MI DIARIO (VI)
MU�ECA INFLABLE
Como ya relat� en entregas anteriores, mis padres fallecieron
en un accidente y qued� al cuidado de mi abuela paterna, Marta. Por parte
materna, tambi�n ten�a a mi abuela Rosario, que se dedicaba a atender su propio
Caf� en el Centro Hist�rico y mi t�a Susana, su hija, quien se cas� tard�amente
con un hombre viudo, que ya ten�a un hijo de su primer matrimonio. Mi t�a
Susana, a sus 46 a�os, era madre de una ni�a de s�lo 4 a�os, mi prima Adelina.
Adem�s, mi t�a tambi�n se hac�a cargo de Axel, su hijastro, de 15 a�os.
- Amadeo -me dijo mi abuela Marta-, Jorge, el esposo de tu
t�a Susana tiene que viajar a Miami por negocios y se va a llevar con �l a tu
t�a y a tu prima Adelina. Pero como Axel est� por entrar a ex�menes en el
colegio, no los puede acompa�ar.
- �Ah, s�? -dije con indiferencia.
- S� -continu�-. Lo que pasa es que les da pena que Axel se
quede solo. Por ello, me preguntaron si pod�as llegar a quedarte con �l y
hacerle compa��a. Son s�lo cuatro d�as.
- ��Qu�?! -exclam� alarmado-. �No me hagas eso, abuela! No me
gusta ir all�. Adem�s, �Axel es un tonto!
Sin embargo y pese a mis protestas, mi abuela ya hab�a tomado
una decisi�n y en esos casos, no hab�a poder humano capaz de hacerla cambiar de
opini�n. El mi�rcoles por la tarde llegu� resignado a la casa de mi t�a,
llevando una mochila con varias mudadas de ropa y otros enseres personales.
Axel era un chico de 15 a�os, algo simpl�n, delgado, alto y
al parecer ten�a a�n gustos de ni�o. Sus padres nos hab�an dejado dinero para
comer durante esos 4 d�as, varias pel�culas en v�deo, muchos refrescos y
abundantes recomendaciones.
Esa noche, antes de dormir, pas� al ba�o. Para entonces, yo
frecuentaba al m�dico que ya les relat� (Mi Diario II) y esa tarde, por causa de
venir aqu�, no hab�a podido ir. Eso me hac�a sentir, a la vez frustrado y
excitado.
Al terminar de orinar, casi sin pensarlo, comenc� a manipular
mi propio pene, imagin�ndome situaciones vividas con anterioridad. Recurrir a la
masturbaci�n era algo com�n en m� y lo hac�a con mucha frecuencia, as� que
comenc� a hacerme la paja.
Estaba a mitad de mi trabajo, cuando la puerta, que yo cre�a
cerrada con llave, se abri� y Axel entr�. Se qued� sorprendido, petrificado,
mir�ndome. All� estaba yo, con mi instrumento erecto en la mano y la vista
nublada por el placer.
Dando un brinco reaccion�, tratando de cubrirme y esconder mi
ariete. Axel se qued� como hipnotizado, con la vista clavada en mi miembro.
Cuando finalmente reaccion�, se ruboriz� y se apresur� a salir del ba�o. Yo lo
segu� casi de inmediato.
Sent�a algo de verg�enza por haber sido cachado in fraganti y
no sab�a si deb�a darle una explicaci�n o no. Llegamos al dormitorio y �l,
volvi�ndose, me pregunt�:
- �Lo hac�s a menudo? La paja, me refiero.
D�ndome cuenta de que est�bamos a punto de iniciar una
conversaci�n "de hombre a hombre", decid� adoptar una actitud de hombre de
mundo.
- S� -le dije-. Casi a diario.
- Y... �te gusta?
- �Claro! Es rico. �Vos no lo hac�s?
Se ruboriz� de nuevo y guard� silencio. Yo me acerqu� a �l y
le expliqu� que la masturbaci�n era algo normal y que no deb�a sentirse mal. Por
toda respuesta, fue hasta el armario y sac� algo que ten�a escondido bajo unas
frazadas y me lo mostr�. Era una mu�eca de latex, desinflada.
Me explic� c�mo la hab�a conseguido sin que su padre y su
madrastra se dieran cuenta y me indic� que hac�a uso de ella cada vez que se
sent�a seguro de que nadie iba a sorprenderlo. Mientras hablaba, tom� un
inflador de bicicleta y fue inflando la mu�eca.
- Como ves -me dijo-, tiene tres orificios para poder
hacerlo: vagina, boca y ano.
La tom� en mis manos y la observ� con curiosidad.
- �La quer�s usar? -me pregunt� t�midamente.
Yo me qued� mir�ndolo, sorprendido al ver que no era tan
simpl�n como cre�a. Antes de que yo respondiera, �l se quit� la camiseta y los
pantaloncillos. D�ndome cuenta de que la suerte estaba echada, me desnud� yo
tambi�n.
- Haremos una org�a con Betsy -me dijo, y al ver mi
extra�eza, agreg�-: Mi mu�eca.
Yo lo mir� divertido, al ver que �l empez� a darle masaje a
su miembro, para provocarse una erecci�n. Verlo as�, realmente me excit� y
r�pidamente consegu� mi erecci�n tambi�n. Axel ten�a un pene delgado, de unos 18
cm de largo.
