Relato: Vacaciones del 2000





Relato: Vacaciones del 2000

Mi nombre es Carlos, tengo 30 años
y mi pareja, Elisa, 25. Llevamos casados casi dos años y vivimos
en un pueblo de la costa, a unos 30 km de la capital.



David y Lucía son dos buenos
amigos nuestros, si no los mejores al menos con quienes más tiempo
y más a gusto estamos. Ellos viven en la ciudad y este verano decidimos
invitarles a pasar unos días en nuestra casa. Dos semanas que se
convirtieron en las más increíbles de nuestras vidas si no
las han cambiado de una manera que nunca podíamos haber imaginado.
Os cuento cómo empezó todo...



David y Lucía llegaron un
viernes a mediodía pues ambos empezaban sus vacaciones el día
anterior. Tras instalarse en la habitación que les habíamos
preparado, comimos y después de un rato de charla nos fuimos los
cuatro a la playa. No es que nunca antes me hubiese fijado en Lucía
pero desde que aquella tarde la vi en bikini no le podía quitar
ojo de encima. Os la describo: Lucía es alta, rubia -ligeramente
pelirroja quizá- y delgada, con unas piernas inacabables y unos
ojos verdes preciosos. Su único "punto débil" para
muchos son sus pechos, pequeños y puntiagudos. Pero ese punto débil
es precisamente mi debilidad, así que para mí Lucía
es simplemente perfecta.



Con David no me extenderé
tanto pero sí os diré que es el típico rubio por el
que todas las mujeres de un campus universitario suspirarían. Cuando
estábamos en la carrera, si querías mojar algo alguna noche
mejor que no te acompañara él o no te comías nada.
O te tocaba la amiga fea, a elegir. En fin, para acabar con las presentaciones,
yo soy moreno, 1.80, y hasta hace no mucho incluso algo cachas aunque algo
más dejado estos últimos años. Elisa mide 1.65, rubia
y con un cuerpazo de impresión, no tan delgada ni alta como Lucía
pero con un culo y unas tetas de una proporción perfecta.



Pues como decía, durante
aquellos días no le podía quitar la vista de encima a Lucía.
Puro canibalismo visual hasta llegar a la obsesión. En la playa,
en casa, cuando íbamos a un bar o a cualquier otra parte constantemente
la desnudaba con la mirada. Me quedaba absorto mirando cualquier detalle
de su cuerpo; y cada día descubría uno nuevo que me apasionaba
aún más.



Fue a los cuatro o cinco días
de su llegada cuando todo se desmadró. La madre de Elisa la llamó
para que al día siguiente fuera a acompañarla a una feria
de antigüedades. Ninguno de nosotros tres estábamos muy interesados
en perder un día entero en aquello así que decidimos quedarnos.



Elisa se fue a las 8 de la mañana.
David y yo nos levantamos a las diez y fuimos a hacer unas compras para
la comida mientras Lucía aún dormía un poco más.



- Se te van a salir los ojos como
la sigas mirando así - me dijo David, cuando volvíamos en
el coche.



Traté de fingir que no entendí
a qué se refería pero sospecho que no lo conseguí
ni de lejos.



- Te gustaría tirártela,
¿verdad? - soltó a continuación.



No tenía ni puta idea de
qué decir. ¡Pues claro que me gustaría! ¡Nos
han jodido que si me gustaría! Pero una cosa es pensarlo, incluso
desearlo con avidez, y otra muy distinta es que tu mejor amigo te pregunte
que si te gustaría tirarte a su mujer. Ni le iba a decir que sí,
ni le iba a decir que no. De hecho, no le dije absolutamente nada. Estaba
acojonado pensando que lo más probable es que estuviera bastante
cabreado por cómo miraba a su mujer.



Estábamos llegando a la casa.



- Para el coche ahí - me
dijo, señalando el arcén.



Paré el coche. Desde donde
estábamos en el arcén veíamos a Lucía tomando
el sol en el jardín. Él se quedó mirándola
un momento y luego se volvió hacia mí. Me di cuenta de que
tenía una sonrisa de oreja a oreja. Quizá entonces me relajé
un poco aunque la sorpresa no había hecho más que empezar.



