Relato: Mi vida sexual (1)





Relato: Mi vida sexual (1)

Sentado aqu� tratar� de hilvanar mis mejores historias
sexuales. Por supuesto, hay que empezar por el principio. No recuerdo mi primera
masturbaci�n ni cu�ndo fue que moj� la cama en un sue�o de deseo; tampoco
recuerdo quien fue el que me dio una revista porno, aunque s� recuerdo lo que
vi. Y me gust�. Esa revista, la �nica que ten�amos, circul� entre mis cinco
amigos, todos compa�eros del colegio. Nunca supe quien la hab�a comprado pero de
tanto usarla estaba cada vez mas desgastada y ajada, manchada de l�quido blanco
que hac�amos huir de nuestras vergas siempre dispuestas. S� que alguien la
atesora en un cofre, pero en este momento no recuerdo quien. A�n hoy, despu�s de
tantos a�os seguimos amigos con mis compa�eros de cole. Pero las historias con
ellos vendr�n despu�s. Ahora quiero contarles mi primera vez con una mujer, es
decir, con Martita.


Martita es mi prima. Nuestros padres son hermanos y, por
aquella �poca, socios de una empresa. El padre de Martita dirig�a la filial de
C�rdoba y mi viejo la de Buenos Aires. Hete aqu� que mis t�os y Martita vinieron
a quedarse en casa, un poco para visitarnos y otro poco porque la empresa iba a
fusionarse con otra y los preparativos se realizar�an en Buenos Aires.


Cuando vi a mi primita, que hab�a dejado ya de ser "ita" para
dar lugar a un "pegame y llamame Marrrrrta", mi misil casi sali� disparado.
Hac�a un tiempo largo que no la ve�a y hab�a crecido por todos lados. Lleg� de
C�rdoba vestida con jeans, una remera blanca con breteles finitos que marcaban
un par de tetas redondas y que se me antojaron bien dispuestas. Su boca era
sendos labios carnosos que invitaban a morderlos un poco y unos ojos enormes,
chispeantes y profundamente negros. Pelo largu�simo, como a mi gustaba, todav�a
me gusta, que ca�a acariciando sus hombros. Imagin� tocando y enmara�ando su
pelo al tiempo que la lam�a y se la met�a hasta el fondo. Mi verga ya estaba en
pie de guerra con la sola imagen de Martita y una obsesi�n se perfilaba como
obvia: har�a todo lo posible para que ella fuera mi primera mujer.


Nuestra casa era muy grande. A Martita le dieron la
habitaci�n mas alejada de la m�a por lo que ser�a dif�cil espirarla. Igualmente
estar�an en Buenos Aires alrededor de quince d�as, tiempo suficiente para
gan�rmela. La primera noche pas� sin pena ni gloria. Cenamos todos juntos en el
amplio comedor de casa y Martita se sent� exactamente frente m�o. Desde ese
lugar la visi�n era privilegiada. Pod�a ver sus tetas y su pelo largo mientras
tomaba la sopa. Se inclinaba para no derramar nada del l�quido caliente y en
cada movimiento me dejaba ver el inicio de la canaleta entre sus tetas. Mi verga
se estaba poniendo deseosa y para ayudarla un poquito me detuve a observar su
boca.


Los labios gordos apenas chupaban la punta de la cuchara,
sorbiendo el l�quido humeante sin hacer ruido. Ampli� la imagen y sus
movimientos me llevaron a imaginar que cada vez que se inclinaba no era para
introducir la cuchara sino para meter la puntita de mi verga en su boca. Su
cabeza ca�a hacia delante y la cuchara, mi verga, entraba en aquella boca muy
despacio, saboreando todo lo que hab�a en ella. El canto del plato rozaba una de
sus tetas en un apenas que hac�a que deseara tenerlas entre mis manos. Y claro,
a estas alturas, ya no era sopa lo que tomaba sin hacer ruido sino mi leche
caliente que sorb�a por completo. Ahora s� que la ten�a como un fierro caliente
dispuesto a marcar su mercanc�a. Y me convenc� de que no podr�a aguantar mucho
tiempo mas sin mojar.


