Relato: Encuentro inesperado
De acuerdo a los relato que he visto publicados en este
sitio, consider� que quiz� les fuera interesante leer sobre esta situaci�n que
puso a un amigo m�o al borde de lo que puede ser un nuevo entendimiento de su
vida como pareja . Espero que me escriban y me comenten si les parece
suficientemente interesante como para que, intente hacer la rese�a de m�s
situaciones similares.
Por favor escr�banme sus observaciones, comentarios, dudas
o experiencias similares a:
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
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POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Encuentro Inesperado
Por Jordy Xors y G.O. Tigers
Parte 1
Hasta hace poco tiempo, yo consideraba la ciudad en donde
vivo como una gran urbe donde dif�cilmente nos conocemos unos a otros, caras
nuevas van y vienen a diario sin darnos apenas tiempo para recordar a muchas
de las personas con quienes tratamos durante alg�n tiempo, e incluso resulta
algo dif�cil dada su inmensidad, el pensar en coincidir en un determinado
sitio, de manera inesperada con alguna persona.
Sin embargo y pese al supuesto anonimato que una ciudad tan
grande y bulliciosa como la m�a a veces nos puede brindar , tambi�n es cierto
que de pronto por azares del destino, uno no debe de confiarse a la buena
suerte, pues cosas inesperadas pueden ocurrir al volverse inesperadamente
peque�a.
De manera insospechada lo anterior lo constate hace apenas
unos cuantos meses en un instante, cuando sin previo aviso y por una simple
coincidencia, mi vida se trastorno por completo..
Desde que conoc� a Marianne hace m�s de ocho a�os, me di
cuenta de que a�n pese a tener novio y ser ella una linda persona, le gustaba
flirtear y coquetear con los hombres cuando sal�amos al divertirnos, llegando
incluso a mostrarse ocasionalmente provocadora al insinu�rseme cuando �ste no
la ve�a. Resultando que al paso del tiempo ella dej� esa relaci�n para
convertirnos en novios y casarnos al poco tiempo.
Durante el tiempo que dur� nuestro noviazgo, ella disminuy�
sus avanzadas sensuales hasta poco tiempo despu�s de habernos comprometido,
cuando poco a poco fue volviendo a tomar la misma actitud de "muchachita mal
portada". Y ya unos meses despu�s de casados cuando empezamos a salir por las
noches nuevamente, ella se volvi� un poco m�s agresiva en sus jugueteos, sin
que yo realmente opusiera mayor restricci�n al modo en que ella le gustaba
divertirse cuando �bamos a alg�n bar o a bailar, pues finalmente los
resultados que yo obten�a de ella por las noches ya en la cama, siempre
resultaban m�s estimulantes si ella antes se hab�a "divertido" con alg�n
"amigo" que se encontraba en el lugar y momento preciso para disfrutar de sus
cada vez m�s atrevidos flirteos.
As� continuamos durante alg�n tiempo sin yo objetarle nada
y poco a poco adentr�ndome m�s en el goce de nuestras extra�as naturalezas y
sus morbosos coqueteos, que se volvieron la parte casi obligada y prefacio de
nuestras m�s candentes noches de amor. Y pronto nos encontramos con la idea de
que al menos una o dos veces al mes, Marianne llegar�a a casa del trabajo para
cambiarse sus ropas y seleccionar alguno de sus m�s atrevidos y casi
esc�ndalos atuendos, para salir nuevamente a la calle en b�squeda de alg�n
momento de electrizante sensualidad.
Para estas noches ella escog�a alg�n vestido sumamente
escotado y ce�ido al cuerpo, de modo que dejara casi adivinar cada rinc�n de
su placentera anatom�a o alguna falda que de tan corta mostraba a quien la
quisiera ver, casi por completo la totalidad de sus espectaculares piernas y
ocultando escasamente la franja oscura de sus medias que en caso de que ella
intentara alg�n movimiento brusco o pasos largos, constantemente quedaban
expuestas aunque fuera por tan s�lo un instante. .
No mucho tiempo despu�s y debido a dos o tres imprevistos
que surgieron en mi trabajo, mismos que me impidieron alcanzar la a la hora y
fecha en que nos hab�amos citado para vernos en alg�n bar, fue que comenzamos
a planear nuestras salidas como si se tratara del caso de que ella fuera una
mujer soltera que en vez de ir conmigo, asist�a a los lugares en busca de
compa��a. As� las cosas comenz� a ser habitual que ella viniera a casa, se
enfundara uno de sus vestidos medias oscuras y zapatos altos., subiera a su
auto y luego me llamara para avisarme del lugar donde se encontrar�a.
