Mi prima sent�a m�s curiosidad que yo por aquel miembro. De
hecho fue ella la que me obligo a visitar por primera vez los establos y a
observar aquellos miembros exageradamente grandes. Yo hubiera preferido que nos
hubi�ramos quedado jugando en nuestras habitaciones durante todas aquellas
tardes que pasamos en los establos. Me divert�a tanto jugando con ella y
someti�ndome a sus deseos. Pero una tarde se le ocurri� una idea genial. Una
vez, cuando estuvo en el pueblo, vio orinar a un caballo y aquella visi�n le
excit� tanto que quiso volver a verlo. Y all� estabamos en los establos todas
las tardes desde hac�a un mes esperando a ver a alg�n caballo orinar.

Yo ya me estaba cansando. Quer�a volver a nuestro cuarto, a
nuestros juegos. Pero ella no. Hoy hab�a decidido que se acercar�a al caballo, a
ver de cerca aquello que le sal�a de entre las piernas. As� que all� estabamos,
yo en la puerta mirando que nadie se acercase y ella junto a la cola del
caballo. Se meti� entre sus patas traseras y puso su cara justo enfrente del
miembro del caballo. Pero no estaba desplegado. Pero a ella parec�a darle igual.
Pareci� tener una idea. Una sonrisa se le dibujo en el rostro. Era la sonrisa
que se le pon�a cada vez que ten�a una idea genial que aplicar a nuestros
juegos. Pero esta vez sab�a que yo no participar�a.

En una de las primeras noches que pasamos juntas en mi cama
me explico que el miembro de un hombre no tiene siempre el mismo tama�o. Y que
s�lo cuando est� completamente erecto, desplegado puede utilizarse para el
placer. Tambi�n me explic� que hacer para conseguir que el pene de un hombre
llegase a todo su esplendor. Hab�a varios m�todos. Uno de ellos consist�a en
proporcionar al hombre vistas obscenas de partes de tu cuerpo, hacer que se
excitase viendo tu cuerpo, toc�ndote o hasta lami�ndote. Otro consist�a en
atrapar entre las manos el miembro y acariciarlo de arriba abajo, mientras se
presionaba. Por �ltimo, era especialmente, eficaz ponerse lamerlo con la lengua
como si se tratase de un caramelo y luego met�rselo entero en la boca iniciando
un movimiento lento con la cabeza de arriba abajo. Y nunca dejar de utilizar la
lengua y sin utilizar los dientes.

Y ahora ella estaba all� semidesnuda delante de aquel
caballo. Mostr�ndole sus bonitos senos que comenzaban ya estaban completamente
desarrollados. La primera vez que la vi no pude evitar fijarme en ellos no son
los senos propios de una adolescente de 16 a�os. Son redondos, grandes, duros y
con unos pezones exageradamente grandes que se ven a trav�s de la tela de los
vestidos que lleva. Incluso hay alg�n vestido que tiene el coste lo
suficientemente grande para dejar ver el perfil de esos pezones. Durante alg�n
tiempo envidie esos senos, ahora s�lo puedo sentirme afortunada por disfrutar de
ellos casi todas las noches y los d�as.

No pude evitar que se humedeciera el co�o al verla all� con
los pechos desnudos y en las manos. Pero al caballo eso no le produjo ning�n
efecto, as� que prob� con otra cosa. Se meti� entre las patas traseras del
caballo y cogi� aquel miembro que era todo piel con la mano y empez� a
masturbarlo. Empez� lentamente a estirar hacia atr�s toda aquella piel y luego
la volvi� a estirar hacia delante. Repiti� la operaci�n tres o cuatro veces.
Hasta que se hecho a re�r solt�ndolo. No entend�a que le pasaba. Hasta que fije
mi vista en el miembro del caballo y vi como sus caricias habiendo surtido
efecto y el miembro del caballo se hab�a alargado. Se notaba que se hab�a
endurecido bastante.

Ella no dejaba de mirarlo, de observarlo desde tan cerca que
parec�a que su nariz lo tocaba. Volvi� a cogerlo entre sus manos y lo acarici�.
Mov�a sus manos hacia delante y hacia atr�s, pero esta vez lo hac�a m�s fuerte y
r�pido. Mientras aquella gran verg se pon�a cada vez m�s durra, m�s roja y lo
m�s importante se alrgaba a un ritmo vertiginoso. Cada vez crec�a m�s y m�s
hasta la piel se estir� completamente y sali� aquel enorme glande rojo y
palpitante de entre toda aquella piel desplegada.