A la noche me masturb� pensando en lo que hab�a visto e
imaginado, agregando el pelo de Martita vagando por mi pecho y mi verga.


A la ma�ana siguiente, cuando me despert�, me encontr� solo
en casa. Busqu� por todas las habitaciones y nadie hab�a por lo que fui al
cuarto de Martita a espiar sus cosas. Busqu� sus bombachas y solo encontr�
tangas, algunas tan chiquitas que mi imaginaci�n comenz� a volar. Vi a Martita
en una de ellas, mostr�ndome un culo paradito atravesado por un hilo fino
(exager� un poco, s�) que por delante tapaba apenas lo mas deseado. Ol� sus
prendas, todas perfumadas y rob� uno de sus calzones. Fui a mi habitaci�n y me
masturb�, refregando la tanga de Martita en mi pija gorda y caliente. Al acabar,
lo hice sobre la tela de algod�n inmaculado.


Cuando fui a desayunar encontr� una nota de mi vieja
anunci�ndome que no volver�an hasta la noche. Aprovech� y fui a lo de Beto, uno
de mis amigos. All� me reun� con los dem�s pibes y habl� hasta por los codos de
Martita, de su pelo, sus tetas, de sus tangas chiquitas, etc., etc.


Llegu� tarde de la casa de mi amigo, justo para la cena. Mi
lugar estaba ocupado por Martita y su lugar era el �nico vac�o. All� me sent�
despu�s de saludar a todos y preguntarles que hab�an hecho durante la tarde. Mi
viejo y mi t�o hab�an ido a reunirse con sus futuros socios y las mujeres
salieron de compras.


Hoy no hab�a sopa de entrada y me lament� por ello. Mientras
los hombres y las mujeres hablaban, Martita me dedic� un par de miradas. Me
ergu� como macho cabr�o y acto seguido sent� algo refreg�ndose sobre mi verga.
Era el pie de Martita!!!!! La sangre se dirigi� primero a mi verga y luego a mi
cabeza. Creo que debo haberme puesto completamente colorado, la pija comenz� a
latir y estaba listo para desenvainar.




�Qu� es esto? Dijo el padre de Martita mientras miraba
por debajo de la mesa.




Tembl� pensando que descubriera el pie de su hija toqueteando
mi verga. Pero agreg�:




Ah, es el pichicho.




El pichicho era un terrible gran dan�s arlequ�n que yac�a
recostado sobre uno de sus lados, completamente dormido. Jonas com�a antes que
nosotros e indefectiblemente echaba a dormir su satisfacci�n bajo nuestra mesa
mientras le tocaba el turno al resto de la familia.


Y Martita ahora me miraba risue�a. Terminamos de cenar y
dijo:




�Quer�s ver lo que compr�?


Claro!!!!!!!!


Vamos




Nos levantamos de la mesa y fuimos hasta su habitaci�n. Me
mostr� ropa, zapatos y calzones nuevos que mir� con agrado y despu�s, hablando
en secreto, agreg�:




Y cuando tu mam� y la m�a se quedaron en la joyer�a del
shoping, me fui y compr� esto. Pero me ten�s que promete que no vas a decir
nada.... me promet�s?


Te prometo.




Rompiendo el papel que lo envolv�a me mostr� la tapa del
Kamasutra. En ese instante lleg� mi vieja a quien odi� profundamente por la
interrupci�n y pregunt�:




Qu� hac�an?


Nada, dije yo.


Le estaba mostrando las cosas que compr� a Jorge, dec�a
con el libro escondido detr�s de su espalda.


Ya es hora de irse a dormir....


Si, si, ya voy.




A la noche volv� a masturbarme, con cierta bronca, pues hab�a
perdido una preciosa oportunidad de tocarla y tal vez hasta de apoy�rsela.
Ma�ana actuar�a mas r�pido.


