Pedro es un muchacho simp�tico, muy bien proporcionado, quiz�
no llega a los 33 a�os, muy atento, muy dispuesto siempre a llevar a cabo todos
los encargos, siempre de buen humor. Sin embargo, en el edificio donde trabajo
corre la fama de que le gustan los hombres. Eso llam� mi atenci�n, pero me
integr� siempre a los comentarios del resto de los compa�eros que opinan que es
una l�stima que siendo tan diligente y de buena cara sea joto.
Al decir que me un� a los comentarios de los compa�eros no
quiero decir que yo tambi�n agregu� le�a a la hoguera, simplemente, no coment�
nada. Pero el recuerdo de Pedro me segu�a inconscientemente.
Cuando imagin� las nalgas de Pedro desnudas, mi verga se
endureci�..... cuando supuse que �l pod�a darme una mamada, me excit� m�s
todav�a, pero obvio, no ser�a posible si yo no tomaba la iniciativa, porque por
mi rango en el trabajo, �l jam�s se arriesgar�a, ni considero ser el tipo gal�n
que atraiga a los hombres j�venes como la miel a las moscas. Fuera de eso, dos
de mis mejores pu�etas se las dediqu� a �l. De esto hace ya un a�o,
aproximadamente.
Dos ocasiones previas a la que motiva mi relato Pedro vino a
mi casa para traer unos encargos. Una de esas veces, yo me acababa de ba�ar y
estaba todav�a con la toalla alrededor de la cintura. Es para no creerse, lo vi
y la verga se me par� al m�ximo, seguramente �l lo percibi�, pero respetuoso
como es, entreg� el encargo y se retir�.
La otra ocasi�n, le ofrec� un refresco, acept� un vaso con
agua y me pidi� permiso de pasar al ba�o. Tampoco me atrev� a lanzar mi anzuelo
y se fue como hab�a llegado, no obstante me dej� algo inquieto el haber
percibido un gran bulto al frente de su pantal�n cuando sali� del ba�o. Todo lo
achaqu� a mis ideas de alguna vez poder coger con �l.
El asunto es que en diciembre de 2001 se organiz� la posada
del edificio, acudimos todo el personal, de todos los niveles y jerarqu�as,
convivimos como verdaderos amigos y la bebida y los bebedores menudearon.
Alrededor de las dos de la ma�ana, dos de mis compa�eros me
pidieron seguir en mi casa la pachanga y uno de ellos propuso invitar a Pedro.
No entend� el por qu� de su deseo, pero acept�. As� fue como subimos al coche de
Julio, en el lugar del copiloto Abel y en el asiento de atr�s Pedro y yo.
Sent� que su pierna rozaba la m�a y adjudiqu� el hecho a la
borrachera y al movimiento del coche. Sin embargo, la acci�n se repet�a y de
pronto, Pedro coloc� su mano sobre mi rodilla. Yo dej� de moverme y �l se
atrevi� a frotarla a lo largo de mi f�mur hasta quedar muy cerca de mi bragueta.
Obvio es que ya mi verga pugnaba por salir de su c�rcel.
Llegamos a una tienda de conveniencia, compramos botanas y
m�s bebidas y llegamos a la casa. Tomamos dos o tres copas y tanto Abel como
Julio se quedaron profundamente dormidos.
Apagu� las luces e invit� a Pedro a subir a mi dormitorio
llevando con nosotros la nevera port�til y los refrescos. All�, seguimos
tomando. Me dijo Pedro que le gustaba mucho mi habitaci�n, pero sobre todo mi
amplia cama. Como al juego dijo que ya se imaginaba las aventuras que hab�a
vivido yo en esa cama.
Le confes� que muy seguido viv�a mis faenas, y no s� por qu�
agregu� que soy muy caliente y me encanta coger. Pedro no aparent� sorprenderse.
Pedro empez� entonces a decirme que �l tambi�n era muy
caliente, pero que no le gustaba como lo trataban los hombres del edificio, que
le gustar�a que las cosas cambiaran. Yo me hac�a el desentendido y serv� las
otras copas y �l, entre platica y platica se empez� a acercar a mi, yo no le
tome importancia, no se si me empez� a gustar el que me hablara, con esa voz de
jotito, muy acaramelada, y muy quedito, empec� a sentir que mi
piel se pon�a como de gallina, y eso no pod�a ser, me abraz� y me gusto.
Le pregunt� que por qu� lo hac�a y entonces dej� el trato
formal de siempre y me dijo: "Porque me gustas mucho, cabr�n, porque tengo mucho
qu� darte, y porque eres el �nico que no me ha tratado como un joto, y no lo
soy. Soy tan homosexual como t� y como tantos cabrones <tapados> que pretenden
enga�ar a los dem�s, pero no saben que yo los he descubierto y s� lo que les
gusta".
Esta situaci�n s� me sac� de lugar, y �l, sin m�s ni m�s se
bajo el cierre del pantal�n y me mostr� su verga, estaba fl�cida, pero lo vi
enorme, casi de 25 cm. Gruesa, cabezona, sin circuncidar y bueno, una enorme
reata tan rica como las que me han gustado siempre.
Pedro no dejaba de tomar, ni de hablar, inici� un mon�logo
que escuch� con inter�s:
"�-T� crees que puedo ser joto con esta verga que ha
hecho felices a muchos culos?
-S�lo me qued� decirle que no, pero su forma de ser si lo demostraba.
