Alberto, el Semental que me hizo su Yegua 03
Bueno, viejas seniles, muevan esas nalgas gordas y
celul�ticas que ya amaneci�. � dijo Rosario interrumpiendo nuestro delicioso
descanso.
�Vieja senil y celul�tica sos vos! � contest� Silvia
molesta.
Las 3 se�oras se pusieron de pi�, desnudas, su enormes senos
se bamboleaban de un sitio a otro mientras recog�an sus ropas del suelo. El sol
se colaba por la ventana, calentaba la habitaci�n y anunciaba que ya era hora de
levantarse. Me qued� absorta mir�ndolas, se pod�a decir sin error que aun eran
unos monumentos. Claro, las delgadas l�neas de expresi�n de sus rostros delataba
su condici�n de maduras cuarentonas. Pero ellas no trataban de ocultar sus edad
con un maquillaje o atuendo juvenil, no, ellas quer�an envejecer con dignidad y
belleza.
�Ni�a, �qu� tanto est�s mirando?! � me dijo Rosario con
picard�a y un vejo de burl�n, yo me puse roja.
�Perd�n, d�nde est�n mis beb�s? � pregunt�.
Durmieron en el cuarto de Ingrid, mi hija, �te acord�s de
ella? � me contest� Rosario.
Si, si� me acuerdo� �y Beto?
En el hospital, acompa�ando a la familia del mozo que se
accident�. � me dijo Silvia.
Aquello no me simpatiz� mucho, yo lo quer�a ver, lo
necesitaba a mi lado en aquel momento, por el fue que hice el viaje. Claro que
me pude tomar aquel viaje como una de las tantas aventuras sexuales de mi vida,
al lado de un grupo de lesbianas ninf�manas como ellas.
Apareci� de pronto una ni�a preciosa, como de unos 11 a�os,
nos inform� que los ni�os estaban preguntando por su mami, y me llev� con ellos.
Jugu� un ratito con Kik�n y Estelita, les di su desayuno, amamant� a Tonito, y
luego regres� con las matronas, dej�ndole a la preciosa ni�ita el cuidado de
ellos. No le fue dif�cil entretenerlos, pues le dio mu�ecas a Estelita y le
conect� el Nintendo Game Cube a Kik�n. Tonito dorm�a como un tronco y, por lo
general, no daba mucho trabajo.
Me sentaron sobre un sill�n de la sala, ellas ocuparon un
ampli� sof� frente a mi. Me sent�a como un bicho en estudio, y la verdad es que
eso era casi. Hubo entonces una especie de reuni�n familiar, las 3 mujeres se
reunieron para conferenciar, junto a la cuarta hermana y la madre. Ellas eran
Berta y do�a Yola, igual de bellas que las otras 3.
Berta contaba con 53 a�os, era apenas un poco m�s baja que
Blanca, con la que tiene un gran parecido, con la diferencia de que Berta tiene
el pelo un poco m�s oscuro y la boca m�s grande. Siempre fue la m�s delgada y
atl�tica de todas las May�n, y tambi�n la m�s fuerte. Do�a Yola era ya una
anciana, ten�a 69 a�os y ya los tra�a encima. Pero no por ello dejaba de ser una
dama sumamente elegante. Bajo su cabellera gris se ve�a un hermoso rostro
arrugado del que sobresal�an unos hermosos y brillantes ojos celestes. Sus senos
enormes colgaban de su t�rax fuerte, de mujer tradicional y trabajadora. Sus
caderas estaban ya bastante anchas, no obstante sus gl�teos aun se atrev�an a
ponerle peros a la gravedad.
Silvi, �est�s segura mija? Ellos han sido amigos desde
siempre� me parece que la idea no es buena.
Yo creo que es perfecta, ya est� grande y es hora de que
haga su vida� adem�s, Beto fue el que la trajo�
��Y nosotras qu�?!
Rosario, todo va a seguir igual, te lo aseguro� adem�s mir�
como es Lalita, te aseguro que ella no va a poner peros al asunto.
�De qu� asunto est�n hablando? � pregunt�.
Permitinos un momento nena y te atendemos. � me contest�
Blanca, eso me enoj�, estaban planeando algo que, definitivamente me afectaba
a mi y estaban decidiendo sin siquiera consultarme.
�Ning�n momento! �Alberto me trajo aqu� y no fue solo de
visita! �El quiere que yo sea su mujer, pero ya le dije que eso no se puede,
soy una mujer casada! �Y desde que entr� en esta casa me han examinado con la
vista como a una yegua a punto de comprarla! �Ya! � se quedaron calladas
mir�ndome y, nuevamente, me examinaron de pies a cabeza� �eso ya era el colmo!
