Una noche como cualquier otra decid� meterme en uno de los
tantos canales de cibersexo que hay por la red. Soy una persona a la que le
encanta jugar con su cuerpo y por tanto me excita la idea de que a no s� cu�ntos
kil�metros de ti, pueda estar alguien sintiendo lo mismo que t�. Compartiendo
experiencias y alg�n que otro orgasmo.
Bien, esa noche hubo un nick que me llam� la atenci�n
especialmente. Le hice una pregunta bastante picante nada m�s empezar, (hay
veces que el interrogatorio de rigor me aburre) , le dije que c�mo de bien sab�a
excitar a una chica. �l me contesto con la misma moneda y empez� a contarme que
pon�a a la chica contra la pared y empezaba a jugar con su braguita. Hac�a que
la tela de esta se metiera por la rajita de ella y suavemente tiraba hacia
arriba, presionando el cl�toris y todo lo dem�s incluido el culito. Empezar�a a
chuparme con su lengua por encima de la braga y los labios que asomar�an por los
lados de la tira de tela. Me ten�a deseosa de leer m�s. No quer�a que parara de
escribir y no lo hizo.
Segu�a cont�ndome que le gusta entregarse a la chica, hasta
que se retuerza de placer, hacerla rabiar, ponerla cachonda hasta el punto de
insultarle para que la follen. Eso me dej� pasmada y m�s cuando me dijo una
postura para estimular el co�o con la lengua.
El tema es que me sentar�a en una silla completamente
desnuda, justamente en el borde, eso si, con el culo hacia fuera y yo algo
echada hacia delante, para tener mi co�ito dispuesto a �l. Se arrodillar�a y
empezar�a a pasarme la lengua por entre mis labios. Desde el cl�toris hasta el
ano. Poniendo de su saliva, para sentirme completamente h�meda.
No cre�a lo que me estaba pasando, mi co�o estaba totalmente
mojado con s�lo leer esas palabras. Sent�a que me corr�a sin tocarme ni siquiera
por encima de mi pantal�n, un pijama muy finito que estaba empapado por lo que
me estaba imaginando.
Pero no pude resistir a tocarme.
Esa noche nos despedimos y me fui a la cama muy caliente.
Hab�amos hablado incluso de quedar para vernos en persona, ya que no viv�amos
lejos el uno del otro.
Me acost� pensando en una persona que ni conoc�a ni hab�a
visto pero sus palabras me excitaron de tal manera que tard� segundos en
correrme una segunda vez con tan s�lo pensar en nuestro encuentro. En c�mo me
follar�a.
Las noches siguientes volvimos a encontrarnos en el chat.
Fuimos conoci�ndonos m�s a fondo, tanto personal como sexualmente. No nos
hab�amos intercambiado el email, as� que el poder encontrarnos me resultaba
bastante m�s excitante. No habl�bamos todos los d�as, pero cuando lo hac�amos no
perd�amos el tiempo. Llegamos a darnos los tel�fonos y acabar las palabras
juntos, escuchando sus gemidos, escuchando de su boca que me quer�a oir gritar.
Mi voz le pareci� muy sensual, cosa que me halag� mucho
porque me imaginaba que con s�lo oirme se pondr�a mal�simo.
Otra noche de verano m�s nos volvimos a encontrar, los dos
con el mismo nick, los dos igual de morbosos que los otros d�as. Empezamos a
fantasear con la idea de quedar, de vernos, de acariciarnos, de follar, de
disfrutar. Consigui� que me volviera a sentir como una bomba a punto de explotar
gimiendo y galopando encima de alguien que ni siquiera conoc�a. Y, por supuesto,
volvimos a escucharnos por tel�fono.
Despu�s de quedarnos m�s relajados volvimos a hablar por la
pantalla del ordenador. Me propuso meterme en una p�gina de relatos er�ticos y
leer uno de ellos, los dos a la vez. Me recomend� uno y empezamos a leerlo. A
veces nos escrib�amos, nos dec�amos lo cachondos que est�bamos.
Yo no pod�a aguantar a correrme otra vez. Y es que mientras
le�a ten�a las piernas bien abiertas subidas encima de la mesa, no paraba de
tocarme, de pensar que �l hac�a lo mismo.
Mi co�o estaba totalmente h�medo, porque hac�a cosa de veinte
minutos que me acababa de correr. El relato me puso realmente guarra. Y le
propuse que qued�ramos esa misma noche, que ten�amos que follarnos.
No tard� ni un segundo en contestarme que si, que necesitaba
verme. Me considero bastante atractiva como para gustarle as� que eso no me
preocupaba demasiado. �l tambi�n me dijo que estaba seguro de que me iba a
gustar f�sicamente. As� que no lo dudamos. Cog� una habitaci�n de hotel en mi
ciudad, le dije cu�l era y el n�mero. El primero que llegara tendr�a que subir y
esperar al otro. Me dijo que �l sal�a para aqu� ya.
