�ste es el proceso por el
que me convert� en cornuda. Llevamos 16 a�os de casados,
y desde hace cuatro he ido aprendiendo a disfrutar de mi situaci�n
de cornuda y sumisa.
En ese entonces, mi esposo ten�a
42 a�os y yo 48, y la fantas�a de integrar a otra mujer en
nuestra intimidad era la m�s recurrente, si bien al principio me
pareci� vergonzante y humillante, ante una situaci�n inesperada....debut�.
Trabaj�bamos juntos en un
negocio propio, durante muchos a�os lo hicimos solos pero en determinado
momento fue necesario contratar a una persona. La elegida era una chica
de 25 a�os, verdaderamente hermosa, una escultura, pero lo m�s
atractivo era su car�cter emprendedor, aunque era algo autoritaria
y orgullosa, hecho por el cual, a poco tiempo de desempe�ar su labor
comenzaron las discusiones entre ambas. Con mi esposo altern�bamos
el horario en el negocio ya que uno u otro deb�amos visitar clientes.
Cuando coincid�amos los tres en el trabajo, comenc� a notar
la manera en c�mo �l la observaba, especialmente sus tetas
erguidas, sus pezones se endurec�an ante la mirada de mi esposo
y en esos instantes ella me miraba desafiante, lo cual me irritaba enormemente,
lo que me llevaba a re�irla con m�s insistencia ante cualquier
circunstancia. Not� que mi esposo disfrutaba de ello, cosa que me
enervaba a�n m�s. Ante este tipo de situaciones, mi marido
comenz� a provocarme durante nuestros contactos sexuales...cuando
yo estaba excitada me hablaba de ella...de lo ricos que deber�an
ser sus pezones, de esas tetas bien formadas...de su culo parado y redondo...en
el estado de excitaci�n en que yo me encontraba, a pesar de la humillaci�n
que me produc�a el ser comparada con una chica a la que le doblaba
la edad, aceptaba la situaci�n, de lo contrario �l interrump�a
el encuentro sexual amenaz�ndome que si no lo complac�a en
compartir sus fantas�as, se sacar�a la calentura con ella.
Progresivamente fue aumentando el
nivel de las humillaciones y comenz� a proponerme deberes: durante
el tiempo que compart�amos los tres en el negocio, me obligaba a
mirar sus tetas con insistencia, o deb�a hacerle recoger alg�n
objeto ubicado en un estante bajo, de manera que �l pudiera observar
su culo bajo la corta falda que llevaba puesta. Luego, en nuestro lecho,
me recordaba c�mo yo le miraba las tetas a Elina (as� se
llamaba ella) y fantaseaba con que yo se los chupara...nunca hab�a
sentido a mi esposo tan caliente, en la vida cotidiana se hab�a
vuelto muy atento conmigo, me agradec�a constantemente por el placer
que esta situaci�n le causaba; mientras me sodomizaba la nombraba
a ella y cerraba los ojos imaginando que era a ella a quien se estaba enculando.
Lleg� al extremo de hacerme masturbar y en los instantes previos
de mi orgasmo deb�a nombrarla y decirle que estaba caliente con
ella. Cuando quise acordar, not� que yo tambi�n disfrutaba
de esta experiencia, me hac�a feliz complacer a mi marido y el cambio
en su actitud diaria hizo que accediera en compartir sus fantas�as
sin reproch�rselo.
El problema se present� cuando
comenz� a insistir en acostarse con ella, yo no quer�a pasar
de la fantas�a a la realidad, de manera que me resist� a
seguir con el juego, con el consiguiente enojo de mi esposo, nuestra relaci�n
empez� a tensarse y paralelamente, mi odio hacia Elina fue en aumento.
Estuvimos sin sexo cerca de un mes,
nunca hab�amos estado tan separados...yo padec�a mucho esa
situaci�n y en m�s de una oportunidad estuve por claudicar
a sus deseos, pero no lo hice. Por su parte, �l segu�a en
su trato amable con ella, y la calentura que le provocaba su cuerpazo era
inocultable, a tal punto, que decid� no salir m�s a visitar
a los clientes, para no dejar la oportunidad de que quedaran solos en el
comercio. Elina percat� el cambio y agudiz� sus provocaciones
en los breves instantes en que se ve�an a la hora de cerrar el negocio,
cruzaba sus piernas provocativamente balanceando su pierna y levantando
a�n m�s sus faldas, o se desperezaba descaradamente de manera
que sus pechos resaltaran m�s.
