De Esposa Ejemplar a Ramera Empedernida IX
Ramera Profesional
Bueno, como ya sabr�n, si leyeron mi historia desde el
principio, me convert� en una puta de lujo, una ramera empedernida, y todo por
tratar de ayudar econ�micamente a mi marido. Pasaron sobre mi todo tipo de
hombre y de mujeres, y dentro de mi cuerpo, dedos, objetos y vergas de todas las
formas y tama�os. Y lo peor era que me gustaba.
�Nunca han sentido esos remordimientos, en que hacemos algo
que nos gusta, pero que sabemos en nuestro interior que solo nos hace da�o? Es
como aquel ni�o que se encuentra con el pastel de cumplea�os de su hermano, y
que, sin poder evitarlo, le mete los dedos y las manos para com�rsela. Empieza a
llorar, pues sabe bien que se har� merecedor de una buena rega�ada y castigo,
pero no para de comer�
Por supuesto, no quiero justificarme diciendo que soy como un
ni�o inconsciente de sus actos. A mis 30 a�os no pod�a decir eso ni de broma.
Puse ese ejemplo solo para que me comprendieran.
Por mi trabajo, a veces me tocaba atender clientes a
domicilio, en uno de 2 hoteles que la empresa utilizaba, por lo higi�nicos y
confiables. O tambi�n atend�a a todos en "La Casa de los Sue�os", pues tambi�n
era "personal de planta". Lo �nico bueno es que me sent�a m�s o menos segura.
Claro, nunca se puede estar 100% segura en ese negocio, pero por lo menos no era
como estar en la calle. Mi aspecto f�sico tambi�n cambi� con el tiempo, pero de
eso les hablo despu�s.
En la empresa me sometieron a una estricta dieta de engorde,
y a un riguroso programa de ejercicios, de manera que ahora estaba mas llena por
todos lados, pero con mucho mejor condici�n f�sica. Y no feliz con eso, me
coloc� aretes en diversas partes de mi cuerpo.
Podr�a pasarme horas y millones de bytes cont�ndoles todo lo
que sufr� y tuve que pasar, pero en estos momentos pocos recuerdos llegan a mi
mente. Por ejemplo, recuerdo mucho un curioso cliente que tuve una vez.
Estaba sentada sobre la cama de uno de los hoteles, cuando
entr� Felipe con un caballero bastante elegante, medio calvo y con apariencia de
ser muy correcto, de edad mediana, con anteojos, delgado y con facciones
angulosa. Me puse de pi� y me mostr� frente a el. Ese d�a ten�a puesta un baby
doll morado, que dejaba transparentar las joyas de mi cuerpo. Al tipo se le
hac�a agua la boca.
Me pag� por adelantado el importe de mi cuerpo (me vend�an
cara). Quise invitarlo a sentarse, siempre lo hac�a para dejar correr el tiempo,
pero el ni me oy�, tan solo dirigi� al interior del dormitorio.
Comenz� a quitarse la ropa, era casi como una ceremonia muy
elaborada. Lo hac�a de forma meticulosa: primero los zapatos, que dej� alineados
en una esquina; luego el saco, que puso en una percha, al lado de donde colgar�a
luego, con mucho cuidado, su camisa; dobl� esmeradamente (y por la raya) el
pantal�n y lo colg� en otra. Al final, la corbata que tambi�n doblo. Se qued� en
calzoncillos, calcetines y camiseta.
Viendo como se desvest�a el, yo me quit� el baby doll y me
qued� desnuda sobre la cama, esper�ndolo. El se baj� el calzoncillo y dej� salir
una peque�a verga, delgada y un poco curva, que inmediatamente meti� dentro de
mi cuerpo. Me manoseaba como un desesperado y me lam�a la cara, la verdad era un
tipo bastante desagradable, completamente antier�tico.
