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Relato: El Abuso (01)



Relato: El Abuso (01)

Hola mi nombre es Luciana, tengo
17 a�os y vivo una vida com�n y cotidiana. Soy estudiante
secundaria y vengo de una familia de clase media a la que en los �ltimos
tiempos las cosas no le han salido del todo bien.



Lo que les voy a narrar sucedi�
hace un rato y lo escribo aqu� por que tengo miedo de bloquearme
e inconscientemente no recordar lo sucedido para hacer la correspondiente
denuncia.



Eran las nueve y media de la noche
y me encontraba sola en mi casa ya que mis padres se hab�an ido
a pasar el fin de semana a lo de una pareja amiga que los hab�a
invitado a su casa en la costa, y si bien a mis papis no les gustaba la
idea de dejarme sola por miedo a que algo me pudiera pasar, yo los convenc�
de que se fueran ya que no hab�an tenido vacaciones debido a nuestra
situaci�n econ�mica. Por lo cual, hoy a la madrugada mis
padres me vinieron a despertar para saludarme y para que me levante a cerrar
la puerta.



Eran algo as� de las nueve
y media y me levant� de la cama en donde me encontraba mirando televisi�n
cuando o� sonar el timbre, y como asum� que era Viviana,
una amiga m�a que iba a venir a mi casa a dormir para hacerme compa��a
me dirig� a la puerta para abrirle, pero cuando estaba abriendo
la puerta para que mi amiga entrara son� el tel�fono por
lo cual, en el apuro, abr� sin mirar quien era para as� atender
r�pido el tel�fono mientras mi amiga entraba. Pero ese fue
el peor error de mi vida, cuando quise reaccionar ya era tarde y cuatro
hombres de un golpe abrieron la puerta tir�ndome contra un costado
y cerr�ndola detr�s de s�.



No atin� a darme cuenta de
lo que suced�a cuando uno de ellos, de gran tama�o midiendo
m�s de un metro noventa y de piel oscura como el roble, me levant�
del pelo y me dijo que no gritara o me reventaba en el momento. Un instante
despu�s, el tel�fono comenz� a sonar de nuevo y este
hombre, sacando un cuchillo de grandes dimensiones y oxidado, me dijo que
atendiera el tel�fono y que si dec�a algo o pon�a
mala voz me rebanaba.



Yo, que reci�n asimilaba
lo que suced�a, creyendo que lo mejor era que les hiciera caso para
que se fueran sin causar inconvenientes y pensando en lo mucho que se iba
a enojar mi papi cuando tuviera que hacer los tr�mites del seguro,
asist� con la cabeza y levant� el tubo.



Hola, Luciana. �S�?.
Soy yo, Viviana. �Esta todo bien? Lo pens� un segundo, y
al sentir la hoja del cuchillo en el cuello contest� de inmediato.
S�, �qu� pas� que no has venido? Por eso te
llamaba, no voy a poder ir. Mi pap� me pidi� que me quede.
�No hay problema, no? No, est� bien.



Respond� al sentir nuevamente
la filosa hoja en mi cuello.



- Bueno Lu�, nos vemos ma�ana.



Y sin poder decir nada me colg�.



Inmediatamente, el hombre que hasta
el momento dirig�a todo me sujet� por los hombros y me llev�
hasta el sill�n que se encontraba a unos metros.



Mira ni�a, hemos visto salir
a tus padres hoy temprano y sabemos que no regresaran por lo menos hasta
ma�ana, por lo tanto esperamos que sabiendo tu situaci�n
te des cuenta de que lo mejor para ti es cooperar y hacer lo que te digamos.



Yo mir� al resto de los hombres,
y comprend� mi situaci�n. Estaba en mi casa, la cual est�
a gran distancia de las casas vecinas y nadie me escuchar�a gritar
a menos que me asomara a la ventana. Estudi� a los hombres y me
di cuenta de que era imposible salir corriendo ya que ellos eran cuatro,
todos negros, de gran contextura f�sica y de casi dos metros de
altura.



Mir� al que hasta ese momento
se dirig�a a m�, y comprendiendo que era mejor dejarlos llevarse
lo que quisieran sin que me golpearan, respond� afirmativamente.



