"Al bajar del autob�s que me condujo a Mat�as Romero, Oax.,
una peque�a ciudad ubicada en el coraz�n del Istmo de Tehuantepec, el c�lido
viento proveniente del sur golpe� inclemente mi rostro ya cubierto de por s� por
el sudor que desde el inicio del viaje en Acayucan emanaba sin cesar de mi
cuerpo.

Mientras echaba a andar, pensaba en c�mo es que llegu� a este
sitio tan lejano del puerto donde hab�a vivido hasta entonces la totalidad de mi
existencia: Veracruz, all� quedo la infancia, la adolescencia y el amor m�s
grande hasta ese momento vivido. No alcanzaba imaginar que en esta tierra
romper�a por vez primera uno de los valores de mi escala moral: la fidelidad,
propia y ajena.

Buscando alojamiento pude observar el colorido de los
vestidos de las Se�oras oriundas de esta regi�n, sus gruesas esclavas y cadenas
de oro, los brillosos aretes que enmarcaban los rostros morenos en su mayor�a;
los labios pintados de un rojo carmes�, las m�s j�venes hurgaban mi figura
indolente. No soy guapo, me dir�a alguna que solo soy atractivo, bajo de
estatura, apenas 1.60 metros, pero seg�n ellas les atrae mi mirada entre triste,
traviesa y p�cara, adem�s de mi sonrisa que en ocasiones tiende mas a ser un
gesto indescifrable.

Llegu� al hotel, me urg�a ba�arme para salir a buscar algo de
alimento; mas tarde sal�, el �nico caf� del lugar era agradable, ah� se reun�a
la juventud de la localidad, siempre me han subyugado los ojos color claro, son
mi debilidad lo confieso, por eso cuando ella entr� al establecimiento, mi
mirada hizo contacto con la de ella y en ese breve instante quede prendado de
sus ojos color miel, era un poco mas alta que yo, morena clara, cabello casta�o
claro, su labio inferior mas grueso que el superior, unos senos de regular
tama�o al igual que sus nalgas, esbelta y de vestir discreto. El sujeto que le
acompa�aba desentonaba por completo con ella, era de piel morena oscura, algo
obeso, con cicatrices producto del acn� en su cara, eso si, era alto, med�a algo
as� como 1.75 m., el tipo me barri� con la mirada cual si fuere un objeto
insignificante, claro que ni me importo pues con discreta mirada observaba las
bien torneadas piernas de su acompa�ante.

Sin nada mas digno de comentar me retire del lugar no sin
antes dirigirle a ella una mirada cargada de admiraci�n, a la cual tan solo se
limito a mirarme retadora; m�s tarde sabr�a que es uno de los gestos de las
chicas de la regi�n.

Llegu� a mi nuevo trabajo dispuesto a terminar cuanto antes
mi estancia en ese lugar la cual estaba calculada para 3 meses; al acudir al
�rea de Contabilidad para presentar algunos documentos, me sorprend� gratamente
ya que al entrar al sitio lo primero que mis ojos vieron fue la mirada color de
miel de la noche anterior.

Al regresar por la tarde iba con la firme intenci�n de
invitarle a tomar un caf�, despu�s de firmar los documentos, le dije:

As� iniciamos nuestra amistad; esa tarde noche mientras
beb�amos caf� ella me platic� que estaba sentida con su novio porque se hab�a
marchado disgustado, el tipo estaba cursando su primer a�o de internista en un
hospital de Acapulco y poco tiempo le dedicaba; es aqu� donde la debilidad del
ser humano se manifiesta, sobre todo en las mujeres, la necesidad de ser
escuchada, de sentirse atendida a plenitud por la pareja, de ser comprendida y
entendida; es algo que nosotros los hombres desde�amos y en muchas de las
ocasiones lleva a la mujer a la infidelidad.

Durante los siguientes d�as platic�bamos durante horas acerca
de nuestras vidas, le aconsejaba sobre que actitud deb�a asumir para con su
novio; aunque parezca c�nico lo hac�a de coraz�n, conciente de que en ese
momento al que quieren es a otro y lo mejor es que puedan rehacer o recomponer
su relaci�n.