- Mira - me dijo - te voy a ser
muy sincero y espero que no te enfades. El verano pasado Lucía y
yo conocimos a una chica con la que acabamos en la cama una noche. Habíamos
pillado un pedo del cuatro en una fiesta. Aquella primera vez yo sólo
miré como se lo montaban ellas dos pero luego repetimos un par de
veces, más serenos, y participando todos.



Se detuvo como para que fuera asimilando.
Miró hacia la casa. Lucía seguía tumbada en el jardín.
Luego siguió contándome.



- Pues bien, a aquella chica no
la volvimos a ver aunque alguna vez nos hemos escrito. Entre nosotros las
cosas siguieron como siempre, incluso a veces pienso que mejor. Ahora,
bueno, hace unos meses que queremos repetir y a ambos nos gustaría
que fuera con vosotros.



- O sea, que me estás proponiendo...
- balbuceé.



- Sí, un intercambio de parejas...
o cualquier otra cosa que se nos ocurra. Pero sin malos rollos, ¡eh!
Se trata de pasarlo bien sobre todo. Espero que todo esto no te siente
mal. Si es así, por favor olvídalo todo y discúlpame.



- No, no te preocupes. - Acerté
a decir. Mi cabeza era un hervidero de contradicciones. La idea me excitaba
tanto. Pero...



- Mira, no te voy a negar que la
idea me vuelve loco pero no creo que sea posible. Vosotros estáis
dispuestos y seguros de lo que queréis. Yo, aunque no tan seguro,
también. Pero Elisa... dudo mucho que ella consienta, sinceramente.



- Perdona de nuevo si te ofendo
pero, ¿qué te hace pensar eso?



- Joder, David, la conozco bien,
créeme.



- ¿Piensas que ella no diría
eso mismo de ti? Y te conoce igual de bien. Te aseguro que en el fondo
le atrae la idea tanto como te puede atraer a ti.



- Bueno, déjame que lo piense
y ya te diré. - Arranqué el coche. No quería hablar
más del tema.



Al entrar en la casa me puse a colocar
todo lo que habíamos comprado. Por la ventana vi como David se acercó
a la hamaca donde estaba Lucía y la besaba. Estuvieron hablando
más de 20 minutos. Les oía reírse a carcajadas. Seguro
que estaban hablando de nuestra conversación.



Al cabo de unos minutos entró
Lucía. Me sentí violento como pocas veces en mi vida. Sabía
que lo sabía, estaba seguro de que David se lo había dicho
todo. Ella se comportaba con total normalidad. Estuvimos hablando sobre
el tiempo y chorradas así. Al poco cogió un refresco y volvió
a salir al jardín. Mis ojos la siguieron o, mejor dicho, siguieron
a su culo hasta la puerta. De pronto se volvió, me sonrió
y siguió su camino. Ya no sabía qué era exactamente
lo que sentía: excitación, miedo, vergüenza, quizá
ridículo.



Sería mediodía. Subí
al dormitorio y me tumbé en la cama. Pasaría media hora dándole
vueltas a la cabeza. Resolví intentar olvidarlo. No por falta de
ganas, desde luego. Pero Elisa...



- ¡Carlos! - oí que
me llamaba David. - ¡Carlos! Ven, que la comida está lista.



Bajé al salón extrañado.
Era la una y normalmente comíamos pasadas las tres, incluso los
días que no íbamos a la playa por la mañana. Me quedé
literalmente de piedra cuando vi a Lucía allí de pie, tan
solo con unas braguitas puestas, los ojos vendados con un pañuelo
y las muñecas atadas juntas con una cuerda atada a la viga de madera
que atravesaba el techo del salón, obligándola a mantener
los brazos en alto, tensos.