Yo me encontraba en una situaci�n
de inestabilidad absoluta, entend� que esa situaci�n no pod�a
prolongarse por m�s tiempo, deb�a elegir entre acceder a
los deseos de mi esposo o despedirla, con el riesgo de que se encontrara
con ella cuando se ausentaba del comercio. Decid� correr el riesgo
y opt� por prescindir de sus servicios en una oportunidad en que
�l no estuviera, obviamente sin consultarlo, luego le dir�a
que ella hab�a renunciado al cargo, estaba dispuesta a pagarle una
indemnizaci�n especial para que no se resistiera al despido. Pero
se resisti�, no s�lo eso, sino que adem�s hizo una
crisis de llanto, no por la pena de perder el trabajo, sino por verse finalmente
vencida ante su patrona, hecho que me gratific� enormemente. Inesperadamente,
mi marido apareci� antes de lo previsto y ante el pedido de explicaciones
sobre lo que estaba pasando, ella con su llanto logr� conmoverlo
y mis palabras se diluyeron ante sus l�grimas. Mi esposo le pidi�
que se calmara, me rega�� por haberla hecho pasar el mal
momento y halag� su desempe�o en la empresa, desautoriz�ndome
cruelmente. Ante su inconsolable llanto, a esta altura exagerado ante la
posibilidad de poder recuperar su lugar, mi marido se sent� en el
sof� y la tom� suavemente de la mano incit�ndola a
que se sentara sobre �l como una chiquilla...secaba sus l�grimas
tiernamente mientras rodeaba su cintura con el otro brazo. Comenz�
a calmarse poco a poco ante las palabras de mi esposo, quien me miraba
desafiante. Entonces comenz� mi sesi�n de tortura...deb�
escuchar c�mo la halagaba...dici�ndole lo bonita que era,
mientras recorr�a su cuerpo con su mirada y poco a poco tambi�n
con sus manos...mientras le aseguraba que no iba a perder su trabajo, que
s�lo se trataba de una crisis de celos de mi parte ante tanta belleza,
que yo no era una mujer tan mala como a ella le parec�a, que era
una esposa complaciente y que seguramente ya me estaba arrepintiendo de
lo que le hab�a hecho...luego se dirigi� a mi y me oblig�
a pedirle disculpas. Conoc�a ese tono amenazante de manera que tragu�
mi bronca y lo hice, hizo que me acercara a ella y la besara en la frente
como forma de reconciliaci�n, y lo hice. Cuando estuve al lado de
ellos, constat� la descomunal erecci�n de mi marido y sent�
el olor a hembra que desped�a el cuerpo de mi rival, obviamente
caliente ante las caricias y las palabras de mi esposo, sumados a la excitaci�n
que le produc�a verme sometida ante ella. Llegada esa instancia
mi esposo le acariciaba su espalda y su vientre y segu�a halag�ndola...�verdad
que es preciosa? me pregunt�...entend� que la respuesta deb�a
ser afirmativa y lo acept�..."veinte a�os atr�s,
mi esposa era tan linda como vos"...ella se sent�a ganadora...y
entend� en ese momento que hab�a perdido mi lugar de exclusividad
en su vida. Elina estaba visiblemente excitada ante esa situaci�n
y ante la presi�n de la pija de mi marido en su muslo. Los halagos
de mi marido fueron en aumento y referidos a sus bondades f�sicas,
ante lo cual ella comenz� a sonre�r...como acto de desagravio,
me pidi� entonces que desabrochara su blusa para que yo pudiera
apreciar la belleza de sus j�venes y hermosas tetas, y contra mi
voluntad lo hice...no llevaba sost�n...era realmente maravillosa,
"verdad que son divinas" me pregunt� mi esposo, y una
vez m�s, mi respuesta fue afirmativa. Luego comenz� a acariciarlas,
logrando que su piel se erizara completamente y sus pezones se afilaran
inmediatamente...tom� mi mano derecha y la llev� a su teta
izquierda, de manera que la acarici�ramos los dos...ella comenz�
a gemir, mi esposo acariciaba mi cabeza suavemente mientras me dec�a
lo bien que lo hac�a y que le hac�a feliz ver que abandonaba
mi orgullo en pos de una convivencia pac�fica. Presion� sobre
mi cabeza hasta hacer que mi boca quedara pegada a su pez�n e instintivamente,
lo comenc� a lamer con suavidad, mientras le preguntaba a Elina
si le gustaban los mimos que yo le prodigaba, entre gemidos ella dec�a
que s�. Seguidamente, me pidi� que levantara su falda para
que pudiera observar su entrepierna...mi marido reventaba de calentura
ante la visi�n de su monte de Venus cubierto apenas por una tanga
negra. Separ� suavemente sus piernas y me indic� que corriera
