Nostalgia
- Era mi primera vez y estaba nerviosa, muy nerviosa, lo
reconozco. Pero t�, aunque ya no fueras virgen, tambi�n lo estabas...
- Si claro que lo estaba. Yo ya me hab�a estrenado pero era
la primera vez que iba a desvirgar yo a alguien. Y adem�s t� me pon�as nervioso.
- �Te pon�a nervioso?
- S�.
- �Y eso?
- Porque estaba enamorado. Y las chicas de las que me enamoro
me ponen nervioso.
- Yo s� que estaba enamorada. Deb�a estar muy enamorada para
dejarte hacer lo que me ibas a hacer.
- Pues ya ten�as edad. Dieciocho a�os
- S� pero yo quer�a estar segura de amar al hombre que me
desvirgara.
- �Y estabas segura en ese momento?
- S� lo estaba.
- Si solo llev�bamos un mes de relaci�n.
- �Y qu�? Esas cosas se saben. Yo hab�a tenido muchos
novietes y nunca sent� nada pero cuando te conoc� supe que ibas a ser el padre
de mis hijos.
- Qu� miedo das con esas frases.
- Bueno, dentro de muchos a�os, claro.
- S�, muchos, muchos.
- El caso es que seg�n se acercaba el momento me sent�a m�s
segura de lo que �bamos a hacer. Entramos en la casa de tu abuela, pasamos a la
habitaci�n, me sent� en aqu�lla cama... y pensaba �Cu�nto te quiero!
- Y yo sin hacer nada todav�a.
- Bueno estabas all� y eso me bastaba.
- Y muy excitado.
- Pues yo no estaba excitada, sexualmente hablando. Lo ve�a
m�s como un acto puro de amor, como si fuera una cena rom�ntica. Para nada
pensaba en clave sexual.
- �Ni siquiera cuando empec� a darte esos deliciosos piquitos
con los que inici� el cortejo?
- Sent� amor.
- �Y cuando invad� tu boca con mi lengua?
- No, tampoco. Me acuerdo que yo te respond� con mi lengua.
Para m�, la saliva que mezcl�bamos con esos roces h�medos de nuestras bocas era
amor en estado l�quido.
- Pero aquellos besos, fueron muy pasionales. No pod�amos
separarnos. Yo nunca hab�a besado as� a alguien.
- Bueno reconozco que s� me excitaste sexualmente. Y cuando
bajaste las manos a mi pubis y me tocaste sobre mis pantalones m�s a�n.
- �Y cu�ndo te desabroch� el bot�n del pantal�n y te met� la
mano directamente rozando tus labios mayores?
- M�s a�n.
- Recuerdo tu chochete. Estaba caliente. Te lo hab�a tocado
antes muchas m�s veces. Pero yo creo que ese d�a hasta quemaba. Los labios se
iban abriendo, ellos solos, iban dejando paso a mis manos con su suave masaje...
-... que aumentaba todav�a m�s m� temperatura.
- Y tus labios ced�an y se abr�an y notaba tu humedad.
Estabas muy mojada.
- �Y como quer�as que estuviera?
- Entonces, �Reconoces que estabas excitada?
- Muy excitada.
- A m� me gust� mucho que me quitaras la camiseta y me
mordieras mis pezones. Nunca me lo hab�an hecho. Descubr� ese d�a lo sensibles
que los tengo.
- Eso es lo que siento yo cuando me comes los m�os.
- S�, algo parecido debe ser.
- Pues a m� me agrad� como, mientras yo te mord�a los
pezones, t� me ibas desabrochando los botones de mi camisa. Uno a uno. Como una
ceremonia ritual. Separabas cada bot�n de su ojal como si la noche fuera a
depender de ello. Con extrema delicadeza. Yo deseaba que terminaras ya de
quitarme la camisa pero mi impaciencia y tu lentitud no hac�an m�s que aumentar
mis ganas de tenerte.
- Se notaba tu impaciencia. En cuanto te quit� la camisa me
hiciste ponerme de pie. Me desabrochaste el pantal�n. Me lo bajaste lentamente
mientras me sonre�as. Me hiciste quedarme descalzo. Me dejaste s�lo con los
calzoncillos y te pusiste a besar mi verga a trav�s de la tela.
- Casi se te sale.
- Casi no. Se me sali� completamente del calzoncillo del
empalme que me provocaste.
- Y yo te lo quit�.
- Y me dejaste desnudo.
- Era la primera vez que te ve�a completamente desnudo.
- Y yo a ti todav�a no te hab�a visto.
- S�, pero faltaba poco.
- Pero antes te metiste mi pene en la boca. Lo chupabas muy
leeentaaaameeeeente. Y jugabas con tu lengua. Tocabas el glande con ella.
Golpeabas con movimiento r�pidos mi capullito con tu lengua.
- Y te pon�a a 100.
- Estuve a punto de tener un orgasmo.
- As� que decidiste volver a sentarte. Te pusiste detr�s de
m� y me chupaste el cuello y la espalda. Y aprovechaste para desabrocharme el
sujetador...
- ....Y dejar tus pechos al aire. Como me gust� esa imagen.
Te habr�a hecho una foto si hubiera tenido una c�mara. Eran, son, unos pechos
perfectos.
- Son muy grandes.
- Son perfectos.
- El caso es que a m� me ten�as tambi�n muy calentita.
- S�. Te recost� sobre la cama y fui bes�ndote todo el cuerpo
empezando por el cuello.
- Lo recuerdo. Estuviste un buen rato en mis tetas, en mis
pezones. Me los empalmaste. Estaban s�per erectos �recuerdas?