David estaba sentado en una butaca
frente a ella, a un par de metros. Me miraba divertido, supongo que por
la expresión de mi cara. Me quedé parado al pie de la escalera,
sin saber qué hacer, esperando quizá que David dijera algo.
Nada, sólo aquella mirada fija, sonriendo.



Hay trenes que pasan sólo
una vez en la vida así que al cabo de unos segundos comencé
a acercarme despacio hacia Lucía. Las dudas que pudiera tener desaparecieron
conforme me hallaba más cerca. Me detuve a su lado, su respiración
era pausada pero su cara delataba cierto nerviosismo, y mucha excitación.
Di la vuelta a su alrededor, examinándola detenidamente. Estaba
preciosa. Sus pequeños pechos lo parecían aún más
al tener los brazos levantados por la cuerda. Los pezones puntiagudos eran
toda una invitación. Su piel bronceada se adivinaba incluso a través
de la ajustada y delgada braguita, así como un diminuto triángulo
de vello perfectamente recortado en su pubis.



Reparé entonces en lo notoria
que era mi erección bajo el bañador que llevaba puesto. Me
acerqué aún más a ella, quedando a pocos centímetros.
Me excitaba que no me viera pero que me sintiera allí, teniéndola
a mi merced. Su respiración se agitó un poco entonces y movía
la cabeza ligeramente intentando adivinar mi posición, sólo
orientada por el ruido de mi respiración. Me quité la camiseta
que llevaba puesta y también el bañador, quedando desnudo
a su lado, decidiendo por dónde empezaría con aquel bocado
que su marido había puesto a mi disposición.



Alcé mi mano derecha hasta
la altura de sus muñecas, tocándolas muy suavemente con la
yema de los dedos. Ella respiró hondo. Inicié una suave caricia
por todo el brazo derecho hasta llegar al hombro. Cuando hice un movimiento
similar por su costado sentí que se estremecía y ahogaba
un pequeño gemido. Colocado detrás suya adelanté ambas
manos desde sus caderas hacia su vientre, subiendo por el ombligo hacia
los pechos, acariciándolos muy suavemente. Inició un suave
contoneo de su cuerpo como queriendo aumentar la intensidad de mi caricia,
como buscando un mayor contacto. Nada más fácil de complacer
en aquel momento y nada que más pudiera desear. Junté mi
cuerpo con el suyo, dejando que mi polla se acomodara entre sus cálidas
nalgas. Mis manos, aún en sus pechos, la apretaron contra mí.
Era tan suave su piel, tan caliente y su olor embriagaba como un licor
suave pero intenso. Lucía tenía casi mi misma altura y nuestros
cuerpos contactaban enteros entre sí. Era una sensación tan
extraña como placentera, acostumbrado tantos años a Elisa.



Miré a David. Seguía
sentado en el sofá frente a nosotros. Su mirada denotaba una gran
excitación mirando la escena. El muy cabrón. Le mantuve la
mirada mientras acompasaba mi movimiento al de Lucía que buscaba
mi verga con su culo, rozándose cada vez más fuerte. Su deseo
hubiera sido agacharse un poco pero la cuerda del techo se lo impedía,
lo que hacía sus movimientos más forzados y su respiración
se agitaba cada vez más. Le bajé las bragas mordisqueando
sus nalgas y sus muslos y agachado frente a ella metí mi cabeza
entre sus piernas. El olor era embriagador, intenso, delicioso. Le lamí
los labios con suavidad, saboreando sus jugos, ya abundantes por entonces.-
"Métemela" - dijo jadeante - "métemela ya".



Le desaté las muñecas,
lo que sus brazos agradecieron al momento. La llevé hasta la mesa
y la hice tumbarse sobre ella. Se chupaba un dedo y se acariciaba el vientre.
Abrió las piernas invitándome a entrar. Dirigí mi
polla a su coño húmedo, acariciándolo en círculos
con el glande antes de metérsela de un golpe hasta el fondo. Entró
como si estuviera hecho a medida, su excitación era tan grande como
la mía.



- ¡Fóllame! ¡Fóllame!
- decía, casi gritando.