Est� bien se�or, ll�vense
lo que quieran pero no me hagan da�o.



Inmediatamente dos de los otros
hombres, a los que apenas les llegaba debajo del pecho, me levantaron y
sujet�ndome uno de cada brazo me llevaron hacia el fondo de la casa
donde se encontraba una peque�a caseta que tenemos a modo de quincho.
Yo, creyendo que me llevaban all� con la intenci�n de encerrarme
en un lugar m�s aislado para ellos poder desmantelar la casa tranquilos
no me resist� y fui tratando de seguirles el paso.



Una vez que ingresamos cerraron
la puerta y comprobaron que todas las ventanas y persianas estuvieran bajas.
Y ese fue el momento en que me entr� un escalofr�o, me di
cuenta que estaba en un lugar completamente aislado de las casas vecinas
encerrada con cuatro negros que me sacaban m�s de medio metro de
altura y que pod�an manejar la situaci�n a su antojo y que
por lo tanto, si es lo que quer�an, pod�an llevarse m�s
que las propiedades de mi casa.



Yo no llegaba a esa situaci�n
virgen pero mi experiencia se limitaba a un par de meses de actividad sexual
con un novio que tuve medio a�o atr�s, y siempre en su auto,
sabiendo adem�s que mi experiencia y la del entonces novio m�o
era muy limitada. Por esto, consciente de lo que un coito o abuso sexual
implicaba, y sabiendo que estos cuatro tipos podr�an llegar a pretender
tocarme o sobar mis partes intimas qued� al borde del llanto.



Una vez que se aseguraron que el
interior de la caseta estuviera aislada del exterior me sentaron en una
reposera que estaba all� guardada para las �pocas de calor
y comenzaron a hablar entre ellos. Luego de unos segundos de, creo yo,
organizar c�mo iban a hacer el trabajo el mismo hombre de siempre
se me acerc� para hablar.



Mira piba, todos sabemos que no
estas en posici�n de hacer otra cosa m�s que lo que te digamos,
ahora uno de mis compa�eros se va a quedar ac� con vos para
vigilarte mientras los dem�s vamos hacia delante para hacer lo nuestro,
por lo tanto espero que te portes bien, no hagas quilombo y obedezcas a
mi amigo. �Est� claro?



S� se�or, s�lo
quiero cooperar para que se vayan y me dejen en paz.



Pero cuando dije que lo �nico
que quer�a era cooperar, me agarr� un nuevo escalofr�o
ya que vi la sonrisa que este negro grandote puso, y me imagin�
lo que estaba pensando. S�lo esa sonrisa me bast� para que
mil im�genes horrorosas me vinieran a la mente y para s�lo
tener pensamientos dedicados a reprocharme el haber dicho eso.



Unos minutos despu�s, tres
de los cuatro hombres hab�an salido rumbo a la casa y yo me hab�a
quedado sola sentada en la reposera con uno de los negros a mi lado mir�ndome
fijamente. Mir� a este hombre, era un hombre que al lado m�o
parec�a gigante, este suficientemente fornido para sostenerme inm�vil
con una sola mano y suficientemente fuerte para, que de s�lo pensar
en lo que un golpe de �l me pudiera hacer, bastara para atormentarme.



Volte� nuevamente la cabeza
para saber si el hombre estaba pensando en algo y al mirarlo a los ojos
y ver lo fijo que me miraba, un p�nico doloroso se apoder�
de mi cuerpo.



- �Te pasa algo piba?, �Necesitas
que te sostenga para saber que no pod�s escaparte? - Nnno, s�lo
mir�. Perdone se�or. Me parece que estas pensando en hacer
alguna travesura, mejor te sostengo por un tiempo. Date vuelta piba, ponte
sentada de espaldas a m�. Perdone se�or, no hago nada me
port... Qu� pasa, est�s sorda pendeja, te dije que te sentaras
de espaldas a m�.



El negro me agarr� de los
pelos con una mano, y con la otra, sin hacer ning�n esfuerzo me
tom� de la cintura y me gir� quedando de espaldas a �l.
Una ves que me dio vuelta, con s�lo una de sus manotas sujet�
mis dos brazos por la espalda y me pas� una pierna por el otro lado
de mi cintura, quedando mi espalda pegada a su amplio pecho.



