MI ALUMNA PREDILECTA III.
En la segunda parte de esta saga les relate los sucesos de
c�mo mi Griselda, mi alumna predilecta, me abord� en la escuela y como fui casi
forzado a concertar un encuentro para ese d�a en la noche con ella en un bar.
Pues bien, tras aquella sesi�n de sexo oral en la sala de profesores esto es lo
que sigui� esa misma noche.
Yo tras las clases me dirig� a mi oficina a trabajar como de
costumbre y permanec� toda la tarde inquieto, tanto por los acontecimientos de
esa ma�ana, por la sobre excitaci�n que me dejo ese encuentro de sexo fugaz con
Griselda como tambi�n por la incertidumbre de c�mo manejar�a las cosas al
encontrarla mas tarde. Ya les dije que mis intenciones eran poner fin a lo que
ocurr�a, pues no quer�a perder ese trabajo y era mejor no prolongar los
encuentros con aquella ni�a-mujer pero, por el otro lado, el morbo de la
situaci�n y la particular belleza y candidez de Griselda me excitaban demasiado
para culminar todo lo que hab�amos empezado sobre mi escritorio.
Las horas se me hicieron interminables y al sonar las 18.30
en el reloj de pared cerr� mi ordenador, tome mis cosas y sal� de la oficina
rumbo al encuentro. La ansiedad me carcom�a por dentro, mi mente divagaba y por
momentos pensaba en una conversaci�n para decirle BASTA a todo eso y al instante
mis pensamientos volaban en los recuerdos de nuestro primer encuentro en mi
oficina o a la espectacular mamada que me diera esa chiquilla en la Sala de
Profesores horas antes y el deseo casi incontenible de tenerla otra vez en mis
brazos.
Legu� r�pido al bar donde ten�a que encontrarla, entr� con
naturalidad y busque una mesa alejada de la puerta y junto a una pared desde
donde pod�a ver casi todo el sal�n. Eran tan s�lo 18.45 y la cita era a las
19.00. Observe el sal�n en el cual se dispon�an pocos clientes, una pareja cerca
de las ventanas, un grupo de cuatro hombres bebiendo unas cervezas despu�s de un
d�a de trabajo y dos o tres comensales solos en mesas dispersas. Para mi
fortuna, ninguno era conocido. Hab�a seleccionado el lugar por ser uno de esos
sitios que poco frecuentas y que nadie pensar�a que all� te encuentras t� y me
alegre porque todos fueran desconocidos y mi anonimato siguiera a salvo.
Se acerc� la camarera y gentilmente orden� un Gin Tonic,
necesitaba un poco de alcohol para tranquilizarme. Dos minutos despu�s mi bebida
estaba en la mesa y me dispuse a esperar la llegada de mi alumna predilecta. La
puerta se abri� y levante la mirada, era una mujer y cre� reconocerla. La dama
extendi� su brazo en un saludo dirigido hacia una de las mesas donde hab�a otro
hombre solitario y me al verle el rostro me percate que era una desconocida y
continu� bebiendo mi trago.
Cinco minutos despu�s de la hora se volvi� a abrir la puerta
y, nuevamente, era una mujer. Su cabello suelto se ve�a como reci�n arreglado o
peinado en una peluquer�a para la ocasi�n. Vest�a un delicado saco blanco y su
cartera colgaba bajo el hombro aferr�ndola con el brazo al cuerpo. Se giro como
buscando algo o alguien y cuando nuestras miradas se cruzaron la reconoc�. Era
Griselda y se ve�a deslumbrante. No parec�a aquella colegiala a la que estaba
acostumbrado ver. Delicadamente lucia un tenue maquillaje en el rostro que
resaltaba sus ojos claros y los labios de un rojo carmes� intenso.
Sonri� espont�neamente y de forma decidida camin� hacia la
mesa. Yo la v� acercarse como si fuera en c�mara lenta, sus movimientos eran
suaves, delicados y muy femeninos. Bajo el delicado saco blanco llevaba una
camisa o blusa de un color azul profundo, oscuro y la tela brillaba como seda.
En la parte baja vest�a una falda corta y ajustada de un color blanco mas
intenso que el saco que dejaba ver y lucir sus hermosas piernas largas, delgadas
y vestidas con unas medias color blanco y zapatos de vestir con un taco no tan
elevado.
La visi�n de aquella ni�a, o mejor dicho mujercita, fue
seguida por los cuatro hombres con sus cervezas en la mano y desde mi ubicaci�n
pod�a distinguir claramente sus comentarios al pasarles junto a su mesa pero
ella hico caso omiso de sus palabras y sigui� hasta donde me encontraba. Me puse
de pie para recibirla y las palabras casi no me salian de lo impresionado que
estaba y balbuce� un saludo tartamudeando Ho.. ho... hola y ella me respondi�
besando mi mejilla y devolviendo el saludo con total naturalidad.
Dejo su cartera sobre la mesa y se quito el saco blanco que
coloc� debidamente doblado sobre una de las sillas y luego apoyo ah� su cartera
y se sent� a mi lado. De inmediato estaba ah� la camarera para pedir su orden y
ella pidi� una cerveza que le trajeron de inmediato.
Pasados esos dos minutos de su ingreso al bar comenzamos a
charlar. Yo trataba de ser cortes e impon�a cierta distancia como ya era
costumbre en mi cuando la tenia enfrente. Fue ella la que cortando el hilo de la
tensi�n de ese primer momento, dijo:
Hay profesor, porque se pone as� de distante, no me lo
voy a comer ac�.
Su frase me hizo reir por los nervios, yo sabia despu�s de lo
ocurrido esa ma�ana que aquella mujer era capaz de eso y mucho mas y como pude
le contest�.
No estoy tan seguro de ello Griselda. Mi experiencia me
marca que si eres capaz.
Fue ella la que ahora se re�a pero no por nervios, re�a de
una forma descarada y asinti� diciendo: Tiene raz�n, tiene raz�n. Pero no ahora,
rel�jese no me lo voy a comer.