Nos subimos a la cama y el chico sac� un frasco de vaselina
de un caj�n de su mesita. Se lubric� el miembro y lo meti� en la vagina de la
mu�eca. Me mir� fijamente y me dijo:
- �Quer�s que te la mame?
Ante mi expresi�n de sorpresa, los colores se le subieron a
la cara y se apresur� a aclarar:
- �La mu�eca! �Me refiero a la mu�eca!
Despu�s de una pausa, continu� m�s calmado:
- Si se la met�s en la boca y se la apret�s detr�s de la
cabeza, te succiona como si estuviera mamando.
Segu� sus indicaciones y comprob� que realmente era
placentero, pero nunca como cuando te mama una boca real.
- Si quer�s -me dijo-, uno la ensarta por delante y el otro
por detr�s y as� nos la cogemos. Lo he visto hacer en algunos v�deos.
- �Ten�s v�deos porno? -pregunt� interesado.
- S�. Varios. Incluso tengo de homosexuales.
Eso despert� mi inter�s a�n m�s, ya que �por qu� motivo
podr�a un chico tener videos gays?
De cualquier manera, le ced� el uso de la vagina y yo tom� el
ano. Ambos penetramos a la mu�eca y r�pidamente iniciamos un movimiento de
vaiv�n. Aunque la mu�eca estaba entre ambos, yo sent�a perfectamente el roce del
pene de Axel y le puse una mano en la cadera, para sujetarme mejor. Axel ten�a
sus ojos fijos en los m�os mientras copul�bamos con la mu�eca.
- �Te gusta? -me pregunt�.
- S�, pero... �alguna vez lo has hecho de verdad?
- No. No me atrevo.
- �Por qu�?
- Bueno, yo... -dijo sin completar la frase y pude ver que la
conversaci�n lo ten�a inc�modo.
Sac� su pene de la mu�eca y comenz� a masturbarse con la
mano. Entonces yo, saqu� tambi�n mi pene de la mu�eca y, con doble intenci�n, le
pregunt�, de la misma manera como �l lo hab�a hecho un rato antes:
- �Quer�s que te la mame?
Se ruboriz� nuevamente, pero recordando su pregunta e
interpretando que se trataba de la mu�eca, respondi� suavemente:
- S�.
Sin embargo, yo no pensaba en la mu�eca y, sin darle tiempo a
reaccionar, apart� la mu�eca y tom� su pene erecto con mis labios. Peg� un
respingo y se puso m�s rojo que un tomate.
- �Amadeo! -me dijo-. �No!
Sin embargo, yo no me detuve y segu� mamando, haci�ndolo
gozar. Me tragu� su verga lo m�s profundamente que pude y puse en pr�ctica todo
lo que hab�a aprendido hasta entonces.
- No deber�amos hacer esto -dijo sin mucha convicci�n.
- �Quer�s que pare o que siga? -le pregunt�.
- �Segu�! -dijo con voz casi inaudible, luego de un segundo
de vacilaci�n.
Continu� mamando y con uno de mis dedos untado con vaselina,
comenc� a acariciarle e orificio del ano y a buscar la posibilidad de
introducirlo. Axel gimi� de placer, lo que me dio m�s �nimo, hasta que pude
tener todo mi dedo adentro, pese a la resistencia inicial del esf�nter.
- �Lo has hecho antes? -pregunt� con curiosidad.
- Me he metido algunas zanahorias -respondi� entre jadeos.
Su pene se pon�a duro como el acero y estaba tan excitado que
tem� que se fuera a venir en cualquier momento.
Entonces, me detuve y, poni�ndome de rodillas en la cama,
tom� la mu�eca y, poni�ndola frente a �l, le dije:
- Ahora s� est�s listo para todo.
Lo hice que penetrara a Betsy, lubriqu� mi miembro y,
fingiendo que iba a penetrar a la mu�eca, le levant� las piernas al chico y
acomet� directamente contra su ano e introduje el glande de una sola estocada.
- �AMADEO! -grit�.
- �Qu� pasa? -pregunt� con voz suave y calmada-. �Quer�s que
te la saque?
Con voz casi inaudible respondi�:
- No.
Eso fue suficiente para m�. De una nueva estocada penetr�
totalmente en �l. Comenc� a masturbarlo con una mano y con ritmo fren�tico fui
haciendo que �l y yo avanz�ramos hacia la cumbre del placer.
Tras un rato de mete-saca, el rostro de Axel se congestion�.
- �Ya, Amadeo! �YAAAAA! -grit�, al tiempo que un borbot�n de
semen brotaba de su pene, moj�ndome a m� y cayendo en su propio vientre.
Aceler� mi ritmo y, unos momentos m�s tarde, sent� que mi
propio orgasmo se acercaba velozmente. Eyacul� con fuerza en su ano, y antes de
que terminaran los espasmos, saqu� mi pene y ayud�ndome con la mano, termin� de
masturbarme, permitiendo que todo el resto de mi leche cayera sobre el abdomen
de mi compa�ero.
Me derrumb� en la cama, a su lado, y nuestras bocas se
unieron en un beso febril.
Aquellos cuatro d�as transcurrieron en la misma forma,
demasiado r�pido, en verdad. A partir de entonces Axel me agrad� y me gustaba ir
a "jugar" con �l.
Autor: Amadeo.
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO