TIEMPO PERDIDO (IX)
Dentro de lo dif�cil que resulta procurar� abstraerme de mi
situaci�n actual (si record�is de "", he vuelto a tener relaciones con mi madre) y volver� a los
hechos que acontecieron hace ahora 12 a�os.
Despu�s de aquel fant�stico D�a de Reyes (por la tarde hab�a
conseguido follar con mi prima en el dormitorio de arriba del chalet mientras
toda nuestra familia estaba en la planta baja y luego hab�a pasado mi primera
noche entera junto a mi madre) ya eran tres las mujeres de mi propia familia con
las que manten�a relaciones sexuales. Por un lado estaba mi madre. Ella sab�a lo
de mi t�a y unos d�as m�s tarde supo lo de mi prima. B�rbara sab�a que me tiraba
a su madre, mi t�a, pero de lo de mi propia madre no ten�a ni idea. Y luego
estaba mi t�a Raquel que pensaba que ella era la �nica con la que follaba.
En unas semanas me di cuenta que era un ritmo que no iba a
poder soportar. Demasiado sexo para mi. Y demasiada tensi�n tambi�n porque con
todas ellas me ten�a que esconder del resto del mundo y de ellas misma tambi�n.
Para que entend�is a lo que me refiero os contar� lo que pas� en concreto un
viernes.
En lo que iba de semana hab�a follado un par de veces con mi
madre, otras dos con mi prima y a mi t�a s�lo la hab�a podido ver una vez, la
tarde-noche del mi�rcoles. Y curiosamente, el jueves no hab�a podido ver a
ninguna de las tres. Bueno, a mi madre si la hab�a visto pero no hab�a podido
hacer con ella absolutamente nada.
Aquella noche, en un breve momento de intimidad que tuvimos,
ella me sugiri� que a la ma�ana siguiente, me fuese a acompa�arla a la oficina.
Sol�a llegar de las primeras y su despacho, algo apartado y aislado de los dem�s
puestos de trabajo pod�a ser un buen lugar para tener un "encuentro" de esos que
ansi�bamos. As� que al d�a siguiente, me levant� a las siete y media con una
erecci�n de campeonato. Fui a la cocina y all� estaba mi madre, ya vestida,
desayunando. Mi hermana dorm�a y mi padre estaba en el ba�o. Nos saludamos con
un buen morreo. Cuando mi padre sali� del ba�o entr� yo y mientras me duchaba,
me la zurr� pensando en mi madre, recordando el polvo de unos d�as antes.
Mi casa estaba como a media hora en metro de la oficina de mi
madre, en pleno centro de Madrid. Y a esas horas el metro iba abarrotado de
gente. Poco a poco, nos fueron echando a mi madre y a mi contra el rinc�n de
modo que acabamos aplastados el uno contra el otro, de cara. Nos miramos
sonriendo. La situaci�n no pod�a ser m�s curiosa. Mi madre y yo, amantes, que
�bamos a su oficina dispuestos a follar sobre una mesa de un despacho o sobre un
sof�, nos ve�amos ahora obligados a estrujar nuestros cuerpos entre si por la
cantidad de gente que nos rodeaba pero no pod�amos hacer nada.
Pero la situaci�n se empez� a convertir en excitante. Del
contacto del cuerpo de mi madre contra el m�o, la polla se empez� a poner
dur�sima. Y mi madre, atrevida y puta, no se le ocurri� otra cosa que ponerme la
mano encima del paquete aprovechando el tumulto. Por la posici�n en que nos
encontr�bamos, era imposible que nadie pudiese ver su mano acariciar la polla de
su hijo, yo. Y eso fue lo que hizo. Durante el trayecto de tres estaciones, mi
madre estuvo sob�ndome la polla por encima del pantal�n en mitad de un vag�n de
metro abarrotado. Yo la miraba y sonre�a nervioso porque no me cre�a lo que
estaba haciendo. Hablaba de cualquier chorrada y mientras no dejaba de apretarme
el paquete y deslizar su mano por encima del vaquero.
Pero es que en la parada anterior a la nuestra, mi madre
logr� darse la vuelta con la excusa de que ten�amos que salir. La fuerza con la
que est�bamos apretados el uno contra el otro era la misma, pero esta vez era su
culo lo que yo notaba apretarse contra mi polla. Y mi madre aprovechaba
magistralmente el movimiento del vag�n para frotarse contra mi. Si lo hubiese
hecho un poco m�s, os juro que me habr�a corrido. Notaba sus nalgas frotar mi
rabo y como a veces se encajaba en su rabadilla y me parece incre�ble que no me
llegase a correr. Estaba a punto de perder el control y por eso, con la mano
izquierda, empec� a sobarla el culo. Estruj� sus nalgas al mismo tiempo que ella
se frotaba contra mi.
Salimos del metro excitad�simos. No nos dijimos nada, s�lo
nos mir�bamos y nos re�amos. En el ascensor subimos con m�s gente as� que
intercambiamos unas fugaces miradas de deseo. Entramos en la oficina y parec�a
que a�n no hab�a nadie. Llegamos a su despacho y ella cerr� la puerta. Se volvi�
hacia mi apoy�ndose en la pared. Yo me acerqu� a ella. Los dos sonre�amos. Nos
morreamos. Nuestros labios se frotaron con pasi�n y nuestras lenguas
intercambiaron fluidos. Mientras, mi mano derecha fue ganando posiciones. Al
principio, debajo de la chaqueta del traje de mi madre. Luego, desde la cintura
y por dentro de la blusa hasta llegar a la parte baja de sus tetas.
-Espera, espera �me dijo mi madre separ�ndose de mi. Me cogi�
de la mano y me llev� hasta la sala de juntas. En la oficina segu�a sin haber
nadie. Cerr� con llave y luego se sent� sobre la mesa, que ten�a el tama�o de
cuatro cinco camas de matrimonio juntas. Yo puse mis manos en su cintura y
volvimos a besarnos.
-Una vez pill� a mi secretaria follando aqu� y desde entonces
he fantaseado con hacerlo sobre esta mesa �me dijo se�al�ndome aquella enorme
tabla de madera que parec�a haberse convertido en un picadero. Yo s�lo sonre� y
volv� a besar a mi madre en la boca. Ella, h�bilmente, meti� su mano derecha
entre nuestros cuerpos y me acarici� la polla por encima del pantal�n.
-Me he puesto cachond�sima en el metro, Cre� que te follaba
all� mismo, delante de todo el mundo �me dijo ri�ndose.
-Yo cre� que me corr�a. Eres una puta, mam�. Una gran puta a
la que no puedo dejar de follar �mientras le dec�a esto, ella hab�a desabrochado
mi pantal�n y unos segundos despu�s, me masturbaba ya con la polla desnuda. Yo
la hice recostarse sobre la mesa, apoy�ndose en sus codos, con las piernas
colgando. Con parsimonia le fui subiendo la falda, disfrutando del tacto de sus
muslos en mis dedos, hasta que no le qued� nada de ropa por debajo de la cintura
despu�s de que, con la misma lentitud, le hubiese quitado las bragas. Entonces
me arrim� a la mesa, la agarr� por las caderas y la atraje hacia mi. Nos
quedamos mir�ndonos a los ojos sin decir ni hacer nada hasta que de un violento
empuj�n le clav� la polla a mi madre en su rajita.
-��Oooooooooooooh!! �exclam� ella ech�ndose hacia atr�s hasta
quedar totalmente tumbada sobre la mesa. Empec� a foll�rmela lentamente,
metiendo y sacando con tranquilidad, disfrutando cada cent�metro que mi verga
recorr�a dentro del co�o de mi madre, ya fuese para salir o para entrar.
Me inclin� ligeramente sobre mi madre y la abr� la blusa para
liberar sus tetas. Pero sin embargo, el verla all� espatarrada, a medio vestir o
a medio desvestir, seg�n se mir�, con la falda remangada, la blusa abierta y el
peque�o sost�n negro al aire, me excit� m�s que verla desnuda completamente as�
que volv� a agarrarla de las caderas y a continuar mi follada.
-Oooooh, que bien amor, que bien, no pares, no pares �me
dec�a mordi�ndose el labio inferior y restreg�ndose las manos por las tetas y el
vientre. No pod�a m�s. Mi madre se corri� y se sacudi� sobre la mesa de juntas
mientras yo notaba cada vez m�s inminente mi orgasmo... hasta que sucedi�. Un
enorme chorro de leche sali� de mi polla llenando a mi madre. Yo me retir�
agotado y mi madre parec�a muerta de placer. Pero que va, estaba desbocada del
todo. Se incorpor� violentamente y me meti� la lengua en la boca.
-C�meme, hijo, c�memelo ahora mismo, necesito correrme,
quiero que me mates a orgasmos, mi amor �yo flip� un poco porque me dio la
sensaci�n de que mi madre estaba ansiosa de verdad, que necesitaba correrse casi
como respirar. As� que me arrodill� y coloqu� sus piernas abiertas sobre mis
hombros y met� mi cabeza entre ambas. Ayud�ndome con los dedos, separ� sus
labios y primero a peque�os lametones y luego metiendo la lengua en su rajita
todo lo que me daba de s�, empec� a comerle el co�o a mi madre que enloqueci�
sobre la mesa. M�s tarde me confes� que lo del metro le hab�a puesto m�s
cachonda de lo que nunca hab�a estado y que pod�a haber estado follando d�as
seguidos de las ganas que ten�a.
Me agarr� del pelo y me forzaba a meter m�s la lengua. Gem�a
y murmuraba cosas ininteligibles. No es la vez que mejor la com� el co�o pero
desde luego si que fue una de las que ella m�s lo disfrut�. Despu�s de un
segundo orgasmo que me dej� la cara empapada de sus jugos vaginales, me
incorpor� y pude ver la cara de inmensa felicidad y placer de mi madre. Volvimos
a besarnos con pasi�n, frotando nuestras lenguas.
-Me vuelves loca, cabr�n, estoy caliente como nunca, hijo. Te
follar�a a todas horas �yo sonre�.
-Y yo mam�, me gustar�a estar siempre meti�ndotela,
comi�ndote. Eres incre�ble.
-Si, mi amor, soy tu puta, soy la zorra de mi hijo �volvimos
a morrearnos y en ese momento un violento golpe nos asust�. Alguien intentaba
entrar en la sala de juntas. Al ver que la puerta estaba cerrada, una juvenil
voz femenina grit�:
-�Hay alguien ah�?
-Si, Silvia, soy yo, ahora salgo �mi madre me mir� haci�ndome
un gesto para que me vistiese velozmente. S�lo ten�a que subirme los pantalones
y los calzoncillos y colocarme un poco la ropa para que no despertase sospechas
as� que disfrut� de la imagen de mi madre poni�ndose las bragas y abroch�ndose
la blusa. Era la primera vez que hab�an estado a punto de pillarnos follando y
resultaba muy excitante.
Salimos y nos encontramos con Silvia, la secretaria de mi
madre. Como os lo cuento. Silvia era un ca��n de chica. 1�75, aproximadamente,
rubia natural con una larga melena lisa, ojos grises y grandes, una cara
preciosa con una leve expresi�n de lujuria, eso que cuando es m�s acentuado los
m�s machistas llaman "cara de chupapollas". Y su cuerpo un esc�ndalo. Llevaba
una camiseta ajustada de manga larga y un pantal�n de traje. Ten�a unas tetas
que se adivinaban perfectas, redondas, grandes, firmes... una tripa lisa, un
culo ligeramente resping�n pero igualmente firme. Sobre sus piernas en ese
momento no pude opinar porque el pantal�n la quedaba holgado pero era f�cil
intuir que sus muslos deb�an ser preciosos y que con minifalda deb�a resultar
irresistible. En definitiva, el tipo de mujer a la que todos se vuelven a mirar
cuando se la cruzan por la calle, el tipo de mujer que a ninguna pareja le gusta
que tengas por amiga.
Mi madre nos present� y se excus� diciendo que no se hab�a
dado cuenta que la puerta se hab�a cerrado, que estaba ense��ndome la oficina.
-Encantada �me dijo Silvia d�ndome dos besos. Yo a�n estaba
un poco descolocado. Hac�a s�lo tres minutos le estaba comiendo el co�o a mi
madre, un minuto antes casi nos pillan a mi madre y a mi haci�ndolo y ahora me
encontraba con aquella belleza que no esperaba. Comprender que no supiese como
reaccionar.
Entramos en el despacho y mi madre cerr�. Yo me volv� a ella.
-�De d�nde la has sacado?
-Te gusta �verdad? Tiene loca a toda la oficina.
-Pero t� la has visto, est� buen�sima �mi madre se acerc�
bastante a mi, hasta dejarme sentado sobre su mesa... y ella a escasos veinte
cent�metros.
-�M�s buena que yo? �eh? �te gusta m�s mi secretaria que tu
madre?
-No mam�, t� eres la mejor, la que m�s buena est� �los dos
sonre�mos y nos besamos.
-Pero te gustar�a foll�rtela �verdad? Te gustar�a joder con
mi secretaria �a qu� si? �yo sonre� y asent� �lo sab�a. Todos quieren foll�rsela
�entonces record� algo.
-�Fue a �sta a la que pillaste follando en la mesa de juntas?
-Si, a �sta �mi madre sonri� y se me adelant� en mi propuesta
�quieres que te lo cuente �verdad?
-Por favor, si �dije yo sent�ndome en la silla. Mi madre se
qued� sentada en la mesa.
-Tampoco hay mucho que contar. Hace dos o tres meses, antes
de Navidad, bajamos todos a comer. Silvia se subi� antes para terminar algo que
se hab�a dejado a medias. Debi� encontrarse con Segura, una de los jefazos, un
t�o casado con cuarenta y pico a�os y se liaron. Yo sub� antes que el resto de
la gente, un poco despu�s que Silvia y al entrar no la vi pero o� un ruido en la
sala de juntas y me acerqu�. La puerta estaba entreabierta y all� estaban.
Silvia tumbada sobre la mesa, exactamente en la misma postura que hace un
poquito me has estado follando t� a mi. Ten�a la camisa quitada y la falda por
la cintura. Debo confesar que pocas veces he visto unas tetas m�s bonitas que
las de Silvia. Se bamboleaban pero manten�an su forma perfecta. Y Segura yo creo
que no pod�a ni imaginar que se estuviese tirando a ese bomb�n. La miraba
absorto mientras se la met�a. Puto baboso, la de veces que ha querido joder
conmigo... el caso es que Silvia me vio, peg� un respingo, Segura se asust� y yo
ped� perd�n y me fui. Al rato entr� Silvia y me explic� que era la primera vez
que lo hac�a con Segura y que no sab�a porque lo hab�a hecho y que no quer�a
volver a hacerlo y que por favor la guardase el secreto.
Yo me qued� un poco desconcertado por el relato de mi madre.
Primero porque imaginarme a Silvia follando me hab�a excitado. Y lo m�s raro, el
comentario de mi madre de que uno de sus jefes se la quer�a follar, me hab�a
hecho darme cuenta de que mi madre estaba tan buena que hab�a t�os por ah�
queriendo meterse entre sus piernas pero que ella me hab�a elegido a mi, su
hijo, como amante.
Hab�a llegado la hora de marcharme. Poco a poco la oficina se
hab�a ido llenando de gente. Mi madre y yo nos dimos un buen pico antes de salir
del despacho. Cuando est�bamos fuera, ella llam� a Silvia.
-Silvia �te importa acompa�ar a mi hijo a la salida?
-No, sin problema �y all� me fui, acompa�ado de Silvia,
despidi�ndome de mi madre. Me desped� de Silvia en la puerta con dos besos y me
fui a clase totalmente nuevo. En unas horas hab�a echado un gran polvo con mi
madre y hab�a conocido a una de las chicas m�s guapas y m�s macizas que hab�a
visto jam�s.
Pero el viernes no hab�a hecho m�s que empezar. �Quer�is
saber lo que pas� despu�s de la hora de comer?. Os lo cuento en el pr�ximo
cap�tulo. De momento, si quer�is cualquier cosa, ya sab�is, estoy en
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