Tras cada embestida mía se
la sacaba casi del todo para volver a metérsela otra vez con fuerza.
Parecía volverse loca, con sus manos se recorría el vientre
y los pechos, a veces apretándose con fuerza. Se lamía los
dedos. Gemía. Gritaba. - "Fóllame.... así, así"
- Aceleré mis movimientos para acompasarlos a la velocidad con la
se movía sobre la mesa.



Nunca había visto a una mujer
correrse tan pronto. Yo estaba que iba a explotar y sin embargo de pronto
fue ella la que se corrió.



- ¡Me corro! ¡Me corro!
¡Aaaaah! Así, así.... ¡Cabrón! No pares.....
¡Más.... fuerte! - Su boca era un torrente de palabras, de
gritos. Se irguió sobre la mesa aferrándome por los hombros,
clavando sus dedos en mi espalda, deshaciéndose en un prolongado
grito que se fue apagando lentamente. Dejó caer de nuevo su espalda
sobre la tabla de la mesa, arqueándola cada vez más tras
cada convulsión que hacía tensar su cuerpo. Sin parar de
moverme reduje el ritmo mientras ella se deleitaba saboreando su orgasmo.



Fue entonces cuando David se unió
a la fiesta. Sin darme cuenta se había quitado también la
ropa y ahora se acercaba a la mesa. Se puso a un lado a la altura de la
cabeza de ella acercándole la polla la boca. El aparato de David
era descomunal, más que de largo, de ancho. Nada más percatarse
de su presencia, Lucía abrió la boca y dejó que él
se la metiera entera. Ella se aplicó en chupársela mientras
todavía yo me la follaba.



Quizá no había estado
tan excitado en mi vida hasta entonces. Fue cuando sentí que iba
a correrme irreversiblemente. Me apreté contra ella tan fuerte y
dentro como pude, apretando mis nalgas, con las manos tirando de sus caderas
hacia mí, y sentí como su coño chorreante se inundaba
con mi leche en varias embestidas. Luego me dejé caer sobre ella,
que siguió concentrada en la mamada a su marido.



Al cabo de un par de minutos me
incorporé y se la saqué. Había perdido la espectacular
erección que me había provocado pero aún así
ella protestó con un gemido. Me coloqué al lado de David
y le quité el paño que aún le vendaba los ojos. Al
ver mi polla chorreando semen y sus propios jugos soltó la de David
y se lanzó ávida sobre ella, limpiándola con ansia
y tragando todo. Sentía como recuperaba la erección como
al principio. Su lengua estaba haciendo un trabajo fantástico.



David, al ver las ganas con que
Lucía me comía la polla optó por colocarse entre sus
piernas y, agachándose, comenzó a lamerle el coño.
Cuando ella comenzó a agitar sus movimientos al compás que
marcaba su lengua él se levantó y lentamente le introdujo
aquella enormidad hasta que se la clavó entera. Ella lanzó
un largo gemido mientras.



Mis ojos iban de su boca a su coño,
verla como me comía la polla era la leche pero no lo era menos ver
como David le metía aquel trasto. No tardé en correrme de
nuevo, descargando otra vez mi semen dentro de ella. Se lo tragó
todo, con la misma ansiedad con que la había chupado.



La dejé disfrutar de la polla
de David y me dediqué a masajear y besar sus pezones que tan loco
me volvían. David continuó follándosela haciendo que
se corriera un par de veces antes de que él lo hiciera. Cuando lo
hizo descargó toda su carga de leche sobre el vientre de ella, con
cuatro o cinco disparos blancuzcos y espesos. No bien hubo acabado lo recogió
con la lengua y se lo ofreció a ella en varios besos. Sus bocas
chorreaban semen por las comisuras y se afanaron en limpiárselo
el uno al otro hasta que no quedó nada. Yo, que me había
separado mientras acababan no salía de mi asombro. Si me hubieran
contado algo así hasta hace un rato hubiera puesto un gesto de repugnancia
seguro. Pero aquello fue algo que aún contribuyó más
a excitarme sobremanera.