Yo por mi parte deb�a de dar alg�n tiempo antes de
alcanzarla, ya fuera que pasar� a dejar mi auto a nuestra casa o quien desde
el trabajo consiguiera avent�n o alg�n taxi para no llegan al sitio en dos
autom�viles y poder regresar juntos a casa.
En la mayor�a de los casos cuando yo llegaba al lugar, la
encontraba acompa�ada de alg�n hombre que se hab�a ofrecido a obsequiarle a
alg�n trago a cambio de poder sentarse a su lado, intentando lig�rsela. En vez
de acercarme a saludarla, encontraba alg�n lugar donde sentarme a observarla
mientras tomaba alg�n trago y estaba al pendiente de las acciones que ella y
sus acompa�antes pudieran tener conforme avanzaba la noche.
Conforme el tiempo pasaba y nosotros continu�bamos con
aquellas experiencias, mi mujer cada vez les permit�a m�s libertades a los
hombres aunque se topaba, siendo el caso de que poco antes de aquella noche en
que todo esto ocurri�, ocasionalmente cuando llegaba yo a nuestra cita, la
encontr� en el estacionamiento de alg�n bar, permitiendo a alg�n desconocido
palpar su cuerpo y juguetear con sus senos. Mientras que yo un tanto
sorprendido s�lo atinaba a permanecer cerca de donde ella se encontraba por s�
acaso el individuo quisiera llevar las cosas demasiado lejos.
En una ocasi�n en que la segu� ella fue por su acompa�ante
a un veh�culo estacionado justo a lado de la mini van de Marianne, la cual con
mi llave extra abr� sin ser notados por ellos en, pudiendo as� tener un
excelente puesto de observaci�n, que se convirti� en una excelente guarida
desde donde pude ver a mi mujer en el asiento trasero de aquel carro, con la
cabeza recostada en el regazo de aquel tipo, con sus ojos cerrados y los
labios entreabiertos mientras le ofrec�a a �l casi el uso irrestricto de su
cuerpo, permitiendo que le subiera la falda hasta por la cintura y dejar� al
descubierto sus diminutos panties blancos que de inmediato fueron cubiertos
por sus manos que acariciaban su intimidad sobre la tela de los mismos.
Instantes despu�s vi como �l separaba sus piernas para
dejar a�n m�s expuestas las partes privadas de mi mujer y poder as� hurgar m�s
adentro y jugando con sus dedos a empujarlos sobre la entrepierna de sus
pantaletas para pronto hacerlas lucir empapadas con sus jugos y permitirle
despu�s apartar a un lado la delicada frontera de tela que proteg�a su
preciado tesoro y la defend�a de aquellos dedos extra�os su palpitante
feminidad, dej�ndole introducirlos en su intimidad, para despu�s extraerlos ya
embarrados por ella., mientras que yo observaba sus labios apartarse un poco
m�s, emitiendo un gemido apenas perceptible tras los cristales.
Aquella misma noche ya en casa y un tanto inquieto tras el
espect�culo que hab�a yo observado, me acerqu� hacia ella y tras besarla,
corr� mis manos bajo su falda hasta llegar hasta a encontrar entre sus muslos
una gran humedad, que mientras m�s me acercaba con mi mano a su centro de
placer, se convert�a en una invitante y resbalosa sustancia que cubr�a por
completo su tierna piel hasta llegar a la tela de sus pantaletas que se
encontraban ensopadas por completo y haci�ndola sentir ante mi como la mujer
m�s deseable del mundo., a quien yo presa de la lujuria, de inmediato me
arrodille a besar y saborear con mi lengua hasta hacerla explotar y derramarse
sobre mi, al llegar a experimentar lo que sin duda era abrumador orgasmo.
Finalmente llegamos a la siguiente ocasi�n cuando la
encontr� bailando pegada al cuerpo de un gran hombre que se mostraba
particularmente "agresivo" y manten�a todo el tiempo sus manos sobre el cuerpo
de Marianne, tom�ndola por la cintura mientras bailaban y dej�ndolas resbalar
por sus caderas., llegando incluso a acariciar sus nalgas por sobre la tela
del vestido.
Y no fue si no hasta el momento en que dejaron de bailar,
cuando al dirigirse hacia su mesa, yo pude distinguir m�s claramente que
aquella enorme figura era la del socio de mi jefe a quien hab�a yo visto
recientemente durante una comida. Y quien tal y como yo ahora no pod�a
constatar, ten�a una bien ganada fama de mujeriego sin molestarle en lo m�s
m�nimo andar enamorando y llev�ndose a la cama a las novias y esposas de sus
conocidos o empleados.
Sobresaltado y confundido no atin� a saber qu� hacer, pues
si bien era cierto que anteriormente ya hab�a yo visto a alg�n otro hombre
acariciar de manera tan �ntima a mi mujer, todos ellos hab�an sido absolutos
desconocidos a quienes no hab�amos vuelto a encontrarnos. Sin embargo en esta
ocasi�n las implicaciones de lo que pudiera ocurrir resultaban por dem�s
problem�ticas, dado que para esas alturas de la noche �l ya hab�a tocado de
manera tan morbosa la redondeces del trasero de mi mujer y mientras yo me
encontraba sentado observ�ndolos, una de sus manos jugaban sobre las medias
que cubr�an sus muslos, llegando incluso a adentrarse en poco m�s all� del
doble adici�n de su falda. Y pensaba yo que en caso de presentarme ya en ese
momento, simplemente me ocasionar�a un nuevo de status de bobo dentro del
empresa, pues seguramente para el mismo lunes mi jefe lo sabr�a y despu�s de
ello ser�a yo motivo de la pl�tica en los pasillos.
En caso de no aparec�rmeles enfrente, pensaba yo, tal vez
no correr�a yo tal suerte pues para aquel tipo, seguramente mi mujer solamente
habr�a sido una m�s de las que le presentaba su buena fortuna., teniendo yo
tan s�lo que cuidarme de no ser visto en ese lugar y posteriormente tener
cautela de no asistir a ninguna reuni�n de la oficina donde pudiera
encontrarse el socio de mi jefe.
Decid� dejar la situaci�n en manos de la suerte y aunque en
repetidas ocasiones trat� de llamar la atenci�n de Marianne sin que se diera
cuenta su acompa�ante, ella nunca tuvo el tiempo de alcanzar a notarme
gesticular que parara sus avances (posteriormente me enter� de que antes de
que yo llegara y durante la mayor parte de la noche, �l la hab�a estado
toquete�ndola por debajo de su falda, sin serle necesario siquiera esperarse a
llevarla a su carro que se encontraba aparcado fuera del establecimiento.
Despu�s de verlos consumir una copa m�s, observ� c�mo se
paraban de la mesa y con una mano sobre el trasero de mi mujer, �l la conduc�a
hacia el estacionamiento. Ya en la puerta un hombre se les acerc� y por un
instante se detuvieron a hablar con el antes de continuar su camino y que el
sujeto se dirigiera hacia el gerente de lugar a pagar.
Yo por mi parte y entendiendo que seguramente aquel otro
hombre era el chofer o guardaespaldas del socio de mi jefe me apresur� a pagar
dejando sobre la mesa un billete que cubr�a el importe de mi bebida y la
propina del mesero., y en cuanto pude localic� a Marianne caminando con el
hombre dirigi�ndose hacia un Jaguar tipo limousine
que se encontraba en un rinc�n del estacionamiento,
aparcado cerca de un �rbol y lejos de donde ella hab�a dejado su camioneta. En
tanto que ellos acababan de caminar hacia el veh�culo yo sub� a la mini van de
mi mujer y en cuanto a los nervios me lo permitieron la ech� a andar para
acercarme lo m�s que pudiera al autom�vil sin despertar sospecha alguna.
Afortunada o desafortunadamente para m�, pas� desapercibido
y pude colocar la camioneta en sentido contrario al veh�culo muy cerca del
�rbol y del mismo. En cuanto apagu� el motor y me pas� a uno de los asientos
traseros, pude notar que quiz�s debido al clima y la temperatura en el
interior del Jaguar, los vidrios ya se mostraban bastante empa�ados,
dificult�ndome la visi�n. No obstante lo cual pude notar que en vez de haberla
llevado al asiento trasero del lujoso auto, �l hab�a preferido sentarla a su
lado en el asiento izquierdo del acompa�ante., aunque m�s que permitirle
sentarse, hab�a recostado todo el sill�n y la ten�a con al menos una de sus
dos piernas levantadas y sus zapatos de tac�n apoyados sobre el tablero.
Por el modo en que ella se mov�a y aunque mi dificultad
para ver era grande, por el modo en que Marianne se mov�a, pude suponer que
este hombre hab�a ido m�s all� de lo que a los otros les hab�a permitido y
seguramente estaba usando su lengua para incitarla.
A�n m�s nervioso de lo que yo me encontraba me puso el
hecho de descubrir dentro de mis pantalones una inc�moda y tirantes producto
de mi innegable excitaci�n. Por lo que aprovechando lo he empa�ado de sus
cristales y notando que el otro tipo no regresaba, decid� aventurarme un poco
m�s, para bajar de la camioneta y tratar de acercarme a ver m�s de cerca y
tratar de escuchar algo de lo que en aquel auto ocurr�a entre mi mujer y su
acompa�ante, quienes ni remotamente se imaginaban que a unos cuantos pasos de
donde ellos se encontraban en tan rom�ntica y sensual escena, yo me encontraba
presenci�ndolo todo.
Desde donde yo me situ�, pude alcanzar a distinguir algunos
gemidos y la respiraci�n agitada de mi esposa quien parec�a encontrarse muy
cerca de culminar su excitaci�n, precipit�ndose a lo que sin duda alguna ser�a
un sobrecogedor orgasmo de placer.
De pronto un movimiento de las piernas de mi mujer despej�
una porci�n del empa�ado vidrio y alcance a distinguir el cuerpo del hombre
movi�ndose para intentar situarse entre sus muslos, en tanto que su boca
permanec�a prendida a uno de sus senos que hab�a hecho saltar sobre la media
copa del brassiere de Marianne, que ahora �l hab�a descubierto ante sus ojos
al desabrochar sus botones y abrir de par en par ambos lados de su blusa.
Sobresaltado y presa de un creciente morbo, s�lo pude
sentir mi erecci�n que cada vez se apretujaba m�s dentro de mi ajustado
pantal�n. Y era por esta tremenda excitaci�n al ver a mi querida mujer gozando
a manos de otro hombre y ofreci�ndosele, que al encontrarme yo tan turbado,
que simplemente no me daba cuenta de lo cerca que �l se encontraba de intentar
tomarla y poseerla all� mismo en el asiento de su lujoso autom�vil. Y no fue
si no hasta un instante m�s tarde cuando con su brazo apart� el vapor de otra
�rea del vidrio, cuando me di cuenta que por un momento hab�a dejado de
tocarla y se dispon�a al desabrochar su cintur�n.
Indudablemente en ese mismo instante en Marianne se percat�
de las finales de intenciones que �l ten�a para con ella y comenz� a detenerlo
con sus manos para apartarlo y hacerlo quitarse de encima de su cuerpo, pero
como era de suponerse su mayor peso y fuerza le hac�an casi imposible siquiera
el detenerle sus brazos y evitar que �l dispusiera de su cuerpo como mejor le
pareciera.
Por un momento y sin verse otra salida como no fuera la de
armar un esc�ndalo y descubrir mi presidencia en el lugar y revelar la
identidad de la mujer a la que �l hab�a estado manoseando a placer, sin que
hasta ese momento ella hubiera puesto reparo alguno o tenido intenci�n de
detener, haci�ndole llegar a suponer que tampoco tendr�a impedimento alguno
para dejar que la fornicara. Pero justo cuando pensaba en que tendr�a que
abrir la portezuela y sacar de all� a mi esposa; alcance a distinguir su que
pese a lo violenta que me pareciera la escena, ella no mostraba del todo
deseos de ser rescatada y si en cambio parec�a continuar gozando la situaci�n
en que se encontraba.
As� pues me quede petrificado y contuve el aliento cuando
despu�s de echarse hacia atr�s, �l descendi� sobre el cuerpo de mi mujer,
penetr�ndola por primera vez. ... "Auuughhh Ooohhhgg"... la escuch� emitir
unos ligeros quejidos, mientras que �l entre que gru��a y suspiraba.
Despu�s lo vi separarse nuevamente para intentar descender
sobre su cuerpo, intentando �nicamente que su propio peso fuera el que le
ayudar� a abrirse camino entre las piernas de Marianne que suspir� una vez m�s
... "Oooughh, Aaahhhhhhi ., es grandeeee, muy grande!!!., no me cabe., pooor
faaavor tehhhhh -- hennnn cuidadoooooohhhh !!!"
... "Por Dios mujer!!! Pero si estas toda empapada y ni a�n
as� entra"... Exclam� �l ... "Pero que no dijiste que eras casada y con un
ni�o??"... Pregunt� �l en un tono como de risa al notar el contorsionado gesto
de anticipado placer que se dibujaba en el rostro de Marianne.
"Ssshhh., c�llese poooor-fffavooorrr y m�talo yhhaaahhh!!!
que mi marido podr�a llegar en cualquier momento y encontrarnos!!!"...
contest� apresuradamente mi esposa, tent�ndolo no detenerse si no al
contrario, para que continuara el asalto a su intimidad.