Sus caderas casi rebotaban, no s� c�mo describirlo, era muy
extra�o verlo coger. Y digo verlo, porque sentirlo era muy dif�cil, mi sexo ya
estaba acostumbrado a alojar cosas mucho peores. Apenas transcurrieron unos
pocos minutos, y el tipo eyacul� dentro del cond�n que tra�a. Se qued� tirado
sobre mi, respirando como si tuviera la nariz tapada, se arrodill� y me dio las
gracias entrelazando los dedos de sus manos frente a su pecho e inclin�ndose
varias veces.
Eso me hizo gracia, luego sac� su ropa y con id�ntica
meticulosidad y solemnidad se la puso de nuevo. Se arregl� la corbata, revis�
frente al espejo que estuviera impecable, y con un saludo de su cabeza, sali�.
Felipe se ri� mucho cuando le cont�, me dijo que ya le hab�a parecido un hombre
extra�o, pero no tanto. Creo que lo recuerdo precisamente por eso.
Entre mis clientes tambi�n pod�a contar innumerables
jovencitos curiosos, me tocaba atender 3 o 4 por semana. Generalmente yo era la
encargada de iniciarlos, pues la mayor�a, aunque dijeran lo contrario, apenas si
ten�an algo de experiencia.
Por ejemplo, cierto d�a estuve con un muchacho como de 15 o
16 a�os, alto, delgado, gesto infantil y acn�. Como se ve�a un poco nervioso lo
invit� a sentarse tratando de iniciar una conversaci�n, el jovencito solo me
respond�a con monos�labos. En su mirada pod�a ver una gran excitaci�n, me ve�a
de forma sucia, como un perro hambriento detr�s de un aparador de pasteles. Y yo
me aprovech� de eso�
Como no hab�a caso tratar de platicar con el, me puse de pi�
y me di la vuelta, me sub� la bata que tra�a, dej�ndole a la vista mi voluminoso
trasero, tan duro y parado que a m�s de uno le corta el aliento. Me lo comenc� a
acariciar, mis nalgas se ve�an suculentas con la tanga roja que llevaba, bien
metida por en medio.
Le tend� la mano y lo invit� a pasar a la cama, en donde me
qued� solo con la tanga, pues mis senos estaban desnudos, exhibiendo los aretes
plateados que llevaba. El muchacho se qued� parado con cara de idiota, como
paralizado, mir�ndome casi sin pesta�ar, con los ojos fijos en mis pezones
adornados. Y como no se mov�a, yo misma tuve que acercarme a el para
desvestirlo.
Le saqu� primero la chumpa, la camisa, para sacarle el
pantal�n y los zapatos hice que se sentara. Y el, segu�a mir�ndome las chiches
desnudas como un zombi. Por �ltimo, para sacarle el b�xer que tra�a, lo hice
levantar, baj�ndole a continuaci�n esa �ltima prenda. �Qu� sorpresa! frente a mi
cara surgi� horizontalmente un terrible miembro erecto, de considerable grosor y
longitud.
Ahora la que estaba con la boca abierta y gesto de tonta era
yo. No me pude contener e inmediatamente engull� con fruici�n ese impresionante
falo, apenas me cupo un poco su gordo glande con forma de hongo, muy parecido a
la verga de Esteban. Lo succion� combinando con lamidas largas e intensas. Pas�
la lengua por todo lo largo del palo ese y chup� suavemente sus huevos, que
tambi�n estaban grandecitos.
"Soy una puta, una puta sucia, sucia" me repet�a yo misma al
darme cuenta de cuanto me gustaba estar as� y que no pod�a esperar por sentirlo
horad�ndome las entra�as. Es contradictorio, lo s�, precisamente lo que me da
m�s placer, es lo que me hace m�s infeliz.
De la mano condujo al muchacho a la cama y lo tend� sobre las
s�banas. Acto seguido le puse un cond�n XXL y me mont� sobre su poderosa tranca,
sent� cada cent�metro de mi intimidad que se abr�a y estiraba ante el paso de
ese monstruo. No tuve dificultad alguna, ya mi vagina estaba muy fogueada, pero
ese palo hubo llegado al fondo, me sent� muy abierta. Eso siempre pasa cuando es
un pene de dimensiones tan grandes el que le entra a una.
