Mi nombre es Marina. Cuando lo que voy a contar ocurri�, yo
ten�a 18 a�os reci�n cumplidos. Por aquel entonces, estudiaba en el instituto,
donde sacaba muy buenas notas ya que me esforzaba mucho en mis estudios.
Los fines de semana, iba a limpiar unas horas en el
apartamento de Lucas, un hombre de unos 60 a�os, al que su mujer hab�a dejado
hac�a poco tiempo y no se acababa a habituar, como muchos hombres, a las labores
dom�sticas. De esta manera, yo me sacaba unos euros para mis cosillas, ya
sab�is, ropa, salir y tal, sin tener que depender de mis padres a cada rato.
Al ser un se�or que se pasaba gran parte del d�a fuera de
casa, no hab�a demasiado que limpiar, vamos, que no era un trabajo demasiado
duro y pesado, tan solo el jefe que era un poco viejo verde y lo pillaba
mir�ndome de tanto en tanto, pero vamos, mientras no se metiera conmigo, no me
molestaba, hac�a mi tarea y ya est�.
Un d�a, Lucas, me trajo una bata para que trabajara m�s
c�moda y de este modo no se estropeara mi ropa de calle, me la prob�, no me
estaba mal, si bien me quedaba algo corta, pero no me importaba, le agradec� el
detalle y, como empezaba a hacer calor y la tela era finita, era una prenda
bastante �til para las faenas dom�sticas.
Llegu� un s�bado (como todos) Lucas me abri� la puerta y se
meti� en el sal�n, yo, como siempre, me cambi� de ropa y comenc� con mi faena.
O� ruidos y pens� que hab�a gente en la casa, me asom� por la puerta que estaba
entreabierta para cerciorarme si hab�a visita, pero no, era la televisi�n. Mi
jefe, estaba sentado En su butaca favorita, de espaldas a la puerta, por lo que
no me vi� pero la tele que estaba frente a �l s� que se veia, el ruido, era una
pel�cula porno y de ella proven�an las voces. Eran gemidos de una rubia
explosiva que estaba siendo follada por cuatro negros con pollas imponentes sin
descanso.
Desde luego, alguna pel�cula porno hab�a visto con una amiga,
pero aquella era tan caliente que me dej� sin respiraci�n. La rubia mamaba las
pollas de los negros a la par que se la met�an por todos los agujeros sin
descanso, era muy excitante ver aquello y un sudor intenso, brotaba por mi
cuerpo.
A�n era virgen, nunca hab�a sentido una polla dentro de mi
ser, pero si hab�a obtenido las delicias de un orgasmo cuando mi amiga y yo
viendo las pel�culas a escondidas, nos toc�bamos la una a la otra los co�itos
para consolarnos cuando el picor acuciaba, como ahora, que mi rajita me picaba
como en tales ocasiones y se me mojaba sin querer.
Pensaba que estar ah�, era un riesgo, Lucas podr�a pillarme
de aquella guisa, porque ver�is, casi sin darme cuenta, me sorprend� a m� misma
con la bata desabrochada y toc�ndome como una posesa, vamos, masturb�ndome como
pod�a, porque a�n ni sab�a muy bien como se hac�a.
Me fui de all� y me met� en el ba�o. Me sent� en el W.C. y me
toqu� sin parar rato y rato pero mi sexo no paraba de mojarse y cada vez me
picaba m�s.
La imagen de la pel�cula se me qued� a fuego en la cabeza y
cuando llegaba el momento de ir a trabajar, me mojaba en las bragas sin querer,
de mis flujos vaginales a la vez que me avergonzaba que mi jefe podr�a darse
cuenta e incluso podr�a despedirme con el riesgo que se lo contara a mis padres,
pero ni eso me era capaz de rebajarme el calent�n. Aprovechaba cada momento que
me quedaba sola para ver la car�tula de la pel�cula de la rubia con los
negrazos, sin atreverme a ponerla, no sea que fuese descubierta.
Un buen d�a, lleg�e a trabajar. Hac�a much�simo calor y mi
jefe me abri� la puerta en calzoncillos y camiseta de esas de aro muy vieja y
descolorida, bajo la que se le ve�an los pelos de los sobacos, largos y sudosos.
Era un tipo muy barrig�n y la camiseta le quedaba m�s arriba del ombligo.
