LA SIRENITA
En lo profundo del mar
no quiso estar la sirena
y, como una guapa nena,
fue un palacio a visitar.
Como estaba a todo dar,
es decir, requetebuena,
el rey durante la cena
no la dej� de admirar.
Despu�s la invit� a la cama,
pues se la quer�a coger,
como a cualquier otra dama.
Ella se dej� querer,
y en la historia alcanz� fama
de que al fin se hizo mujer.
EL VALIENTE SOLDADITO DE PLOMO
Quer�a el Soldado Valiente
cogerse a la bailarina,
pero ella, dama fina,
no ced�a, ni por asomo.
�l s�lo pensaba como
pod�a clavar su vagina,
que imaginaba divina,
muy bien pegado a su lomo.
Al verlo tan insistente,
ella por fin accedi�
y se le entreg� ampliamente.
Pero, �eh aqu�! lo que ocurri�:
que ella, estando tan caliente,
la verga le derriti�.
ALI BABA Y LOS 40 LADRONES
Al� Bab� hab�a o�do
las constantes narraciones
de los cuarenta ladrones,
que ninguno hab�a vencido.
�l, estando convencido
de poder con los cabrones,
supo que eran maricones
y fue a ellos decidido.
Se cogi� al jefe primero,
de tal manera oportuno,
que le encant� a su agujero,
y despu�s, uno por uno,
les meti� el lanz�n entero,
sin perdonar a ninguno.
LA TORTUGA Y LA LIEBRE
La liebre a la tortuga
a una carrera ret�,
quien, sin pensarlo, acept�,
pues en nada ella se arruga.
Como preso que se fuga,
la liebre rauda corri�,
y un buen trecho aventaj�
a la pl�cida tortuga.
Mas, una conejita hermosa
a la liebre conquist�,
d�ndole el culo, ganosa.
La liebre se la cogi�,
saliendo cara la cosa,
pues la carrera perdi�.
LA CIGARRA Y LA HORMIGA
La cigarra cantaba
viendo como la hormiga,
aguantando fatiga,
sin cesar trabajaba.
Si el invierno llegaba,
como muy buena amiga,
en su casa, una espiga,
a comer le invitaba.
Mas, no piensen que hac�a
esto sin cobrar nada,
porque se la cog�a.
Y con tanta ensartada
que le dio d�a tras d�a,
la dej� embarazada.