres disponibles de esa edad no buscan a una persona para compartir cosas.
Busca tres agujeros donde hundir su polla.



- Pepe: Me gustar�a negarlo. Pero creo que tienes raz�n.
Mientras hablabas estaba repasando todos mis amigos y compa�eros de trabajo. No
ser�a capaz de seleccionar a ninguno para ella. Pero es que, suponiendo que
pudi�ramos seleccionar a alguno, entonces �Qu� hacemos? �De celestinos?



- Mar�a: Naturalmente que no. En cuanto a hacer que se vaya a
vivir sola, solo pensarlo me irrita. Es desleal, cobarde. Nosotros a ser felices
y ella a pudrirse triste y sola.



- Pepe: No se puede ir de ninguna manera. Adem�s, somos muy
felices los cinco juntos. Incluso al combinarnos los tres las cosas del hogar y
el cuidado de las ni�as, es mucho mejor. Creo que t� tienes un gran apoyo
estando ella y las ni�as est�n encantadas con su t�a. Y yo, la verdad, me gusta
su presencia. Creo que es una buena idea que est� aqu�, y me gustar�a que fuera
feliz. Pero, y el amor. �C�mo cubrimos su necesidad de amor de un hombre, que la
quiera a ella?



- Mar�a: Mira Pepe, yo no he hablado con ella directamente de
esto. Pero ya sabes que tengo much�sima confianza con mi hermana. Por
conversaciones que he tenido, he notado que te adora. T� la valoras, la mimas,
bromeas con ella. Como haces conmigo y las ni�as, pero ella no estaba
acostumbrada a esto. No solo esto, el curso nos va bien, seguramente la semana
que viene ya podremos iniciar las pr�cticas en una empresa. Tu la ayudaste a
iniciar el curso, y la estas ayudando con algunas materias como con la
inform�tica. Adem�s, le has estado llevando todo el tema del papeleo para el
divorcio. Est� encantada. Y encima, cuando le hiciste el amor por error, fuiste
dulce, apasionado, cari�oso, y un poco (lo justo) guarro. La tienes muy
satisfecha (en el sentido moral y f�sico). Ella debe estar enamorada de ti.
Estoy convencida de esto.



- Pepe: Menudo problema. Pues ya me dir�s que vamos a hacer.
No me interpretes mal, Tu hermana es una buena chica. La encuentro simp�tica, es
agradable y f�cil convivir con ella. Incluso te dir�a que me resulta atractiva.
Pero yo estoy casado contigo. Y te quiero a ti.



- Mar�a: Mira Pepe, yo te quiero un mont�n. Pero piensa, t� y
yo queremos que mi hermana sea feliz, �Verdad?



- Pepe: Ciertamente.



- Maria: Pero vemos poco probable que lo sea con alg�n novio
que pueda encontrar, �no es cierto?



- Pepe: As� es.



- Mar�a: Por otro lado, no podemos dejarla de mera
espectadora de nuestra felicidad, tanto si se queda con nosotros como si se va,
�no es as�?



- Pepe: Por supuesto.



- Mar�a: Entonces solo queda una soluci�n. Yo he pensado en
ello, y aunque es inveros�mil me parece una soluci�n justa y buena. Y
beneficiosa para todos, incluso para m�.



- Pepe: Me tienes intrigado. �De que se trata?



- Mar�a: Berta debe participar de nuestra felicidad. Debemos
ser una sola familia. Debe integrarse en nuestro matrimonio.



- Pepe: Mar�a. No se si te estoy entendiendo.



- Pepe: Quiero que t� seas el marido de las dos.



- Pepe: �Co�o!



Es la �nica expresi�n que me sali�. Realmente era la �nica
soluci�n buena para todos. Pero no estaba muy seguro del final de todo esto.



- Mar�a: Pepe, ya se que te has sorprendido, pero dime que
piensas.



- Pepe: Pienso que despu�s de todos estos a�os yo sigo
enamorado de ti. Te quiero. Por eso me cas� contigo, y por eso seguimos juntos.
Pero yo no estoy enamorado de ella. Ella tiene derecho a que la quieran y la
deseen.



- Mar�a: Pepe, no me negar�s que cuando se ha sentado en el
sof� te has mirado a mi hermana de arriba abajo.