Tiene car�cter. � dijo do�a Yola sonri�ndome.
Si, se ve mansita y miedosita pero es brava. � dijo Berta
como si yo fuera una perra.
Adem�s se conoce desde siempre con Betito. � dijo Silvia �
Les digo que no va a decir que no�
Si, si, Silvi, pero� �entonces tu acept�s ser la mujer de
Beto? � Blanca habl�, ella siempre pon�a las cosas con los pies sobre la
tierra.
Ya les dije� y se lo dije a el, soy casada y tengo hijos�
no puedo ser la esposa de nadie m�s.
�Y entonces para qu� est�s aqu� ni�a? � me respondi� � Tu
misma acab�s de decir que el no te trajo solo de visita. � trat� de balbucear
algo, pero no pude decir nada.
si no te interesara mi sobrino, no habr�as venido. � agreg�
Berta. � me qued� fr�a sin saber qu� decir, al final, mejor me decid� por un
gesto tonto y una pregunta tonta e incr�dula.
�Ustedes est�n de acuerdo con esto, de verdad quieren que
yo sea la mujer de Beto?
Si� � contestaron en coro.
�Pero yo tengo marido, soy una mujer casada!
El tambi�n es un hombre casado� e igual es mujer de otro�
otros 2 hombres.
�ya les fue con el chisme Beto! �Eso es cosa nuestra
Rosario!
Pero significa que tu condici�n de mujer casada no es una
raz�n para que digas que no.
�Es una locura!
Lalita, tu siempre te llevaste tan bien con Beto y eran tan
cercanos que nunca nos explicamos por qu� no terminaron como novios.
��ramos solo amigos Irma, solo amigos!
La amistad no es m�s que el primer paso, y el m�s
importante, del amor.
�Es que es imposible Silvia, Beto y yo solo somos amigos!
Laura � dijo Berta � �cu�ndo te casaste pensaste que ser�a
posible llegar a tener la relaci�n que ahora ten�s con tu marido? � me qued�
callada � No, nunca te lo imaginaste ni remotamente. �Y ahora te arrepent�s? �
tampoco pude decir nada � No, no lo hac�s, est�s dispuesta a nuevas cosas,
nuevas experiencias y sensaciones. Que tu esposo sea la mujer de 2 hombres ya
no te afecta, te afecta la soledad que inevitablemente lleg� tras esa
decisi�n, te afecta saber que no sos la �nica capaz de hacerlo suspirar.
Laura, el est� feliz con eso y no lo va a dejar, �no podr�as hacer lo mismo
tu? Adem�s, te acostaste ya una vez con Alberto Jos�, el no te es indiferente
y lo sab�s muy bien.
Pero es que� Beto� el es mi amigo�
�Y tu nunca lo vista como algo m�s? � otra vez me qued�
callada, pero ahora baj� la mirada � Ni�a, creeme, vos tampoco fuiste le
fuiste indiferente� no solo como amiga.
Te voy a contar la verdad de mi familia, la verdad sobre mi
hijo y sobre nosotras. Mejor sentate, pod�s caerte de espaldas. � dijo Silvia,
se hizo silencio en la sala.
"Ver�s Lalita, ya te hab�a dicho que mi familia era extra�a,
fuera totalmente de lo normal� y en el centro de todo, Alberto. Recuerdo c�mo
sol�a ser antes nuestra vida, cuando el era casi un ni�o, ahora es un hombre de
28, un aut�ntico hombre. Y todo empez� cuando el ten�a 13. El era un muchacho
delgado, pero no flacucho, desde esa edad comenz� a mostrar lo cuadrado que
ser�a en su madurez. Su piel blanca y lampi�a era tan suave, casi como la de un
beb�. Y esos ojos grises volv�an loca a todas las que los miraban� a ti tambi�n
Laura.
Me imagino que ya te imaginar�s a lo que voy, hacia donde me
dirijo. Si, as� es, Lala, todas nosotras, las May�n, mantenemos una relaci�n
incestuosa con mi hijo Alberto. El es nuestro amante y esposo, nuestro se�or y
nosotras sus sumisas esclavas. No quiero que pens�s que el es una especie de
pervertido, de hecho, es m�s centrado que la mayor�a de hombres de su edad.
Incre�ble pero cierto y vos lo has comprobado.