El hombre, no cuidaba mucho su vestuario y para estar en
casa, a�n menos, que le gustaba ir fresco y c�modo.
No pude evitar mirarle la bragueta. Bajo los calconcillos
blancos, de esos antiguos de algod�n, se adivinaba una polla gorda, mi
curiosidad de estaba matando, me estaba enviciando con la imagen de aquella
pel�cula o qu�? Aquel viejo calvo, barrig�n en vieja camiseta, a�n m�s viejos
calconcillos y chanclas, pelos en los sobacos y oliendo a sudor, no era la
imagen del erotismo precisamente, pero me pon�a cachonda imaginarlo de esa guisa
viendo videos porno como aquel.
Se fue al sal�n a ver sus pel�culas, realmente era un obseso
del porno, pero me daba cierta envidia, �l ten�a acceso a cuantas pel�culas
quisiera ver, mientras que yo ten�a que verlas a escondidas.
Me asom� a ver que estaba viendo, pero esta vez estaba
sentado en el sof�, desde el cu�l podr�a pillarme mirando, as� que me iba a ir
cuando me d� cuenta que se estaba tocando la polla, una polla no muy grande,
pero s� gorda por lo que pude ver desde esa distancia. Ten�a la camiseta subida,
los calzoncillos bajados hasta el tobillo y se la machacaba literalmente
mientras se le ca�a la baba.
Me retir� de ah� y me fui para el dormitorio a limpiarlo,
hice la cama, barr� y fui a limpiarle el polvo a la tele y el v�deo (tambi�n
ten�a estos aparatos ah�) orden� las cosas y bajo unos pantalones, estaba la
car�tula de la pel�cula de la rubia y los negros. Ech� un vistazo al v�deo y
estaba puesta, de modo, que era f�cil, tan solo darle al "play" y podr�a, por
fin, verla.
Me sent� a los pies de la cama. Visionando aquellas im�genes,
volv� a calentarme como la primera vez que la v� de lejos. As� de cerca, a�n era
m�s perverso todo aquello. Me abr� de piernas y con una mano comenc� a tocarme
el co�o, apartando las bragas y medio meti�ndome un dedo. Con la otra mano, me
desabroch�. No usaba sujetador, porque a�n no me hac�a falta, no ten�a grandes
tetas, pero s� unos pezones salientes rodeados de una oscura aureola. Miraba la
pantalla con los ojos entornados, pellizc�ndome los pezones con una mano y
masturb�ndome con la otra, mojando la cama con los fluidos corporales.
El tiempo se me par�, no era due�a de m� pero de repente una
mano que no era la m�a me pellizcaba las tetas.
No me hab�a dado ni cuenta que hab�a entrado Lucas. Este se
sent� a mi lado y al verme extasiada, con los ojos vidriosos de la cachondez, se
puso a mil, no pudiendo reprimirse las ganas de tocar mi joven, virgen y tibio
cuerpo de adolescente llena de deseo, loca por explotar lo que llevaba dentro de
m�.
Intent� apartarle, pero entonces, me toc� el co�o y lo que
hice fue todo lo contrario, abrir mucho las piernas para facilitarle la acci�n.
Jadeando, gimiendo y temblando, me hice sobre su gorda mano, mi primer orgasmo.
Un orgasmo pleno. Grit�, me convulsionaba de placer, me corr�a vivita, esas
manos sab�an darme gusto y pas� de todo, olvidando, que era mi jefe, que conoc�a
a mis padres, podr�a dec�rles lo que estaba haciendo. Me daba tanto gusto que no
pod�a soportarlo.
Era incre�ble, aquella mole, estaba ah� desnudo, se hab�a
quitado la poca ropa que ten�a para venir a m� como un animal hambriento. Me
daba verg�enza mirar su grotesco cuerpo, as� que miraba a otro lado para no
morirme del asco que sent�a pero s� me corr�a m�s y m�s veces sobre aquellos
dedos que no paraban de masturbarme. Los sacaba y con ellos mojados, acariciaba
mi cuerpo ardiente, los pezones, despacio, los pellizcaba volv�a a masturbarme
una y otra vez, jadeos, gritos, me estaba volviendo loca de gusto. Me quer�a
levantar, salir corriendo, mis piernas, no me obedec�an, al contrario, creo que
incluso las abr�a m�s.