- Pepe: Si, es verdad. Pero �



- Mar�a: Espera, no me interrumpas. La mirabas con ojos de
deseo, no lo niegues.



- Pepe: Esto, � vaale, s�, de acuerdo, es cierto. Me la
miraba con deseo. Pero ha sido por lo que acababa de pasar. Me la imaginaba
acarici�ndose, y �., bueno, eso.



- Mar�a: As� que lo de sentirse querida y deseada, pues ya lo
tenemos resuelto en un 50%. En cuanto a lo de sentirse querida. Resp�ndeme con
honradez. �No es cierto que est�s muy a gusto con ella, que te r�es con ella
tanto o m�s que estando conmigo, y que estas tremendamente preocupado por ella?



- Pepe: Si es cierto, pero eso es un amor de amigo, no de
pareja.



- Mar�a: Pepe, vamos a callarnos y nos acostamos. Medita en
todo esto. Analiza tus sentimientos. Si crees que puedes llegar a quererla como
a m�, hoy, o ma�ana, o cuando lo decidas, d�melo. Entonces yo hablar� con ella y
arreglaremos esto. Si despu�s de un tiempo prudencial sigues indeciso entonces
tendremos de tomar otra soluci�n.



Estuve pensando durante varios minutos. Hasta que nos
interrumpi� un gemido de Berta:



- Ahhhhhh, Ohhhhhh, siiiiiiiii.



Entonces lo vi todo claro. Hab�a empezado a quererla, no ya
en el plano plat�nico, de amigo, si no tambi�n como hombre. Me convenci� de ello
el o�rla como se corr�a. Este hecho simplemente me hab�a hecho sentir mucha
ternura hacia ella. Deseaba hacerle el amor, darle yo ese gusto y goce, poseerla
y hacerle notar mi amor y deseo por ella. Todos estos sentimientos me hab�an
invadido como un flash al instante de oirla gemir. Al liberarme mi mujer de la
atadura moral que me reprim�a, lo hab�a visto claro en cuanto la o� gemir. La
quer�a mucho, mucho. Mucho m�s de lo que se quiere a una amiga, y de un modo
distinto. Algo que me reforzaba en este sentimiento es que no soportaba la idea
de que otro hombre la tuviera. Hab�a de ser m�a, pues no la deseaba con nadie
m�s. Ten�a que explicarle todo esto a mi mujer:



- Pepe: Mar�a, sinceramente: Te quiero mucho. Esto altruismo
y buenos sentimientos hacia tu hermana solo me aumentan mis sentimientos hacia
ti. Pero tengo que decirte que me he enamorado tambi�n de tu hermana. Estoy
seguro de ello.



Le explique cuales eran mis sentimientos. Ella se alegr�
mucho, nos abrazamos, sin palabra mientras nos asaltaba la felicidad.



- Mar�a: �Que bien cari�o! Voy a hablar inmediatamente con
ella.



- Pepe: Ah� te equivocas. Cuando un chico quiere a una chica,
se le tiene que declarar personalmente. No valen las celestinas.



- Mar�a: Cari�o, eres un rom�ntico. Tienes raz�n. Pero si t�
hablas con ella, y yo no, �Como sabr� que yo estoy de acuerdo?



- Pepe: Es que hemos de ir los dos. Ella, de alg�n modo se
casa con los dos. Mira vamos los dos, tu est�s all�, yo le confieso mis
sentimientos, y entre los dos le expresamos nuestro amor y esperanza de que
formemos todos juntos una familia.



Aceptamos esa f�rmula, pues era la m�s l�gica y razonable.
Salimos los dos, llamamos a la puerta de Berta. Pas� un rato y no respond�a.



Maria: No responde. Hemos de hablar de esto con ella. Vamos a
entrar.



Pepe: �Est�s segura? A ver si se ha dormido.



Mar�a: �C�mo quieres que se haya dormido? La hemos o�do hace
2 minutos.



En esos momentos Berta ven�a del lavabo. L�gico, despu�s de
sus deditos hab�a ido a lavarse:



Berta: Hola. �Sucede algo?



Pepe: S�. Queremos hablar contigo.



Mar�a: Tenemos algo que decirte. Por que no pasamos todos a
nuestra habitaci�n. All� la cama es grande y estaremos mucho m�s c�modos.



Entramos y nos sentamos en la cama.