Una vez ensartada, me qued� quieta unos minutos, solo me
inclin� sobre su cara para ofrecerle mi pechos, los que chup� y lami� como su
fueran a ser los �ltimos senos de su vida. Luego me enderec� y tom� sus manos,
llev�ndolas a mis senos, "�mas suave!" lo rega�� pues parec�a que me los quer�a
arrancar. Y as�, empec� a cabalgarlo, levant�ndome un poco y volviendo a bajar,
eso si un poco m�s despacio por el tama�o de esa cosa.
De verdad que me gust�, era la primera vez que montaba as� a
un semental de ese pelo sin que me obligara, era yo la que lo estaba montando a
el como me daba la gana, como yo quer�a, y eso me excit� todav�a m�s. Me gusta
estar tan llena, pues con miembros gruesos (no largos, la mayor�a de hombres
ignoran que lo importante no el la longitud, sino el grosor) es f�cil recibir un
masaje en el cl�toris. As�, poco a poco fui aumentando la velocidad de las
metida, haci�ndolas m�s en�rgicas y profundas, hasta que el jovencito larg� un
torrente de semen que desbord� el cond�n y se sali� por lo lados. Cuando vi sus
ojos, estaban en blanco.
Algo molesta (todav�a estaba caliente y el cerot�o termin�
muy r�pido) me baj� de su vientre y me tend� a su lado. "�Te gusto?", le
pregunt�, recibiendo por toda respuesta un gru�ido gutural, y cu cuerpo que se
me iba encima, fui montada por �l. �El peque�o pervertido me meti� una gran
paliza! Pocas veces mi vagina hab�a sido perforada por un arma tan grande y
usada durante tanto tiempo. No hay duda que la juventud ayuda mucho, pues el
vigor de ese muchacho es algo que casi no he vuelto a ver, ni bien acababa, ya
estaba duro otra vez y volv�a al ataque.
Me cogi� hasta dejarme agotada, despu�s de uno de mis
devastadores orgasmos en donde qued� inconsciente unos minutos, tiempo que
aprovech� para hacer conmigo lo que se le dio lagan. A la cuarta o quinta
eyaculaci�n apenas le salieron unas cuantas gotas que ni se ve�an a trav�s del
cond�n. Finalmente el muchachito se fundi� y cay� a mi lado, qued�ndose dormido
hasta que Estaba nos fue a tocar a la puerta.
As�, podr�a seguir cont�ndoles m�s experiencias m�as, muchas
m�s, pero la mayor�a estoy tratando de olvidarlas. En mi casa las cosas estaban
pasando como si nada, eso era algo que me atormentaba tambi�n, yo necesitaba
desesperadamente poder decir algo, poder desahogarme, pero no pod�a, estaba
atrapada en un pozo sucio y asqueroso, y aunque pasara gente arriba, no pod�a
pedirle ayuda a nadie.
Tambi�n hab�a dejado de huir de Spencer, �qu� m�s daba, si de
todas maneras ya era una puta? Por supuesto, me cuidaba mucho de no ser pescada
por mis suegros, ellos no deb�an saber nada, absolutamente nada.
Y con mi esposo, las cosas ya no iban bien. Y eso me
terminaba de matar, me hac�a sentir desesperada, como atrapada en un laberinto,
no se imaginan la impotencia que sent�a. Cada vez que hablaba con el, era como
si los 2 nos qued�ramos con cosas trabadas en la garganta, y ambos lo sab�amos y
no pod�amos ni preguntar qu� era. Y cuando el llegaba a visitarnos, nuestra
intimidad se hab�a perdido, ya no me buscaba, ni yo a el. Yo, porque me sent�a
sucia e indigna, el� no s�.
Continuar�
Garganta de Cuero
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