Relato: Mi prima y amiga MI PRIMA, LA VIUDA.
Hola, en esta oportunidad les relatar� unos de mis encuentros
con una prima viuda, tratar� de describir lo m�s fielmente la ocasi�n. De m�s
esta decirles, que lo relatado a continuaci�n es totalmente ver�dico.
Esta historia ocurri� hace unos meses atr�s, les contar� que
mi prima viuda, desde hace unos a�os, y a qui�n visito peri�dicamente, comenz� a
estudiar para finalizar sus estudios.
Con ella siempre tuvimos una relaci�n de amistad,
pr�cticamente confidencial; por lo que siempre nos cont�bamos algunas cosas de
nuestra vida, y ella siempre se interesaba por mi vida afectuosa; pero nunca
pas�bamos los l�mites de la amistad. Luego de quedar viuda, comenc� a visitarla
asiduamente, hasta que se present� la situaci�n de ponerse a estudiar, para
regularizar su situaci�n acad�mica, por lo que me pidi� que le ayudara en sus
estudios, por ser yo un profesional universitario; lo que le har�a m�s f�cil sus
materias. Yo no puse objeci�n a su solicitud; as� es, que le solicit�, me
pusiera al tanto de sus materias, facilit�ndome los programas de estudios, para
de esta manera poder prepararme en las ense�anzas.
Despu�s de unos d�as, nos dispusimos a comenzar con las
clases de estudios; las cuales, a partir de ese d�a, comenc� a instruirla
diariamente, las clases siempre comenzaban despu�s de nuestras actividades
laborales, a eso de las 21:00 hrs., y, terminando estas ya en la madrugada.
Entre tanto, para pasar las horas de estudio, la mayor�a de las veces la
acompa��bamos con alguna que otra merienda, y otras veces, con alguna cerveza,
para hacer m�s amena la sesi�n de estudios, en esas oportunidades (entre
merienda o tragos), platic�bamos como siempre, de nuestras vidas, y cada vez
lleg�bamos al plano sexual, ella me preguntaba insistentemente, sobre mis
relaciones con el sexo opuesto; por mi parte, le relataba algunas situaciones
ocurridas. Una de estas veces, le pregunt�: � como hac�a ella para satisfacer
sus necesidades sexuales?, porque ella hab�a quedado viuda hac�a ya dos a�os, y
en ese tiempo s�lo se dedicaba a la crianza de sus hijos, y sus actividades
laborales, si no se sent�a llevada en alguna oportunidad a saciar sus deseos.
Me confeso que en todo ese tiempo, no hab�a tenido ninguna
experiencia de tipo sexual, pero que tampoco la necesitaba, ni necesitaba de
hombres, como muchos se imaginar�an. Le coment�, tratando de adentrarla a�n m�s
en el tema, que era imposible que una mujer joven como ella no pudiera sentir
alg�n tipo de necesidad, que eso era il�gico, que de alguna manera, como fuera,
siempre estaba latente la necesidad sexual, y que ella como todo ser humano
tambi�n debiera tener sus necesidades, por lo que yo no le creer�a si me dijera
que por lo menos no se masturbaba de vez en cuando para saciar sus necesidades,
y que por mi parte consideraba normal que as� ocurriera; a lo que ruboriz�ndose
y escondiendo su cara entre sus manos me respondi� afirmativamente, dici�ndome
que �ltimamente lo hac�a con mucha frecuencia; pero que dej�ramos la pl�tica,
pues ella se sent�a esta vez muy incomoda y confundida, por ser la primera vez
que le confesaba a alguien sus actividades onan�sticas, sin m�s, le dije: para
eso puedes contar conmigo, �los amigos siempre est�n para ayudarse mutuamente, y
no faltaba m�s, siempre que me lo pidas estar� aqu� para ayudarte; �acaso
olvidas que m�s que primos, somos amigos?.