Todo empez� un a�o en que nuestras vidas estaban hechas un
desastre, �ramos 5 mujeres humilladas y maltratadas, que luego fueron
abandonadas, qued�ndonos tristonas y sin esperanza. Esta regres� el d�a que
decidimos que lo que necesit�bamos era un hombre en la familia, alguien que
hiciera de eje para nuestras vidas. Claro, acepto que est�bamos mal, no pod�amos
pensar bien, pero eso fue lo �nico que se nos ocurri� hacer. Y el elegido fue mi
hijo.
Quer�amos formarlo como el hombre que siempre quisimos tener,
pero que nunca nos conocimos. Un hombre en la m�xima extensi�n de la palabra,
alguien en qui�n pudi�ramos confiar y al que nos pudi�ramos entregar como las
mujeres mansas que nos ense�aron a ser.
Desde aquella primera vez, una de nosotras se turnaba para
pasar la noche con nuestro hijo, desde los 13 a�os ya nunca m�s durmi� solo�
bueno, solo cuando estaba castigado. Es cierto que le pertenec�amos, pero por su
juventud, el sistema fue como de regencia, nosotras manej�bamos el reino hasta
que el pr�ncipe pudiera ser rey. Y eso inclu�a, indudablemente, terminar su
educaci�n de la mejor forma posible.
A las 9 de la noche se iba a la cama, a menos que tuviera una
tarea larga que hacer o hubiera algo muy buena en la tele, en cuyo caso, alguna
de mis hermanas o yo, se quedaba despierta a su lado. El se met�a en la cama,
entre las s�banas, esperando impaciente, el picar�n sab�a que una de sus tantas
mujeres ir�a a hacerle compa��a por la noche. Casi siempre era yo, soy la mam� y
tengo prioridad aunque mis hermanas se pongan celosas. Llegaba en un camis�n
delgado, blanco, casi transparente, con nada abajo. Eso le gustaba mucho, pues
as�, mis senos grandes y jugosos se transparentaban, lo mismo con el contenido
de mi ingle, que se ve�a borrosamente cuando la delgada tela se me pegaba por
acci�n de mis movimientos. Y yo gozaba sabi�ndome deseada, pues cuando llegaba a
su lado el estaba m�s duro que un bat de b�isbol. Es incre�ble c�mo la mayor
parte de los hombres ignoran que uno de los pocos afrodis�acos reales y
efectivos que tiene un mujer, es sentirse deseada. �Eso nos pone�!
Entonces me met�a entre las s�banas a su lado, comenzaba a
acariciarlo y a hablarle dulcemente mientras los besaba despacio y suave. Bajaba
mis manos a su pene, que en ese entonces no med�a m�s de 15 respetables cm,
bastante para un ni�o de 13. Lo comenzaba a acariciar con una mano, por unos
minutos. No muy duro para que no terminara, pero lo suficiente para calentarlo
m�s.
Despu�s, yo me met�a entre las s�banas y comenzaba bucear
entre ellas, buscando su pene con la boca. Al encontrarlo lo besaba suavemente,
d�ndole peque�os leng�etazos sobre la cabeza y acarici�ndole los huevitos, tan
chiquitos y lampi�os en esos d�as, y ahora tan grandes y peludos. Realmente Beto
se puso huevudo a�os despu�s, tanto as� que no podr�a rodear uno de sus
test�culos con una sola mano.
A veces el terminaba en mi boca, y yo saboreaba con deleite
su delicioso semen. Entonces, dependiendo de qu� tan cansado estuviera, trataba
de ponerlo duro otra vez o lo dejaba dormir para que no cabeceara en clases.
Otras veces no dejaba que terminara as�, me separaba de su miembro y me acostaba
sobre la cama, bajo las s�banas. Abr�a las piernas y estiraba los brazos, lo
invitaba a venir. El, rogado, je, je, je, se pon�a encima de m� y comenzaba a
tocarme bajo la ropa, a manosearme torpemente. Me restregaba los senos, los
apretaba y estrujaba, luego met�a sus manitas entre mis piernas y hac�a lo
mismo. Me sorprendi� lo r�pido que aprendi� a tocarme, a mis hermanas tambi�n,
en esa sensible zona. A los 14 ya era capaz de hacernos llorar de los orgasmos
tan intensos que nos provocaba.
Al final siempre terminaba acostado sobre m�, mont�ndome
desenfrenadamente, con la torpeza de un ni�o. Pero ser�a injusto decir que no me
gustaba, record� Lalita que ten�a una erecci�n de 15 cm, nada mal para un hombre
normal. Y pens� tambi�n que el solo me ensartaba y comenzaba a darme sin tregua,
loco por llegar a su deseado orgasmo. Yo solo me abr�a de piernas y lo dejaba
hacer, sab�a que lo m�s seguro es que yo no alcanzar�a el cl�max as�, pero mi
prioridad era el, que gozara de su enamorada madre. Siempre terminaba dentro de
mi cuando estaba en esta posici�n y luego se quedaba dormido abrazado a mis
senos, que desde que lo hice mi hombre, han sido su delirio, lo apasiona.
Debido a su inexperiencia, nos vimos obligadas, todas mis
familiares que participaban en este incesto, de satisfacernos entre nosotras.
Adem�s, era importante que aprendi�ramos a gozar entre mujeres para poder darle
una mejor satisfacci�n a Beto. Sab�amos bien lo mucho que les gustan a los
hombres ver a 2 lesbianas en plena acci�n.
El tiempo pas�, y Beto se hizo un hombre, responsable dentro
y fuera de su casa, trabajador y l�der nato� y un experto cogedor. Yo no pod�a
pedir m�s de el. Ver�s, mi nene siempre fue buen estudiante, nunca fue un ni�o
malcriado, ni un adolescente rebelde, siempre fue muy educado y amable con las
personas, muy responsable, de eso no me dejar�s mentir tu. Adem�s es guap�simo y
est� bien rico� ��qu� m�s puede pedir una madre de su hijo?!
Y ahora, a sus 28 a�os, es m�s de lo que yo hubiera
imaginado jam�s encontrar en un hombre. Y en este preciso instante te lo estoy
ofreciendo en bandeja de plata Laura, para que se�s tambi�n su mujer� pero tu,
en calidad de esposa.
Pero �por qu�? Es� es obvio que no me necesita.
Lalita, � dijo Blanca � desde que decidimos hacernos las
mujeres de Beto, nos comprometimos a darle la vida m�s normal que pudi�ramos�
claro, en lo que cab�a. Somos sus mujeres Laura, pero tambi�n su familia, y
queremos que el tengo una esposa, alguien de afuera para el. Por mucho que lo
pueda querer, yo siempre voy a ser su t�a, Silvi su mam� y mama y abuela. Y
como tales debemos actuar, sin importar de lo entregadas que estemos a el. Te
confieso que desde hace mucho te hab�amos elegido, pero dada la estrecha
amistad que te un�a a el, nunca nos atrevimos a insinuarte nada. A el si, y la
idea, dijera lo que dijera, no le molestaba mucho.
No� no� es que� no puede ser� el es mi amigo� y� y
enterarme ahora de todo eso�
Alberto nunca te dijo nada, y es comprensible, el tem�a
mucho lo que tu fueras a pensar de el. Adem�s, �para qu� cont�rselo a alguien,
a qui�n pod�a hacerle eso bien?
Si Silvia� pero es que es demasiado� nunca me imagin� eso
de el�
No lo pod�s juzgar nena, a nosotras tampoco. Adem�s, lo que
importa es que durante el tiempo que ustedes 2 estuvieron juntos como amigos,
el jam�s te fall�, nunca te falt� al respeto y siempre estuvo a tu lado cuando
lo necesitabas. Laura, no vamos a precipitar algo que no quer�s que pase,
mucho menos a obligarte a nada. Solo te pido que no decid�s nada
precipitadamente, danos la oportunidad de convencerte� te aseguro que no te
vas a arrepentir.
Aquella ma�ana hab�a sido demasiado, jam�s me imagin� esa
faceta de la vida de Beto, ni remotamente. Decid� retirarme a dormir una siesta
y me fui a la pieza que me hab�an dado. Pero yo no pod�a dormir, estaba
inquieta, preocupada, temerosa, era mi mejor amigo con el que me quer�an juntar.
Tal vez ustedes no comprender�n del todo esta situaci�n, pero para una mujer es
muy importante lo que su mejor amigo piense de ella. Sobre todo cuando se trata
de alguien tan �ntimo como Beto, y que, a la vez, jam�s se atrevi� a querer
siquiera llegar m�s lejos conmigo. Por otro lado, lo deseaba, la idea de ser de
el rondaba por mi mente y no me la pod�a sacar, cada vez me parec�a menos
intimidante.
Pensando en eso estaba cuando, de pronto, por la puerta,
apareci� una estilizada y linda figura femenina.
Bueeeennnnaaaaaaaasssss� � me dijo cantadito.
Apenas la reconoc�, la �ltima vez que la vi era una
adolescente. Era Ingrid, la hija de Rosario, ahora convertida en mujer. Sus ojos
celestes brillaban en la oscuridad como faroles� extra�os faroles.
Continuar�
Garganta de Cuero.
P.D.: Les mando una foto de Silvia, claro que sin la cara
pues no desea ser reconocida en la calle, que la disfruten.