Quince d�as hac�a que hab�a llegado a este lugar; domingo al
anochecer, la m�sica proveniente del parque cercano al hotel llam� mi atenci�n y
hacia all� encamin� mis pasos. El lugar estaba abarrotado de j�venes y adultos
que encontraban una novedosa diversi�n en este sitio donde no abundaban, fue
entonces cuando la vi, sentada con otra jovencita, me acerqu� a ellas:

Saludos de compromiso, charla trivial sobre el clima y
algunos detalles de mi trabajo y el de ella, cuando un jovenzuelo vino por la
hermana y la llev� a bailar.

De pronto nos vimos en medio de esa multitud que nos obligaba
a apretarnos el uno con el otro; mi cuerpo empez� a reaccionar al sentir la
suavidad de su piel, el aroma que desprend�a de su cuerpo y las delicadas formas
que pod�a percibir a trav�s de la tela de su vestido.

Se hizo un silencio, de esos que hoy recuerdo como m�gicos,
nos mir�bamos como deseando grabar en nuestra mente todos los rasgos f�sicos de
la otra persona, de pronto todo dejo de existir a nuestro alrededor; una de mis
manos enlazaba su talle mientras la otra sosten�a su mano tibia y
suave....recost� su cabeza en mi hombro y pude aspirar el aroma de su
cabello....mis labios rozaron su cuello, ella se estremeci� ligeramente y
entonces me ofrend� sus labios....fue un primer beso lento, profundo....y suave.

La apret� contra mi al tiempo que mi miembro experimentaba
una erecci�n consistente, sent� su aliento c�lido embriag�ndome de dulces
emociones, pod�a sentir la tibieza de su cuerpo transmiti�ndome sus deseos
naturales, por las condiciones del lugar pude colocar una mano sobre uno de sus
senos a lo que ella respondi� con un murmullo de placer. Ah� est�bamos, en medio
de una multitud y no nos importaba acariciarnos.

Al llegar a la habitaci�n, nos abrazamos como deseando
fundirnos en un solo ser, la fui despojando con calma de su vestimenta....el
floreado vestido yac�a a sus pies, mientras yo contemplaba embelesado su
semidesnudez....el virginal pudor le hizo voltear, por lo que abraz�ndole por la
espalda besaba su cuello mientras le desprend�a el brassier para liberar sus
bellos pechos....apenas con la punta de los dedos se los acariciaba para despu�s
entretenerme en sus pezones de color canela que se ergu�an desafiantes; mis
manos se deslizaban por su torso desnudo, palpando, descubriendo, acariciando,
descorriendo para ella el velo de su sensualidad que despertaba cual mar
encrespado impulsado por el viento huracanado, as� de intenso era el deseo que
emerg�a de ese hermoso cuerpo.

Mis manos bajaron para recrearse en el terciopelo de sus
nalgas, fui bajando sus panties de algod�n para descubrir el hermoso monte de
venus, sus vellos apenas formaban un delicado rizo; la tend� boca abajo sobre la
cama para llenar mi vista de la mejor imagen: su cuerpo al desnudo, me desvest�
sin prisa, al recostarme a su lado que hermosa sensaci�n, su tibia piel al
contacto con la m�a...deslice los primeros besos sobre su espalda desnuda, mis
labios recorr�an su piel hasta llegar al suave contorno de sus nalgas, procure
que levantar� la cadera para hundirme en su ardiente vagina y beber hasta la
saciedad todos sus exquisitos fluidos.

Despu�s de un buen tiempo de limpiar pr�cticamente su vagina
y alrededores con mi lengua, hice que voltear� para entonces mamar con
delicadeza pero con fervor sus enhiestos pezones; bese su rostro, sus mejillas,
su cuello, me extasi� en sus labios bebiendo el aliento que daba vida a mi
pasi�n, le acariciaba todo su cuerpo prolongando el ansiado momento de la
penetraci�n, entonces enfile mi verga hacia la entrada del ardoroso triangulo de
mis deseos, un suspiro hondo seguido de un leve quejido indicaba que iniciaba
as� su vida sexual....deje que se acostumbrara a la sensaci�n de mi verga en su
interior....poco a poco conclu� la penetraci�n total para as� iniciar el hermoso
ritual del vaiv�n...nuestros suspiros y gemidos se entrelazaban al igual que
nuestros cuerpos.