Yo me met� en el ba�o, y empec� a raparme el co�o, eso le
encantaba y no quer�a decepcionarle. Me recog� mi pelo negro y me maquill� mis
ojos azules. Quer�a estar realmente excitante para cuando me viera. Me puse una
falda que ten�a para ocasiones especiales y esto no era una excepci�n. Una
camiseta con un escote muy sexy y mi tanga. Estaba preparada para hacer lo que
fuera, para que esa noche acabara siendo una de las mejores en mucho tiempo.
Llegu� al hotel, me dirig� a recepci�n y la llave de nuestra
habitaci�n no estaba. Eso significaba que �l ya hab�a llegado. Estaba algo
nerviosa, me cost� reaccionar, pero me mont� en el ascensor muy segura de mi
misma. La puerta de la 209 estaba entreabierta, esa era la nuestra. Abr� la
puerta muy muy despacio, casi sin hacer ruido. Me lleg� una brisa caliente, de
noche de verano, que se meti� por debajo de mi falda, la sent� por entre mis
piernas, me hizo notar un hormigueo. Es cuando me di cuenta que la puerta del
balc�n estaba abierta. Las luces no estaban encendidas, pero se ve�a con la
claridad de las farolas, que entraba por la ventana.
Por fin me decid� a entrar y cerr� la puerta con sumo
cuidado. No parec�a que hubiera nadie y de repente vi alli fuera, en el balc�n,
una silueta. Estaba de espaldas, sin camiseta y me dej� perpleja. Su espalda era
muy ancha y musculada. Ten�a un tatuaje entre los dos homoplatos. S�lo le estaba
viendo por detr�s y ya me estaba poniendo muy cachonda.
Intent� llegar hasta la cama con cuidado, para que no se
enterara. Me sent� en el borde de ella mientras �l miraba hacia la calle.
Me excitaba el que no se hubiera dado cuenta de que yo estaba
all�. Me remangu� la falda y separ� ligeramente las piernas. Empec� a tocarme
por encima del tanga. Notaba c�mo me iba humedeciendo, met� un dedo dentro de
mi, y eso me provoc� un gemido lo bastante fuerte como para que �l por fin se
diera cuenta de mi presencia.
Se dio la vuelta y me vio all� sentada, viendo mi entrepierna
casi al descubierto y mi mano tocando lo que �l deseaba desde hace mucho tiempo.
Pero no vino a mi, prefiri� quedarse ah� de pies mirando como
me masturbaba. La idea no me pareci� mala, me gustaba que me mirara. Hab�amos
fantaseado con eso alguna vez y lo hicimos realidad. No nos dijimos nada,
simplemente nuestras sonrisas y miradas lo dec�an todo.
�l abri� su pantal�n y enseguida vi la enorme cosa que se
escond�a debajo de sus boxer. Dios, estaba deseando que se acercara a mi. Se
tocaba por encima y en ocasiones, pod�a ver un trozo de su polla que asomaba por
alg�n sitio de su calzoncillo. Me excitaba cada vez m�s, ten�a la boca
entreabierta y no pod�a dejar de gemir. Me provoc� que cada vez abriera m�s las
piernas hasta el momento que me deslic� hacia atr�s subiendo ligeramente los
pies del suelo. Nos mir�bamos. Nos d�bamos un morbo impresionante.
�l poco a poco se fue acercando y se puso muy cerca de mi. Se
masturbaba con las dos manos, me encantaba su polla, estaba deseosa de ella. Me
incorpor� y par� de tocarme.
Simplemente le miraba. Me levant� y fui al mini-bar. Cog�
unos hielos ya que me encanta jugar con ellos. Me volv� a sentar tal y como
est�bamos. Empec� a restregarme uno de los hielos por encima de la camiseta,
concretamente en mis pezones. La camiseta era blanca, se me transparentaba a
medida que se iba mojando. Sub� mi camiseta y lo pas� por mi tripa, el contraste
de fr�o con calor me pon�a mal�sima. Lo baj� hasta mi co�ito, apart� la tira del
tanga de entre mis labios y empec� a restregarlo por ah�. El hielo no tard� nada
en derretirse, pero no del todo. Lo que quedaba me lo met� en la boca. Dej� que
se derritiera un poco m�s para que mi boca se quedara fresquita y h�meda.
Cuando todav�a quedaba alg�n pedazo de hielo, empec� a chupar
con mi lengua toda su polla, la notaba muy caliente. Estaba dur�sima y era
enorme. Estaba completamente mojada. Hice rozar la punta contra mis labios, que
resbalara por ellos y poco a poco fui meti�ndomela en la boca. Jugaba con la
lengua mientras �l ve�a c�mo su pene gord�simo se iba hundiendo en mi boquita.
Su calor se mezclaba con el hielo que todav�a ten�a en la boca. A veces sub�a la
mirada para ver si lo que le hac�a le agradaba o no. La verdad es que no ten�a
dudas de que eso le encantara. Succionaba el glande para notarla todav�a m�s
dura.
Mis manos estaban apoyadas en la cama. Dej� de mover la
cabeza y quer�a que fuera �l el que llevara el ritmo. Mov�a su culo hacia mi
cara. Yo solo dejaba que me la metiera en la boca, no quer�a hacer m�s. A veces
ten�a la sensaci�n de que no entraba m�s, pero �l lo intentaba, quer�a
penetrarme hasta cubrirla entera.
De vez en cuando, yo apretaba los labios para que notara la
presi�n. La sacaba y no dejaba que volviera a entrar, �l apretaba cada vez m�s
fuerte contra mi para conseguir meterla de nuevo.
La sac� de un golpe, y se tumb� en la cama. Me dijo que me
pusiera de pies encima de �l. Me coloc� a la altura de su cara y me orden� que
separara mis nalgas. Que fuera bajando hasta que su lengua pudiera sentir la
humedad que ten�a entre mis piernas. Y as� fue. Yo de cuclillas agarr�ndome el
culo mientras me pasaba su lengua por todo el co�o. Me follaba con su lengua. La
mov�a alrededor del cl�toris.
Recog�a mis flujos con su lengua y los llevaba hacia mi ano.
Lubricando bien toda esa zona. Me meti� la lengua en mi culo y el grito de
placer le hizo notar que me encantaba lo que me hac�a
Me puso a cuatro patas, una postura que me gusta ya que no
ves lo que el otro va a hacerte hasta que te lo hace. As� que aplic� la t�cnica
de hacer rabiar a la chica, la que he comentado antes. Empec� a sentir su
aliento por mi culito, mis labios notaban su calor y estaba tan segura de que
enseguida notar�a su lengua que no paraba de mover el culo hacia atr�s.
Por supuesto no fue as�. Mi co�o estaba deseoso de que lo
tocaran y lo lamieran. La sensaci�n que sent�a era de impotencia, incluso de
mala hostia.
Le dije que se dejase de tonter�as pero no me hac�a caso,
segu�a intentando hacer que creyera que me iba a tocar.
La verdad es que no aguant� mucho y acerc� su polla hacia mi,
empez� a acariciarme con su glande. La puso a la altura de mi ano, sin ni
siquiera meterla, y dej� caer algo de saliva. Resbalaba tanto que el pene quer�a
penetrarme pero �l lo imped�a.
Simplemente me acariciaba por alrededor del agujero. Me puso
muy caliente y por fin consegu� que penetrara mi co�ito.
Dej� que me follara yo misma, la puso recta y yo me
balanceaba hacia atr�s, mientras me sujetaba por las caderas.
La sac� de ah� y no me import� porque sin dejar de tocarme la
subi� hasta mi culito. Hizo que rozara entre mis nalgas. Mi culo estaba bien
abierto, y eso hizo que el capullo de su polla entrara en mi ano. Le o�
retorcerse de placer. Yo misma notaba la presi�n que le hac�a al contraerlo
ligeramente. Resbalaba tanto que no costaba nada que llegara hasta el fondo.
Empez� a embestirme m�s fuerte cada vez, notaba c�mo sus
huevos chocaban en mi cl�toris. Ese fue el momento en que no resist� y tuve que
correrme. Me encantaba como me o�a mientras me descargaba y se entregaba al
m�ximo en hacer que fuera espectacular. Se escuchaba c�mo nuestros cuerpos
chocaban. Y mis jadeos se convirtieron en gemidos agudos.
�l no tard� en hacerlo, notaba el calor que se formaba al
rozar tan r�pidamente su polla dentro de mi. Notaba que estaba a punto, yo
simplemente me dejaba llevar. Quer�a que tuviera la sensaci�n de poder sobre mi
y que me follara con todas sus fuerzas. Not� c�mo su semen ca�a en la entrada de
mi culo, c�mo resbalaba por mi raja hasta gotear encima de las s�banas.
Nos quedamos como sin aliento. Parados �l con su pene todav�a
apoyado en mi y yo quieta. Con la cabeza mirando la cama.
Estuvimos hablando toda la noche, follamos dos veces m�s
antes de despedirnos, pero ninguna fue tan morbosa como la primera.
Pr�cticamente sin conocernos y nos compenetramos a la perfecci�n sin ni siquiera
decirnos una palabra.
(Dedicado a �l). ATOMIKA