Comenz� a lamerme toda� Oh, por favor, que asquerosidad, su
saliva en mi cuerpo! Lagunas de babas me lavaban toda. Su lengua lleg� a mi
boca, la lam�, no quer�a que se ofendiera y me dejara de tocar, m�s lengua,
lleg� a mi raja y tambien la lami�.
No pod�a ser, a�n me gustaba m�s que con los dedos, not� la
lengua dentro de mi co�o, me estremec� y ya las veces que me corr� en su boca no
las pod�a contar, eran una detr�s de otra.
Mi co�o era un lago, mojado de saliva y mojado de mis propios
jugos, todo era bastante asqueroso, todo era bastante sucio, el olor de los
sobacos de Lucas era insoportable. Yo misma ol�a a �l, estaba sucia, pero estaba
salida. Cerraba las piernas en torno a su cabeza como para que no se escapara de
m�, �l me las volv�a a abrir, tanto me las abri� que me hac�a da�o.
Yo segu�a sin querer mirarle, si lo hac�a no aguantar�a, pero
a esas alturas la verg�enza de m� misma que sent�a de poco val�a.
Se separ� de m� y pens� que hasta ah� hab�a llegado todo, de
modo que me levant�, ruborizada, sudorosa, llena de saliva apestosa y oliendo a
cerdo, en busca de mi escueta ropa pero antes de que la acci�n siguiera al
pensamiento, ca� en la cama empujada por el peso de mi jefe.
Estaba encima de m�.
Nos bes�bamos. Muerta de asco abr� la boca, recog� su lengua
babosa y abr� las piernas en torno a sus muslos.
Sent� el roce del capullo en la puerta de mi co�o. Lo frot�
muchas veces, me hac�a rosquillitas ricas, me gustaba, disfrut� del juego que me
ofrec�a aquella polla gorda, coronada de un grueso capullo, un capullo inmenso
que me frotaba rico.
Aquello en mi inexperiencia era follar y si siempre era as�
entend�a por qu� las chicas de las pel�culas lo hac�an todo el tiempo, estaba
dulce y era maravilloso, lo que no me gustaba era el due�o de la polla, era un
animal hambriento, que me sobaba, me mord�a y me com�a la boca repugnantemente,
pero aquello� era demasiado.
Me arrastr� hasta el filo de la cama, estaba de pie ante m�
para as� subirme las piernas hasta el infinito
De pronto, al tiempo que me sobaba las tetas, empuj�, sent�
que mi delgado cuerpo se me part�a en dos cuando recib� el cipote de mi jefe a
pesar que estaba bien lubricada y casi sin saber lo que era todo eso, lo ped�a a
gritos con mi conducta.
Se tir� encima de m�, me arrastr� por la cama, hasta que se
acomod�. Su polla estaba dentro, no hab�a ning�n g�nero de dudas, pero ya no
dol�a. Me mord�a el cuello, no paraba de sobarme, de toquetearme el culo para
levantarlo, al hacerlo not� la polla m�s profunda, pero cuando me quej� esta vez
fue de gusto, eso me dio placer, pero cuando puso las manos sobre la cama y
empez� el bombeo perd� toda noci�n del tiempo, de mi vida y de todo.
Me mor�a de gusto de sentir aquella polla salir y entrar en
m�, Lucas me abr�a las piernas, me dol�a, pero me compensaba de ello el gusto de
sus vaivenes.
Aquello no s� cuanto dur�, podr�an haber sido minutos u
horas, tembl�, me convulsion� de las corridas que me vinieron no s� ni cuantas
veces, todas una tras otra, hasta que not� por fin vac�o mi agujero.
La cara se me llen� de espeso l�quido, me ofreci� la polla
para que lamiera y lo hice.
Ol�a mal, pero yo estaba agradecida a los placeres que me
fueron regalados, de modo que la chup� como si fuera un caramelo exquisito.
"D�chate, zorra" me dijo mientras me tir� la bata a la cara.
Me sent� avergonzada cuando me levant�, a�n con las piernas temblorosas para
irme a duchar.
"Ahora, vete a casa cuando te vistas, que ya no te da tiempo
a hacer las tareas, naturalmente, no te pago el d�a de hoy, porque no lo has
trabajado�"
Se sinti� sucia, mejor se buscara otro trabajo, porque vaya
si se hab�a portado mal.
FIN