Mi prima Juanita A finales de Junio, como todos los veranos,
nos fuimos a un apartamento en la playa que mi padre hab�a comprado hacia unos
a�os.
A mi madre no se le ocurri� otra cosa que llevarse a Juanita,
una pariente lejana de su pueblo, con la que apenas ten�amos relaci�n. Juanita
ten�a dieciseis a�os y le hab�an suspendido tres asignaturas. Por lo visto las
matem�ticas no le entraban ni con calzador.
Y a mi madre no se le ocurri� otra cosa que convencer a la
suya para que Juanita se viniera a nuestro apartamento y que yo me encargar�a de
explicarle las matem�ticas. A m� aquello me sent� como un tiro. Tenia 26 a�os,
estaba soltero y sin compromiso. Por las ma�anas trabajaba en Iberia y por la
tarde solo tenia ganas de divertirme. Juanita era mas floja que un muelle de
guita. Las ma�anas se las tiraba en la playa o en la piscina.
Despu�s de almorzar, siguiendo los consejos de mi madre, se
venia a mi cuarto a preguntarme las dudas que tenia, que eran pocas, porque no
estudiaba nada. Yo siempre le contestaba con desgana. Primero porque me
molestaba que me jodiera la siesta y segundo, porque muchas de las cosas que me
preguntaba, se me hab�an olvidado, y siempre molesta reconocer el
desconocimiento, m�xime cuando yo era reci�n licenciado.
La cosa es que poco a poco, entre su desidia y mi enfado, fue
dejando las consultas y me dej� tranquilo.
Un domingo por la tarde, como de costumbre, fui con unos
amigos a la discoteca Borsalino. Estabamos sentados en la barra, satireando a
unas guiris, cuando de pronto, veo a Juanita bailando en la pista. La muy guarra
estaba bailando pegad�sima con un t�o de lo mas hortera, que le tenia una mano
en el culo y miraba, pavone�ndose, a diestro y siniestro, para que todo el mundo
viera que hab�a ligado. Me acerqu� a la pista y le hice una se�al a Juanita para
que se acercara.
Inmediatamente se separ� del tipo y se vino hacia m�
asustada. - �Con quien has venido?, le pregunt� serio. - Sola, me dijo cabizbaja
- �Y lo sabe tu t�a?, le pregunt� ir�nico. - No - me contest� asustada -. - Pues
si�ntate ah�. Juanita se sent� a mi lado y yo segu� hablando con mis amigos.
Observ� como uno de ellos le miraba las piernas y me molest� en mi fuero
interno. Comprend� entonces, que lo que me hab�a molestado de Juanita, no es que
estuviera en la discoteca, sino que estuviera filete�ndose con un tipo. Cuando
pas� un ratito y empezaron otra vez los discos lentos, le dije: - Vamos a bailar
un poquito.
Cuando empezamos a bailar, ella se peg� como una lapa. Sent�
su cuerpo joven y caliente como se fund�a con el m�o. Yo dej� mi pierna derecha
clavada, metida entre las suyas. Por lo que en cada uno de los movimientos que
ella hacia al bailar, rozaba con mi pierna. Notaba como ella cada vez estaba mas
excitada y se apretaba con mas fuerza a mi. Deberia sentir mi verga que estaba
como una piedra, pero no me atrev� a hacer nada m�s.
Cuando terminaron los bailes entos, eran las nueve de la
noche y le dije que se marchara a casa para que mi madre no se enojara ni
preocupara. Ella se march� y yo me qued� con mis amigos. Cuando volv� a casa,
sobre las doce de la noche, todo el mundo se hab�a acostado.
Entr� de puntillas sin hacer ning�n ruido y fui a la cocina
para tomarme un vaso de leche. Cuando iba a acostarme, al pasar por el sal�n
donde dorm�a Juanita en un sofa-cama, me llam� muy bajito. - �Lo has pasado
bien? - Hemos estado un rato charlando, le dije Poco a poco, empec�; a
distinguir su silueta en la oscuridad. Ten�a solo la parte de arriba del pijama,
una peque�a blusita estampada.
Como tenia las piernas encogidas, se le habia subido la blusa
y se le ve�an los muslos, morenos del sol de la playa. Se habia quitado las
bragas y se le veia un poco el culito y la marca del bikini. Estaba claro que me
estaba esperando. Al mirarla, me sonri� de una forma muy especial. Yo me
acerqu�, le di un peque�o beso en la mejilla, mientras apoyaba mi mano izquierda
en su cintura. Ella me agarr� del brazo y me atrajo hacia s�.
Estuvimos un rato abrazados, echados en el sof�, hasta que
empezamos a besarnos fren�ticamente. Teniamos los dos mucho deseo de amarnos y
tocarnos. Yo estaba un poco inquieto, no fuera a salir mi madre en cualquier
momento y nos cogiera in fraganti. Pero ella estaba muy tranquila, aunque
tremendamente excitada.
Sin yo ped�rselo, me sac� la verga del pantal�n, y poco a
poco, se la meti� en su pucha. Mas que una ni�a, parec�a una puta experta.
Despu�s de corrernos juntos, se puso de rodilla en el suelo y me la chup�
maravillosamente, hasta que consigui� levant�rmela otra vez. As� que volv� a
cogermela. El resto del verano, ya se lo pueden imaginar que pas�...
Les envio unas fotos como la vez pasada con mi madre
escr�banme si les gustan mis relatos a
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