Tengo 21 a�os, estudio arquitectura en una universidad de
Castilla Le�n y vivo con mis padres en la misma ciudad: El es m�dico y ella
regenta una farmacia en el centro de la ciudad en la que trabajan tres empleados
que la liberan de estar permanentemente atendiendo a su trabajo. Es una mujer de
50 a�os muy normal en cuanto a su aspecto y aunque le sobran algunos kilos dada
su afici�n a la buena mesa, afici�n que comparte con mi padre, que tiene su
misma edad, no es una mujer obesa.
Mide un metro sesenta y ocho y viste de acuerdo con su edad y
con su poder econ�mico que es bastante respetable. Dispone de bastante tiempo
libre que emplea en todo tipo de actividades, ya sean de tipo cultural como de
tipo social, tiene unas cuantas amigas con las que se cita en la peluquer�a o en
alguna cafeter�a para compartir los chismes que circulan en la ciudad. Mi padre
pasa consulta como especialista de la Seguridad Social en aparato digestivo y
luego tiene una consulta privada, de lo mismo, que le ocupa mucho tiempo. El
poco que le queda lo gasta jugando a golf con alg�n amigo, afici�n que mi madre
no comparte, o tambi�n, compartiendo, ahora s�, con mi madre, una buena mesa un
buen vino y una agradable charla de personas cultas que es lo que son. A sus
cincuenta a�os es un tipo corpulento y a mi parecer bastante fond�n. No tengo
hermanos y el ambiente familiar en el que me muevo es bastante bueno pues mis
padres nunca han descuidado mi educaci�n y la relaci�n de ellos me parece de lo
mas normal para una pareja de su edad.
Duermen juntos y alguna vez los he o�do jugar en la cama por
mucho que se hayan esforzado en hacerlo con discreci�n. En casa siempre nos
hemos desenvuelto con normalidad, de manera que hasta hace bien poco ver a mis
padres desnudos con ocasi�n de que se estuvieran duchando y coincidiera por
cualquier causa mi presencia en su ba�o o la de cualquiera de ellos en el m�o,
nunca nos caus� rubor ni comentario alguno por lo que ya he relatado de que
somos bastante normales. A mis padres no les conozco ninguna aventura
extramatrimonial ni les creo con inter�s para ello pues, insisto, son de lo mas
normal. Yo a mi edad he tenido alg�n que otro episodio amoroso con chicas de mi
edad y posici�n pero hasta ahora no ha habido ninguna que me interese de forma
especial.
Hace meses habl� de este tema con mi madre pues acababa de
romper la seudo relaci�n que hab�a mantenido con una compa�era, hija de una
familia conocida, y mi madre crey� verme triste lo cual no era cierto y quiso
consolarme y animarme a buscar otras chicas con las que entrar en relaci�n. A
pesar de que insist� en que aquello no me preocupaba tambi�n ella insisti� en
que no le diera importancia y que saliera y me distrajera. No sirvi� de nada
repetir hasta el aburrimiento que se equivocaba y que no me pasaba nada. La
cuesti�n es que acabada la conversaci�n, que mantuvimos sentados en mi cama, me
abraz� con fuerza y me bes� en el cuello al tiempo que me pasaba la mano por el
pecho con tal suavidad que me hizo estremecer. Se levant� me sonri� como otras
veces y sali� de la habitaci�n.
Yo me quede tumbado pensando en mis cosas y de repente note
la huella de su perfume sobre mi piel y ropa y cre� recordar la presi�n de su
pecho sobre el m�o cuando un momento antes me abraz�. Me sent� excitado y note
crecer mi polla a la vez que trataba de desechar la idea de que pensar en mi
madre pudiera excitarme. Pero no pude. Pens� en como ser�a en la cama, y tambi�n
como reaccionar�a si supiera de mis pensamientos. No es una persona anticuada
pero tampoco es de esas mujeres que todo le parece bien. Y que pasar�a si mi
padre se enterara con lo recto y formal que es. Ser�a una cat�strofe. Llevado de
esos pensamientos extra�os y contradictorios decid� descargar la tensi�n
acumulada, deje volar la imaginaci�n y fantaseando con ella, me masturb� hasta
correrme de manera abundante. Me di una ducha y sal� al encuentro de mis amigos
como sol�a hacer normalmente. Al despedirme de mi madre le di un beso y una
palmada en el culo, como hab�a hecho otras veces, y ella lanz� un gritito y una
mirada de reprobaci�n simp�tica como era habitual cuando suced�a. Ella a veces
me hab�a pellizcado el culo dici�ndome lo bueno que estaba pero siempre lo hab�a
recibido, porque as� era, como una broma entre madre e hijo.