Eso distendi� el momento del encuentro y dio paso a una
charla en confianza mutua y yo aproveche el momento para decirle:
Mira Griselda. Que me gustas ya no quedan dudas y mucho
menos despu�s de tu examen en mi oficina y nuestro encuentro esta ma�ana
pero vos tenes que entenderme. Es muy peligroso para mi que esto se sepa, no
s�lo por la escuela, mi trabajo, tus estudios sino, porque si esto llega a
mi casa es el fin para mi y no quiero eso, me entendes?
Si claro profesor �me contesto-. Lo entiendo
perfectamente y cr�ame que ni yo quiero eso, ni para usted, ni para mi. Es
que usted me gusta mucho, casi desde el primer d�a que vino a clases he
fantaseado y deseado todo esto y no puedo contenerme, me cuesta hacerlo
cuando lo tengo cerca, lo deseo y lo necesito, casi tanto como comer o
beber. Me entiende usted a mi?
Si nena, te entiendo pero �Qu� vamos a hacer? Es dif�cil
la situaci�n y aunque tengo que reconocer que tambi�n te deseo, no se que
vamos a hacer.
Muy simple profesor, vernos, saciarnos y disfrutarlo -me
dijo-.
Yo no pod�a dar cr�dito a lo que estaba escuchando, aquella
mujercita de tan s�lo 15 a�os me estaba diciendo que ser�a mi amante, que no le
importaba mi estado matrimonial, mi edad, mi posici�n, ni nada mas. Era cierto o
estaba alucinando.
Sin vacilar le dije: Mira, yo podr�a ser tu padre, soy tu
profesor o maestro en la escuela y no puedo darme el lujo de enamorarte, ni
puedo dejar que eso suceda, ser�a la ruina en todo lo que hay en mi vida y,
mucho menos que eso, deseo hacerte da�o Griselda.
Ella solt� una carcajada estridente y sonora que hizo que los
cuatro hombres que beb�an cervezas nos dirigieran sus miradas por un instante.
Una vez que se calm�, me miro a los ojos y dijo: Hay profesor, usted es todo un
caso sin soluci�n. No quiero enamorarme, no quiero que deje nada de lo que hace.
Solo quiero que nos veamos, que cuando nos veamos como hoy, me haga suya porque
yo lo que quiero es sexo, mucho sexo y usted me calienta mucho para eso. Adem�s,
le aclaro que novio ya tengo y no voy a dejarlo, le queda claro.
Si �respond�- y guarde silencio sumergiendo todas mis
preguntas e interrogantes en aquel baso casi vac�o de Gin Tonic.
Di un sorbo m�s a la bebida y deje el baso sin liquido en la
mesa y al verla a los ojos ella se aproxim� a mi y me beso delicadamente. Su
mano tomo mi cuello con suavidad, ejerciendo la fuerza necesaria para
mantenernos all� unidos. Sus labios se abrieron abarcando mi boca por completo y
desliz� su lengua dentro de mi boca buscando la m�a. Al sentir ese contacto
comenz� a jugar de un modo delicioso en mi interior, rozaba mi paladar,
succionaba suavemente con su boca en la misa y aumentando la presi�n de la
succi�n forz� a mi lengua a introducirse en su boca y la aprisiono con los
labios. Parec�a que me estuviera tragando de un modo literal.
Duro unos dos minutos aquel beso y luego me solt�, se alejo
unos treinta cent�metros de mi rostro, relami� sus labios con la punta de la
lengua como quien saborea un dulce y con un gesto de su dedo �ndice de la mano
derecha froto el borde de mis labios retirando el resto de l�piz labial de ese
lugar en la comisura de mi boca y despu�s se reclin� en su asiento para terminar
de beber su cerveza.
Aquel beso fue el preludio de lo que vendr�a despu�s de irnos
del bar. Logr� excitarme lo suficiente como para que se encendiera mi deseo de
tenerla otra vez y comenzaba a sentir los efectos de la atracci�n f�sica de
ambos en mi verga que se empezaba a hinchar sin llegar a ser una erecci�n.
Eran tan s�lo las 19.30, tal vez 19.45, reci�n lleg�bamos a
mi parecer y ella me dijo: Ya termin� mi trago, nos vamos? Yo s�lo llam� a la
camarera y pague la cuenta y un par de minutos mas tarde sal�amos del bar
caminando los dos y ella abrazada a mi cintura mientras yo llevaba un brazo por
sobre sus hombros. Caminamos unos 50 metros hasta mi auto y nos metimos en �l.
Cuando estaba por arrancar para salir de all� ella se acerc�
un poco y tom�ndome de un brazo me acerc� a ella y me volvi� a besar. Su boca
era exquisita, c�lida, h�meda y me encend�a como combustible en el fuego. Yo la
tome por la cintura mientras nos bes�bamos y ella, delicadamente, pos� su mano
en mi entrepierna y comenz� a moverla sobre mi sexo que ya comenzaba a notarse.
Sus dedos aferraron mi verga sobre la tela y suavemente
inici� un movimiento de masturbaci�n hasta que estuvo completamente duro y
cuando noto que ya no pod�a crecer m�s me solt� y dijo, salgamos de aqu� ya y yo
la obedec�.
Iniciamos la marcha con el auto y le pregunt� si quer�a que
fu�ramos a un hotel y ella me dijo: No tengo pensado algo mejor. Doble ac�
Profesor. Yo obedec� sin preguntarle nada y conduje por esa avenida unas 15
cuadras hasta que le pregunt�, donde me llevas Griselda?
Ella me mir�, puso su mano otra vez sobre mi verga que no se
hab�a bajado ni un mil�metro y dijo, vamos a mi casa, la direcci�n es ....... De
inmediato repuse: Que? Estas Loca? A tu casa? Y ella dijo: si, en casa no hay
nadie, no vienen hasta muy tarde porque fueron al cumplea�os de mi abuela y es
m�s c�modo, seguro y tranquilo. Estas Segura? �le inquir�- y ella me respondi�:
Claro que estoy segura, mis padres y hermanos no vienen hasta la una o dos de la
ma�ana, confi� en mi profesor.
Ante la abrumadora experiencia adquirida con esta jovencita
en la que descubr� que pocas veces se equivocaba en lo que dec�a y que bien
segura estaba de lo que quer�a le obedec� sin mas oposici�n. Ella encendi� la
radio dl auto sin sacar su mano de mi sexo y busco en el dial una m�sica
mel�dica y rom�ntica.