Situando en ese momento, una de mis manos en sus rodillas, y
acarici�ndolas suavemente, al no sentir desaprobaci�n por su parte, segu� con
mis tocamientos por la parte interna de sus muslos, sin llegar a tocar sus
partes �ntimas; ella por su parte, abr�a sus piernas, ofreci�ndome llegar m�s
all�, su respiraci�n a cada momento era m�s intensa, y se relaj� sobre la silla
en que se encontraba sentada; le pregunt� si en ese momento necesitaba alg�n
tipo de ayuda de car�cter inconfesable, o por lo menos alg�n tipo de caricia;
ella, neg� con su cabeza, sin pronunciar palabra, pero con los labios apretados,
como escondiendo alg�n gemido que se pudiera escapar, o tal vez, una frase de
aprobaci�n; pero, desliz�ndose en la silla apoyando su cabeza contra el respaldo
de �sta, y abriendo a�n m�s sus piernas, en ese momento, mi mano que acariciaba
sus piernas, la llevo a sus intimidades, notando que se encuentra totalmente
h�meda, con la otra, le cubro su boca, y la miro dici�ndole que se deje llevar,
mueve la cabeza asintiendo, sigo acariciando su sexo con una mano.
Y con la otra, descubro sus pechos para ponerme a mamarlos, y
acariciarlos con mi lengua una y otra vez, estando sus pezones totalmente
erectos, ella sigue con los labios cerrados para evitar cualquier sonido, que
pudiera delatarnos. Me situ� entre sus piernas, con mi mano descorro su
pantaleta para dejar descubierto su sexo, acerco mi boca y comienzo a lamerla,
dedic�ndome completamente a su bot�n que se encuentra totalmente erecto, ella se
corre inmediatamente, con unos estertores que no puede controlar, llev�ndose sus
manos a la boca para apagar sus gemidos que en ese momento no puede controlar.
Despu�s de esto me dice: abusador, te has aprovechado de una
mujer que no pod�a controlarse, despu�s de llevarla a la calentura con la
pl�tica anterior. Le hago ver que hab�a sido ella quien planteara el tema, pero
que ya estaba todo consumado y que deber�amos seguir; pues era yo quien me
encontraba ahora a mil por hora, y que deber�a ser ella quien me ayudara a
saciar mis necesidades, me dijo vamos al ba�o, ah� no nos escucharan mis hijos,
y continuaremos nuestra sesi�n, pues yo tampoco quiero quedarme as�, sin
apaciguar totalmente, la calentura a la que me has llevado.
Cercior�ndose de que sus hijos se encuentran dormidos, nos
dirigimos apresuradamente a la sala de ba�o, llegando a ella ambos totalmente
desnudos, cierra la puerta, se arrodilla frente a mi y se introduce mi sexo
totalmente en su boca, siento que llego hasta su garganta, me toma las nalgas y
me empuja a�n m�s adentro, se lo saca y me dice que hace tiempo deseaba que
alguien la hiciera sentir mujer nuevamente, que necesitaba con desesperaci�n una
sesi�n de sexo, pero que por su formaci�n y por su condici�n de viuda, no pod�a
mostrar ante su familia y sus conocidos. Sigue mam�ndome hasta que me corro en
su boca, derramando un torrente de semen, que recibe en su boca, el cual escupe
luego en un acto involuntario, pero sigue chupando hasta limpiar totalmente mi
herramienta, y luego comentar lo rico que se siente abrevar semejante n�ctar, se
dedica a frotar desesperadamente sus pezones con mi pene, el que ante tantas
dedicaciones y calentura de mi parte, vuelve a erectarse inmediatamente; ella
esperando una reacci�n de este tipo, me indica que me recueste en el piso para
situarse sobre mi pene totalmente erecto y hundirse totalmente en �l, con un
movimiento brusco y certero, ensart�ndose completamente debido a su lubricaci�n,
e iniciando una cabalgata desenfrenada, pellizc�ndose sus pezones con una mano y
con la otra masajeando desesperadamente su cl�toris y mis bolas, que chocan con
sus monte de venus, la siento correrse dos veces, siento como su cavidad estruja
cada cent�metro de mi pene, se levanta despu�s de otro orgasmo poni�ndose en
cuatro, y me pide que se lo introduzca nuevamente, pues yo a�n no hab�a acabado,
creyendo que me ofrece su culo, me situ� en su ano para penetrarla pero se sale
desesperadamente y me dice que por ah� no, que ni su marido hab�a gozado de esa
entrada, que lo hiciera por su conchita solamente, pues esa oportunidad s�lo me
obsequiar�a su conchita, que m�s adelante seg�n fuera su calentura pensar�a en
obsequiarme su otra entrada a�n virgen.
Eso ser� otra historia...
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Relato: Mi prima y amiga
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