- S� pero luego baje al ombligo y t� aumentaste la intensidad
de la respiraci�n. Notaba como tus pulmones se llenaban de aire y lo expulsaban
mientras yo lam�a el ombliguito.
- Y luego seguiste bajando.
- S�, hasta la abertura de tu pantal�n. Te cog� fuerte de los
extremos y fui baj�ndotelos poco a poco. Tu ayudabas elevando ligeramente el
culo. Llegu� hasta abajo con ellos. Te descalc� un pi�. Te quit� el calcet�n y
te bes� los dedetes y la planta.
- Me hac�as cosquillas y me calentabas al mismo tiempo.
- Repet� la operaci�n con el otro pie.
- Y tambi�n me hiciste cosquillas.
- Termin� de quitarte los pantalones y te quedaste s�lo con
aquellas braguitas verde claro. Nunca me olvidar� de ellas.
- Pues me despojaste de ellas enseguida.
- Porque deseaba verte desnuda. En el mes que llev�bamos
juntos nos hab�amos masturbado, te hab�a lamido el co�o y t� a m� la verga, te
hab�a chupado y tocado las tetas. Pero siempre en parques, en descampados, en
portales, en lugares oscuros sin la libertad suficiente para vernos
completamente desnudos. Y ahora te ten�a ante m� as�. Era un deseo cumplido.
- Se not� porque cuando me tuviste as�, desprotegida, sin
ropa, toda entera para ti, te arrodillaste y te quedaste mirando mi cuerpo con
cara de atontado.
- Admir�ndolo.
- Pero a m� me daba verg�enza y me di la vuelta para que no
me vieras la cara.
- Y sin querer me mostrarte tus nalgas.
- Y t� te abalanzaste sobre ellas.
- S�, a besarlas...
- ... y morderlas...
- ... y chuparlas.
- Y tambi�n me lamiste el agujerito del culo. Nunca me lo
hab�an hecho.
- �Qu� rico estaba!
- Qu� asqueroso eres.
- �Por qu�? Estaba limpio, rosadito...
- Bueno, he de reconocer que esa chupadita me gust� y me
excit�. Pero lo que de verdad me encant� fue cuando me pusiste otra vez boca
arriba y te centraste en mi vagina, en mis, labios menores y mayores, en mi
rajita, en mi cl�toris... �Qu� lamida me hiciste!
- Estuve un buen rato con mi lengua en tu cuevita.
- Casi me corro, pero te retiraste y me dejaste casi en mitad
de un orgasmo.
- Bueno, es que hab�a llegado el momento.
- S�. Te pusiste el cond�n que hab�as dejado junto a la cama
y tu cuerpo se amold� sobre el m�o. Me besaste con pasi�n, mientras notaba como
tu cola se acercaba, rozaba, tanteaba mi agujero.
- El agujero todav�a inexplorado.
- T� lo colocaste en situaci�n de entrada, pero te cost�
introducirlo.
- S�, por los nervios.
- S�. Me acuerdo que me susurraste...
- �Quieres hacerlo, amor?
- Y yo te contest�...
- ... Es lo que m�s deseo en el mundo.
- Fue tras mi reafirmaci�n del deseo cuando empujaste
suavemente y not� como entr� algo la puntita, el acceso estaba listo para ti.
- Si, yo segu� adentr�ndome en �l, muy lentamente, poco a
poco.
- Pero lleg� un momento que el avance se fren�. Me besaste
con m�s furia si cabe. Ya no te mov�as s�lo me besabas y yo me dejaba llevar por
tu lengua. Hasta que...
- ...lo hice.
- Me la metiste de un golpe.
- De un golpe no, fue mediante un r�pido movimiento.
- A m� me pareci� un golpe.
- S�, recuerdo tus quejidos.
- Me quem� por dentro, sab�a que pod�a hacer da�o pero fue
como una dentellada en mi interior.
- Yo par� de moverme y t� te mord�as el labio. Estuvimos unos
minutos as�, sin movernos... y yo sin sacarla.
- �Y recuerdas? Fui yo quien empez� a mover mis nalgas.
- S�, me sorprendi�.
- Quer�a que gozaras.
- Pero te dol�a.
- Pero me daba igual.
- Yo animado por tus movimientos me compenetr� con ellos
siguiendo el ritmo que me marcaste.
- Ya me dol�a menos incluso atisbaba simulacros de placer.
- Yo s� obtuve placer... agilizaste tus movimientos de
nalgas. Yo me estrech� m�s a ti. Te cog� con una mano del culo. La otra te la
met� en la boca y tu chupaste mi dedo como un naufrago se agarra a un tronco.
Parec�a que tu supervivencia dependiera de ese dedo.
- Y tu bajaste a mi pecho...
- ... y te lam� con deseo, con enorme deseo.
- Y as� llegaste al orgasmo.
- No. Antes de que me llegara, abandon� el pez�n y regres� a
tu boca.
- Y entonces te corriste.
- Si, me corr� bes�ndote.
- Fue precioso.
- T� no llegaste al final.
- Yo no quer�a ning�n final. Te quer�a a ti.
- Pero yo quer�a que llegaras al final conmigo.
- Pero eso vendr�a despu�s. La segunda, la tercera, la cuarta
y la un mill�n trescientas cincuentas y seis vez que lo hicimos. Todas ellas
llegu� al final. No hizo falta que aquella noche lo alcanzara porque no era mi
meta.
- �Cu�l era tu meta?
- Mi meta eras t�.