Cuando la m�sica fue de su agrado, se acomod� en el asiento
del acompa�ante posicion�ndose de lado y dijo: La direcci�n es ...... y yo
acot�, si la recuerdo bien, Griselda. Ella sonri� y con un movimiento r�pido se
reclin� sobre mi entrepierna y con la ayuda de sus dos manos abri� el cierre de
mi pantal�n y saco mi pija y comenz� a chuparmela mientras que yo conduc�a por
las calles de la ciudad en la oscuridad de la noche.
Su cabeza quedaba bajo el limite de las ventanillas y
cualquiera que viera hacia el coche pensar�a que estaba solo. Por eso la deje
hacer lo que hacia, era mejor que me vieran s�lo y no acompa�ado a esas horas,
en un lugar inusual para mi y acompa�ado por una mujer.
Por otro lado, debo reconocer que chupaba mi miembro con una
maestr�a descomunal y yo me dedique a disfrutar de ello a lo grande. Sab�a que
no estaba por acabar y el placer de sentir cada detalle de sus movimientos en mi
sexo hac�a que la excitaci�n fuera mayor y si a ello le sumamos que era mi
alumna, el morbo de la situaci�n de tener sexo en la v�a publica a la vista de
todos, el placer que todo eso me causaba no tiene una descripci�n que pueda
darles aqu�.
Est�bamos a unos diez minutos de su casa cuando comenz� la
sesi�n de sexo oral y a la mitad del viaje dej� por un instante lo que hacia y
me dijo: Hacerlo as� con usted profesor es mejor que con mi novio. El tonto se
hubiera corrido a este momento y en cambio con usted puedo darme el gusto de
hacerlo mas tiempo y como me gusta chuparsela y sin esperar mi respuesta se la
engull� nuevamente hasta el fondo de su garganta.
Sent�a su boca subir y bajar, su lengua jugando con el
glande, recorriendo el tronco y la venas de mi verga en plena erecci�n y sus
dedos jugando y acariciando mis test�culos o sosteni�ndolos para pasarles la
lengua cada tanto y esas caricias duraron otros cinco minutos hasta que le dije:
Griselda, estamos a una cuadra de tu casa Nena.
Ella dejo de chuparme, me acomod� la verga en el interior del
pantal�n, subi� el cierre y se sent� en su asiento como si nada hubiera pasado.
De inmediato me indic� cual era el edificio donde viv�a y me dispuse a
estacionar y en ese momento sac� de su cartera un control remoto, lo accion� y
me dijo, meta el auto en el estacionamiento de casa profesor, as� nadie lo va a
ver.
Esta ni�a no dejaba de sorprenderme, tenia todo pensado y
planeado. Estacion� el rodado, nos bajos y subimos al ascensor desde la cochera
hasta el s�ptimo piso donde estaba su casa. Ni bien se cerr� la puerta
autom�tica del elevador la abrace y la bese y mi beso fue correspondido. Mis
manos comenzaron a recorrer su cuerpo acarici�ndola, roce sus pechos sobre la
blusa y bajo el saco y alcance a amasarle las nalgas peg�ndola a mi mientras le
apoyaba mi verga en su pelvis. En eso estaba cuando la puerta se abri� en el
s�ptimo piso y salimos del ascensor para meternos a su departamento.
Su casa era grande, tres habitaciones, cocina, living comedor
y los muebles sin ser reliquias eran de estilo. Ella dej� su cartera sobre el
sof�, se quit� el saco que vest�a y lo arroj� al mismo lugar y yo hice lo mismo
con el mio. Tomando mi mano me llev� hacia el dormitorio de sus padres porque
era el �nico con cama matrimonial.
Pasamos frente a su habitaci�n y cuando est�bamos adentro me
arroj� sobre la cama y riendo fuerte me dijo: Ahora si lo voy a comer profesor.
De inmediato se puso a desabrochar mi cintur�n, abrir mis pantalones y
jal�rmelos hasta los tobillos junto con los boxer y sin soluci�n de continuidad
se lanz� otra vez a comerme literalmente la verga que jam�s perdi� su erecci�n
desde que subimos al auto a la salida del bar.
Otra vez volv� a sentir su boca h�meda abrazando mi pija con
un fuego que me consum�a, ahora sostenida por sus dedos y un movimiento de sube
y baja delicioso. Yo me deje hacer mientras que con mis manos me quite la
corbata y desaboton� mi camisa para quedarme en pelotas mientras me la mamaba
casi como una profesional.
Viendo que ella segu�a ah� jugando con mi sexo y que parec�a
que nunca lo dejar�a le dije: Parece que te gusta, Griselda? Y ella lo dej� para
contestarme: Me encanta Profesor. Es lo que mas me gusta y mas, mucho mas, con
usted que no termina r�pido. Quiero tragarlo todo.
Yo comenc� a acariciar su cabeza, su espalda, sus hombros y
ella continu� mamando mi verga de forma tan deliciosa que no quer�a interrumpir
su placer de hacerlo.
Unos diez minutos despu�s yo estaba casi listo para acabar y
no quer�a, pues quer�a volver a tenerla en mis manos, volver a penetrarla y
hacerlo significar�a adelantar los acontecimientos y quer�a disfrutar de ese
momento con ella como cuando la tuve en mi oficina.
Le dije que parara y se puso de pie junto a la cama, yo me
sent� frente a ella y comenc� a desvestirla lentamente. Primero le ayude a
sacarse la falda ajustada que tra�a y para mi sorpresa, ten�a puesto un conjunto
de medias y lencer�a muy sexy y sensual. Las medias blancas era de esas que se
ajustan en el muslo con un delicado detalle de encajes o bordados y sus bragas
hac�an juego con las medias y tambi�n con el brasier como luego puede ver.
Mientras que yo le quitaba la falda ella desabrocho su blusa
y cuando me incorpor� ella con un delicado movimiento de brazos y hombros dejo
caer al suelo la prenda quedando en ese instante ante mis ojos la visi�n m�s
perfecta que tuve de una mujer en el tiempo de su despertar sexual.
Las copas del brasier abarcaban la parte inferior de sus dos
pechos dejando la mitad de la aureola del pez�n por fuera de la tela y el resto
de sus carnes firmes y macizas desbordando por sobre el encaje o bordado del
conjunto.
El brasier era de aquellos que prenden al frente y con un
movimiento de sus manos lo abri� y siguiendo el destino de la blusa fue a parar
al piso. Me lance sobre sus pechos a com�rselos, met� uno en mi boca y comenc� a
jugar con el pez�n que ya estaba dur�simo, mientras que mi otra mano amasaba su
otro pecho y los dedos jugaban a retorcerle el pez�n para que no pierda la
excitaci�n.
Ella delicadamente con sus dedos tomo los el�sticos de su
bragas y con un movimiento de las caderas las bajo y desliz� hasta debajo de sus
muslos para dejarla caer por su propio peso al suelo junto al resto de sus ropas
y quedarse desnuda frente a mi. Ya se dispon�a a hacer lo mismo con sus medias
cuando la detuve y le dije: No, las medias d�jatelas, es un detalle que me gusta
y te hacer ver tan puta que me excita m�s.
Ella sonriendo me dijo: Si profesor. Como Usted quiera, el
cliente tiene la raz�n y su puta esta para lo que le guste �y reafirmo con
�nfasis en su palabras- para lo que usted quiera hacer profesor.
La recost� atravesados en la cama junto a mi y rod� sobre su
cuerpo bes�ndola. Ella levant� sus piernas y rode� mi cadera con ellas y mi sexo
quedo junto al suyo y nos frotamos suavemente sin buscar una penetraci�n.
Acto seguido, me deslice hacia abajo de la cama quedando de
rodillas en el suelo y posicionado entre sus piernas y me dispuse a devolverle
el placer de la mamada que antes me hab�a dado ella. Al acercar mi rostro a su
sexo advert� el detalle de que se hab�a depilado delicadamente su sexo dejando
tan solo una peque�a raya sobre su sexo y todo lo dem�s estaba prolijamente
rasurado o afeitado.
Sus labios vaginales exteriores brillaban con una luz intensa
debido al flujo que ya hab�a por toda la zona Sobre ellos se notaba ya bien
hinchado su cl�toris que sobresal�a del contorno como medio cent�metro. Al
inhalar una bocanada de aire por mis fosas nasales percib� un delicado aroma de
esos desodorantes femeninos con una fragancia floral. Extasiado ante esa imagen
y el aroma le tom� los lados delicadamente con mis dedos y lentamente le fui
abriendo su sexo y el color rosado intenso de sus labios interiores apareci�
como por magia ante mis ojos.
Saque mi lengua y como si se tratase de un helado recog� con
ella todo el flujo que pude pas�ndola desde abajo hasta arriba y lo sabore�
degust�ndolo en toda mi boca y le dije: Que rica sos Griselda. Volv� a reclinar
mi cara sobre su sexo h�medo y comente a lamerla toda, primero jugu�
mordisqueando sus labios vaginales, uno y el otro y bes�ndole su vagina solo
superficialmente sorbiendo los restos de flujo que hab�a en toda esa zona.
Cuando la hab�a dejado limpia por completo, me dedique a
pasarle mi lengua en un movimiento arriba y abajo y cada vez que estaba abajo me
deten�a un instante para introducirle un poco la lengua en su interior y volv�a
a subir.
Ella yac�a de espaldas en la cama, con sus piernas
flexionadas y abiertas para permitirme una mejor exploraci�n de su sexo. Luego
de dos o tres minutos de lamerla de ese modo me posicione sobre su cl�toris y lo
mord� suavemente, lo sostuve entre mis dientes y jugu� con el con mi lengua
d�ndole toques r�pidos y eso le provoco un estremecimiento que la hizo sacudirse
en la cama.
Deje de morderla y succion� fuerte besando su cl�toris,
estir�ndolo dentro de mi boca como si fuera un pene que entraba en ella. Con mi
lengua en forma de una punta hice movimientos en c�rculos sobre su bot�n de
placer y luego inici� un movimiento lateral r�pido e intenso que asemejaba
peque�os golpes de lado sobre esa zona.
Inmediatamente se sinti� su reacci�n al estimulo y sus manos
se apoderaron de mi cabeza peg�ndome m�s a su sexo, freg�ndome en su concha
empapada de flujos y un gemido como un sonido gutural como salido de las
mism�simas entra�as inundaba la habitaci�n Ahhhhhhhgggggg, Siiiiiiiiiiiiiiiiii,
Dame M�ssssssss .......
Aumente el ritmo de mis caricias sobre su cl�toris y con la
mano derecha inicie una penetraci�n en su sexo con el dedo �ndice y el mayor
juntos. Como el cuchillo ardiente en la manteca mis dedos se deslizaron de una
sola vez hasta el fondo de su sexo y una vez alli los comenc� a mover sin
sacarlos, acarici�ndole por dentro todo alrededor gir�ndolos sobre su propio
eje.
Sus caderas comenzaron a moverse pidiendo ser penetrada y yo
le respond� con mis dedos d�ndole junto a la chupada una dulce penetraci�n con
movimientos de mi mano adentro y afuera que ella acepto con gusto. Literalmente
por entre mis dedos escurr�a tanto flujo que parec�a una catarata que llegaba a
mi palma de la mano y la mu�eca tambi�n.
Ella estaba que deliraba y casi gritando me ped�a: Mas, Mas
profesor, quiero m�s, no se pare, no se detenga, deme m�s por favor. Sus manos
se aferraban sobre el cobertor de la cama de sus padres y tiraban de la tela
deshaciendo las sabanas dejando todo revuelto.
Yo segu� comi�ndome esa concha deliciosa y se me ocurri� para
incrementar el placer de ella deslizar mis dedos a su ano y en un movimiento
r�pido retire mis dos dedos de su interior para hacerlo y ella se quejo: Nooooo,
no me los saque, quiero m�s, deme m�s, mas duro, m�s fuerte, quiero m�ssssss. Yo
le respond�: Ya va, no te los voy a sacar, quedate ah� y disfrutalo Griselda.