... "Pues ay�dame entonces si no quieres que el muy bestia
llegue y encuentre aqu� ensartada a su mujercita"... gru�o aquel.
..." Oohhhh nooohhhh - ahhhhhh ssssiii!!!! "... alcance a
oir el largo y placentero gemido que de boca de mi mujer surgi� al momento de
que finalmente hab�a logrado su cometido de acomodar en su interior a aquel
hombre.
.. "As� mami, t�mala toda hasta los huevos!!!"... Casi en
tono de insult� le gritaba �l ..."Por Dios, que rica te sientes con mi verga
toda clavada; te siento como si me la quisieras orde�ar!!!"... termin� el
indecente y morboso comentario refiri�ndose a las reacciones involuntarias que
su masculinidad provocaba en el cuerpo ansioso de mi mujer.
... "Sssssiiii, Pooorr Favooooorrrr siga, Noooo se
detengahhhh!!!!"... Continuaban los casi hist�ricos maullidos de gata en celo
que mi mujer emit�a.
..." No chula, ya me paraste la verga y ahora aunque
llegara tu marido o alguien m�s importante, yo no me paro hasta no dejarte
bien empapado con mi leche tu hoyito"... Fue el siguiente y sumamente proc�z
comentario que gru�o �l.
..."Noooo, nooohh, por favor e - eso noooo!!., tiene que
salirse antes, de que... yooohh no estoy tomando nadaahhhh" ... fue la
inesperada respuesta de Marianne.
..."Grffffhhh, Jahh jahhhh-. No me digas que a una mujer
como t�, su marido la deja salir de casa vestida as� y sin protegerse de que
vaya a quedarle pre�ada o agarrar alguna enfermedad"... Solt� entre jadeos y
risas el hiriente comentario y luego a�adi� la pregunta ..."O que???, me vas a
decir que �l ya no puede y t� quieres un hermanito para su hijo?".
Yo apenas pod�a contener mi asombro ante lo mal que de
pronto las cosas estaban pareci�ndome, pues la actitud de aquel tipo fuera o
no jefe m�o o socio de mi jefe, me pareciera sumamente vulgar por no decir que
grotesca pero a�n m�s me sorprend�a la manera en que mi mujer recib�a los
insultantes comentarios sin reprochar uno solo de los mismos, como no fuera el
de su temor de resultar embarazada. Y en cambio ahora yo la ve�a cerrar sus
piernas alrededor de la espalda del hombre, para azuzarlo a seguir
fornicandola.
"Grrrooofffggghhh, Ooorgghhhh... Siento como me lo aprietas
todo y quiero clav�rtelo entero hasta el fondo para que te vengas como una
perra en celo"... sigui� su asalto verbal ante el abandono total de mi linda y
hasta esa noche, respetada esposa ..."D�melo Zorra!!!., dime que eres una
cualquiera con ganas de que se la monte el primer t�o que pase por la calle,
para as� satisfacerte con una verga m�s grande que la que tu marido te ofrece
en casa!!!"... dijo �l mientras continuaba goz�ndosela.
... "Ohhhh Sssss���, siiihhhh., si lo soy pero por favor no
pare nunca, d�jeme tenerlo as�., lo siento hasta adentro ooouuhhhggg co-moooo
nuncaaaahhh �!!!"...
... " Eso es!!!., d�melo putita m�a, dime como la sientes;
alguna vez tu marido te la ha clavado tan adentro???"... Alcanc� a o�rle
preguntar y luego recalcar ... "dime si te coge tan rico como yo o si la tiene
tan grande como la m�a"...
... "Nooo, no; nunca tan grandeeeeehh ni tan
ricooooo!!!"... contest� entre sollozos Marianne, agitando de un lado al otro
su cabeza mientras respond�a y se concentraba en recibir todo el placer de
aquel hombre pon�a a su disposici�n.
En eso estaba yo, estupefacto sin a�n poder asimilar la
insospechada actitud que mi esposa era capaz de tomar al llegar a sentirse tan
excitada como se ve�a en ese instante, intoxicada de placer como nunca antes
la hab�a visto yo ponerse. Cuando de pronto sent� unas pisadas sobre la grava
del estacionamiento, que al acercarse hacia donde nos encontr�bamos,
aceleraban su paso.
D�ndome apenas tiempo para apartar la mirada del autom�vil
donde se encontraba mi mujer recostada sobre el asiento y recibiendo los
poderosos embates del socio de mi jefe, alcance a reaccionar para en darme
cuenta de que se trataba del chofer que al verme parado al lado del coche de
su patr�n, apresuraba el paso para ir a mi encuentro.
De inmediato y temiendo ser descubierto del todo, corr�
hacia la camioneta y ech�ndola a andar pis� el acelerador para de manera
precipitada abandonar el lugar dejando a mi esposa dentro de aquel auto,
recibiendo lo que parec�a ser la cogida de su vida y entreg�ndose por completo
a aquel hombre.
Parte 2
Ya en casa trat� de calmarme mientras intentaba acomodar
mis ideas que se agolpaban y se entremezclaban con las im�genes vividas hac�a
apenas media hora. Raz�n por la cual en ese momento resultaba casi imposible
para m� atinar a decidir que hacer o en que manera actuar cuando ella
regresara despu�s de haber estado con �l. La lucha entre mi ego, excitaci�n e
inseguridad, eran enormes.
" Deb�a yo de decirle lo que hab�a visto ???., podr�a yo
actuar como si nada, despu�s de haberla visto gozar y abandonarse a sus
instintos de mujer ardiente ???, que pasar�a conmigo y nuestra relaci�n??. Y
finalmente, podr�a yo confiar en ella de ahora en adelante, sabiendo que era
capaz de permitir a otros hombres ,"tener" lo que supuestamente estaba
reservado exclusivamente para mi ???"....
Absorto en mis tribulaciones, me pareci� que hab�an pasado
horas, cuando apenas unos tres cuartos de hora m�s tarde escuche el ruido de
un auto al detenerse frente a nuestra casa y yo, v�ctima de los nervios,
intentaba hacer el acopio de valor necesario para esperar a que ella entrara;
en vez de escabullirme hasta la habitaci�n y meti�ndome a las s�banas fingirme
dormido.
Cuando finalmente la escuche cerrar la puerta, aun me
encontraba yo parado junto a la escalera y observe como ella con pasos un
tanto tambaleantes, se aproxim� hasta donde yo me encontraba. Y al observarla
detenidamente caminar, pens� que aunque no hubiera yo estado ah� presenciando
la escena justo al lado del sito donde ella se entregara sin condici�n alguna,
salvo la posibilidad de permitirle embarazarla, a aquel hombre, por el simple
aspecto de su peinado y desarreglo de sus ropas., f�cilmente hubiera podido
adivinar que ella hab�a estado con otro hombre y dejado que la poseyera.
Su blusa ven�a abierta casi de par en par y sus pechos
luc�an desacomodados dentro del ajustado brassiere que dejaba asomar sobre sus
bordes, uno de sus pezones que aparec�a a�n algo marcado, como cubierto de
saliva o alguna sustancia similar. M�s abajo, brincando la cintura de su falda
que aunque de cualquier manera era algo peque�a, ahora permanec�a trepada por
sus muslos, dejando ver buena parte de sus piernas, hasta llegar bien arriba
justo hasta donde terminaban las oscuras bandas el�sticas de sus medias y
comenzaba a mostrarse la tr�mula superficie de sus muslos y suave piel de sus
caras internas., que aparec�an como cubiertas o untadas con alg�n fluido que
daba la impresi�n de ir resbalando desde su entrepierna hasta llegar a
detenerse sobre sus medias.
Lleg� y se me acerc� sin decir palabra alguna, para
permanecer callados por alg�n tiempo sin querer tener que hablar. Yo la tome
entre mis brazos y acerc�ndola a mi rodee con ellos su cintura por un instante
mientras que con mis labios besaba su mejilla.
Un momento despu�s, una de mis manos descendi� por su
cintura hasta situarse sobre sus nalgas., al tiempo que ella sin apartarse de
mi, me murmur� al oido ... "Me lo pidi� y no supe decir que no., me hizo
suya"...
Yo aunque hab�a sido mudo testigo de su ca�da, sent�
recorrerme por completo un nuevo escalofr�o al escuchar su lac�nica pero
contundente confesi�n y cuando pude volver a respirar con calma, le contest�
que lo sab�a. ... "lo vi pero no se... " Dije para luego por no s� que raz�n,
hacer una pregunta de la cual ya sab�a de antemano la respuesta. ... "Te
gust�??"...
Ella no tuvo que contestarme con palabras, y con el simple
suspiro que di� al sentir mi mano que alzaba a�n m�s el dobladillo de su falda
para acercarme a su impregnada intimidad, bast� para hacerme saber que en
realidad lo hab�a disfrutado como nunca antes y que en ese momento a�n cuando
se encontraba conmigo, sus pensamientos y emociones se encontraban todav�a en
otro lado a varios kil�metros de distancia.