Berta: �Qu� intrigante! �Que es lo que sucede?



Pepe: Berta, veras. Mar�a y yo hemos estado hablando de ti.
Estamos muy a gusto contigo. Somos felices de compartir nuestras vidas contigo.
Te has integrado muy bien a nuestra convivencia, a nuestros quehaceres diarios,
y eres ya muy querida por tus sobrinas y nosotros dos. Esto es as� hasta el
punto de que no quisi�ramos que te fueras nunca. Te queremos. Yo te quiero
mucho, y por supuesto tu hermana tambi�n.



Berta: Muchas gracias. Es muy halagador. Yo tambi�n os quiero
mucho.



Pepe: Ya lo sabemos. Eres muy buena y cari�osa. La pregunta
es, �de que clase de amor estamos hablando?



Esper� unos segundos antes de continuar. Ella me mir� a m� y
a su hermana. Su semblante ante mi pregunta hab�a adquirido una expresi�n de
gozo contenido. Como de alguien quien intuye que le van a decir algo que le va a
encantar.



Pepe: Berta, Mar�a y yo no queremos que encuentres el
compa�erismo, el amor de pareja, a tu amante y amigo fuera de nuestra familia.
Queremos que encuentres todo eso, y tu plenitud en nuestra familia. Berta,
queremos que te cases con nosotros dos, que seamos un matrimonio de tres.



Antes de que acabara, Berta ya se hab�a puesto a llorar y a
re�r a la misma vez. Temblaba. Nos miraba, con los mofletes colorados. Yo la
cog� de la mano, y Mar�a le cogi� la otra. Nos mir�bamos los tres. Era un
momento dulce, sublime.



Berta: Eso que est�is diciendo es maravilloso. Pero yo no
quiero abusar de vuestra hospitalidad. Y adem�s, yo no me puedo casar, pues a�n
no tengo el divorcio.



Mar�a: Ah� demuestras que no lo has entendido. No se trata de
que nosotros compartamos todo contigo y de que seas nuestro hu�sped
privilegiado, prest�ndote incluso el marido. Se trata de que Pepe sea mi marido
y el tuyo. Seremos una familia de tres.



Berta: Pero esto no es posible.



Pepe: S� que lo es. Obviamente esta situaci�n no se puede
plasmar en una boda p�blica, pero podemos perfectamente plasmarlo en un acuerdo
personal entre nosotros. Yo quisiera que convivi�ramos en felicidad todos
juntos, en buena armon�a y compa�erismo, amarte y hacerte gozar.



Mar�a: Yo siento lo mismo. Me agrada, e ilusiona todo esto.
Que est�s con nosotros y no con nadie m�s.



Berta: Es muy bonito todo esto que me plante�is. Pero no se.
Adem�s, aun no estoy divorciada.



Pepe: Aunque estuvieras ya divorciada, no podr�amos hacer
nada con eso, pues en todos los pa�ses civilizados est� prohibida la poligamia.
No es que sea delito que convivamos los tres, pero no hay forma de obtener
reconocimiento legal a ese tipo de uni�n. Por lo tanto no es necesario a esperar
a ning�n divorcio. Lo que s� podemos hacer es realizar testamentos y documentos
de voluntad anticipada donde legalmente los tres tengamos los derechos de
cualquier matrimonio, incluido los temas de pagas de viudedad y custodia de
hijos.



Mar�a: Pero todo esto es muy complicado, y no toca hablar de
esto ahora. �Berta, nos quieres? �Quieres vivir con nosotros? �Quieres que
compartamos todo? Esto es lo �nico que importa. Lo dem�s ya se arreglar� de una
u otra manera.



Pasaron unos instantes en los que nos quedamos en silencio,
mir�ndonos, los tres cogidos de la mano. Las miradas eran dulces, y la
respiraci�n de los tres denotaba cierto nerviosismo. Berta, nos solt� la mano, y
nos cogi� de la mejilla, a los dos, en una caricia muy dulce. Nos mir� fijamente
y exclamo:



Berta: �S� quiero!, �Naturalmente que quiero!



Re�mos de felicidad. Se acerc� a m� y me bes�. Estaba todo
dicho. No fue un beso apasionado, sino cari�oso, de amor infinito. Durante ese
beso yo simplemente le pase la punta de la lengua de forma muy ligera por sus
labios. Al separarse, se sonri�, y me dio un nuevo beso donde ella me hizo lo
mismo con su lengua. Inmediatamente despu�s de eso bes� del mismo modo a mi
mujer.