-No lo soy y te lo puedo demostrar
-�Como me lo demostrar�as?
-ya veras poco a poco te enterar�s, "y si que lo demostr�"
No volvi� a meter su vergota a su pantal�n, la dej� para
que yo pudiera verla, el alcohol que hab�a tomado me hacia no poderme
despegar la vista de su miembro, �l lo noto, y de ello se aprovech�, comenz�
a desnudarse y pude ver su pecho bien formado as� como sus piernas, me
empez� a calentar con fantas�as que hab�a �l tenido conmigo, me dijo que su
mejor fantas�a era tenerme con las piernas muy abiertas y yo suplic�ndole
que me la metiera,
�Que est�pido me he de haber visto al preguntarle!, �de
verdad me la meter�as?,. a lo que solo escuch� otra pregunta:
�Quieres que te coja?
No pude m�s y le dije que s�. Grave error, ya me estaba
demostrando que �l no era el maric�n, sino yo. Se levant� y puso muy cerca
de mi rostro su verga que en ning�n momento se le par�.
-Ay�dame a que se me "pare"
-�C�mo te ayudo?
-M�tetela a la boca y m�mamela.
Lo comenc� a besar en el glande y poco a poco lo fui metiendo
a mi boca, sentir el calor de su miembro dentro de mi, me provoc� m�s ansias de
besarlo y jugar con mi lengua.
-Acu�state en la cama.
-Torpe de mi, que me fui a acostar boca arriba.
-Acu�state pero de espaldas.
-Tienes el culo muy estrecho, ��pero no te preocupes, de que te la meto, te
la meto y toda!!
- � C�mo?, (cu�ndo aprender� a no preguntar)
-Dame la vaselina
Se unto una buena cantidad de vaselina en sus dedos, y los
meti� dentro de mi ano, metiendo y sacando, al igual que le daba vuelta.
-Esp�rate, me duele,
- Es para que resbale y no te duela, t� nada m�s afloja y ya
- No, me esta doliendo, ya p�rale
- Y te va a doler m�s sino aflojas el culo.
No se porque no le ped� que me soltara, todav�a no
realiz�bamos el acto sexual y ya me sent�a mal, y que est�pido me vi, el dolor
que sent�a en esos momentos no era nada comparado con lo que vendr�a despu�s.
- Ya ves ya termin�, ahora para las nalgas, que te voy a coger.
No s� qu� me pas�, ya estaba arrepentido de todo lo que hab�a
pasado y a�n as� le di mis nalgas. Para poder penetrarme, puso nuevamente su
miembro justo en mi ano, con la vaselina, ahora si resbalo. No s� cu�nto habr�
metido pero en cuanto sent� aquel garrote dentro de mi, deje mi posici�n que
ten�a (con la cabeza en la almohada), para estar en posici�n de perrito y con un
grito le dije que ya no.
-Ya no Pedro, ya no.
Todo cambio a partir de ese momento, comenz� ahora con
vulgaridades, y a mostrarse muy duro en su trato conmigo.
-Ya te chingaste ya la tienes casi toda adentro.
-No, Pedro, me duele mucho, ya no aguanto m�s, ya s�camela,
por favor, s�camela.
-Y te va a doler m�s pinche puto porque todav�a me falta
meterte un buen pedazo m�s.
�Quer�as verga no?, Pues te voy a rellenar el culo, pinche
maric�n escondido.
-No, ya parale.
Ni madres, emp�nate para que te la meta m�s, abre el
culo cabr�n.
Ya la ten�a todo adentro lo sab�a, porque sent� sus caderas
moverse y sentir como nalgadas con su cuerpo, el dolor que sent�a era mucho, no
se si por su tama�o o su grosor, y a�n as� el se mov�a como si yo gozara aquello
pero en realidad estaba sufriendo y no gozaba, trate de aflojar el cuerpo para
sentir el menor dolor que se pudiera, pero nada era bueno, a�n me dol�a, dejo de
tomarme de la cintura, para poner su cuerpo encima del m�o y con sus manos en
mis hombros me empujaba para "cogerme", como el dec�a, despu�s de un rato el la
sac� y me puso boca arriba, me tomo las piernas y las puso en sus hombros,.
Ahora si me sent�a como cualquier mujercita, que le pone sus
piernas al hombro, creo que as� me doli� menos y comenc� a gozar. Era evidente
porque el me pregunt�:
-Te est� gustando, �verdad puto?
-S�, si me est� gustando mucho, le dije, y eso era verdad. Es
incre�ble el placer que una verga tan grande proporciona. Pero sent�a un
ardor-placer que me llegaba no s� hasta donde.
-Te lo dije.
No s� cuanto duro aquello, solo recuerdo que me puso de
varias formas, seg�n �l para poder gozar, al final de todo aquello, pero sent�
cuando el se vino, como un l�quido entra y es caliente, pens� que lo peor ya
hab�a pasado, pero no, a�n falta lo peor.
-Ya ves ahora que no soy el puto, �verdad?
-S�, Pedro. lo s�.
-Ahora dime �qui�n es el pinche puto?
Para que responder a eso, �l y yo sab�amos la respuesta, no
era �l el puto, sino yo.
Nuestros compa�eros no se dieron cuenta de nada y s�lo varios
d�as despu�s me preguntaron si cuando me qued� tomando con Pedro el mensajero,
el pinche puto no me hab�a dado una buena mamada de verga.
No. Para nada, les contest�. Es machito el cabr�n.
Si supieran.