Yo ensop� mis dedos con lo que parec�an ser los restos de
sus jugos vaginales, extra��ndome al notar la total ausencia de su prenda m�s
�ntima, que supuse hab�a olvidado volverse a poner despu�s de haber concluido
el inesperado apareamiento., por lo que le pregunt� ... "olvidaste
pon�rtelos???., o estaban demasiado empapados para usarlos ??., donde dejaste
las pantaletas??"...
Luego antes de que ella pudiera contestar yo coment� ...
"Mira nada m�s como vuelves a casa, nunca te hab�a sentido tan empapada; que
te pas�?; dime como fue"...
Tras una breve pausa, ella respir� profundo y me contest�
..."Me pidi� que lo viera m�s tarde, si t� me dejabas ir a su hotel y me pidi�
que le entregara mis panties por si acaso no volv�a y as� tenerlos de
recuerdo"...
Ante su respuesta yo s�lo pude tragar saliva en tanto que
comenzaba nuevamente a sentir palpitar mi �rgano sexual al momento de escuchar
su respuesta y percibir una pesada sustancia que escurriendo de su femenina
cavidad, ahora comenzaba a cubrir y resbalaba por mis dedos.
... "Eso que est�s tocando es "suyo"., lo dej� dentro de
mi, y me dijo que as� le parec�a m�s sexy mandarme de vuelta, escurri�ndome de
"�l" mientras entraba a casa!!!"... Solt� Mar�anne el l�brico comentario que
me hizo sentir girar la cabeza como si flotara en el aire fuera de mi., y
luego a�adi� ... "Aunque yo le dije que no estaba usando ninguna protecci�n �l
no quiso terminar afuera y pregunt� si tu estar�as en casa esper�ndome"...
Todo aquello hab�a sido ya demasiado para mi y sin siquiera
darme cuenta, de pronto estall� por completo, chorre�ndome dentro de mis
calzoncillos.
Un rato despu�s, de permanec�a recostado sobre el sof� del
cuarto de televisi�n cuando cerca de mi son� el timbre del tel�fono de mi
mujer apresur�ndose a contestarlo. Y no bien hab�a ella comenzado a
hablar cuando buscando mayor privac�a, sali� de la habitaci�n dej�ndome a
solas.
Entre cinco y diez minutos m�s tarde ella regreso tratando
de aparentar una tranquilidad que por ninguna lado se le ve�a y tras bobear
por unos instantes se sent� junto a mi. El momento era tan intenso que a mi me
zumbaban los o�dos, en anticipaci�n a la pregunta que tanto tem�a que me fuera
a hacer y a ella por su parte en m�s de dos ocasiones la sorprend� tratando de
articular palabras, pero sin saber por donde comenzar; hasta que finalmente se
aventur�.
... "Qued� en que pasar�an por mi alrededor de las 2:30 de
la ma�ana si es que t� me lo permit�as y yo quer�a volver a estar con �l"... y
luego de que ella aclar� la situaci�n, jal� un poco de aire y con un tono
entre preocupado y ansioso pregunt� ... "Son casi las dos y no se., estar�a
muy mal si lo vuelvo a ver?"
Fue entonces cuando yo le confes� a ella que en realidad
todos los sucesos de la noche se nos hab�an escapado de las manos y que aunque
no le reprochaba por haberse dejado seducir, yo ten�a muchos nervios por lo
que pudiera ocurrir si "�l" se llegaba a dar cuenta de quien era la mujer con
la que �l se hab�a topado.
... "Me hizo darle las pantaletas que llevaba puestas para
qued�rselas en caso de que yo no regresara, y son las que us� cuando nos
casamos"... argumento como pretexto Mar�anne para intentar con ello explicar
su conducta y ansiedad por salir a su encuentro; haci�ndome notar que aunque
ella se quedara a mi lado en ese momento., la puerta que esa noche s� hab�a
abierto, no ser�a posible cerrarla y sin importar como ni cuando, a partir de
entonces ella no volver�a a serme fiel.
... "Esta bien, que te puedo yo decir, ya no eres una
chiquita y sabes que no me agrada el modo en que te dejaste tratar por ese
tipo, pero creo que a estas alturas ya no tiene mucho caso hablar. Tan s�lo
dime por qu� �l y no esperas a que escojamos a otra persona?"
... " No mi vida, tu sabes que te quiero y tu y "X-cito"
son lo m�s importante para mi., pero no creo que quieras saber m�s sobre �l"
... Contesto ella con voz temblorosa
... " Tan s�lo dime una cosa "... Ped� y luego pregunt� ...