Tras eso las dos hermanas se quedaron mir�ndose. Estaba
claro, que deb�an besarse, pues �ramos una uni�n de tres. As� lo entend�an
ellas. Se miraron, primero con miedo de que la otra no estuviera dispuesta.
Cuando por sus miradas y ojos vieron que las dos sent�an lo mismo, que no hab�a
ya m�s trabas se sonrieron y se acercaron.



Si nunca hab�is visto besarse a dos mujeres de cerca, pero no
en una exhibici�n porno, sino de dos mujeres que se quieren de verdad, es una de
las cosas m�s er�ticas que sin duda he presenciado. Se besaron del mismo modo
que yo a ellas. Pero cuando se separaron, mi mujer se abraz� a su hermana:



Mar�a: Berta, �te quiero tanto! �Me has hecho sufrir tanto!
Por fin seremos felices juntos.



Se volvieron a besar, pero esta vez ya hab�a pasi�n. Mi mujer
abri� sus labios y Berta los suyos. Y entrelazaron sus lenguas, se abrazaron con
fuerza. Yo empec� a acariciarles la espalda a las dos, por debajo del pijama.
Acab� fundido en su abrazo, bes�ndolas. Eran besos a dos, a tres. No podr�a
especificar quien se besaba con quien, ni quien hospedaba la lengua del otro en
su boca. Solo se que durante mucho rato estuvimos bes�ndonos, abraz�ndonos con
fuerza. Casi desde el principio yo empec� a frotarme contra ellas, y ellas
contra m�, y entre ellas dos.



Despu�s de un buen rato de esta guisa, ellas estaban frente a
frente, abrazadas. Yo estaba detr�s de Berta, abraz�ndolas a la dos a la vez.
Est�bamos los tres vestidos. Yo frotaba fuerte mi pene, ya completamente erecto,
en el canalillo del culo, por encima del pijama de Berta, arriba y abajo. Ella
sacaba el culo al m�ximo, y ten�a la cabeza apoyada en el hombro de su hermana.
Jadeaba suavemente. Y adem�s de todo eso, yo me estaba besando con mi mujer, que
quedaba frente a m�. Que placer.



Est�bamos como sincronizados. En un momento dado entendimos
que la que ahora merec�a notar mi virilidad era mi mujer, por lo que me di la
vuelta, las abrac� desde atr�s de Mar�a a las dos nuevamente, y empuje fuerte mi
pene en el lindo culito de mi mujer, por encima de su pijama, en su canalillo.
Lanz� un gemido que denotaba ya su mucha excitaci�n, mientras yo le introduc�a
la lengua en la boca a Berta.



Ya hac�a rato que nos sobraba la ropa, por lo que aflojamos
el abrazo y empezamos a quitar prendas, con prisas, pero con dulzura. Ya que
ten�a a mano a mi mujer yo le baj� el pantal�n del pijama y sus braguitas, a la
vez. Al momento, un suave aroma a hembra que emanaba de su chochito impregn� el
ambiente. Me encanta el olor del sexo de mi mujer. Huele bien, muy bien. No
vay�is a pensar mal, lo tiene limpio, limp�simo. Pero huele, huele de maravilla.
No pude evitar meterle la puntita de mi dedo �ndice, mojarlo bien en su rajita
para luego degustarlo.!



Ten�a su rajita empapada, �que cantidad de flujo! Al notar mi
dedo se puso a temblar, a suspirar. Se abraz� fuerte a su hermana y empezaron un
nuevo morreo. Al verla as�, le met� mi dedo hasta el fondo, despacio pero
firmemente. Mi mujer suspiraba:



Ohhhhhhhhh, siiiiiiiiiii. Ohhhhhhhh, �Que bueno!



Extraje el dedo, lentamente, mientras mi mujer no paraba de
temblar y gemir. Una vez extra�do, chupe bien mi dedo, saboreando a mi mujer. Le
di una palmadita en su nalga y la hice acostar en la cama. Ahora me dirig� a mi
cu�ada. Le baj� lentamente su pantal�n y su



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Relato: Mi cu�ada, mi mujer y yo
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