Relato: discreta Hola, me llamo Estelina, tengo 31 a�os y 2 a�os de casada con un hombre de 52 a�os, es un hombre bueno y trabajador pero casi no me atiende como mujer, probablemente esa sea raz�n de lo que pas� el otro d�a, soy una mujer con muy buenos atributos f�sicos, tal vez un poco grande de mis caderas y trasero (mide 1.02 cms); pero mi cintura es chica (mide 69 cms) y de busto regular, no muy grande (89 cms)mido 1.67 mts. de altura, soy blanca de cabello casta�o oscuro y corto, trabajo en ventas con mis amistades de perfumer�a fina, bolsas y lencer�a, todos me conocen como una dama decente, alegre y muy educada, pero el otro d�a se me descompuso la lavadora y vino a arreglarla un hombre joven que tiene su taller de servicio como a 100 mts. de mi departamento, lleg� en una playera blanca sin mangas, pants deportivo amplio y tenis, moreno, robusto y feo, ol�a a alcohol, seg�n el habia tomado la noche anterior, estuvo trabajando gran parte de la ma�ana, mientras yo hac�a me quehacer, mi esposo trabaja de 7 de la ma�ana hasta las 6 de la tarde, en un momento dado me encerr� en mi recamara y empece a maquillarme y arreglarme para salir a mis ventas, estaba yo en tanga y sosten unicamente cuando se abri� la puerta y entr� el joven, se me qued� mirando con cara de lujuria y me dijo que estaba muy buena y que ten�a el deseo de cogerme, vi que se le paraba su miembro a travez de su pants, le dije que era una mujer decente y no estaba acostumbrada a eso, pero el insisti� sac�ndose su tremendo garrote que era el doble que el de mi marido, se me acerc� blandiendolo y me dijo que tiene tiempo deseandome, acab� por no resistirme, le dije que me tratara con delicadeza ya que soy una dama decente y que mantuviera en secreto lo que hivamos a hacer; me la puso en la boca y empece a mamarcela primero despacito y despu�s con mas vigor, me quit� el sosten y la tanga y me empez� a acariciar primero mis senos y despu�s mi co�o, le excit� el hecho de que es peludito, me acost� y abriendome las piernas me coloc� el troz�n de carne dura y gruesa en la entrada de mi concha, me di� miedo la mirada torva y lujuriosa que ten�a y sin ninguna compasi�n me la dej� ir, sent� dolor pero a la vez muy rico ya que tambi�n yo estaba muy excitada, la mat�a y sacaba primero despacito, luego con violencia mientras me dec�a palabras obsenas, dec�a que de decente no ten�a nada, que era mas puta que las que trabajan en los congales, yo gem�a de placer ya que eso me calentaba aun mas, de pronto sent� su eyaculaci�n. sent� como me llenaba mi entra�as de semen y yo tambi�n me corr� abundantemente, terminamos agotados, me dijo que ten�a la intensi�n de que siguieramos manteniendo nuestra relaci�n, yo le dije que si pero que guardara mucha discresi�n, que mejor nos vieran en otro lugar distante a su taller o a mi departamento.
A partir de entonces nos vemos casi todos los viernes.
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Relato: discreta
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