Aquella noche cenamos solos porque mi padre hab�a tenido que
realizar una complicada operaci�n de urgencia que le llev� todo la noche. Tras
la cena nos sentamos a charlar y tomamos unas copas. Ambos en pijama. Como
tantas otras veces. Casi sin querer me empec� a fijar en ella y de nuevo me
sent� excitado pero con ayuda de un coj�n primero y con h�biles cruces de
piernas, despu�s, pude disimularlo. Avanzada la noche nos acostamos y tuve de
nuevo que aliviarme pensando en ella pues cada vez la encontraba mas atractiva a
la vez que sent�a la excitaci�n por el miedo que produce la sola posibilidad de
ser sorprendido en tales pensamientos y mas aun de llevarlos a la practica. Me
cost� dormir pero finalmente lo consegu�.
Aquella situaci�n volvi� a producirse dos o tres meses mas
tarde y fue que mi padre tuvo que ir a Madrid a un seminario organizado por la
seguridad social y al que mi madre no le pudo acompa�ar por tener que realizar
no se que gestiones en la delegaci�n del gobierno. Llegada la noche y tras la
cena, nos servimos unas copas, pusimos m�sica, atenuamos la luz del sal�n y nos
quedamos en silencio sentados en el sof�. Pasado un rato me paso su brazo por el
hombro, me recost� sobre su pecho y me empez� a acariciar el cabello como
siempre, recuerdo que desde peque�o, hab�a hecho. Mi pene se empez� a erguir,
pero no hice nada por ocultarlo porque cre� que la tenue luz y lo oscuro de la
tela evitar�an que se notara. Estaba muy bien, me fui sintiendo relajado y me
empec� a adormilar. No me di cuenta de que mi pene hab�a salido de la bragueta,
desprovista de botones, del pijama, ni tampoco de que mi madre se hubiera
apercibido de ello.
La sensaci�n de c�lido placer que sent�a en mi enso�aci�n se
vio perturbada levemente por un ligero cosquilleo que me hizo abrir los ojos y
permanecer inm�vil al tiempo que trataba de adivinar el origen. Tom� conciencia
de inmediato. La calidez proven�a de la boca de mi madre que lam�a delicadamente
y chupaba con lenta cadencia y deleite mi empinada polla a la vez que sus
cabellos me cosquilleaban las ingles. Desde mi posici�n pude ver como se
acariciaba un pecho que asomaba de su blusa y como frotaba el pez�n, que not�
largo y duro, con mi capullo. Sonaba un nocturno de Chopin y a mi me parec�a
estar en el cielo. No sab�a que hacer. T�midamente y aparentando estar dormido
deslice un mano hacia su cabeza.
Ella se detuvo un instante antes de proseguir. Continu�
moviendo la mano y note su boca que enseguida atrapo mis dedos y los inund� de
saliva, chup�ndolos. Descendi� con la misma suavidad y su cabeza qued� fuera mi
alcance pero mis test�culos quedaron al de su boca y primero uno y luego otro
recibieron un masaje bucal de lo mas placentero. Se hab�a quitado la parte
superior del pijama y pod�a notar sus pechos suaves en mis piernas peludas.
Segu�a sin saber que hacer pero estaba convencido de que hacerse el dormido no
era la mejor soluci�n cuando mi arma estaba cada vez mas cargada y a punto de
reventar. Me incorpor�. Levanto la cabeza y me mir�. No dijo nada. Le brillaban
los ojos no se si eran lagrimas o era la lujuria y el deseo.