Esa interrupci�n con voz
fuerte y ese brusco movimiento fueron suficientes para que me quedara congelada
y asustada tan dura como jam�s hab�a estado.



No te preocupes piba, yo te cuido.
Adem�s podemos ser amigos, �no? Ssss�. Tienes un lindo
cuerpito, se ve que lo cuidas. �Vas al gimnasio?



De lo asustada que estaba no pude
decir nada.



�Qu� pasa?, �Te
comieron la lengua los ratones?



Yo ya estaba a punto de llorar,
y segu� callada.



Est� bien, me parece que
voy a tener que comprobarlo yo mismo. Por favor, no me haga nada. Mira
nena, el que manda soy yo y si te quiero hacer algo, te lo hago. �Est�
claro? Por fav.. Escucha pendeja, es mejor para vos que te tranquilices,
adem�s si llamamos la atenci�n, los �nicos que nos
pueden llegar a escuchar son mis amigos, y sabes que lo �nico que
van a hacer es querer hacer una fiestita con vos y la vamos a hacer de
a cuatro.



No supe c�mo reaccionar,
pero por un instante se me cruz� lo que me podr�an llegar
a hacer los cuatro negros juntos, y hasta d�nde podr�an llegar
y lo �nico en lo que pens� es en que era mejor callarme y
esperar que este hombret�n me dejara en paz lo m�s r�pido
posible.



Unos segundos despu�s, este
hombre que me ten�a bien sujeta empez� a acariciar mis muslos
por encima de las calzas blancas que ten�a. Comenz� a acariciar
la parte superior de mi pierna para poco a poco empezar a acariciar la
cara interior de la otra. Yo me qued� quieta rogando que se detenga.



Luego de manosear todas mis piernas,
y de decirme algunos elogios respecto a mi estado f�sico, este hombre
ya m�s excitado, empez� a desabrocharme la blusa hasta abrirla
por completo. Yo ya consciente de lo que pasaba y comenzando a lagrimear,
pero principalmente asustada por lo imponente que me sent�a y lo
peligroso que resultaba ser semejante negro, no supe ni pens� en
otra cosa que dejarme hacer y aguantar.



Para ese momento, el hombre ya me
hab�a soltado los brazos y amenaz�ndome con no hacer ninguna
locura, me pidi� que ni me moviera. Al instante me hab�a
sacado la blusa y lentamente me estaba sacando el sost�n. Yo tan
asustada cerr� los ojos y comenc� a sentir c�mo me
acariciaba los senos con las yemas de sus dedos para luego de unos segundo
empezar a pellizcar mis pezones. A los pocos segundos el negro me dijo
que se estaba excitando y que ya su, como �l le llam� "Pedazo",
le molestaba dentro del pantal�n por lo que se desabroch�
el pantal�n y sac� algo que no quise ni mirar pero que sent�
se apoyaba a mitad de mi espalda. Sin decir otra palabra, el negro cada
vez m�s excitado me tom� con una de sus mano en mi entrepierna
y me peg� contra su cuerpo aprovechando para oprimir todo lo que
su mano abarcaba de mi intimidad, es decir, desde mi pubis hasta mi ano,
y mientras tanto, con su otra mano, ya sin acariciar sino oprimiendo a
su antojo, se ocupaba de mis senos que si bien nunca fueron algo de lo
que estuviera acomplejada en sus manos parec�an diminutos.



Yo ya resignada a que este negro
utilizara mi cuerpo a su antojo s�lo trataba de no sentir sus manos
sobando toda mi entrepierna y apretando mis pechos, a la espera de que
se cansara y me dejara en paz, pero como tem�a, eso estaba lejos
de lo que el quer�a y en ese momento comenc� a sentir c�mo
sacaba sus manos de donde las ten�a para tomarme con un brazo por
debajo de mis costillas levant�ndome y con su otra mano deslizar
juntas las calzas y mi ropa interior, a lo cual s�lo me qued�
agachar la cabeza tratando de alejar mis pensamientos y tratar de aguantar
las ganas de llorar.



Pero por supuesto, el tipo estaba
en la suya y adem�s posiblemente le gustara hacerme sentir as�,
y por supuesto, �l ya estaba sob�ndome nuevamente desde mi
pubis hasta mi ano pero ya sin nada de por medio. Mientras con la palma
de su mano acariciaba toda la parte superior de mi vagina movi�ndola
en c�rculos, con uno de sus dedos me acariciaba tambi�n en
c�rculos mi ano llagando incluso a acariciar la cara interna de
mi anillito anal, y mientras hac�a esto, con los dedos restantes
acariciaba mis labios vaginales y sobaba la entrada de mi vagina.



Pero mira qu� linda porotita
que tienes, esta toda peludita y gordita. �Te parece que te la puedo
dejar mojadita? Sniff, sniff. Por favor, se lo ruego sueltem...nhg.



Me interrumpi� la terrible
sensaci�n de invasi�n y el terrible temblor que me produjo
cuando, al soltar todo lo que estaba abarcando en mi entrepierna, con esa
misma mano uso dos dedos para abrir mi vagina e introdujo su dedo anular
de tama�o descomunal hasta lo m�s profundo de mi vagina.



C�mo explicar lo que sent�
cuando qued� en esa situaci�n, me encontraba oprimida contra
el cuerpo de este inmenso negro con la �nica separaci�n provocada
por su pene, el que por los lugares de mi espalda contra los que apoyaba
tendr�a que ser algo que jam�s hubiera imaginado que existiera,
y que por si fuera poco me estaba penetrando vaginalmente con su inmenso
dedo anular mientras que con el gordo refregaba la uni�n superior
de mi vagina y tambi�n mi cl�toris, lo cual se sumaba a su
otra mano que se dedicaba a aprisionar y sacudir mis dos senos.



Pasaron varios minutos del mismo
modo en los que este tipo se dedic� a apretar y refregar mis senos
de todos los modos posibles y pellizcando mis pezones, mientras con su
otra mano me segu�a penetrando con ese dedo anular que era del tama�o,
seg�n recordaba, el pene de mi exnovio, y aprovecha con el resto
de su mano para sobar y acariciar el resto de mi vagina, todo esto sacudi�ndome
hacia arriba y hacia abajo al punto de despegarme de la reposera varios
cent�metros.



Nghhggg, por favor, sniff detengrrrrrrnnhaa,
basta por favor. Est� bien, hagamos un trato.



Me dijo con el beneficio de que
me solt� los senos y retir� su dedo y mano de mi vagina,
me sujet� por los hombros me gir� para quedar de frente a
�l y me dijo.



Mira nena, veo que �sto te
incomoda bastante y yo ya estoy caliente. Hagamos un trato yo te dejo tranqui,
te dejo que te arropes nuevamente y no te fuerzo m�s. Esta Bi...
ESCUCHA, no termin�. PERO, vos a cambio te portas bien conmigo.
�C�mo?, �Qu� quiere? Quiero que me la mames,
de ese modo, a m� se me pasa la calentura y vos te quedas tranquila
y vestidita. Pero se�or, yo nunca hice algo as�, por favor
�no puedo hacer otra cosa? Mira piba, es sencillo. Yo ya estoy al
palo y me quiero descargar, o te cojo con este pedazo de verga que tengo,
o... te portas bien y me la mamas, si no lo sabes hacer no hay problema,
yo te ense�o. Pero decid� ya. No por favor no me lo haga,
sniff, no podr�a soportar su tama�o en mi interior. Repet�
lo que dijiste pero usando la palabra que us� yo, p�deme
que no te coja. Sniff, por sniff favor. No, no me coja se�or, no
me coja. Esta bien, dime qu� es lo que vas a hacer. Lo que usted
me pidi� se�or. Te dije que uses las mismas palabras que
yo, di mamar. Est� bien, se la voy a mamar.



Una vez que me propuso eso, acept�
ya que lo otro hubiera sido peor. Me abroch� la blusa ya que no
encontr� el sost�n, me par� y me sub� lo m�s
r�pido que pude las braguitas y las calzas. Lo mir� a los
ojos y baj� la mirada a su pene, �no se por qu� hasta
el momento no lo hab�a cruzado con la mirada?, pero al verlo, primero
me asombr� que existieran de ese tama�o y de ese grosor,
y segundo agradec� haber tomado la decisi�n de que no me
penetrara con semejante miembro ya que me hubiera hecho gran da�o.
Y digo esto por que f�cilmente tendr�a uno treinta cent�metros
de largo y un grosor casi como mi pu�o cerrado.



Viste que la ten�a grande,
qu� cara de sorpresa, me parece que te gust�. �No?
Por favor, snifff no me diga m�s as�. �Ahora que hago?
Ven� nena, ponete de rodillas ac� delante m�o. Ya
est�, pero no puedo ponerlo todo en mi boca. No te preocupes, empieza
pasando tus labios por la cabeza, despu�s usas la lengua y segu�
como te salga.



Yo me inclin�, tom�
aire y empec� a usar mi boca y mi lengua para satisfacerlo. El me
puso la mano en la nuca y me dijo que jugara a que estoy limpiando su pene
y que lo lamiera limpiando el lubricante que el pene segrega, esto me pareci�
asqueroso pero trataba de mentalizarme para terminar la labor lo m�s
r�pido posible, luego me agarr� de los pelos y me dijo que
abriera la boca porque quer�a met�rmela hasta la garganta
y que con las dos manos le sobara lo que en mi boca ya no entraba,



Luego de unos minutos de hacer esta
asquerosa tarea yo ya me hab�a acostumbrado al olor y al sabor y
estaba metiendo y sacando su pene de mi boca, no pod�a creer lo
bajo que me obligaban a caer, pero era as�, le estaba haciendo una
mamada a un negro con un pene de m�s de treinta cent�metros.



Bien piba, ahhh, as�. Ahora
sin dejar de mamar escucha, ya me estoy por ir y quiero irme en tu cara.
Cuando te diga sacas la ahhhg ahhhaaa, la sacas de tu boca y tiras la cabeza
para atr�s. No quiero que la muevas y quiero que cuando termine
de lleaaahhh, de llenarte la cara de leche, me limpies bien. Ah, para que
sepas me dicen Tomy.



Yo no quise ni terminar de escuchar
pensando en lo asqueroso de la situaci�n pero un minuto despu�s,
me tom� de los pelos tir�ndome la cabeza para atr�s,
yo inmediatamente cerr� los ojos y sent� como todo su esperma
caliente me llenaba la cara, lo sent�a resbalando por el cuello,
lo sent�a resbalando por mis mejillas, lo sent� en mis labios
y sent� c�mo segu�a saliendo m�s y m�s.
Luego sent� c�mo ten�a toda la cara cubierta de su
semen y escuch� c�mo me dec�a que era tiempo de limpiarle
su pene. Abr� los ojos y me di cuenta de que ten�a la vista
nublada por el semen que me escurr�a de la frente, me limpi�
con la mano y asqueada me la limpi� en las calzas, cerr�
los ojos y me dispuse a limpiarle su pene.



Aun no terminaba de limpiarlo cuando
sent� la puerta que se abr�a, me di vuelta y vi c�mo
los otros tres negros entraban a la caseta y se quedaban con grandes sonrisas
mirando lo que estaba haciendo y el estado en que me encontraba.



Bueno, bueno. Parece que a la nena
no le cuesta entrar en confianza. No, no es as�. Dile c�mo
fue Tomy, s�lo fue un trato diles que... No seas tontita, me agarraste
y me pediste que te muestre mi verga, me dijiste que nunca hab�as
viste la de un negro, y que quer�as saber si era verdad lo que dec�an.
No, yo no dije eso, es mentir.... C�llate, si Tomy dice que quer�as
tener la verga de un negro, pues bien, tendr�s cuatro.



No pod�a creerlo, no s�lo
se hab�a abusado de m� sino que me estaba quebrando el esp�ritu,
me humillaba y me hac�a sentir la impotencia en la que me hab�an
sumergido. Me quede all� sentada, con todo el rostro lleno de semen,
las manos igual de sucias y llorando por lo que hab�a sucedido,
por lo que estaba sucediendo y por lo que sab�a iba a suceder.



Continuar�... EL Mariscal
(POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO)




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Relato: El Abuso (01)
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