No fue un acto puramente sexual...era la perfecta combinaci�n
de deseo y amor...ella gem�a y suspiraba entrecerrando la mirada como deseando
atrapar en sus sentidos toda la gama de emociones que en ese momento viv�a al
lado de un hombre que no era su pareja; hice entonces que se colocar� encima
para mostrarle como cabalgar al ritmo de la pasi�n, sus quejidos aumentaron al
tiempo que exclamaba:

Hice que recostara su cabeza y levantara las caderas para
penetrarle por detr�s en la vagina mientras acariciaba sus senos, sus nalgas, le
besaba la nuca al tiempo que empujaba sin descanso mi verga en un mete y saca
cada vez mas r�pido y contundente, ya sent�a como ven�a el torrente de esperma
por mi conducto seminal, le saqu� la verga en el �ltimo instante pues no era mi
intenci�n embarazarla, as� que mi semen cay� sobre su espalda.

Quer�amos prolongar ese instante pero el recuerdo de su
hermana nos oblig� a separarnos para vestirnos e ir donde estaba ella, mi semen
qued� impregnado a su piel, llevaba todo el aroma de mi esencia masculina para
conservarla el resto de la noche. Antes de despedirnos nos besamos con la
promesa de vernos al d�a siguiente, ni una sola palabra de arrepentimiento broto
de sus labios.

Los d�as siguientes fueron un tornado de amor, pasi�n y
deseo; en el centro deportivo del lugar tuvimos un t�rrido encuentro; ca�a la
tarde cuando terminaba de correr en un af�n por ejercitarme, cuando la vi
llegar, nos besamos con frenes� al tiempo que junt�bamos nuestros cuerpos...la
lleve abrazada hasta la entrada de los ba�os de hombres, ah� continuamos con los
besos y caricias...

Me cercior� que nadie nos viera entrar y sobre todo que no
hubiera alguien m�s en el ba�o, as� que una vez dentro me despoj� del pants,
playera y boxers, al tiempo que ella se quitaba la blusa y falda...inici�
besando sus bellos senos, al tiempo que ella masajeaba mi verga, la cual
reaccion� a las caricias irgui�ndose desafiante para la lucha de cuerpos que en
breve enfrentar�a, nos bes�bamos de forma apasionada hasta sentir que nuestros
labios se entum�an por la intensidad y el deseo que experiment�bamos en ese
momento...la jal� hacia el chorro de agua para postrarme a sus pies y buscar con
mi lengua su ardiente vagina, mi lengua penetraba ese c�lido rinc�n, jugueteando
en forma descarada con su cl�toris, sus piernas temblaron en se�al inequ�voca de
que experimentaba su primer orgasmo, aceler� los leng�etazos para beber ese jugo
delicioso que brotaba de sus entra�as...me par� para levantarle en vilo y
bajarla lentamente para que fuera sintiendo el delicioso ensarte de mi
verga...los suspiros se mezclaban con el arrullo del agua fresca de la
regadera...la estacada de verga que le estaba acomodando hizo que estallar� en
un segundo orgasmo al tiempo que sus piernas se entrelazaban a mi cadera para
que no le fuera a retirar el preciado pedazo de carne que tanto la hac�a
disfrutar, que delicia sentir deslizando mi verga en el interior de su bien
lubricada vagina, mis embates provocaban que sus mejillas se tornaran de un
bello color rosa intenso, signo del disfrute que experimentaba.

Cuando el aluvi�n de semen estaba por brotar, ella me impidi�
salirme pues quer�a sentir la tibieza de mi esperma para calmar la sed de su
vagina...aceler� mis movimientos al tiempo que experimentaba una tremenda venida
de leche que llenaba ese exquisito orificio que tanto placer me hab�a brindado.

Nos abrazamos para enjuagar nuestros cuerpos y retirarnos del
lugar; fueron �nicos aquellos d�as de amor que viv� a su lado...pero existen
plazos y compromisos ineludibles, el d�a de mi partida se acercaba y ella se
mostraba renuente a dejarme ir...obvia decir que a estas alturas, compartir
algunos momentos con su novio le resultaba intolerante, pero la convenc� de que
su vida no estaba al lado de la m�a...al a�o siguiente regres� como invitado a
su boda...un extra�o sabor agridulce sent�a en mi interior pero as� son algunas
decisiones. Ella le fue infiel a su novio y yo contribu� a ello, pero tambi�n la
inici� en el sendero del sexo...con una mezcla de amor."

La memoria es lo que nos permite dar vida a los recuerdos mas
sublimes de nuestra existencia.