Ella permaneció sobre la
mesa mientras David y yo nos tiramos en los sofás. Al poco vi que
Lucía se había quedado dormida y no tardé mucho más
en hacerlo yo. No creo que fuera más de media hora lo que dormí.
Me despertó algo que me rozaba y apenas me di cuenta de que era
Lucía, que terminaba de apretar el nudo de la cuerda que habíamos
usado con ella en torno a mis muñecas.



David no estaba. Ella me dijo que
me levantara y tirando de la cuerda me llevó debajo de la viga a
la que ella había estado atada antes. Echó la cuerda por
encima de esta, hizo un lazo y dejó mis brazos en alto, exactamente
como David había hecho con ella. Luego fue a por el pañuelo
y me vendó los ojos. Sentí como con sus manos me acariciaba
el pecho, me besaba y me mordisqueaba. Para entonces mi erección
era completa de nuevo. Al poco sentí como me besaba la polla mientras
me acariciaba los huevos. La fue recorriendo con la lengua arriba y abajo
un buen rato para terminar introduciéndosela en la boca. La mamada
estaba siendo espectacular, lenta, disfrutando de cada centímetro
que entraba y salía en su boca y haciéndome disfrutar a mí
hasta el delirio. Sentí que esta vez tardaría bastante en
correrme así que procuré relajarme tanto como pude y dejar
que ella se empleara a fondo en su tarea.



Llevaba más 10 minutos. Sus
manos estaban aferradas a mis muslos y sólo con la boca chupaba
y chupaba. Era, muy probablemente, la mejor mamada de mi vida. Y...



Sentí que me quitaban la
venda de los ojos mientras una voz me decía al oído- ¿Te
gusta? -. La voz era de Lucía y, efectivamente, al bajar la vista
vi que era David quien tenía mi tranca en la boca. Me quedé
completamente paralizado, Lucía sonreía y David me miraba
desde abajo sin dejar de chupármela. Fueron apenas unos segundos
que luego se convirtieron en una excitación como nunca había
sentido antes. Como nunca me hubiera imaginado sentir. El morbazo de la
situación y la dedicación con que David se empleaba hicieron
que me corriera en su boca, sentí como mi leche salía con
fuerza llenándosela. Hasta las piernas me temblaron de lo intenso
del orgasmo.



Lucía se agachó junto
a David y le besó. Ahora no era su leche sino la mía la que
compartían en aquel beso. Entre sus bocas se escapaban chorreones
de semen que se afanaban en lamer para que no se les escapara nada. Yo
estaba de piedra viendo la situación.



Cuando se lamieron toda la leche
se fueron al sofá que quedaba frente a mí, riendo y mirando
la cara que se me habría quedado. Fue David quien habló:



- Supongo que te habrá gustado,
¿no? Parece que no has tenido ningún problema en participar
del pequeño banquete que te hemos preparado. - Paró de hablar
un momento, esperando alguna respuesta mía -. Bueno, supongo que
seguirás pensando que tu mujer no quiere participar en algo similar,
¿verdad?



Yo no supe qué responder.
La verdad es que no había pensado en Elisa ni un solo segundo. Me
sobrevino una gran sensación de culpa y pensaba que aquello sería
el fin para nosotros si se enteraba. Y parecía que iba a enterarse
pues ellos parecían seguir con un plan muy bien ensayado.



- Compréndeme- dijo David
-, te has tirado a mi mujer delante mía y te la he chupado como
ni te imaginabas. Creo que sería justo que convencieras a Elisa
para que me diera una pequeña satisfacción. O bien me la
podrías dar tú.



Los dos rieron. Aquello era una
encerrona en toda regla. Sé que era egoísmo puro y mucha
cobardía pero me sentía totalmente incapaz de plantearle
a Elisa que participara en aquel juego. Cuanto más decirle que yo
ya lo había hecho. La otra opción era simplemente impensable,
pero...



- Está bien, haced conmigo
lo que queráis pero Elisa se queda al margen de esto, ¿vale?



