Relato: El gordo precoz (10)





Relato: El gordo precoz (10)


EL GORDO PRECOZ (10)


CAP�TULO X: LA MADRE DE TODAS LAS PAJAS.




D�A JUEVES.


8:30 AM.



Ingresamos juntos al centro m�dico con el fin de hacernos el
examen de HIV.


Nos presentamos a la recepcionista en forma separada, la cual
nos tom� los datos y nos hizo esperar en la sala principal.


Tras interminables quince minutos, me llamaron por mi nombre
e ingres� por una puerta donde hab�a un se�or de traje sentado detr�s de un
escritorio.


"Buenos d�as." Dijo amablemente. "Cu�nteme cu�l es el motivo
de su visita, por favor."


De inmediato supuse que este hombre no era un m�dico sino un
psic�logo que estaba intentando hacer su trabajo.


"Vea, se�or. He le�do recientemente algo acerca del SIDA, ya
que desconoc�a todo acerca del virus y los modos de contagio, y s�lo quisiera
hacerme un chequeo de rutina. Realmente no creo estar infectado, pero quiero
estar seguro." Dije siendo totalmente sincero.


"Ha estado usted en contacto con jeringas que pudieran haber
estado contaminadas?" Pregunt�.


"No." Contest� sin agregar nada m�s.


"Es usted homosexual?" Pregunt�.


"Disculpe, pero de acuerdo a la informaci�n que poseo ahora,
su pregunta no es relevante." Dije.


"Por qu� no?" Pregunt� sorprendido por mi contestaci�n.


"Lo que sucede es que como tambi�n hay bisexuales, a mi me
parece que no interesa demasiado si uno es s�lo homosexual, o s�lo heterosexual,
siempre est� la posibilidad de que haya alg�n contacto con alguien que est�
infectado, y pueda causar un desastre en ambos sexos. O estoy equivocado?" Le
pregunt� como respuesta.


"No, lamentablemente no lo est�, pero este virus parece que
se est� expandiendo entre las personas que no tienen pareja estable." Dijo como
insistiendo en la homosexualidad.


"No me va a decir que s�lo los gays tienen esos h�bitos y que
difieren de los heterosexuales y bisexuales? Si usted piensa as�, supongo que no
conoce alguna clase de gente que yo s� conozco." Contest�.


Me mir� en silencio, sin contestar.


"En realidad, no creo estar contagiado, pero por mi seguridad
y por mis futuras relaciones, y como pretendo ser una persona bastante
responsable, quisiera estar completamente seguro." Conclu�.


"Muy bien." Dijo sin agregar m�s. "Muchas gracias por venir."


Me hizo esperar afuera y fui al encuentro de Juan, para
contarle acerca de las preguntas, y para que no se pusiera nervioso con la
encuesta.


A los pocos minutos me llamaron para que ingresara por otra
puerta, y en ese mismo instante nombraban a Juan para hacerle el cuestionario en
la habitaci�n donde yo hab�a estado hac�a unos momentos.


Una enfermera se pon�a un par de guantes de l�tex apenas
entr� al consultorio, y me hizo tomar asiento. Me hizo remangar la camisa y acto
seguido me pidi� que levantara el brazo y coloc� all� un tubito de goma para
hacerme resaltar las venas; tom� una jeringa descartable de una caja llena de
ellas, y me mir� al rostro por primera vez.


"Cu�ndo fue la �ltima vez que ingiri� alimentos?" Pregunt�.


"Anoche. No volv� a tomar ni siquiera un vaso de agua como me
hab�an indicado por tel�fono." Contest�. "Totalmente en ayunas." Agregu� y
sonre�.


"Muy bien. Es lo correcto. No me va a preguntar si le va a
doler?" Quiso saber un segundo antes de introducir la aguja en el lugar
adecuado.


"La verdad que no. No tiene demasiada importancia, ya que es
algo que debo hacer de todos modos." Le contest� y le volv� a sonre�r ya que en
realidad ella parec�a m�s nerviosa que yo mismo.



Mir� todo el proceso sin apartar la mirada, y ella lo not�,
moviendo intermitentemente su vista entre mis ojos y la jeringa que se llenaba
de mi


l�quido vital de color rojo oscuro.


"Ja, ja, ja! Por un momento pens� que iba a salir sangre
azul." Brome� ya que la vena donde pinch� era de ese color, y ella sonri�
conmigo por primera vez.


Mi sonrisa continu� cuando record� que en algunas pel�culas
representan la sangre con salsa de tomates. Es que esa gente nunca vio sangre de
verdad?


Llen� casi toda la jeringa y s�lo sent� una molestia los
�ltimos instantes antes de que la extrajera. Primero quit� el torniquete de
goma, y un segundo antes de extraer la aguja, tom� un trozo de algod�n que
coloc� sobre mi brazo y me pidi� que lo sostuviera fuerte.


Me indic� el d�a y la hora que ten�a que venir por los
resultados, le di las gracias, me desped� y sal� a la sala de estar.


Me alegr� de ver a Juan que estaba nuevamente sentado en el
mismo sitio. Me sonri� para indicarme que todo estaba bien, y la enfermera lo
llam� para que ingresara en mi lugar.


Esper� unos minutos a mi amigo, mientras observaba el rostro
de varias personas m�s que esperaban por lo mismo.


No pude dejar de notar que una muchacha de no m�s de quince
a�os, con el rostro terriblemente avergonzado, no paraba de llorar mientras la
persona a su lado que me pareci� su madre, la abrazaba y le acariciaba el
rostro. Hubiera jurado que esa chica hab�a sido v�ctima de una violaci�n.


Respir� hondo.


Por Dios! Este planeta est� cada vez peor.



Record� la cara de tristeza de Juan cuando le cont� lo que
hab�a le�do acerca del virus del SIDA. Estuvo de acuerdo conmigo en que talvez
Mar�a fuera un foco de infecci�n, y se angusti� con la posibilidad de poder
haberme contagiado sin haber tenido antes el conocimiento de estar infectado.


Lo tranquilic� dici�ndole que yo tampoco hab�a sido un santo
en ning�n sentido, y que bien podr�a haber adquirido el virus con alguna otra
relaci�n anterior. Esa fue la raz�n por la cual no hab�a dejado que me lamiera
el semen.


Pero me hizo notar que si era as�, yo lo hab�a protegido
evitando que �l se contagiara, y �l lamentablemente no hab�a hecho lo mismo
conmigo.


La discusi�n nos hab�a llevado hasta altas horas de la
madrugada, porque por m�s que yo le insist�a que �l desconoc�a esa enfermedad,
que por eso era totalmente ignorante acerca del tema, y que no hab�a modo de que
�l lo pudiera haber previsto, no dejaba de preocuparse por la posibilidad de
haberme podido contagiar.


Luego hab�amos dormido juntos, completamente desnudos, con la
mayor parte de cada cuerpo adosado al del otro, como si en realidad sobre esa
cama matrimonial hubiera s�lo una persona; con las piernas entrelazadas, con los
genitales apretados unos sobre el cuerpo del otro, abrazados muy fuertemente,
sin sentir el fr�o polar que exist�a en el exterior, ya que nuestros cuerpos
pegados irradiaban una temperatura digna del desierto del Sahara.


�l sent�a el amor que yo le estaba transmitiendo, y estaba
muy c�modo con ello.


Y viceversa.





En este momento, Juan sali� del consultorio con una
tranquilidad pasmosa. Ahora su rostro irradiaba paz. Sus ojitos color miel claro
detr�s de sus anteojos se iluminaron apenas me volvieron a ver, y eso hizo
alegrarme el d�a.


Yo hab�a pedido la ma�ana libre en el trabajo as� que lo
invit� a desayunar. Conversamos acerca de no sentir angustia por la espera por
el resultado de estos an�lisis. Nos dimos �nimos mutuamente, dici�ndonos que
esto era un mero tr�mite de rutina para confirmar que ninguno de los dos ten�a
nada por qu� preocuparse.


Luego fuimos a su departamento, y comenzamos repentinamente
un franeleo improvisado sin quitarnos la ropa. Pasamos al dormitorio y nos
acostamos vestidos, explor�ndonos con las manos absolutamente por todo el
cuerpo, sin dejar ni un solo mil�metro sin acariciar. Casi a los dos minutos de
haber comenzado, �l eyacul� precozmente sobre sus calzoncillos y mojando gran
parte de sus pantalones, lo que me hizo adivinar que hab�a vaciado una tremenda
cantidad de esperma y se volvi� a entristecer por no haber podido controlarlo
nuevamente. Lo abrac� lo m�s fuerte que pude, y estuvimos as� el resto de la
ma�ana.


Terminamos duch�ndonos juntos. Y salimos a almorzar.



Por la tarde, �l ir�a a hacer unos clientes, los que ser�an
sus primeros desde que nos conocimos.


Yo fui al trabajo, y por suerte esta vez no hab�a sucedido
nada anormal. Me comunicaron que varios clientes gordos hab�an pedido por m�
para que los atendiera, pero se tuvieron que conformar con que alguien m�s haya
intentado satisfacerlos, aunque yo estoy seguro que nadie podr�a lograr hacerlo
tan bien como yo.


Lo s�! Muy dif�cilmente ese sea el ejemplo cuando buscas en
el diccionario la palabra "modestia".




Cerca de las 6 de la tarde, me avisaron de un llamado
telef�nico.


"Es la misma persona de ayer." Me alert� la telefonista.
"S�lo pregunt� por ti, sin agregar nada m�s."


"P�same la llamada aqu�, por favor." Dije y levant� el tubo
del aparato de mi escritorio para poder estar m�s en forma privada.


"Hola! Habla Zesna." Dije, y nuevamente sent� la respiraci�n
que comenzaba a agitarse en ese mismo momento. Ya daba por descontado que
tampoco me ir�a a contestar en esta oportunidad.


Una respiraci�n que se entrecortaba por momentos, intercalada
por jadeos y leves gemidos casi sordos. No descartaba la posibilidad de que esta
persona fuera una mujer, pero sinceramente parec�a un hombre, ya que casi pod�a
escuchar la mano que sub�a y bajaba furiosamente sosteniendo un miembro que
indicaba que estaba en estado rocoso por la excitaci�n.


Si fuera as�, sospechaba que alguno de la familia "Gord�nez",
los chicos obesos de los pedos, bien podr�a ser el culpable de semejante acto
ins�lito.


En realidad el solo pensar en cualquiera de ellos realizando
esa acci�n, me hizo tener una fuerte erecci�n.


Sinceramente, estaba casi seguro que era alguno de esos
gordos, ya que los llamados hab�an comenzado un d�a antes, justo unas horas
despu�s de que ellos hab�an estado por primera vez por la tienda.


Ahora la gran duda era: cu�l de todos ellos ser�a?


Qu� hijo de puta!


Esto me estaba excitando a mi tambi�n.


Si tan s�lo me lo dijera, muy gustoso le dar�a literalmente
una mano casi con seguridad.


Nunca hab�a hecho semejante cosa por tel�fono, pero la
morbosidad me abraz�. Decid� que jugar�a a su juego, hasta descubrir qui�n era
el que hac�a estas llamadas.


No podr�a ser el menor de ellos, por obvias razones. Con
alrededor de diez a�os, seguramente no estaba desarrollado sexualmente como para
poder masturbarse. Me excit� pensar que fuera el mismo se�or "Gord�nez" padre.
Casi eyaculo dentro de mis pantalones con el s�lo hecho de imaginarme a ese
obeso mientras se la sacud�a frente al tel�fono, pero lo descart� de inmediato
ya que me hab�an dicho que la voz sonaba como la de una mujer, que bien podr�a
haber sido incluso como la de un ni�o o un adolescente, que por tel�fono se
suele confundir habitualmente con la de una f�mina.


Entonces me concentr� en sus hijos mayor y del medio. Supongo
que podr�a ser cualquiera de ellos. El veintea�ero ya me hab�a demostrado que
era un travieso en grado sumo por el tema de las ventosidades adem�s de muy
apetecible, pero no sab�a qu� tan perverso podr�a llegar a ser. Si �l era el
culpable de esto y lo descubr�a, y por m�s que ya quedar�a entonces muy en claro
que yo le gustaba, dudaba mucho que pudi�ramos tener algo sexual en un futuro,
ya que mi relaci�n con Juan iba en franco progreso y yo soy una persona muy fiel
a la gente que amo.


De todas formas, no me perjudicaba en absoluto excitarme de
esta forma, ya que el �nico beneficiado total ser�a Juan, que iba a ser el
encargado exclusivo de hacerme quitar toda la calentura.


Me preocup� un poco m�s pensar en que el chico adolescente,
con no m�s de catorce a�os, pudiera ser el protagonista de estos llamados.
Talvez lo impact� de una manera fuera de lo normal y buscaba hacer conmigo sus
primeras armas en el tema de la masturbaci�n, buscando excitaci�n telef�nica
para vaciar su leche de esa forma por dem�s desesperada.


Si ese fuera el caso, de igual modo dudaba mucho que
pudi�ramos tener alguna clase de relaci�n m�s que la telef�nica. No quiero decir
con esto que el cr�o no me excitara, por supuesto que lo hac�a, pero no hago
esas cosas con menores de edad, por m�s que �ste en particular me deleitaba la
vista en demas�a.


De todas formas, deseaba por mi propio bien, que el causante
de ese acto fuera el hijo mayor de los "Gord�nez".


Un "Ah, ah, ah, ah" furioso y descontrolado, que lo acus� de
haber llegado al cl�max, me secuestr� de mis pensamientos, y la comunicaci�n se
cort� en forma abrupta.


Posiblemente despu�s de eyacular, le ven�a miedo de que lo
pudiera descubrir. Pienso que lo que hac�a era lo m�s sensato, ya que yo buscaba
tan siquiera un sonido o una voz que me pudiera dar alguna pista.


Fui al ba�o y me sequ� el miembro y todo el interior de mis
calzoncillos. Estuve a punto de masturbarme, pero esta vez me contuve, lo que me
hizo aguantar la erecci�n por un largo per�odo de tiempo m�s, felizmente sin que
nadie se percatara de ello.


Llegu� a mi casa a las 8:45 pm y por primera vez en mucho
tiempo cen� con mi madre y con mi hermano.


Mi mam� me pregunt� por mi amigo, y le dije la verdad, que
estaba bastante mejor, pero que de repente se le ven�a todo al piso y necesitaba
de mi apoyo.


Le comuniqu� que iba a seguir pendiente de sus llamados, y
ella entendi� y me alent�, dici�ndome que si volv�a a quedarme en lo de mi
amigo, me llevara algo de ropa y el cepillo de dientes.


Me caus� mucha gracia que a�n me tratara como a un ni�o.

Bueno, creo que todos los hijos lo somos para nuestras madres, no importando la
edad que tengamos.


Luego de terminar de comer, me acost� un rato sobre la cama
sin quitarme la indumentaria, e instintivamente tom� el tubo del tel�fono para
llamar a mi amigo que me atendi� desde su dormitorio.


"Juan, c�mo est�s?" Pregunt�.


"Muy bien, gracias." Contest�.


"C�mo te fue con tu reintegro al trabajo?" Quise saber con
ansias.


Me cont� todo lo que hab�a hecho, y que hab�a tenido la
jornada laboral sin ning�n tipo de inconvenientes.


Le pregunt� si quer�a que nos vi�ramos esa noche, si quer�a
que fuera a dormir con �l nuevamente, y su contestaci�n me hizo emocionar hasta
las l�grimas.


"T� sabes que me gustar�a que estuvieras conmigo todo el
tiempo, pero s� que has tenido una semana muy agotadora, y todo por mi culpa,
por lo que hoy, y s�lo por hoy te voy a dejar libre para que descanses en tu
camita y recuperes todas tus fuerzas." Dijo.


"Mira que si me lo pides voy volando a verte." Insist�.


"No, Zesna. Realmente quiero que descanses." Y me sorprendi�
con un pedido. "Igualmente hay algo que quisiera que hagas por mi."


"Lo que quieras, beb�." Contest� intrigado. "Qu� deseas?"


"Me gustar�a masturbarme escuchando tu voz." Dijo.


Por Dios, no pod�a creerlo.


"Juan, t� me has estado llamando a la tienda para hacer
esto?" Pregunt� como si hubiera sido v�ctima de un impulso, descontando de
antemano que �l fuera el que hac�a esas llamadas.


"Para hacer qu�?" Pregunt� a su vez sorprendido.


"Para masturbarte escuchando mi voz." Contest�.


"T� est�s loco? C�mo se te ocurre que yo puedo ser capaz de
realizar algo semejante? Jam�s llamar�a a tu trabajo para hacer algo as�. " Dijo
con una voz que me pareci� de enfado.


"Ay, Juan perd�name, pero desde ayer hay una persona que me
est� llamando y se masturba del otro lado del tubo, y como me lo acabas de
pedir, asoci� y te pregunt� sin pensar. Estoy seguro que no eras t� esa
persona." Dije sinceramente ya que definitivamente no se podr�a confundir la voz
gruesa de mi amigo con la una mujer. "No te enojas por haberte preguntado,
verdad? Ya ves que sigo sin ocultarte nada."


"No, c�mo me voy a enojar contigo? Dir�a a�n m�s, vamos a
olvidar ese tema, pero necesito intentar masturbarme yo s�lo. Hace tiempo que no
lo puedo hacer." Dijo apenado. "Por favor, ay�dame."


"No necesitas ped�rmelo por favor." Dije plenamente
satisfecho y emocionado de que estuviera pidiendo mi ayuda. "Lo har� con mucho
gusto. La tienes parada en estos momentos?" Pregunt� excit�ndome yo mismo s�lo
con mi propia pregunta.


"S�." Contest�.


"Quiero que me hables de tu verga. De c�mo la tienes. De qu�
desear�as hacer con ella. En d�nde te gustar�a enterrarla. Qui�n te gustar�a que
te la chupe. Cu�ntame tus m�s perversas fantas�as, Juan." Mi pedido fue casi una
s�plica ya que mi miembro tambi�n ya endurecido, comenz� a saltar de alegr�a.


"Esp�rame unos segundos, por favor." Dijo.


Escuch� que apoy� el tubo del tel�fono sobre la mesa de luz,
y sent� c�mo desabrochaba la hebilla de su cintur�n. Tuve conciencia del momento
exacto en que sus pantalones cayeron al piso. Sent� que se quitaba m�s
indumentaria.


Tom� el tubo nuevamente.




"Ya estoy pronto." Dijo.




"Bueno, cu�ntame de una vez." Dije ansioso.


"Mi pija est� muy dura. Me late incesantemente. La tengo
goteando desde hace un rato, por eso me quit� las prendas ya que mis
calzoncillos ya est�n completamente mojados." Dijo acompa�ando su relato con una
fuerte aspiraci�n y una exhalaci�n a�n mayor, como si se estuviera acariciando
al mismo tiempo que hablaba conmigo. Por si me hubiera quedado alguna duda,
aunque sinceramente no era as�, esa respiraci�n tampoco concordaba para nada con
la de los llamados telef�nicos perversos. "Es necesario todo esto? Es que no me
siento c�modo hablando de mis genitales."


"Lo s�, Juan, es por eso mismo que debes hacerlo. Debes
perder totalmente la verg�enza conmigo." Dije. "Adem�s, supongo que ya te
imaginas lo mucho que a mi me gustar�a conocer acerca de tu Juancito." Dije y
ri�, aunque nerviosamente. "Cu�ntame acerca de alguna fantas�a tuya que nunca
hayas concretado."


"No lo s�. Es que la sexualidad nunca fue algo importante
para m�." Confes� resignado. "Es que como soy, nunca iba a pretender que alguien
me deseara sexualmente, que se sintiera realmente atra�do por mi. Tan s�lo
quer�a que me dieran una que otra satisfacci�n alguna vez y muy de vez en
cuando."


Su confesi�n hizo rodar unas l�grimas de mi rostro.


"Pero ahora que sabes que has encontrado a alguien que s� se
siente atra�do sexualmente por ti, quisiera que hagas volar tu imaginaci�n. Mira
que lo que digas puede ser usado en tu contra, Juan." Y ambos re�mos a
carcajadas por mi ocurrencia. "Haz de cuenta que yo soy tu esclavo sexual, y que
s�lo me tienes que pedir tus deseos para ser concedidos inmediatamente. Piensa
que soy el genio de la l�mpara, pero no te limites s�lo a tres deseos. Yo te
cumplir�a millones de ellos, Juan. Anda, dime qu� quisieras que te hiciera si
estuviera all� contigo ahora mismo. No te detengas si lo que piensas o deseas es
lo m�s sucio o perverso que se te pueda ocurrir. Yo estoy aqu� para satisfacerte
y complacerte."


Su respiraci�n se agit� a�n m�s, casi al borde de la
desesperaci�n.


"Nunca me la han chupado siendo un adulto." Dijo como si
hubiera sido un deseo que de pronto aflor� desde lo m�s rec�ndito de su ser.
Posiblemente lo estaba queriendo desde su experiencia nefasta con el sacerdote
degenerado.


"Y me permitir�as a mi chup�rtela y juguetear con mi lengua
con ella?" Pregunt� imagin�ndome la acci�n.


"S�!" Dijo haci�ndome sentir sus jadeos, y sin demorar en
responder.




"Me encantar�a tener tu glande entre mis labios, masaje�ndotelo con mi lengua,
intentando meter la puntita en tu uretra." Me imagin� c�mo se sentir�a �l, ya
que yo ya estaba a punto de eyacular en cualquier momento, s�lo con suponer la
situaci�n que estaba describiendo. "Qu� m�s te gustar�a, Juan?"


"Quisiera que me besaran todo el cuerpo. Que me demostraran
que yo tambi�n soy una persona. Que tengo sentimientos. Que me hagan sentir
querido, amado, deseado." Creo que escuch� quebrarse su voz.


"Escucha, Juan." Me qued� claro lo que deseaba, pero esto no
ir�a a funcionar si segu�amos en esa direcci�n. S�lo quer�a excitarlo, y su
desesperaci�n lo llev� por otro camino. Ya le dar�a todo eso la pr�xima vez que
estuviera con �l, pero ahora deb�amos concentrarnos en excitarnos, para lograr
nuestro cometido. "No te gustar�a que te chupara el culo?" Pregunt� de repente
para cambiar el giro de la conversaci�n."


"No lo s�." Contest� en forma sincera.


"Muy bien. Est�s completamente desnudo, verdad?" Pregunt�.


"No." Dijo. "A�n tengo puesta la camisa."


"Y qu� esperas para quit�rtela, hombre. Ya sabes que me gusta
verte completamente desnudo, y para que esto funcione, debes imaginar que te
estoy mirando a trav�s del aparato." Dije y continu� con mis propias caricias
genitales. "Esc�chame, por favor, me gustar�a que fueras relat�ndome todo lo que
vayas haciendo, para que yo pueda ayudarte mejor, ok?"


"Est� bien." Contest� y solt� una risa nerviosa.


Apoy� el tubo en la mesita.


Estaba convencido de que no se encontraba del todo c�modo con
lo que le ped�a, pero sin ning�n lugar a dudas, esta noche estaba 100 por ciento
cooperativo. Supongo que deseaba fervientemente romper con todos sus prejuicios
y temores de una vez por todas.


"Me estoy desabotonando la camisa. Cuento los botones?"
Pregunt�, lo que me hizo sonre�r, y como no contest� prosigui�. "Bueno. Uno...
dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... y diez.
Ahora el bot�n de la manga derecha. Listo. Y ahora el de la izquierda." Escuch�
que se quitaba la prenda. "Ya est� afuera. Estoy completamente desnudo para ti."
Eso con la voz extremadamente gruesa, son� pornogr�ficamente er�tico.


Tom� el tubo del tel�fono otra vez.


"Hola, Zesna. Qu� tal lo estoy haciendo?" Quiso saber.


"Tendr�as que ver mi erecci�n para darte cuenta de lo bien
que lo has hecho." Dije, y con un dedo me quit� el l�quido que desped�a mi
uretra en ese momento y me lo llev� a la boca. Se lo relat� y le dije que
hiciera lo mismo


"Hmmmmm, es delicioso." Me dijo regode�ndose y saboreando su
dedo. "Nunca antes lo hab�a probado." Confes�.


"Sigue cont�ndome qu� haces. No quiero que permanezcas pasivo
en ning�n momento, quiero que protagonices conmigo. Una paja mutua por tel�fono.
Qu� te parece?"


"Ay, Zesna, ay�dame. Nunca he hecho esto." Dijo preocupado,
como si temiera que podr�a echarlo todo a perder.


"No te preocupes, Juan. Para m� tambi�n en una novedad.
Tampoco he hecho esto antes con nadie." Confes�. "Dime si sigues estando muy
mojado."


"Me pongo terriblemente mojado s�lo con escuchar tu voz,
amigo." Admiti�.


"Yo tambi�n estoy as�, Juan. T� me pones de esta forma en
todo momento." Asever�.


Su respiraci�n se agit� a�n m�s todav�a, y sus jadeos se
intercalaban con gemidos, que le brotaban en forma incontrolable.


Yo estaba logrando mi cometido. Intentaba meterle una mano
imaginaria en sus entra�as, y agitarle sus fibras m�s �ntimas. No estoy hablando
de nada sexual; no introducirle la mano en el culo, sino despabilarlo,
sacudirlo, provocarle la mayor cantidad de adrenalina para que le recorriera
todo el cuerpo, mientras se excitaba en la entrepierna, causarle toda esa
sensaci�n nerviosa y placentera en sus genitales, para llevarlo al cl�max como
nunca nadie lo hab�a logrado hacer llegar.



"Qu� est�s haciendo ahora?" Pregunt�.


"Me estoy acariciando los test�culos." Admiti�.


"Ay, como me gustar�a estar all� ahora mismo y met�rmelos en
la boca uno despu�s del otro. Secarte la transpiraci�n de tus genitales con la
lengua." Mi miembro ya estaba a punto de estallar, y dej� de acariciarme para
prolongar lo m�s posible el momento supremo.


"Ay, s�. Siento tu lengua entre mis piernas. Me recorren los
muslos. Ay, Zesna. Ahora me estoy apretando la pija con la mano. Me estoy
frotando la cabecita con los dedos." Dijo y sus jadeos se intensificaron a�n m�s
todav�a.


"Dime, Juan, est�s sentado?" Pregunt�.


"No, estoy parado." Dijo.


"Y por qu�?" pregunt� intrigado.


"Yo que s�. Siempre intento hacerlo parado en el ba�o."
Contest�.


"Puedes acostarte?" Le pregunt� asegur�ndole que lo podr�a
hacer mucho mejor en esa posici�n, ya que su miembro quedar�a m�s expuesto.
Sospech� que parte del problema que le imped�a masturbarse a solas, podr�a
radicar en que justamente �l lo intentaba en esa posici�n no recomendable para
un obeso, ya que de esa forma gran parte de su miembro permanec�a oculto dentro
de su vientre impidi�ndole lograr la exposici�n adecuada y no dejando manipular
sus genitales correctamente y por ende su excitaci�n no ser�a nunca la
apropiada. Esto no es definitivo, pero podr�a ser una de las causas. Realiz� lo
que le ped� y me lo hizo saber. Entonces continu�. "Ahora quiero que ubiques el
tubo del tel�fono sobre la almohada cerca de tu o�do, para dejar libre tu otra
mano." Nuevamente se hizo eco a mi demanda. "Muy bien, ahora quiero que te
olvides de tu pene, y no vuelvas con tus manos all� hasta que te d� permiso de
volver a hacerlo, ok? Quiero que con ambas manos te acaricies las tetas, pero
necesito que me relates lo que haces, y sobre todo quiero que me describas lo
que sientes dentro tuyo."


No tuve necesidad de que me lo dijera en realidad, pero supe
el momento exacto en que sus gruesos dedos estaban tocando sus pezones, ya que
los jadeos descontrolados ahora parec�an elevarlo a un estado m�s salvaje, y
comenz� a emitir gemidos guturales entrecortados. De todas formas realiz� un
esfuerzo sobrehumano para relatarme todo cumpliendo con mis solicitudes.


"Ay, ay, me estoy frotando las tetillas. Me gusta, Zesna!
Siento un cosquilleo tremendo en la entrepierna, tal y como lo sent� cuando t�
mismo lo hac�as. Me gusta mucho!" Confes�. "Me vuelve loco. Mi verga est�
emitiendo m�s l�quido. Ah. Ah!" Gru�� repetidas veces.


Hice silencio.


"Eyaculaste, Juan?" Pregunt� aterrorizado de que todo se
hubiera terminado repentinamente en ese momento.


"No." Dijo. "A�n no."


"Sigues excitado?" Pregunt�.


"Tendr�as que ver para creerlo, Zesna." Dijo con voz de
felicidad. "Nunca la hab�a tenido parada de esta forma."


"Descr�bemela." Orden� sabiendo que estaba siendo perverso,
pero si lograba que lo hiciera, eso anotar�a un punto m�s a favor de derrotar
sus temores.


"Est� dura. Muy dura. La siento como una roca. Me late y me
hace doler, pero en una forma que no es para nada desagradable. Es una sensaci�n
que nunca hab�a sentido antes. La empujo hacia el costado y vuelve al mismo
lugar inmediatamente" Confes� evidenciando una gran felicidad. "Zesna, nunca
hab�a tenido una erecci�n semejante. Estoy haciendo fuerza para mantenerla as�,
y s� que realmente no necesito hacerlo. Estoy muy lejos de que se me baje. Viste
cuando orinas y de pronto fuerzas al m�sculo para que corte la orina?
Inconscientemente lo estoy moviendo en forma desesperada y sin poder evitarlo,
una y otra vez. Me gusta mucho lo que siento. Estoy como que mi sangre est� a
punto de hervir de un momento a otro. Noto que mi pija est� muy caliente, y sin
toc�rmela. S�lo la siento que est� hirviendo entre mis piernas. No s� como
reaccionar a esto. No s� qu� hacer con esto. No te r�as, Zesna, pero parezco un
pelotudo. Hay algo en mi interior que quiere salir hacia afuera en forma
desesperada."



Me emocion�. En realidad me alegr� por mi amigo. Por poder
serle �til, por ayudarlo en esto que era de una extrema necesidad para �l.


Sin ser deshonesto, tambi�n lo era para mi.


Pero bueno, qui�n se hubiera negado a dar semejante ayuda
sabiendo que el beneficio ser�a rec�proco?


Sinceramente, yo lo hubiera hecho a�n sin recibir el premio
de retorno.


"Ahora quisiera que te presiones las aureolas con el pulgar y
el �ndice, y te aprietes los pezones. Ambos al mismo tiempo." Dije, y agregu�."
Me encantar�a mord�rtelos hasta hacerte acabar s�lo haciendo eso."


"Hmmmmmmmmm!" Exclam�. "Zesna, me estoy retorciendo de placer
en la cama. Estoy temblando y ya comenc� a tener espasmos. D�jame tocarme la
pija, por favor. No aguanto m�s." Suplic�.


"No, de ninguna manera. Ese es uno de los errores que cometes
habitualmente." Estaba completamente seguro que Juan no volver�a a tocarse los
genitales hasta tanto yo no le diera el permiso para hacerlo, por m�s que si �l
quer�a, podr�a hacerlo sin mi consentimiento y yo nunca me enterar�a de ello si
�l no me lo dec�a. Eso se llama confianza ciega y rec�proca, porque �l tambi�n
ten�a igual confianza en m�, ya que jam�s puso en duda ni pregunt� absolutamente
nada acerca de los motivos que me impulsaban a indicarle lo que deb�a hacer. "No
debes solamente masturbarte, Juan." Continu� dici�ndole. "Debes sentirte
satisfecho haci�ndolo. Debes gozar cada vez que lo haces. No busques solamente
vaciar la leche de tus test�culos. Goza! Siente la excitaci�n que te recorre por
los venas, que quiere salirse por los poros. Crea el clima de placer hasta
hacerlo llegar al grado �ltimo de poder soportarlo. Siente la necesidad de poder
explotar con satisfacci�n y no s�lo hacerlo por el mero hecho de ser un hombre
que �nicamente necesita pajearse."


"No s� qu� tanto m�s podr� soportarlo." Confes�.


"Estoy seguro que si no eyaculaste hasta ahora en la forma
como lo has estado haciendo habitualmente, no lo har�s hasta que t� desees
hacerlo." Dije convencido totalmente de mis palabras. "Por lo tanto, hagamos que
ese placer sea lo m�s prolongado que podamos lograr. Que la eyaculaci�n quede lo
m�s demorada posible. Juan, t� ordenas a tu pija. No es ella la que te dice
cuando escupir. T� puedes hacerlo en el momento que t� desees. No seas su
esclavo. Tu miembro te pertenece a ti. No es al rev�s. Conv�ncete de que no es
del modo contrario. Cada vez que te masturbes en el futuro y est�s a punto de
eyacular, ord�nale a tu pene dici�ndole: �ahora no quiero, vamos a demorar la
salida de mis espermatozoides� y detiene tu paja, luego rein�ciala cuando t�
quieras, y hazlo la mayor cantidad de veces. Luego me cuentas acerca de la
diferencia en los resultados."


Del otro lado del tubo, s�lo escuch� gemidos, jadeos,
respiraci�n entrecortada y fuerte, peque�os alaridos como resisti�ndose en
franca lucha para vencer sus impulsos por sobre sus deseos.


Sab�a que esos impulsos, tal como si fueran el Juan-Diablito,
le dec�an: "Juan, no le hagas caso al est�pido de Zesna. Mast�rbate de una buena
vez, y pon en erupci�n ese volc�n. Qu�tate toda esa lava ardiente que te est�
quemando las entra�as. Qu� esperas? Si el placer es lo m�ximo. Anda, Paj�ate
ahora mismo. No esperes m�s."


Sin embargo, estaba seguro que sus deseos lo har�an obedecer
al Juan-Angelito: "Juan, no te dejes tentar por la soluci�n f�cil. Haz caso a
las sugerencias de Zesna. �l te quiere. T� sabes que �l te quiere bien. �l
quiere lo mejor para ti. Conoce lo que los obesos necesitan. Sabe lo que t�
necesitas en particular. Te quiere ayudar. Dilata lo m�s posible el momento
final. No busques una vaciada r�pida como todas las que te han dado antes. T�
puedes, Juan. Lo importante es que quieras hacerlo. Zesna est� aqu� para
ayudarte. Qu� es lo que decides hacer? Una paja r�pida que no te va a aportar
nada nuevo? O experimentar con lo que te ha dicho Zesna y comprobar cu�l de las
dos formas de masturbarse es la mejor y la m�s placentera?"


"Zesna, Voy a hacer todo lo que me pidas." Dijo finalmente.
"Pero necesito hacer algo en forma urgente. Estoy que me muero."


"Muy bien. Mira, lo m�s cerca que te permito llegar de tus
genitales con la mano es hasta el agujero de tu ombligo." Dije. "Hazlo y
rel�tame."


"Ay! Estoy llegando y ya me gusta lo que siento. Ahora mi
dedo se pierde dentro de mi agujero. Con la otra mano me sigo apretando el
pez�n. Ay, Zesna, me muero de placer."


"Lo s�, mi amigo." Le dije para que se tranquilizara. "S�
exactamente lo que sientes, ya que estoy haci�ndome lo mismo en este momento."


"Ay, Zesna. Mi pija est� goteando mucho."


"La m�a tambi�n, beb�. Me encantar�a que estuvi�ramos juntos
ahora para chuparnos mutuamente, haciendo un 138."


"Qu� es un 138?" Quiso saber luego de hacer una pausa como
temiendo reconocer que no entendi� lo que le dije.


"Un 69 pero dos veces." Y re� de mi propia broma.


"Y qu� es un 69?" Pregunt� en forma muy seria, y record� que
dif�cilmente lo hubiera hecho alguna vez.


"Mi amor, un 69 es cuando dos personas se chupan los
genitales al mismo tiempo. Uno boca arriba y el otro boca abajo." Expliqu�.


"Ay, c�mo me gustar�a hacer eso contigo." Confes�. "Ah, ah,
ah. Estoy muy excitado, amigo. Necesito eyacular."


"A�n no, Juan. Debes controlarte un poco m�s. Ya vas a ver
que cuando llegue el momento, el placer ser� infinitamente mayor. Mientras tanto
d�jame lamerte la entrepierna, entre los test�culos y el culo." Dije y mi
miembro ya necesitaba un babero de tanto l�quido que desped�a.


"Si, si!" Exclam�, y le ped� que se acariciara en esa zona,
intentando no tocarse el pene. Obedeci�. "Ahhhhhhhh, me estoy tocando todo el
recorrido entre mis bolas y el ojete."


"Quieres acariciarte el culito para mi?" pregunt� dudando si
lo har�a.


"Espera un segundo." Dijo y me inform� que gir� para quedarse
de perfil apoyado sobre uno de sus hombro para poder acceder a su orificio.
"Ahhhhhhhhhh. Me estoy acariciando el orto con el dedo. Ay, Zesna, me gustar�a
que t� lo estuvieras haciendo por mi." Me dijo sorprendi�ndome por completo.


"Te gusta lo que sientes?" Le pregunt� desconcertado. "En
verdad te gustar�a que yo te lo tocara?"


"Ay, Zesna, Si, por Dios, es que estoy muy caliente."
Confes�.


Eso me hizo confirmar lo que yo ya estaba sospechando.


La gente suele hacer cosas cuando est� muy excitada, que
dif�cilmente las har�a cuando no lo est�. El asunto es no arrepentirse despu�s
de haberlas hecho.


"Como me gustar�a meterme en la boca tu pitito, y chuparlo
como si fuera un caramelo hasta sacarle el n�ctar con mis labios, y trag�rmelo
hasta la �ltima gota." Dije ahogado en mi propia lujuria y excitaci�n.


"Y a mi me gustar�a hacerte lo mismo." Confes�.


"Dilo con tus propias palabras. Qu� te gustar�a hacer?"
pregunt� a sabiendas de que segu�a siendo demasiado perverso con �l.


"Chuparte la verga hasta que acabes en mi boca." Albricias,
lo dijo finalmente.


Ahora le permit� que con una mano tomara su miembro y lo
sacudiera pero en forma suave, nunca salvajemente.


"Me encantar�a lamerte y besarte el culo, Juan. Meterte la
lengua lo m�s dentro posible." Comenc� nuevamente a acariciarme yo mismo. Me
excitaba sobremanera hablar en la forma sucia en que lo est�bamos haciendo.


"Si, bien adentro." Sus jadeos estaban a ritmo vertiginoso y
los gru�idos inundaban la l�nea telef�nica." Quiero chuparte la pija, Zesna,
hasta dej�rtela bien dura y que luego me rompas el orto con ella."


Silencio.


"Qu� dijiste?" Pregunt� anonadado.


"Quiero que t� me hagas el amor, Zesna."


Estaba seguro que eso hab�a sido fruto de su enorme
excitaci�n, y no segu� con el tema.


"Me estoy metiendo el dedo gordo dentro, Zesna." Insisti� �l.
"Quisiera que fuera tu pija la que est� dentro de mi." Su voz gruesa hizo sonar
eso a�n m�s er�tico de lo que ya indicaban las mismas palabras.


Sin embargo, no pude contestar.


Me dej� at�nito totalmente.


Estaba descontrolado.


"Quiero que me cojas. Quiero ser tu gordo puto." Estaba
desaforado, desenfrenado y totalmente sin control. Sent� los movimientos de su
mano sobre su miembro, y sonaba nuevamente salvaje y desesperado. Mi amigo
estaba realmente muy excitado. "Quiero ser tu mujer, quiero que me rompas el
culo. Quiero.... Zesna voy a acabar. Ah, ah, ah, ah, ah, ahhhhhhhhhhhhhh!" Y
unos rugidos salvajes como si fuera una bestia en el momento de parir, salieron
de su boca.


Sent� literalmente su eyaculaci�n simult�neamente con la m�a
propia.


"No termina de salirme la leche, Zesna." Me dijo mientras
ve�a c�mo estaba sucediendo exactamente lo mismo en mi propio miembro. "Ay, que
hermoso! Nunca hab�a sentido algo as�." Exclam� mientras sus jadeos no
disminu�an, ni su agitada respiraci�n tampoco.


La m�a propia estaba como un tren descarril�ndose, y mi
esperma tampoco dejaba de fluir.


"Zesna, tengo miedo. Ya terminaron mis espasmos, y mi leche
no para de salir." Dijo asustado.


"Sabes por qu� es eso, mi amor?" Pregunt� con una sonrisa en
mis labios mirando exactamente que lo mismo que mi amigo me relataba, segu�a
aconteciendo en mi propio pene.


"No." Dijo simplemente.


"Has tenido el orgasmo de tu vida." Dije totalmente
convencido de mis palabras al tiempo que yo sent�a haber alcanzado lo mismo.


"Fue hermoso, Zesna!" Repiti� una vez m�s.


Lo �nico que lamento es que esta primera vez no estaba all�
con �l para ser el �nico testigo de lo que, sin temor a equivocarme, hab�a sido
su masturbaci�n m�s satisfactoria. Y la m�a.




Sin ning�n lugar a dudas, hab�amos compartido la madre de todas las pajas.


"C�mo me gustar�a poder abrazarte, Juan. Y hacerte sentir lo
mucho que te amo." Dije.


Se puso a llorar como un beb�.


"Por qu� lloras?" Pregunt�. "Qu� sucede?"


"Nunca me hab�an hecho sentir as�, amado, importante. Zesna,
s� que t� no quieres s�lo mi cuerpo." Confes�.


"Albricias, al fin te has dado cuenta de ello." Y re�.


"No te r�as. S� que soy un pelotudo. Ya has dado muestras de
sobra que t� me quieres bien." Dijo y me enterneci�.


"No, Juan! Yo no te quiero. Tu esposa te quer�a, yo te amo!"
Dije en forma perversa.


"No seas malo! Noto perfectamente la diferencia. Es que t� me
amas a�n despu�s de acabar. Sabes qu� era lo que hac�a mi esposa despu�s de
masturbarme?" Pregunt�.


Esper� mi contestaci�n antes de proseguir.


Realmente no estaba seguro de querer saberlo. Ten�a la
certeza de que eso me ir�a a entristecer.


"Qu� hac�a ella?" Pregunt� sin embargo, reconociendo que �l
deseaba hacerme part�cipe de esa experiencia que seguramente no le era agradable
en modo alguno.


"Luego de pajearme, me miraba y me dec�a �Ve a limpiarte�
como si ya hubiera cumplido conmigo. Zesna, t� sabes que los gordos necesitamos
cari�o a�n despu�s de eyacular. No que se nos trate como objetos." Coment�
lloriqueando.


Mis l�grimas estaban ba�ando literalmente mis mejillas.


"Tienes raz�n. Pero no s�lo los gordos, Juan. Yo tambi�n lo
necesito despu�s de acabar." Dije. "Agu�rdame que voy para all� ahora mismo, tan
s�lo para darte un abrazo que yo tambi�n necesito."


Colgu� el tubo y sal� velozmente hacia lo de mi amigo.




Antes de llegar a la cuadra del edificio, reduje la velocidad
como ya era una costumbre, y de pronto tuve que detener totalmente mi marcha
porque vi a un obeso que estaba cruzando las sendas peatonales frente mismo a mi
veh�culo. Al principio supuse que ese gordo era Juan, pero al mirar
detenidamente confirm� que estaba equivocado; sin embargo me hab�a parecido
conocida la persona, por m�s que est�bamos casi en la penumbra, el muchacho no
deb�a tener m�s de quince o diecis�is a�os, aunque no le pude distinguir bien el
rostro.



El andar del gordo era lento, y de pronto sent� tocar la bocina del autom�vil
que estaba detenido detr�s del m�o


"Dale, gordo idiota. Mueve ese culo inmundo de una buena
vez." Escuch� gritar detr�s de m�.


Como un acto reflejo, baj� del veh�culo en forma furiosa, y
me dirig� hacia ese veh�culo.


"Disculpa, tienes alg�n problema?" Dije y vi que el que hab�a
gritado era un tipo joven, mucho m�s grande que yo de tama�o, y que adem�s iba
acompa�ado por dos muchachos m�s.


"Qu� carajo te pasa a ti? No es contigo la cosa, sino con ese
gordo pelotudo que parece como si le estuviera pesando el culo." Dijo
desafiante.


"En todo caso, ser�a un problema de �l. Mira que ese gordo
tiene una familia al igual que t�. Es una persona como..."


"Qu� mierda te sucede?" Me grit�, interrumpi�ndome.


"Me sucede que �l por lo menos es una persona." Dije
totalmente fuera de m� y sin medir las consecuencias. "Y no un idiota como t�
que no tiene respeto por la gente."


Las puertas de ambos acompa�antes se abrieron y ellos
salieron del veh�culo, mientras yo imped�a que el conductor hiciera lo mismo.


Por Dios, en qu� l�o me hab�a metido!


Los dos acompa�antes llegaron a la parte delantera del
autom�vil y se iban a abalanzar sobre m�. Yo ya estaba resignado a perder por lo
menos un par de dientes, cuando de pronto giraron sobre sus talones
inexplicablemente y se volvieron a meter en sus lugares dentro del veh�culo.


"Esc�chame bien." Le dije al conductor, sin demostrar estar
at�nito por la retirada de sus acompa�antes. "T� alguna vez interviniste en
alg�n concurso?" Pregunt�.


"De qu� carajo est�s hablando?" Dijo sorprendido.




"Entonces supongo que no. Te voy a dar un consejo gratis. Si alguna vez alguien
realiza un concurso para encontrar al representante de la estupidez humana,
an�tate en �l, porque te aseguro que tienes muchas chances de salir elegido en
primer lugar." Dije irritado con ganas de llevarme a todo el mundo por delante
por la indignaci�n.


Como respuesta, aceler� y casi me pisa un pie; y cuando gir�
para ver al veh�culo alejarse, comprend� el verdadero motivo, que ignoraba hasta
ese momento, por el cual sus amigos no me hab�an roto toda la cara a pu�etazos.


El conocido inspector de tr�nsito se estaba acercando hacia
nosotros cuando ellos se percataron ello y se asustaron.




Ahora, se me ilumin� el rostro y no pude evitar la sonrisa, cuando vi que el
oficial se interpuso poni�ndose delante del veh�culo y los detuvo.


Le pidi� la licencia de conducir, y reci�n cuando la tuvo en
sus manos, termin� de acercarse hacia donde yo continuaba parado en plena calle.


"Te encuentras bien?" Pregunt� una vez que estuvo a un paso
de m�.


"S� gracias, es que..."


"S�, escuch� lo que ellos le gritaron a ese muchacho." Dijo y
se�al� al gordo, que estaba mirando escondido detr�s de un �rbol desde la vereda
contraria a donde est�bamos en ese momento.


"Gracias, oficial. Si usted no hubiera estado aqu�,
posiblemente estar�a de camino al hospital en este momento." Dije, y le di la
mano.


Mir� al gordote que estaba petrificado, a�n mir�ndonos., y me
dirig� hacia �l cruzando la calle, mientras el inspector de tr�nsito se acercaba
nuevamente al veh�culo detenido para aplicarle una multa.


Not� que el muchacho estaba muy asustado.


"Hola, Te encuentras bien?." Le pregunt�.


En ese momento reconoc� al chico.


"T� eres polic�a?" Pregunt� sorprendido.


"No! Por qu� lo preguntas?" Quise saber a su vez.


"Pens� que lo eras por la forma en que saludaste al
inspector." Dijo sorprendido.


"Ja, ja, ja. Es que somos grandes amigos." Dije.


"Entonces por qu� has hecho lo que hiciste por mi, si ni
siquiera nos conocemos?" Pregunt� sorprendido.


"Es que me molesta sobremanera cualquier clase de
discriminaci�n. No soporto que la gente no sea tolerante." Confes�. "Adem�s, s�
nos conocemos, t� fuiste a la tienda donde yo trabajo a cambiar unos pantalones
y compraste una camisa y un par de calzoncillos."


"Entonces usted es Zesna?" Y se movi� hacia un costado para
verme mejor el rostro, ya que estaba a contraluz y no me hab�a reconocido. "Es
que usted se acuerda de todos los clientes, y lo que compra cada uno?" Pregunt�
sorprendido pero con una sonrisa."Es usted muy amable por lo que hizo por m�."
Me dijo y sonri�. "Yo soy Gerardo." Dijo y ante mi asombro, me ofreci� la mano.


Le acept� el saludo, y sent� literalmente una electrocuci�n
con el apret�n de manos. Ambos soltamos instant�neamente al mismo tiempo la mano
del otro por el choque el�ctrico que posiblemente �l tambi�n sinti� y se asust�.


"Dios m�o, qu� es esto?" Pens�.


"Qu� pena que me est�n esperando, sino me quedaba conversando
con usted." Dijo y me hizo recordar que yo tambi�n ten�a a alguien que me
aguardaba. "Nuevamente le doy las gracias. No sabe lo agradecido que estoy con
lo que usted acaba de hacer por mi."


"No es nada. Me dio mucho gusto el haber estado presente para
poder intervenir." Dije honestamente.


"Me gustar�a invitarlo alg�n d�a a tomar algo, aunque sea."
Dijo, y no supe catalogar si lo hizo por compromiso o realmente lo deseaba.


"C�mo no!" Contest� y le iba a entregar mi tarjeta con los
n�meros de tel�fono de la tienda. "Ll�mame cuando quieras, o puedes venir mismo
por all�; siempre ser�s bienvenido."


"Gracias." Dijo tom�ndola de mi mano. "Aunque ya tengo una.
Le prometo que lo llamar�." Dijo y me ofreci� nuevamente su mano y de pronto se
arrepinti�, y se la guard� r�pidamente en el bolsillo, tal vez temeroso de
volver a sentir la sensaci�n que lo habr�a perturbado un momento antes.


Siempre iba a hacer as� con los gordos? Estaba completamente
seguro que este muchacho sent�a alguna atracci�n por mi, pero no sab�a si
catalogarla como sexual.


Lo vi irse bailoteando ese hermoso trasero, hasta que dobl�
por la esquina.


De pronto record� algo que acababa de decir: "Gracias. Aunque
ya tengo una. Le prometo que lo llamar�." Dijo refiri�ndose a la tarjeta de la
tienda.


No ser� que este gordo era el que se masturbaba llam�ndome
por tel�fono?


Daba con el perfil. La voz sonaba de ni�o, y estaba muy
nervioso con mi presencia. Aunque eso tambi�n podr�a ser a causa de lo que
acababa de suceder aqu�.


Pero no deb�a descartarlo de mi lista de "sospechosos".


"A qu� se deber�a que recientemente estaba conociendo a
demasiados gordos menores de edad?" pens� de repente.





Me introduje en mi veh�culo, y cuando pas� frente al
inspector, esta vez le toqu� bocina, le hice juego de luces y lo salud� sacando
la mano por la ventanilla.


�l respondi� a mi saludo con la mano, mientras segu�a
conversando con los ocupantes del autom�vil que continuaba detenido.


Nunca antes estuve tan contento de que este inspector me
hubiera puesto una infracci�n de tr�nsito en aquella oportunidad, s�lo por el
simple hecho de haberlo conocido.


Mi teor�a de que las cosas no suceden porque s�, que siempre
hay una raz�n para casi todo, ten�a en este hecho espec�fico uno de los ejemplos
m�s notorios. Nuevamente los caprichos del destino ten�an una raz�n para su
proceder.





Apenas Juan abri� la puerta del departamento, nos dimos el
abrazo prometido.


"Qu� sucedi� que traes esa sonrisa de oreja a oreja en el
rostro?" Pregunt� y me confes� que hab�a estado inquieto por mi tardanza.


Le cont� lo que hab�a sucedido en la esquina, y me dijo que
el muchacho deber�a ser el que vive a una cuadra de su edificio pero por la
acera de enfrente.


"Se llama Gerardo." Le dije.


Me mir� en silencio.


"Qu�?" Pregunt�. "No te ir�s a poner celoso, verdad?"


"No, por supuesto que no. S�lo que me extra�� que ya hasta
supieras su nombre." Dijo y agreg�. "S�, es ese mismo muchacho que te dec�a. Se
llama Gerardo."





CONTINUAR�


Me gustar�a que pusieran un comentario. Gracias.



Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: El gordo precoz (10)
Leida: 434veces
Tiempo de lectura: 32minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Relatos porno misrelatosrelatos mi padrino y yola primera vez que probé un pene relato pornoesposasmuyputasrelatosM� mam� borracha tenemos sexo relatos er�ticos relato mama me coje gay camionerosextraterrestres pornome desvirgo mi vecinolenguetar ponorelato chica lesbiana que le gusta pene grande grueso y cabezonMi hermanito celoso relato erotico Gayrelatos eroticos dormida en el trenrelato sexo con mi sobrina se 8perdi mi virginidad con un maduro relatos eroticosmasturbando a mamarelatos eroticos de incestoRelato xxx mi padrastro me ve mucho las piernasuna mujer con dildo xxx relato gayrelatos escritos porno de hetero con gayRelatos eroticos con mi tia y mi madreporno embarazorelatos pornos filialrelato gay mi hoyito opuso resistenciauna mendiga caliente relatorelatos eroticis un dia de vacaciones con mi sobrinitas de 8 añitos de edadrelatos calientes nenas con sus paparelato de sexo filial con borrachaporno relatos de vergas enormesswingers orgiasstreaptease pornorelatos eroticos de incestoperro xxxNo tan duro abuelo relatos eróticosRelatos porno zoofiliarelatos follando a mi hermanapapi me duele relatos freeMe cogi a mi hermanita relatosrelatos eróticos me quedé embarazadarelatos eroticos de perrito con mi hermanitarelatos reventando un culorelatos eroticos con vozrelatos eroticos mi mama y mi hermana son realmente peludasrelatos pornos de pendejas cogiendo con madurosme folle ami hija relatosRelatos er�ticos vacaciones familiar gratis misrelatosporno.com mi,madre,me,seduce,y,pide,verga,por,el,culoCuentos porno madres calientesrelatos calientes ijo q bergonporno amelo en tucasarelato la primera vez q me rompieron el culo relato porno cuidando a mi abueligorelatos eroticos de incestos en el camporelatos coji una colegialaRelatos mi hermanita es muy estrecha de cuca xxxrelato porno culiando una nena de once anosrelatos eroticos en el campopornorelatos la chica1) del busrelatos eroticos de incestoleer historia erótica mi mujer hace de puta para los camioneros y sale envarasadaporno gay salvajeIncesto con la abuela relatadosRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezZoofilia videos gratis animoporDesvirgue una jovencita relatosrelato porno con foto incluidaEl sobrino massageando a la tia porno orgdesvigue a mi hija 10 relatosMI HIJA DE 8 RELATOS PORNO Y EROTICOSrelatos me cogi a mi hermanarelato porno cogido por mi perro a mi 10Incesto con la abuela relatadosIncesto con la abuela relatadosRelatos eroticos trios con familiaMe pusieron un supositorio erotico etre las nalgasrelatos porno a la fuerza gaymi peque�a consentida de 9 relatos eroticosRelatos.eroticos.de.maduras.sexo.sin.tab�escojiendo con mi hermana casa relatosRelatos gays el culito de jesusxxx relatos de gemidos de una hermana casada con su hermanorelatos porno mis putitasRelatos er�ticos de t�o desvirgando a su sobrinarelato porno mi hijita putitarelatos y cuentos eroticos mami con hija lesbianasmi yerno 25 cm relatoRelato eroticos de cuñadosRelatos de la primera vez q me culiaronrelatos porno de viole a mamaRelatos porno el amigo de mi hijo relatos de esposas sumisas en la camafollar con mama relatosporno relatos esposas infielesporno gay guarrorelatos eroticos la amiguita de rosinarelatos gay calientesRelatos eroticos gratis don betito