Segu� chupando su cl�toris y con mi dedo �ndice lleno de
flujos inicie la caricia desde la entrada de su vagina hacia atr�s buscando su
ano. Mi dedo se desliz� delicadamente entre los pliegues de la piel que separan
el sexo del culo y segu� hurgando buscando su orificio de atr�s hasta que lo
encontr�.
Cuando mi dedo estuvo sobre su ano, suavemente comenc� a
masajearlo con la yema y esparcir el flujo todo por ah�. Note lo apretado que
estaba el orificio, los pliegues del ano en cada detalle y lo caliente que
estaba toda la zona como si fueran unos cien grados cent�grados. Otra vez lleve
mi dedo a su sexo para sacarle mas jugo y vuelta al ano a acarici�rselo y repet�
ese movimiento unas cinco o seis veces y cada vez le met�a el dedo en su vagina
con mas �mpetu y mas al fondo provoc�ndole un gemido mas fuerte cada vez.
Al notar su ano un poco m�s relajado y muy mojado por sus
propios flujos presione con el dedo �ndice levemente hasta que s�lo se fue dando
paso a la penetraci�n y sent� como mi primer falange comenzaba a entrar en su
culo y la presi�n de su culo sobre dedo como trag�ndoselo. Al notar su alto
grado de excitaci�n aumente el ritmo de lengua en su cl�toris y presion� m�s
fuerte en su culo con mi dedo dej�ndole ir hasta la segunda falange por dentro.
En ese preciso instante ella exclamo: Siiiiiiii, agghhhh, me
mata, me mata de placer profesor, siga quiero m�s. Ah� me di cuenta que jam�s la
hab�an chupado de esa manera, jam�s la hab�an hecho sentir ese placer doble en
su sexo y su culo al mismo tiempo y obedeciendo a su pedido empec� un movimiento
de penetraci�n con el dedo de mete u saca.
Al sacar mi dedo lo hice con suavidad, buscando no sacarlo
por completo y al meterselo de nuevo lo hacia con un poco mas de fuerza y
tratando de que entrara un poco m�s a cada nuevo intento.
Tan solo un minuto despu�s mi dedo se deslizaba sin
inconvenientes en la penetraci�n de su culo y mi lengua devoraba su cl�toris con
avidez. Ya no era s�lo el movimiento de mi mano sino que, de forma casi
imperceptible, eran sus caderas las que acompa�aban el movimiento de mi dedo en
su ano y ella comenzaba a disfrutar de que me la estuviera cogiendo con el dedo
por atr�s.
Sus manos aferraron sus pezones con fuerza y se los retorc�a
aumentando el placer de aquel instante. Mi dedo en su culo entro bien hondo y
comenz� a girar con un movimiento circular de mi mano y brazo y sin sacarlo de
ah� dentro se aboque por completo a que ella tuviera un orgasmo mientras la
chupaba con voracidad.
Mord� su cl�toris, lo estire todo lo que pude jal�ndolo con
mis dientes hasta que solo se desprendi� de mi boca y otra vez me lo volv� a
meter para seguir chap�ndolo. Fue entonces que ella estall� en un orgasmo
incre�ble. Tomo con sus dos manos mi cara, me la hizo levantar hasta cruzar sus
ojos con los mios y jadeando grito: Coj�eme, Coj�eme fuerte, Dale, m�s
fuerte, Haceme acabar, Asiiiiii, Asiiiii, siiiii, m�sssssss, agggggggg" y
todo su cuerpo se tension�, sus piernas temblaron de forma descontrolada, su
culo se apret� tanto que me hacia doler el dedo y con sus dos manos pego mi cara
a su sexo y frot�ndoselo con ella s�lo gimi� por un espacio de un minuto o tal
vez m�s.
Poco a poco se fue relajando y el espasmo del orgasmo fue
cediendo mientras que ella recobraba la respiraci�n mas natural. Un par de veces
movi mi dedo y cada vez ella volv�a a tensionarse prolongando el orgasmo un
instante m�s y repitiendo: Me mata Profesor, Me mata, Como me gusta cuando me
coge as�.
Cuando recobr� su conciencia, me separe de su sexo, saque mi
dedo de su culo y me estire sobre ella en la cama bes�ndonos otra vez. Mi sexo
completamente duro y excitado qued� a la entrada de su vagina y ella tom�ndome
por las nalgas intento hacer un movimiento para que la penetrara pidi�ndome:
Metelo, Metelo ya. Yo quer�a gozar a pleno ese instante y me detuve sin dejarla
lograr la penetraci�n que ella quer�a y mir�ndola a los ojos le dije: Quiero
cogerte, ahora, pero en tu cama para que cuando te acuestes en ella te acuerdes
que ah� te cog� yo Griselda.
La idea pareci� gustarle sobremanera porque de inmediato se
solt� de mi diciendo. Si, Si, en mi cama, Si y como una chiquilla con juguete
nuevo se levant� de la cama de sus padres y me llev� a su cuarto.
Entramos, encendi� la luz y directamente fue para la cama,
con la mano que tenia suelta arroj� los almohadones y todo lo que hab�a sobre al
suelo y se echo de espaldas para que yo la montara ah� mismo.
Yo le dije: Primero chupame un poco m�s Griselda. Y ella se
arrodill� en su cama y mientras que yo permanec�a de pie junto a ella se dedico
por un par de minutos a chuparme todo, huevos incluidos tambi�n.
Cuando mi excitaci�n estaba cerca del cl�max la apart� y sin
decirle nada la hice girar en esa posici�n de rodillas sobre la cama hasta darme
la espalda. Ella comprendi� mis intenciones de penetrarla desde atr�s y
reclin�ndose sobre sus brazos puso su culo en pompa ofreci�ndose para que la
penetrara.
Tom� mi verga desde la base y se la frote un par de veces
todo a lo largo de su sexo humedeci�ndola con sus flujos, la posicione en la
entrada de su sexo y, en ese instante, ella llev� una de sus manos a mi cadera y
empujando al un�sono y en un solo movimiento se desliz� haciendo que mi miembro
entrara de una sola vez hasta el fondo mas hondo de su sexo que estaba ardiendo
y diciendo: Como quer�a esto Profesor, Como me gusta usted.
Yo permanec� ah� de pie mientras ella disfrutaba la
penetraci�n que ella misma provoc� y condujo con tanto �xito. Cuando ella inici�
los movimientos de su cadera en c�rculos gozando de toda mi verga en su
interior, reci�n ah�, comenc� yo a moverme con ella. Tom� sus caderas y en forma
inversa a la que ella hizo, fregu� mi verga todo en su interior con un
movimiento circular en sentido contrario a las agujas del reloj.
Acto seguido comenc� un movimiento de mete y saca bamboleando
mis caderas adelante y atr�s para empezar a cogerla con todas mis fuerzas.
Griselda no para de gemir mientras manten�a su culo en pompa frente a mi y su
cara hundida entre sus brazos y las sabanas de la cama.
Ella se acopl� perfectamente a los movimientos de la
penetraci�n y ya no era s�lo mi cadera la que impon�a el ritmo sino que ella
misma arremet�a hacia atr�s cada vez m�s fuerte buscando ser penetrada con m�s
violencia y fuerza cada vez. Se me ocurri� darle una palmada en sus nalgas y
tras el sonido como un chasquido en su piel su reacci�n no se hizo esperar y
dijo: Dele mas a esta alumna tan puta profesor, deme mas, m�s fuerte.
El momento de excitaci�n trepaba una creciente que jam�s
hab�a sospechado y aquella ni�a que la vez anterior me parec�a tan delicada,
ahora era toda una mujer gozando del sexo, pidiendo ser cogida de una forma
vigorosa, fuerte y m�s all� de una pasi�n normal o regular.
Decidido a que Griselda fuera no s�lo mi alumna predilecta,
sino mi puta, mi mejor amante me solt� por completo a gozar de ella en ese
instante, ah� mismo, sobre su inocente cama y empec� a arremeterle con mi
miembro dur�simo una y otra vez. Ella parec�a en completo descontrol, no dejaba
de pujar sus caderas hacia mi intentando meter todo lo que pod�a mi miembro en
su interior y yo me lleve el dedo pulgar de mi mano derecha a la boca, lo
ensalive y luego volv� a acariciarle su culo, ya no con suavidad, sino con
fuerza y de una sola vez se lo introduje todo adentro de su ano sin previo
aviso.
Ella exclam�: Siiiiiiii, partame la concha, partame el culo
profesor, demelo todo que no aguanto m�s.
Yo con mi dedo pulgar en su culo y toda mi mano sobre sus
nalgas y caderas aumente el ritmo de mis penetraciones en su vagina y le anuncie
que me venia dici�ndole: Si Griselda, movete, movete m�s que ah� viene toda mi
leche nena.
Uno, dos, tres movimientos y como si explotara una represa mi
leche comenz� a saltar de mi verga en su interior mientras que una corriente
el�ctrica recorr�a toda mi espina dorsal hasta estallar en mi cerebro como si
fueran fuegos de artificio. Primero un chorro grande, tanto como cuando esa
ma�ana me chupara la verga en la Sala de Profesores y luego otro y otro m�s y
las ultimas gotas.
Al sentir mis flujos en su interior, ella peg� sus caderas a
mi pelvis y presion� con fuerza haciendo que trastabillara hasta poder sostener
su embestida de pie como estaba y jadeando, gimiendo e, incluso, hasta con una
risita nerviosa me dec�a: Siiiii, acabooooo, acabooooo profesor, ooohhhhhhhhh
que bien me coge, como me gusta.
Dos minutos despu�s y ya habiendo recobrado la respiraci�n
nos despegamos, ella se puso de pie y me beso con ternura y despu�s del beso
mir�ndome a la cara me dijo: Nunca, pero nunca, de verdad que nunca, hab�a
sentido algo as� profesor. Es lo m�s, es lo mejor que me pudo haber pasado y
otra vez nos besamos.
Luego nos fuimos al ba�o a ducharnos, ella prepar� todo y nos
metimos en la ba�adera. El agua estaba exquisita y serv�a muy bien para
recomponer nuestros cansados cuerpos despu�s de aquel encuentro en su cama. Yo
me enjabon� mientras ella me acariciaba y besaba y me escurr� con el agua
dej�ndole el lugar a ella para que hiciera lo mismo.
Ella se coloc� bajo el agua u se mojo desde la cabeza hasta
los pies. El caer del agua hizo una transformaci�n en su persona devolviendo la
imagen de aquella ni�a, la alumna en la escuela, el cabello pegado a su cabeza,
el rostro lavado de maquillaje y su cuerpo delicado y sensual en contraste con
aquella mujer del bar, de la habitaci�n y la pasi�n desenfrenada de nuestro
encuentro previo dio lugar a la ternura, las caricias y la delicadeza otra vez
como aquel primer d�a en mi oficina.
Yo tom� el jab�n en mis manos y como si fuera un juego empec�
a pasarlo por todo su cuerpo, explor�ndola a cada mil�metro de una manera
exquisita e incomparable con ninguna otra experiencia que jam�s hubiera tenido
antes o despu�s. Mis manos se deslizaban ayudadas por el jab�n y las caricias
eran tan delicadas, suaves y bellas que parec�a un momento salido de una
pel�cula.
Sus pechos firmes respondieron a las primeras caricias y pude
apreciar ese instante maravilloso en que el pez�n se erecta. All� donde la cima
del pez�n antes era imperceptible al ojo o el tacto comenz� una peque�a
hinchaz�n. La aureola antes extendida comenz� a retraerse sobre si misma
elevando el centro del pez�n m�s all� de la superficie. Aquella piel tersa y
suave comenz� a formar pliegues sobre si misma y termin� por dar forma redonda,
o mejor dicho como cono, a un pez�n hermoso, oscuro que en punta apuntaba hacia
mi como diciendo: SI ME EXCITASTE OTRA VEZ.
La belleza de aquella imagen me provoc� ah� mismo volver a
succionarlos y eso hice. Me met� bajo el chorro de la ducha y sin decir agua va
ya tenia ese pez�n entre mis labios otra vez y ella acariciando mi cabello bajo
el agua entreg�ndose nuevamente a las caricias.
Al cabo de un par de minutos de estar jugando con sus pezones
mi verga ya se hab�a erectado otra vez y las manos de Griselda jugaban en ella
aumentando nuestra excitaci�n que parec�a no haber disminuido ni un �pice desde
que cogi�ramos en su cama.
Con mis dedos comenc� a escudri�ar su sexo y tan s�lo un
instante despu�s la estaba masturbando con tres dedos d�ndole duro en su concha
mientras ella se sosten�a de las paredes del ba�o y con una pierna sobre el
borde de la ba�era para facilitar mi labor.
Segu� chupando esos pezones y masturb�ndola con mis dedos
hasta que explot� en otro orgasmo, m�s peque�o que los anteriores pero no por
ello menos intenso. Cuando ella explot� se solt� de la pared, se aferr� a mi
cuello con sus dos brazos y con sus dos piernas a mis caderas quedando pegada a
mi torso tan solo por la fuerza e intensidad de sus extremidades y nos fundimos
en otro beso interminable.
Cuando se bajo de mi not� mi estado de excitaci�n y dijo:
Ahora le toca a usted profesor. Que quiere que hagamos? Y yo le dije: Vos dejame
hacer a mi, Griselda. Le di la vuelta, la apoye sobre la pared de mosaicos
blancos del ba�o y comenc� a besarle el cuello y bajar por su espalda. A medida
que bajaba le hice abrir sus piernas y besando sus nalgas segu� bajando hasta
quedar sentado en el piso de la ba�era.
Desde esa posici�n y favorecido por la que ella tenia me
dedique a comerle otra vez su sexo pero, ahora, tambi�n com�a y besaba su culo
jugando con mi lengua en su ano.
No se si era por el agua que corr�a sobre nuestros cuerpos
pero me parec�a que de su sexo sal�a m�s flujo que antes y yo me lo beb�a todo
tragando todo lo que pod�a aquel sabor agrio dulce de mi colegiala favorita.
Mientras mi lengua jugaba en su ano introduje dos dedos en su vagina y de tan
s�lo sentir la penetraci�n de mis dedos sus piernas se aflojaron en un
movimiento casi sent�ndose en mi rostro.
Los dos est�bamos otra vez con una excitaci�n que no nos
cab�a en el cuerpo y yo deseaba tenerla a ella, a esa alumna que descubr� en mi
oficina con mas intensidad que la mujer que instantes antes se me hab�a
entregado y le dije: Griselda te quiero coger otra vez, vamos a la cama.
Cerramos el agua, nos secamos con las toallas que ella hab�a
preparado mientras nos dirig�amos a la cama de sus padres. El lecho era un
completo desastre, las sabanas eran un rollo de tela a la mitad de la cama y sin
que eso nos importara nos recostamos en la cama y nos besamos.
Yo la tome nuevamente y la coloqu� boca abajo y volv� a
repetir el movimiento de besar su cuello, espalda y nalgas que hab�a hecho en la
ducha y ella, mientras tanto, con una mano bajo su cuerpo se acariciaba por
indicaci�n m�a su sexo y cl�toris para aumentar su excitaci�n.
Abr� sus piernas y mientras ella se masturbaba a gusto yo
jugu� en su culo con mi lengua moj�ndolo todo, meti�ndosela todo lo que pod�a
adentro o mordiendo sus nalgas. Ella comenz� a gemir cada vez m�s fuerte y a
pedir que no parara, que le diera m�s, que le gustaba y luego de mojar dos de
mis dedos en sus jugos que escurr� desde lo m�s profundo de su sexo comenc� a
penetrarla con ellos por el culo.
Primero puse mi dedo medio, suave al principio y mas fuerte
una vez que entre y tras unos movimientos de mete y saca forc� la entrada del
segundo dedo junto al primero. Ella dio un respingo porque no se lo esperaba e,
incluso, dijo una exclamaci�n de dolor: Auchhh, a lo que le pregunt� si le
dol�a, si quer�a que lo sacara.
Se dio media vuelta y mir�ndome me dijo: No, no me duele y no
quiero que los saque. Si tiene que ser, mejor que sea hoy y que sea Usted el
primero profesor. Deme m�s.
Yo volv� a las caricias y reinicie la penetraci�n de mis
dedos sintiendo como se deslizaban con torpeza en el interior de su ano. Cuando
ya hab�a entrado m�s de la mitad de los dedos, comenc� a retirarlos y antes de
que se salieran volv� a meterlos otra vez yendo ahora m�s profundo que antes.
Mientras mis dedos desvirgaban su culito apretado me le dije:
No dejes de tocarte Griselda, pajeate a gusto que vas a sentir todo el placer de
esto y ella en silencio obedec�a aumentando el ritmo de sus dedos en su
cl�toris.
Aquel movimiento dificultoso de mis dedos de un principio se
fue suavizando a medida que ella se relajaba y aumentaba su excitaci�n y todo
ello provocaba que su ano se fuera dilatando para permitir la penetraci�n de mi
miembro por ah� atr�s.
Cuando ella alcanz� un grado de excitaci�n un poco mayor ya
no era necesario que empleara fuerza para meter mis dedos y solita fue
levantando su culito con las caderas buscando ser penetrada cada vez mas hondo y
eso me hizo notar que ya estaba lista para el siguiente paso.
Tom� una de las almohadas de la cama de sus padres y la
coloque bajo cuerpo, le indique que no dejara de masturbarse y me posicione
entre sus piernas desde atr�s para la penetraci�n. Con lo0s mismos dedos que
antes la penetraba tome mas flujo de su concha y me lo esparc� por mi miembro
lubric�ndolo y sosteni�ndolo desde la base lo frete un par de veces en su sexo
para que quedara bien untado de ese n�ctar y me ubique para iniciar la
penetraci�n anal.
Apoye mi glande en su ano que se ve�a bien dilatado y
suavemente deje ir el peso de mi cuerpo hacia adelante. Pude ver como poco a
poco mi glande desaparec�a a introducirse en su recto y cuando ya hab�a entrado
todo me detuve un instante para que ella se acomodara y lo disfrutara. Le
pregunte si le dol�a y ella dijo: Dolor?, no no me duele, s�lo siento una
molestia. Yo entonces le pregunte si le gustaba, si lo disfrutaba y ella dijo:
Si, si me gusta pero se siente raro profesor.