La voz me temblaba. Toda mi excitación
anterior se había convertido en un miedo atroz. No estaba preparado
para nada de aquello, que ni en más salvajes sueños me había
permitido imaginar.



Dicho y hecho, Lucía se levantó
del sofá y subió al piso de arriba. Volvió enseguida
con un tubo de crema que en mi situación no imaginé que sería
precisamente para protegerse del sol. David me desató las manos
y entre los dos me llevaron hacia la mesa donde antes habíamos disfrutado
de Lucía ambos. Me agacharon sobre el lado más ancho, dejando
mi pecho sobre la tabla y ella comenzó a untar crema por mi culo.
Pronto me introdujo un dedo, con cuidado pero con decisión. Lo metió
y lo sacó varias veces hasta que lo noté lubricado y luego
metió un segundo dedo. Siempre pensé que aquello debía
doler pero sin embargo no era así en absoluto. Eso sí, la
sensación de bochorno sí que era intensa, más aún
viendo a David pajearse frente a mi cara al otro lado de la mesa. Supongo
que ver las dimensiones de su polla, especialmente el grosor, hacían
que los dedos de Lucía me parecieran una tontería.



- Está listo - dijo Lucía,
dirigiéndose a David y untándole un poco de crema en su polla.



David se colocó a mi espalda
y puso su polla entre mis nalgas. Podía sentir como buscaba mi agujero.
Procuré relajarme y pensar en otra cosa, ya que había que
pasar por aquello.



Su glande comenzó a abrirse
camino muy despacio. Supe que Lucía sabía lo que se hacía
porque aunque notaba su exagerado grosor, apenas noté diferencia
con el trabajo que ella me había hecho antes. El dolor era muy ligera,
soportable. Creí que ya debía estar dentro entera cuando
escuché a Lucía decir que lo estaba haciendo muy bien, que
ya llevaba la mitad dentro.



Entonces sentí como mi culo
decía que no podía más. Sin embargo David seguía
apretando. El dolor era soportable pero iba aumentando. Luego noté
como de un empujón mayor todos mis músculos se abrieron al
paso de su polla y entonces supe con certeza que me la había clavado
entera. Notaba intensamente aquel monstruo en mi culo, partiéndome
en dos. David comenzó a bombear, muy despacio al principio pero
enseguida se animó. Sus embestidas se fueron haciendo más
rápidas y fuertes. Para qué engañar a nadie, me estaba
gustando y mucho. De mi polla salían unas gotas de semen y durante
más de 5 minutos la sensación era que me estaba corriendo
continuamente. David siguió hasta que se vino dentro de mí.
La sensación de aquel chorro caliente fue irresistiblemente placentera
aunque acabé lamentando que no hubiera durado un poco más.



Fueron muchas cosas las que cambiaron
aquellos días. Aún habría de sorprenderme tanto o
más aquella tarde. Absolutamente todo había sido una gran
sorpresa pero definitivamente, lo que se llevó el premio gordo fue
el final con David. Había fantaseado mucho hasta entonces con la
bisexualidad pero nunca me hubiera lanzado si no hubiera sido en circunstancias
como aquellas, prácticamente perfectas. Había que repetirlo
y sin duda se lo diría a Elisa en cuanto llegara, ya vería
cómo.



Tras lo sucedido durante la mañana,
comimos los tres sin apenas dirigirnos la palabra. La verdad es que el
sentimiento de culpa ante Elisa me estaba agobiando demasiado. Ellos optaron
por irse a la playa y pasar allí la tarde. Yo argumenté que
me dolía la cabeza con el propósito de quedarme en casa.
Suponía que le tendría que contar a Elisa lo sucedido pues
estaba seguro que de una manera u otra se enteraría. El problema
era cómo hacerlo.



Acabé por quedarme dormido
y cuando desperté habrían pasado un par de horas por lo menos.
Vi que la bolsa de Lucía estaba junto a la cama pero no había
ni rastro de ella. Supuse que al haber vuelto antes de lo previsto habría
bajado a la playa o estaría en la piscina. Oí voces procedentes
del jardín así que me asomé a la ventana del dormitorio
que da sobre la piscina y lo que vi fue el remate a aquel día de
locos: mi mujer estaba tumbada sobre la hamaca, desnuda, haciéndole
una mamada a David y mientras Lucía le estaba comiendo el coño.
Desde mi privilegiada posición vi cómo Elisa se corría
al menos dos veces antes de que David lo hiciese, esparciendo su semen
por su cara y sus tetas. Lucía luego se lo recogió lamiéndola
y lo compartieron en un largo y apasionado beso. Ambas se dedicaron después
a limpiar la polla de David.



Reconozco que algo de indignación
sentí aunque fuera apenas por un segundo. El tiempo justo de recordar
no sólo que yo antes había hecho algo similar sino que aquella
polla que acababa de tragarse Elisa me había perforado el culo por
la mañana.



Evidentemente estaba muy excitado
pero había algo que me martilleaba la cabeza. ¿Cómo
coño habían hecho David y Lucía para involucrar en
aquello a Elisa? Hubiera jurado que era prácticamente imposible.
Pero allí estaban los tres. No sé cuánto llevaría
Elisa en casa pero al parecer no había necesitado mucho tiempo para
convencerse.



Cuando bajé los tres estaban
metidos en la piscina. Sus miradas y sus sonrisas delataron pronto que
allí había algo más.



- Anda, desnúdate y vente
aquí con nosotros. - me dijo Elisa.



Me quité el bañador
y me zambullí en la piscina. Ella me recibió en el agua con
un beso y un pellizco en el culo. Los tres formaron un pequeño corro
en torno mía y entonces me contaron la historia que David me había
contado pero esta vez completa. Resultó que aquella chica que David
y Lucía habían "conocido" y con la que montaron
un trío fue mi mujer Elisa, tras una boda a la que el verano anterior
yo no había podido asistir por un viaje de trabajo. Por lo visto,
Elisa y Lucía llevaban un pedo monumental y en un momento de la
boda desaparecieron. David las encontró tras unos arbustos, medio
desnudas, morreándose y acariciándose mútuamente.
David las metió en el coche y las llevó a casa donde siguieron
a lo suyo y pasando de él. A la mañana siguiente, ambas chicas
decidieron recompensarle montándoselo con él. Aquello se
repitió un par de veces más, aprovechando algún viaje
mío o alguna escapada de Elisa a la ciudad. Luego decidieron dejarlo.



David y Lucía no habían
repetido desde entonces pero cuando les invitamos a pasar quince días
con nosotros habían vuelto a hablar del tema con Elisa y de cómo
me incluirían a mí. Resultó que al final era yo la
presa y no el cazador. David y Lucía querían repetir su trío
con un hombre y después de lo del verano anterior lo tenían
fácil conmigo a través de Elisa.



Seguimos un rato más en la
piscina bromeando hasta que Elisa decidió que ya era hora de montárnoslo
los cuatro. Me preguntó si me había gustado hacérmelo
con David y le confesé que sí.



- Me hubiera gustado verlo - me
dijo, riéndose. - Ahora ya sabes algo más de cómo
siento algún que otro capricho tuyo.



Los cuatro subimos entonces a nuestro
dormitorio y nos metimos en la cama. A modo de premio por haber sido la
víctima de su juego los tres a la vez me estuvieron chupando la
polla. Cuando me corrí, Elisa me dijo que le gustaría verme
hacer lo mismo así que me dispuse a tragarme aquel trasto que tan
familiar me estaba empezando a ser. Y de nuevo disfruté de lo lindo,
confieso. Jaleado por ellas me tragué hasta la última gota
de la leche que David descargó en mi garganta.



Cuando hube dejado su polla bien
limpia David se dirigió hacia Elisa y la sentó encima suya.
Me quedé un momento viendo como se la clavaba muy despacio. Pese
a que su volumen había decrecido durante el día seguía
teniendo un grosor considerable (¡qué me lo digan a mí!)
y Elisa parecía volverse loca conforme se la metía.



Yo pillé a Lucía y,
aunque mi polla tampoco estaba ya como por la mañana, aun fue capaz
de perforar su coño y su culo una vez más.



Los cuatro acabamos rendidos sobre
la cama y la noche acabó con una borrachera descomunal en la que
brindamos sobre todo por el sexo. El conocido, el descubierto y el que
nos quedaba por descubrir ;-).



Espero vuestros comentarios: POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Vacaciones del 2000
Leida: 1030veces
Tiempo de lectura: 18minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























relatos pornos de 8 añitos le dije a mi tio que iva a bañarFollando con el amigo de mí esposo relatosRelatos eróticos de incesto entre padre e hijaBuscar relatos eróticos de sexo anal en relación de incestorelatos eroticos de incestoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos de incesto con nenitasrelatos de amor filial xxx enamorado de mi nietaRelato de mujer la violo un perro callejero por meter asu casaxxx zoofilavideo nalagasyenfemenino ayudo hijo su penehistorias eroticas viviendo con miabuelami sobrinita por el culo relato eróticosRelatoViolada y preñadarelatos eroticos playa con el coordinadorRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelato erotico gay nenito chiquitoporno con lecherelatp.erotico apuestami tio me hizo el culotias con sobrinoPorno relatos con el conserge de la escuelaIncesto con la abuela relatadosRelato porno con el abogadoIncesto con la abuela relatadosrelatos infidelidad con mi comadremisrelatosporno.comRelatos cojiendo con mama en el ranchome chingue a mi abuela relatorelatos porno la gran cuca de mi tíaRelato Erótico embarace a mi tiaporno zoofilia inglaterrarelatos eróticos de amor filial mis pequeñas primitasmi hijita de 9 añitos relatoRelatos er�ticos gays el chico del caf�relatos eroticos abriendo de patas a mi cuñadazoofilia relatos eroticos madre hijo granjaRelatos swinger mi amigo se quedo en mi casa por que ya era tarde y nos pusimos a tomar y nos cojimos a mi esposarelatos eroticos caballito con pPaFotos relato porno hise que mi padre me desvigararelato follando con mi amiga en la piscina Relatos eroticos las nenitas bonitasRelatos porno amor filial descubri a mi hija bdlol.rurelatos pornotodorlatosesa verga me partio en dos relatos pornome rompierob el culo relatossexo me enamore de mi abuelaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos eroticos follando a mis hijas putonasmasturbaciion femeninarelatos eroticoss virgo sobrinarelatos de incestIncesto con la abuela relatadosme follé a mi madrerelatos xxx mi premera transexualViolada por varios Relato sado pornoporno relatos rajita sin pelosme culie a perra mestiza relatocochinaditas en el cuarto con mis primitasrelatos porno primita llegando del colegiorelatos eroticos que nalgas tiene mi mamaxxx relatos lesbicos gimnaciohistorias eroticas de nenas de 10 gratisRelatos eroticos orgias familiatioysobrinarelatosRelatos de zoofiliaante de casarme en una despedida de soltera relato xxx relato porno mi hija de 11 para dosrelato con mi suegro xxxrelato erotico fiesta con variosNieta agradece a su abuelo con una mamada relatos eróticos relato xxx la gasolinerarelatos porno nena cojerelatos eroticos incesto con el alba�il historias xxx me folle a mi madre borracharelatos la mi pija gigante para mi madreRelatos:el taxista me folla por el culorelatos de sexo le rompi el culo a mi nietaun mujeron en la escuela relato eroticoElla me trajo a su hija relatos eróticoscachonda pornomi perro me violó relatosespiando a chicasrelatos doloridas analRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezMisrelatos porno.comhistorias porno gratisrelatos de incesto eroticos padre y hija menorrelatos eroticos de incestorelato follando vendedora aparece MaríaPrestame tu calzon relatosvecinitas pornocomo mi jefe me coge relatos pornorelatos eroticos abriendo de patas a mi cuñadapapá noche relatoporno