su tanga para poder apreciar su sexo totalmente, cosa que hice sin ofrecer
resistencia. Apareci� ante nosotros una vulva hinchada, de labios
rosados y a esta altura abiertos por la calentura...."est�
mojadita" me pregunt�..."const�talo con tus propios
deditos, amor"...no me resist� ante su pedido y lo hice, �l
me ayud� separando sus labios vaginales con suavidad y yo comenc�
a acariciar entre ellos notando una humedad que comenzaba a chorrear por
sus piernas. Mientras mi esposo acariciaba mi cabeza, me pregunt�
si ol�a bien, empuj� nuevamente mi cabeza hacia su sexo para
que pudiera sentirla mejor, y le contest� que s�. Tir�
hacia arriba sus labios de manera que quedara al descubierto su hinchado
cl�toris y la orden fue inmediata "l�melo"...llegada
esa instancia, me resist� y la respuesta fue un fuerte tir�n
de pelos y el acercamiento fue inevitable...comenc� a lamer el cl�toris
con suavidad y en ese instante comprend� que ya no ten�a
retorno, me sent� vencida y mis lamidas fueron profundiz�ndose
m�s, hasta llegar a su vagina..."�te gusta la mamada
que te hace mi esposa?" le pregunt�, ella apenas pudo balbucear
un s�..."qu� bien mam�s mi amor, �qu�
se siente el chupar la concha de la empleada que tanto placer te caus�
durante nuestros encuentros sexuales? Me sent�a perdida...la humillaci�n
no pod�a ser mayor...ser denigrada ante una subalterna y teniendo
que aceptar que en nuestra intimidad ella hab�a tenido presencia
en las fantas�as...verme arrodillada ante la concha de la mujer
que calentaba a mi esposo y mam�rsela, recibir sus jugos en mi cara
ante su estrepitoso orgasmo...algo impensado a�os atr�s..."s�came
la verga, para que Elina pueda disfrutar lo que durante tanto tiempo fue
tuyo"...lo hice, ella se aferr� con desesperaci�n a
la inmensa pija de mi esposo que ya goteaba de calentura...."�quer�s
chuparla?" le pregunt�...."mi esposa te va a ayudar",
diciendo esto, hizo que la arrodillara en el piso y que condujera su cabeza
hacia su descomunal erecci�n....la muy perra chupaba desesperada
ante mis ojos, lam�a cent�metro a cent�metro el objeto
de mi deseo....mi marido gru��a de placer sin dejar de mirarme....."mir�
c�mo esta preciosura me calienta mi amor, pero no dejes de acariciar
su concha....mantenela bien caliente hasta que pida pija a gritos".....la
muy puta empez� a pedir verga y mi marido me indic� que la
sentara sobre �l de espaldas....acced�....tom� su
verga empalmada y la coloqu� en la entrada de su hambrienta vagina
y lentamente la fui sentando hasta que la tuvo completamente adentro...se
confund�an sus gemidos y sus jugos ante mis ojos llenos de odio
y a esa altura tambi�n de calentura...me subyugaba el poder que
mi marido ten�a sobre m�, no pod�a evitar excitarme
ante la excitaci�n de mi marido que como salvaje la penetraba mientras
amasaba sus tetas oscilantes...."qu� concha divina ten�s
putita....me ten�s caliente desde el d�a que te vi"....con
su otra mano masajeaba su cl�toris y se esforzaba en mirarme a los
ojos para asegurarse que yo estaba atenta al placer de ellos...."te
gusta ver gozar a tu macho con otra, �verdad mi amor?" "a
esa altura yo hab�a perdido por completo el control sobre mi persona
y estaba �vida de presenciar el orgasmo que se avecinaba...."ch�pame
los huevos y la concha de mi amante" orden�...comenc�
a hacerlo, pero esta vez con una pasi�n desconocida en m�....quer�a
sentir a esa puta acabar con la verga de mi esposo enterrada....y lo sent�....sus
espasmos y sus gritos impregnaron mi vida....inmediatamente fue mi marido
quien acab� entre gritos y jadeos....en mi vida pens� que
fuera a disfrutar de esa situaci�n tan perversa, verlo desesperado
cogiendo a otra mujer en mi propia cara....Poco a poco se fueron calmando,
la leche de mi esposo comenz� a salir de la concha que me hab�a
hecho cornuda y yo, sin que me lo pidiera, comenc� a limpiarla con
mi lengua. A partir de ese momento, mi vida cambi�.....mi matrimonio
volvi� a la normalidad y mi marido agradecido, me llenaba de mimos
durante el d�a, y de leche por las noches, record�ndome lo
bien que le hac�a cogerse a una mina m�s joven que yo.
Claro, que no fue la �nica
vez...fue s�lo el comienzo, pero queda para otra oportunidad.