Antes de entrar a la universidad necesitaba ganarme alg�n
dinerillo de modo que esas vacaciones decid� trabajar en la piscina.
Aprovechar�a, adem�s, de mirar, mirar y mirar hermosos
cuerpos masculinos y conservar sus im�genes para mis fantas�as nocturnas,
durante mis interminables masturbaciones.
Al inicio de la temporada lleg� un chico de unos 15 a�os,
altote, de cuerpo absolutamente lampi�o, incluidas sus axilas, que yo pensaba
que se depilaba. En broma se lo insinu� una vez, y el s�lo sonri� por toda
respuesta.
No era amigo de hablar. Solo llegaba, se cambiaba, y al
agua...
Lo hac�a muy bien, y ven�a a pr�ticas casi cada tarde, por lo
mismo su cuerpo se fue tornando m�s y m�s dorado por el sol, aun cuando no
utilizaba ning�n aceite al efecto.
A la semana parec�a un apetecible mulato. Ayudaba a ello su
boca grande y dientes blancos, sus labios gruesos, sus largos brazos y piernas,
su musculatura, puro nervio, sus largos dedos y sus enormes pies.
Su sonrisa era cautivadora.
Y yo no hab�a dejado de notar las miradas llenas de calentura
que les daba a los culos de las chicas cuando pasaban a su lado, en los
descansos en que estaba tendido tomando el sol.
Yo lo miraba y contemplaba y hac�a todo lo necesario para
poder verlo alguna vez en la ducha y contemplar el resto de su cuerpo que su
breve ba�ador negro, de competici�n, tapaba. Pero nunca tuve la ocasi�n, o
porque llegaban otros ba�istas o porque me enviaban a hacer diversas tareas.
Pero un d�a...
Los lunes no se admit�a p�blico. Era el d�a de la limpieza,
no obstante �l lleg� como de costumbre y con permiso especial de la
administraci�n, ingres� al recinto y mientras limpi�bamos la piscina grande, �l
nad� en la mediana, aunque debi� serle cansador porque era m�s bien de corta
longitud.
Una vez renovada el agua de la grande, le avis� que podr�a
continuar all�.
No hab�a nadie m�s ocup�ndola.
Me qued� hasta que termin� su entrenamiento, realizando una y
mil tareas in�tiles para esperar que se fuera a las duchas.
Y lo logr�.
Cuando supuse que estaba bajo el agua caliente, entr�
silbando una melod�a alegre y con un cubo, una escoba y un trapo en el hombro,
en plan de limpieza.
El estaba quieto recibiendo el agua tibia en su cabeza y
dej�ndola resbalar por todo su armonioso cuerpo que ten�a en medio una mancha
blanca, era la parte que su ba�ador cubr�a del sol.
Sus nalgas eran peque�as y firmes, levantadas y hermosamente
delineadas. Vamos, que parec�a el chico, hecho a mano, una verdadera escultura.
Estaba de costado hacia m�, de modo que pude contemplar bien
la l�nea de su cabeza, nuca, cuello, espalda, culo, muslos y laaaaaaargos pies
que lo manten�an firmemente en el piso. Hermosos tobillos y pantorrillas,
piernas largas y muy bien proporcionadas. Por delante se ve�a una prominente
nuez de ad�n en su largo cuello y un torso musculoso y esculpido quiz�s por su
artista con m�s cuidado y dedicaci�n.
Bajo el plano vientre y semi escondido por el muslo se
divisaba un largo falo y no se ve�a m�s abajo del ombligo ni un m�nimo pelillo.
No se inmut� al oirme entrar, estaba con la cara levantada
hacia el chorro de agua tibia y parec�a estar tan reconcentrado en sus
pensamientos que cualquiera pod�a pensar que dorm�a.
Aprovech� de contemplarlo a gusto...
Me fui metiendo lentamente m�s adentro y lo vi por delante.
S� ten�a vello. Una breve mata de pelos negros, cortos, en el pubis, luego
bajaba su largo pene y descansaba sobre dos hermosos y grandes test�culos en un
suave y lampi�o escroto.
El agua llegaba a su vientre, se bifurcaba por sus ingles y
terminaba cayendo en un chorrillo por el extremo del prepucio del pene.
De pronto mir� y me sorprendi� con la boca casi abierta
contemplando su desnudez. Se gir� p�dicamente hacia la pared y cogi� el jab�n
para continuar y concluir su ba�o.
-�Te ayudo...?, exclam�, con la boca seca de nerviosismo y
temiendo que se enfadara y me enviara a la misma m...
Pero contrariamente a mis temores, sin decir nada, se encogi�
de hombros. Como quien dice, "t� sabr�s"...
Dej� el cubo, la escoba y el trapo en el suelo y tomando de
sus manos la botella del gel, le dije, primero te pasar� una esponja para quitar
la sal y el cloro del agua... (No se como ni de donde lo invent�, pero me sali�
a la perfecci�n la treta).
Se dej� hacer. Pas� la esponja por su rostro primero, luego
segu� con su cuello, le hice levantar los brazos, la pas� por su extraordinaria
espalda, luego por su pecho y vientre y breve y delicadamente por sus nalgas con
el fin de no asustarle ni provocarle dudas... continu� pas�ndola m�s fuerte por
sus muslos y volvi�ndolo hacia m� hice lo mismo por la parte delantera de �stos,
y mientras la pasaba por sus largos pies e intentaba meterla entre cada uno de
sus dedos, con lentitud, cuidado y eficiencia, mi cabeza rozaba su entrepierna,
exactamente mis pelos rozaban su pene...