Dici�ndole: Pajeate, masturbate Griselda que esto se va a
poner mejor deje ir otro poco de mi verga en su interior hasta la mitad o poco
m�s. Con ese movimiento ella dio un leve gemido y asintiendo mis palabras
repet�a: Siiiii, Siiiii se siente lindo, esta bueno profesor, m�s, m�s por
favor.
Yo le respond�: Como vos quieras mi nena. Vos pones el ritmo
mi amor.
Introduje lo que restaba de mi verga en ese diminuto culo que
ahora se abr�a como un libro para mi hasta que hizo tope mi pelvis en sus nalgas
y ah� me quede est�tico unos instantes esperando su reacci�n.
Ella segu�a ah� con el culo empinado, con su mano acariciando
el cl�toris a un ritmo muy elevado, jadeaba y resoplaba y no dec�a nada m�s. Su
silencio me llamo la atenci�n y le pregunt� si estaba bien, a lo cual respondi�:
Siiiiiiiiiii, estoy acabandoooooooo otraaaa veeeeeezzzzz uffffffffff.
Ella en verdad lo estaba disfrutando, en silencio por la
falta de experiencia y el temor de lo nuevo y yo le dije, Queres que me mueva
nena? Y me respondi�: SSSSiiiiiiiii, agggffff, partime el culo como vos quieras.
Entonces me retraje un poco sacando la mitad de la verga
desde adentro de su culo y nuevamente se lo volv� a meter hasta el fondo y ella
respondi� con un grito desgarrador: AAAhhhhhh, m�s, m�s, dame mas y no te pares.
Otra vez repet� mi movimiento y ella otra vez ped�a m�s y
lentamente comenc� a incrementar el movimiento adoptando ya un ritmo de
penetraci�n normal. Pod�a sentir las paredes de su recto abrazando mi verga a
cada cent�metro de penetraci�n y la mano que antes masturbaba el cl�toris ahora
acariciaba mis huevos frot�ndolos contra su sexo. En un santiam�n ella se acopl�
al ritmo de mis penetraciones y se hab�a entregado por completo al placer del
sexo anal que ahora disfruta por completo y sin tab�es.
Ella solt� mis huevos y sosteni�ndose en sus dos antebrazos
se elev� un poco m�s hasta que la altura de su culo quedo perfecta para mi
penetraci�n arrodillado desde atr�s y yo la tom� por las caderas con fuerza y
comenc� a darle verga en el culo con todas mis fuerzas. Ya no era s�lo yo el que
se mov�a en la penetraci�n sino que, a cada estocada de mi estilete en su carne,
ella arremet�a hacia atr�s buscando m�s y mas verga.
Ella comenz� a gritar sin parar, dec�a cosas sin sentido,
bufaba como un animal en celo y lo �nico que se entend�a era la palabra mas o
metelo mas y yo alcance ese estado en que uno sabe que es inminente la
eyeculaci�n, en que el momento m�s sublime esta pr�ximo a desbordar y se lo dije
diciendo: Ahhhh Griselda, Como me gusta tu culo. Te lo lo voy a llenar de mi
leche Bebe.
Ah� ella respondi�: Damela Toda, la quiero toda en mis
entra�as, como te siento adentro mio, DAMELAAAA y en ese instante explot� como
la vez anterior y el ella conmigo. Hice un movimiento fuerte hacia delante como
queriendo atravesar su carne y ella repiti� lo mismo a la inversa pegando sus
nalgas a mi cuerpo y por un instante el silencio se apoder� del ambiente, ni las
respiraciones agitadas se sent�an, fue como si todo en el universo se hubiera
detenido por ese momento.
Segundos despu�s los dos cuerpos se desplomaron sobre la
cama, yo sobre ella y mis manos buscaron las suyas, nuestros dedos se
entrelazaron y apretaron tanto como sus nalgas apretaban mi miembro y nos
quedamos as� por unos cinco o diez minutos, m�s o menos, tratando de recobrar
aire y conciencia.
Cuando est�bamos repuestos, mi miembro se sali� de su
interior al perder la erecci�n dejando escurrir mis jugos por nuestras piernas y
para evitar manchar la cama de sus padres sali� corriendo al ba�o a lavarse. Un
par de minutos despu�s regresaba a la cama junto a mi y recost�ndose sobre mi
cuerpo nos quedamos bes�ndonos y cambiando caricias por un largo rato.
La primera en hablar fue ella y me dijo: Es incre�ble.
Jam�s pens� que ser�a tan fant�stico. Me gusto todo lo que hicimos hoy y vaya
sabiendo profesor que lo va a tener que repetir conmigo m�s de una vez, le queda
claro, verdad? Y me volvi� a besar.
Yo le dije: Si, todo esta muy claro Griselda y lo repetimos
cuando vos quieras.
Unos instantes despu�s y tras intercambiar varias caricias y
besos le dije que me tenia que ir, pues ya eran las 23.00 y yo no pod�a llegar
mas tarde a casa. Me duche nuevamente (esta vez s�lo) mientras ella arregl� todo
en el cuarto de sus padres borrando los rastros de lo que ah� hab�a ocurrido.
Cuando sal� me vest�, me acompa�� a la cochera para abrir la
puerta de salida y nos despedimos con varios besos en el estacionamiento. Sub� a
mi coche y me desped� de ella con el saludo cl�sico del profesor a su alumna en
la clase: "Adi�s Griselda" y ella con una sonrisa en su rostro que jam�s se me
olvidara respondi�: Hasta la pr�xima, mi .... , ups perd�n, ... Profesor" y ri�
mientras yo inicie la marcha de regreso al hogar.
As� fueron mis comienzos de esta relaci�n con mi alumna
predilecta, la mejor de todas, y a esos tres primeros encuentros se le siguieron
muchos otros por un largo tiempo en el cual ni yo deje mi trabajo, familia o
trabajo y ella no dej� a su novio (al menos por ese entonces hasta que encontr�
uno que la satisfac�a mejor). Hoy ya nos hemos distanciado, aunque de tanto en
tanto ella llama a mi oficina para charlar y cuando se despide de mi, me dice:
"Adios mi profesor" y yo en tono de broma le contesto "Adios, mi
alumna predilecta" y ambos sabemos que en cualquier momento otro encuentro
se pude dar cuando menos lo pensamos.