Mi mano se hab�a deslizado por debajo de mi vestido y hab�a
llegado hasta mi sexo, que acariciaba h�bilmente. Como s�lo mi prima sabe hacer.
Aquella situaci�n que al principio me repugnaba, ahora me excitaba hasta el
punto de que no hab�a podido resistirme a masturbarme ante la visi�n de aquella
enorme verga de caballo completamente erecta. Supongo que no podemos decir que
algo no nos gusta hasta que no lo hemos probado.

mi prima se hab�a dado cuenta de mi estado y se hab�a
colocado delante de m�, dejando sus enormes pezones erectos a la altura de mi
boca. No pude resistir su invitaci�n y los lam�, mord�, succion� dej�ndome
llevar por toda aquella excitaci�n que hab�a acumulado dentro de mi cuerpo. Ella
introdujo su mano por debajo de mi vestido hasta llegar a mi sexo. All� se
detuvo y comprob� si estaba h�medo. Me mir� sorprendida, no esperaba que aquella
situaci�n me hubiera excitado tanto. Acto seguido, con gran habilidad, introdujo
un dedo en mi vagina y luego otro y otro y as� hasta tener dentro de mi vagina
toda la mano. Era la primera vez que su pu�o entraba con tanta facilidad en mi
interior. Cuando estaba a punto de llegar al orgasmo sac� su mano bruscamente de
mi cuerpo, me cogi� del pelo y me arrastr� entre las piernas traseras del
caballo.

me llev� la cara tan cerca de aquella verga que la tocaba con
la nariz. No sab�a que era lo que su mente perversa estaba planeando. Pero no me
gustaba como nos miraba, a m� y al miembro del caballo, y como me sonre�a. De
pronto empujo mi cabeza contra aquella verga. Intent� despejar mi cara de
aquello, pero ella no me dejo y yo tampoco quer�a enfadarla. As� que me deje
llevar por sus deseos.

De repente, me estir� del pelo y llev� mi cara frente a la
suya. Nuestras bocas se abrieron, nuestras lenguas se unieron y nuestras salivas
se mezclaron. En el momento de mayor fuerza de aquel apasionado beso, me separ�
de ella y sin darme tiempo a reaccionar me aplast� la cara contra el miembro del
caballo. Mi boca segu�a abierta y mi lengua tocaba la piel suave y caliente de
aquel miembro. Me orden� que la lamiera como un caramelo y yo lo hice, aunque
con desgana y conteniendo mis ganas de vomitar.

Mientras tanto ella se meti� debajo de mi falda y comenz� a
lamerme mi sexo con verdadera devoci�n. Su forma de chup�rmelo hizo que yo me
olvidase de que aquella polla era de caballo y la lam� como si fuese la de un
hombre. La recorr� de arriba abajo con la lengua. Estaba loca, embriagada por el
intenso calor que sub�a de entre mis piernas.

De pronto, sali� de entre mis piernas y observ� como yo es
taba chupando aquella enorme verga como si estuviese pose�da. No pudo
contenerse, se levant� la falda y empez� a masturbarse. Mientras una mano la
ten�a ocupada en su vagina, la otra la utiliz� para levantarme la falda. en el
suelo justo debajo de mi chocho hab�a una mancha de humedad, la hab�an provocado
mis flujos que literalmente estaban chorreando de mi vagina. Estaba a cuatro
patas en el suelo mi lengua en la polla del caballo y con el culo al aire. Mi
prima se sac� los dedos de su vagina y los meti� en mi ano. Lo estaba dilatando
para introducir en �l un palo que ten�a en la mano y que no s� de donde sac�.

Me orden� que no parase de chupar la polla al caballo y que
me preparase porque me iba a meter todo aquel palo por el culo. Sent� como la
punta del palo rozaba mi esf�nter y se introduc�a lentamente. De un golpe seco
meti� una gran parte dentro, yo pens� que me mor�a. Pero no pod�a dejar de
chupar aquel enorme miembro. Entonces poco a poco empez� a mover el palo y con
cada movimiento lo met�a un poco m�s. Pero, de repente, par� el movimiento. Deje
de chupar y la mir� buscando alguna explicaci�n a su comportamiento. Estaba
blanca, asustada y con la mirada fija en la puerta. Mir� hac�a all� y en la
puerta se dibujaba una figura. Era un hombre. Nos hab�an pillado.