El deb�a sentir las cosquillas del tacto, porque mov�a la
pelvis hacia atr�s.
Cuando lo estim� suficiente, antes de levantarme, lo mir�
hacia arriba y �l volv�a a tener la cabeza levantada y sus ojos semicerrados,
como disfrutando el masaje de la esponja que mi experta mano le daba.
Como por instinto, se me ocurri� una maniobra arriesgada...
aun de rodillas delante de �l, pas�, cuidadosamente, suavemente, delicadamente
mi esponja, de arriba hacia abajo, por su hermoso nabo, sin dejar de mirar hacia
su cara, �l continu� impasible, entonces continu� pasando mi esponja con el
mismo cuidado por sus ingles primero y luego, m�s delicadamente a�n por sus
huevos... izquierdo, derecho... y nuevamente por su pene.
A estas alturas el nabo empezaba a cobrar vida y engrosaba a
ojos vista, dirigi�ndose hacia mi cara... entonces, estirando mis brazos hacia
atr�s, como abraz�ndolo, deslic� la esponja por entre sus gl�teos, acercando en
el intento, mi cara a su falo y vientre. Sent� en mis mejillas el calor de su
cuerpo adolescente y �l sinti�, con seguridad mi aliento caliente ya que mi
respiraci�n se hac�a m�s y m�s intensa y acesante.
Se dejaba, m�s que masajear, acariciar por mis manos, porque
la esponja era un pretexto.
Como continuaba quieto cual estatua... acerqu� mis labios a
la punta de su glande que empezaba a asomarse desde su escondite, respir� por la
boca sobre �l y la punta de mi lengua empez� a hacer lo que la esponja no hab�a
hecho en ese rec�ndito lugar de su cuerpo. El pene se le puso enhiesto casi como
un resorte, resbal�ndose de mi boca, pasando por mi nariz y llegando hasta mi
frente.
Dej� caer la esponja, pero una de mis manos continu� entre
sus nalgas y con la otra cog� al que se encaramaba por su vientre y lo puse
entre mis labios, todo con la mayor lentitud y delicadeza... mientras mis dedos
de la mano en su culo, se deslizaban tiernamente por la raya que divid�a tan
hermoso trasero.
El, impasible, continuaba con los ojos cerrados... y la
cabeza levantada hacia el chorro de agua... que a todo esto, me ten�a a m�
tambi�n empapado, s�lo que yo estaba vestido, con mi camiseta y shorts...
Ya seguro de su aceptaci�n de mi maniobra, empec� a lamer
suavemente su glande, a empujar con mis labios, hasta atr�s toda la piel que lo
cubr�a, sintiendo con mi boca, mis labios, mi lengua y mi paladar, la tersura,
suavidad y dureza a la vez de su viril miembro, largu�simo, enhiesto, hermoso,
tan oscuro como la piel del resto de su cuerpo en medio de la blancura del resto
de la piel que hab�a estado cubierta por el ba�ador.
No se mov�a, solo me dejaba hacer. Salvo en los momentos en
que yo tocaba alg�n punto m�s sensible, por cosquillas o por dolor, en que con
un breve movimiento echaba la pelvis hacia atr�s.
Sus brazos estuvieron en todo momento ca�dos a lo largo de su
cuerpo, sus manos a la altura de sus muslos, sin mover ni una sola c�lula.
S�lo ve�a, de vez en cuando, estremecerse o vibrar los
m�sculos de su vientre.
Segu� y segu�, metiendo y sacando el falo de mi boca,
lang�ete�ndolo entero, de la base a su corona, relam� el cuello del glande, hice
vibrar su frenillo, repas� una y otra vez sus ingles con la punta de mi lengua,
siempre con delicadeza, reprimiendo mis deseos de hacerlo m�s rudamente. Relam�
tambi�n sus huevos, de abajo hacia arriba, levant�ndolos delicadamente con una
mano e intentando meter mi lengua entre sus piernas.
Al notar que su respiraci�n se hac�a m�s intensa, volv� a
meterme su falo en la boca, todo cuanto pude, dada su longitud y grosura y con
los movimientos de mi cabeza, haci�ndolo entrar y salir de mi caliente y h�meda
cavidad hasta sentir los espasmos de su orgasmo y los estertores de su
eyaculaci�n que vino poco a poco y que de pronto me inund� la garganta,
haci�ndome tragar el dulce n�ctar... y apretar con mis labios y lengua todo su
falo que escup�a dos, tres, cuatro y no se cuantos m�s chorros...
Como sus movimientos de pelvis, hacia atr�s, se hac�an m�s
frecuentes, entend� que la sensibilidad de su glande estaba al m�ximo, de modo
que apretando la boca fui haciendo retroceder mi cabeza para dej�rselo libre de
la prisi�n en que se lo ten�a y que tanto placer le estaba dando...
Con la misma agua que segu�a cayendo, se lo enjuagu�...
Me puse de pie, cog� la botella de gel, empap� la esponja y
termin� de darle el ba�o prometido al inicio. El continu� con los ojos semi
cerrados, pero una breve y enigm�tica sonrisa se dibujaba en sus hermosos
labios.
Cog� la ducha, recorr� con el chorro todo su cuerpo quitando
el jab�n, ba�� profusamente sus pies y cerrando el grifo, pas� delicadamente la
toalla por todo �l y lo envolv� por la cintura... tom� mis trastos y sal�...
dejando a mi estatua de carne, de hermosos 15 y sensitivos a�os en su actitud
aparentemente, supongo, impasible.
*Si merezco un comentario, os lo agradecer� a <POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO>