La ducha fr�a no signific� para mi un castigo, era una noche
de verano y estaba acostumbrada a refrescar y tonificar mi piel de aquella
manera. Estuve un buen rato debajo del chorro, enjabon� todo mi cuerpo y tras
aclararme me sequ� con una toalla. Al mirarme en el espejo, desnuda y con las
mejillas a�n calientes debido a la excitaci�n anterior, me sent� m�s sensual que
nunca.
Mi amo estar�a decidiendo cu�l iba a ser mi castigo, y yo,
m�s que atemorizada, volv�a a sentirme excitada. De pronto, me percat� de que
estaba intentando pasarme una nota por debajo de la puerta, me agach� a
recogerla y le� lo que mi amo hab�a escrito con una caligraf�a tan perfecta que
me sorprendi�. "Ya he decidido cu�l ser� el castigo que voy a imponerte, pero
tengo que salir a comprar lo que necesito. Cuando regrese tendr�s que estar
aguard�ndome en la entrada, sentada en posici�n de espera como una perrita
fiel...". Al momento escuch� un portazo y o� c�mo cerraba la puerta con
llave desde el exterior. Sal� del cuarto de ba�o totalmente desnuda en busca de
mi bolso, siempre llevo en �l un tarrito de mi perfume habitual y un cepillo de
dientes. Perfum� mi piel, me lav� los dientes y desenred� mi cabello con el
cepillo que mi amo hab�a utilizado anteriormente para castigarme. Inmediatamente
despu�s fui a colocarme en la entrada, tal y como me hab�a ordenado mi amo, con
las nalgas apoyadas en los talones y las manos sobre mis muslos. Tard� una media
hora en llegar, treinta largos minutos que mi mente empleo en recordar todo lo
que hab�a pasado, mi coraz�n se aceleraba y mis entra�as volv�an a encenderse.
Cuando o� su llave entrando en la cerradura se me aceler� tanto el coraz�n que
parec�a que se me iba a salir del pecho. Entr� y me acerqu� a cuatro patas hasta
�l, sac� un collar de perro de la bolsa que tra�a y se agach� para coloc�rmelo,
at� una correa a la peque�a argolla que ten�a y me llev� al dormitorio.
Vamos perra, vas a aprender a obedecer y respetar a tu amo.
Deposit� la bolsa en la cama y fue sacando todo lo que hab�a
comprado, unas esposas, un consolador, una bolas chinas y... �una fusta!. Mi
cara reflej� temor por primera vez en toda la noche.
Si no te hubieras corrido como una puta sin mi
consentimiento ahora no tendr�a que castigarte. Vamos, t�mbate boca a bajo en
la cama y junta las manos en la espalda.
Se sent� a mi lado y me coloc� las esposas en las mu�ecas.
Permaneci� all�, acariciando mi cabello h�medo, lo oli� e hizo lo mismo con mis
hombros, mi cuello...
Qu� bien hueles zorrita... mmmmmmm... tu olor me vuelve
loco... me hace desearte, deseo que seas m�a, totalmente m�a...
Soy tuya amo...
Lo se... pero a�n te queda mucho por aprender y tengo que
ser duro contigo, tengo que ense�arte a obedecerme y respetarme.
Lo siento amo, me portar� bien, de verdad... no me
castigues, por favor..
Tengo que hacerlo, pero esta vez no ser� todo lo duro que
puedo llegar a ser.
Cogi� la almohada y me la puso doblada debajo de la cadera,
mi culo quedo totalmente en pompa y mi cuerpo casi formaba un �ngulo de noventa
grados. Lami� mis nalgas como una animal lame a sus cr�as, aquella sensaci�n me
estaba poniendo muy caliente, pero sab�a que en cualquier momento dar�a comienzo
mi primer castigo. Cogi� la fusta y la pase� por mi culo acarici�ndolo, de
pronto, me propin� un azote que me hizo gritar de dolor.
C�llate zorra, ni un grito, ni una palabra, ni un
movimiento, no estoy empleando toda mi fuerza, as� que no me provoques,
�entendido?.
S� amo...
Me azot� una y otra vez, yo instintivamente apretaba el culo
con cada golpe. Sent�a un ardor enorme, pero cuanto m�s me quemaba menos sent�a
el dolor de los azotes. Cada fustazo retumbaba en mis o�dos y en mi co�o, que
sin poder evitarlo estaba cada vez m�s mojado. De pronto, sent� el frescor de
sus manos en mis nalgas, las separ� y me introdujo en el ano una bola china, a
�sta le siguieron las otras cuatro.
Sali� de la habitaci�n dici�ndome "ahora recapacita y piensa
en lo que podr�a llegar a hacerte la pr�xima vez". Me dej� all�, tirada en la
cama, esposada, con el culo ardiendo y palpitando como si me fuese a estallar.
Por los sonidos que proven�an de la sala de estar supuse que
estaba viendo una pel�cula porno, aquellos gemidos comenzaban a excitarme,
deseaba que mi amo viniese a darme placer, a perdonarme...
Habr�a transcurrido una hora cuando sent� su presencia en la
puerta de la habitaci�n, o� sus pasos acercarse y luego sent� sus labios en mis
nalgas maltratadas, las separ� suavemente y poco a poco me fue liberando de las
bolas chinas. Me coloc� boca arriba sin quitarme las esposas, dobl� mis rodillas
y separ� mis piernas todo lo que pudo. Hundi� su rostro en mi co�o, aspir� todo
su olor y pase� su lengua ansiosamente por toda mi concha, succionaba mis labios
vaginales, daba golpecitos con la punta de su lengua en mi cl�toris, la met�a
entera en mi agujero y la mov�a sin cesar. El roce de las s�banas en mis nalgas
me escoc�a una barbaridad, pero sus caricias me estaban volviendo loca de
excitaci�n. Sac� su cabeza de entre mis piernas y cogi� el consolador que hab�a
comprado, golpe� suavemente mi co�o con �l, luego m�s violentamente, quer�a que
le suplicase, algo que hice encantada.
F�llame amo, por favor, f�llame...
Eres una zorra, puta... supl�came mas...
Amo, m�temelo hasta el fondo, deseo que me folles...
Me meti� el consolador de una estocada, lo sacaba y lo met�a
violentamente una y otra vez.
Te gusta eh... perra... pues esto te va a gustar a�n m�s...
Me meti� el consolador todo lo dentro que pudo y cogi�ndome
de los tobillos con las dos manos me elev� las piernas por encima de la cabeza,
quedando la entrada de mi ano justo en frente de su verga. Estaba tan empalmado
que no tuvo problemas para met�rmela, apunt� y me la fue introduciendo poco a
poco. Me foll� mientras me dec�a todas las groser�as que se le ocurr�an, sab�a
que aquello me pon�a muy cachonda.
Puta...te gusta c�mo te jodo... toma... toma...
Sent�a que cada vez que su polla entraba en mi culo rozaba el
consolador que ten�a metido en el co�o, y aquella sensaci�n me estaba llevando a
las puertas del orgasmo, pero no podr�a soportar otro castigo, as� que se me
ocurri� pedirle permiso.
Amo... Amo... puedo correrme... por favor...
Ni lo sue�es perra... aaaaaaahhh... aaaaagrrrr... toma...
perra... toma... me estoy corriendo en tu culo de puta...
Ver c�mo se corr�a me excit� a�n m�s, pero cerr� los ojos
todo lo fuerte que pude, concentr�ndome en no sentir nada. Cuando termin� sac�
su verga y me mir� satisfecho. Se acost� a mi lado y me dijo:
Intenta descansar perrita... ma�ana seguir� ense��ndote a
ser mi perrita sumisa...
Se durmi� enseguida y yo permanec�a all�, a su lado, esposada
y con el consolador metido en el co�o. A pesar de la excitaci�n que sent�a tuve
que intentar descansar.