No dije nada. Me puse de pie y la deje arrodillada abrazada a
mi culo y con todo mi pene en su boca durante el tiempo que pude contenerme.
Correrme en su boca me parec�a demasiado. La tome de los brazos y la ayude a
levantarse. La abrac� y la bese en la boca. Nuestras lenguas se entregaron a un
fren�tico baile. Mientras ella desabrochaba la chaqueta de mi pijama y frotaba
sus pechos con los m�os. Desnudos, abrazados y como bailando empezamos a
movernos buscando la salida del sal�n hasta tropezar con un sill�n que hizo que
ella cayera hacia atr�s y quedara con las piernas abiertas sobre el apoya
brazos. En la casi penumbra reinante pude ver un co�o h�medo y anhelante en el
que sin ninguna dificultad me introduje mientras ella abr�a la boca y aspiraba
todo el aire que cab�a en sus pulmones. Me mov� lentamente adelante y atr�s.
Ella se frotaba los pechos y jadeaba con timidez. La saqu�. Me arrodille y me
lanc� a dar lenguetazos, en su co�o chorreante, como un poseso mientras ella
apretaba con sus dos manos mi cabeza como si quisiera metersela dentro. Me
pareci� que se iba a corer y pase a dedicarme los pechos que hab�a tenido
abandonados. Eran blandos, medianos, algo caidos y muy calientes, los pezones
estaban duros como piedras. Apret� los pechos y chupe mordisqueando los pezones.
Ella estaba que se sal�a pero la posici�n no era c�moda. La ayude a incorporarse
y me la lleve a su dormitorio sin contemplaci�n alguna. Nada mas entrar, con la
sola luz que proven�a de la calle y del radio reloj despertador colocado sobre
la mesita de noche alcanc� a ver su cara de deseo y sumisi�n.
Le solt� un fuerte bofet�n a la vez que la empuje hacia atr�s
haciendo que cayera sobre la cama con las piernas abiertas y de nuevo me
introduje en ella y me lance a darle embestidas desenfrenadas que la hac�an
gemir cada vez con mayor intensidad y que amortiguaba cubriendo su cara con la
almohada. Se corri� antes que y�. Me clavo las u�as en la espalda. Casi sin
tiempo a que dejara de jadear le puse mi polla en la boca y me empece a mover
para no perder excitaci�n. Ella se agarr� a chupar con tal frenes� que me corr�
de inmediato inund�ndola de semen que trag� con deleite. Nos quedamos tumbados
un rato empapados en sudor, silenciosos, abrazados.
Nos duchamos en la oscuridad y cuando empezaba a amanecer la
deje en su cama y me met� en la m�a. Antes nos hab�amos vuelto a correr tres
veces mas. Se la intente meter por el culo pero no pude. Me corr� en su vagina y
tambi�n sobre sus tetas. Le com� todo a la vez que ella me lo comia a mi. Fue
incre�ble. Le meti los dedos en el culo y ella me los meti� a m�. Quedamos
extasiados.
Nos levantamos tarde pero la chica que viene tres d�as a la
semana a limpiar ten�a todo dispuesto para cuando llegara mi padre a la hora de
comer.
Me encontre con mi madre en la cocina recien duchada y
dispuesta a prepararse un caf�, nos dimos un beso y nos preguntamos mutuamente
si hab�amos descansado. Con toda normalidad llego mi padre comimos y comentamos
cosas variadas. Mi madre ten�a un ligero morado en la mejilla que disimul� con
un poco de maquillaje y excepto por eso y porque se la ve�a como muy feliz nada
de anormal se pod�a apreciar en aquella comida familiar.
Mi madre y yo nunca hemos comentado, entre nosotros, nada del
asunto pero desde entonces en cada ocasi�n que podemos y siempre que mi padre no
est� ni haya peligro de que aparezca si a cualquiera nos apetece lo
aprovechamos, ya sea una chupada en la ducha o un polvo en la cocina o le hago
una paja mientras se lava el pelo o se relaja en la ba�era. Lo que no he vuelto
a hacer ha sido abofetearla. Me lo pidi� pero no. Es mi madre y a una madre no
se le pega.
Augusto.