" Que tiene de especial �l., tanto as� como para que valga la pena aguantar
todas las marranadas con que te estuvo insultando??"...
... " Por favor mi vida, no me hagas decir m�s"... ella me
contest�
... "Anda , dilo, que acaso es mejor que yo., lo tiene mas
grande que el mio el viejo ese???"
... " De verdad no creo que quieras o�rlo, basta ya!!!"
volvi� a contestar , pero como todo el que busca encuentra, yo insist� en que
me dijera.
... " Pues si, todo en el fue diferente., por favor no me
lo tomes a mal, pero �l despert� la golfa que yo siempre he llevado dentro y
que nunca ser� para ti., sabes que te quiero y tu siempre me has respetado,
pero con el fue distinto, �l no me ama, tan s�lo me desea y con �l por primera
vez supe lo que es sentir una verdadera verga que me puso a temblar nada m�s
de v�rsela!!!" Vino la atronadora revelaci�n, pero luego sigui� peor.
... " Dios M�o., es enorme y me la puso en sitios que ni
siquiera yo sab�a que pudieran sentirse tan rico., me tenia derram�ndome sobre
ella cada vez que me la dejaba resbalar hasta el tope y no quer�a yo que me la
sacara nunca" dec�a y luego a�adi� ... " Contigo he sabido lo que es hacer el
amor, pero con �l supe lo que es ser pose�da por completo"
... " P-pero" iba yo a tratar de decir algo cuando ella
sigui�.
... "Enti�ndelo mi cielo, a ti te quiero pero �l me hizo
desearlo y no quiero perder esa �nica oportunidad que tengo en la vida para
gozar y ser gozada. Cuando se vino dentro de m� , me hizo sentir su hembra de
verdad y me dijo que en ese momento al aceptar que me ba�ara por dentro., me
estaba marcando para siempre como una de sus "favoritas de confianza"
Ya ante aquellas avasalladoras declaraciones que yo mismo
me hab�a buscado y que me hicieron recapacitar en la conveniencia que a veces
tiene el no preguntar uno cosas de las que no quiere enterarse, termine por
aceptar el amor que ella me pudiera dar y agradecer el tener a mi lado a tan
honesta mujer que bien hab�a aprendido en una sola noche a separar, el deseo y
el sexo del amor y la familia.
Lamentablemente no todas las cosas han ido bien desde
entonces y algunas personas de la oficina se han enterado de lo ocurrido a
partir de aquella noche., y es que desde esa misma noche y durante los
siguientes siete d�as que estuvo en aquella ocasi�n, el socio de mi jefe
comenz� a pasear con Marianne y llevarla a algunas reuniones de trabajo donde
�l constantemente les hablaba a los dem�s sobre lo excelente que le hab�a
resultado ella para la cama e incluso los animaba a bailar y "juguetear" con
ella. Regresando Marianne ya muy tarde por la noche o temprano por la ma�ana,
apenas con tiempo para llevar al ni�o al colegio y dormir un rato tras de
reportarse enferma a su trabajo.
Despu�s de aquella ocasi�n, el decidi� empezar a
obsequiarle costosas joyas, adem�s de comprarle varios juegos de las m�s
tentadoras prendas intimas que hacen lucir a�n m�s su cuerpo bajo los
ajustados vestidos y cada d�a mas cortas faldas y casi descarados escotes que
ahora ella gusta usar cada vez que �l pasa a recogerla para llevarla a
presumir con sus amigos.
Lo cierto es que desde entonces, yo cada vez he tenido m�s
trabajo y mis salidas fuera de la ciudad han aumentado considerablemente y tan
s�lo se que cada vez que el visita la ciudad, Marianne pide uno o dos d�as en el
trabajo, para convertirse en su "dama" de compa��a y lo acompa�a a sus cenas
desayunos o banquetes, regresando a casa h�meda y bien usada. Y apenas
recientemente , me acabo de enterar que hace unas semanas "�l" le compro a mi
mujer todo un ajuar de novia ( Sola excepci�n del vestido blanco ).,que mi
esposa us� junto con las medias, guantes y velo blanco, para acompa�arlos a
celebrar junto con mi jefe y otros dos amigos, la despedida de soltero de uno de
sus sobrinos que tambi�n trabaja en la oficina.
Pero esa en si es totalmente otra historia por completo y
quiz�s , no se , si acaso les interesa, podr�a dedicar otra ocasi�n para
cont�rselas si mi amigo me lo permite y me ayuda a hacerlo.
� Jordy Xors., G.O.Tigers