Durante el siguiente d�a Martita me ignor� por completo. Por
la tarde me enter� que nuestros padres saldr�an a cenar durante la noche y me
relam�. Era ahora o nunca. Mi vieja trajo unas pel�culas de terror, para que
"nos entretuvi�ramos" dijo..... aunque por mi mente pas� otra clase de
entretenimiento lejano a las pelis. Tambi�n nos trajo comida "que pueden
calentar en el microondas", agreg�




Tengo hambre, dijo Martita


Podemos comer ahora si quer�s.


Dale




Fuimos a la cocina y puse la comida en el microondas.
Nuestros padres estaba terminando de arreglarse. Cuando son� el pitido del
aparato saqu� la bandeja con manos temblorosas y distribu� la comida en dos
platos. Desde la cocina vi a Martita sentada en mi lugar del comedor y por
debajo de la mesa distingu� su pie en la silla que el d�a anterior hab�a ocupado
mi trasero. Nuestros padres aun estaban ah�, dando vueltas. Llev� los platos
hacia la mesa con cierta dificultad porque sent�a las piernas como si fueran de
goma. Le di su plato y sus ojitos miraron como sin querer mi entrepierna que
estaba abultada. Corr� apenas la silla para que el pie de Martita no se cayera
pero ella enseguida lo sac�. La mir�.




Dale, sentate.




Y me sent�. Su pie volvi� a ubicarse, como la noche anterior,
en mi pedazo. Baj� las manos, me desabroch� el bot�n del pantal�n y baj� la
bragueta. Su pie descalzo ahora me refregaba la pija por encima del calzoncillo;
sus peque�os dedos me toqueteaban y ya no pod�a aguantar mas. Por suerte,
nuestros padres estaban en la puerta, despidi�ndose de nosotros......




Que la pasen bien!!! Grit� Martita. Yo apenas pod�a
articular palabra con el masaje que estaba recibiendo.




Cerr� los ojos en el instante en que mi familia se iba. Al
abrirlos vi a Martita con un pedazo de carne incrustado en el tenedor, la boca
abierta y sus ojos fijos en mi. Me sonri� mientras no dejaba de acariciarme. Le
sonre�, disfrutando de su pie recorriendo mi verga, cuando despu�s de dos
bocados mas dijo:




Quer�s mirar la peli o el libro que compr�?




Me atragant�.




El libro, dije.


Esperate que voy a buscarlo




No sab�a si quedarme sentado ah� donde estaba o ir hacia los
sillones o a su habitaci�n. Me acomod� el pantal�n como pude, sintiendo mi verga
aprisionada e inc�moda, a punto de reventar, y me dirig� al enorme sill�n de
cuero.




D�nde est�s?


En el living.


Ac� estas....




Se sent� al lado m�o y sobre sus piernas empez� a ojear el
libro que estaba repleto de fotos de hombres y mujeres cogiendo en distintas
posiciones. Martita pasaba las hojas despacio y tocaba las fotos..... nunca
entend� por que raz�n hac�a eso si yo estaba dispuesto a que ella me tocara
donde quisiera!!! Acariciaba los culos, las pijas y las tetas en cada foto que
ve�a. Sent�a su teta apoyarse en mi brazo cada vez que acercaba sus dedos al
libro. No aguant� mas y tom� su mano para apoyarla en mi bulto recontracrecido.
Volv� a desbrocharme el pantal�n y la mano de Martita se desliz� en mi pija, por
dentro del calz�n. Me tocaba despacio, explor�ndome, sent�a sus dedos tratando
de alcanzar mis huevos cuando elev� mis caderas para sentir sus manos por
completo y la saqu� del encierro. La ten�a parad�sima, roja, el glande hinchado
esperando por mas.


Con asombro vi que Martita se agachaba y enfilaba su lengua
hacia mi verga, pas�ndola apenas por ella, mientras con sus dedos acariciaba mis
huevos. Empez� por la punta, concentr�ndose en mi agujerito, luego recorri� el
glande, girando y girando sobre �l; explor� con su carne caliente los pliegues
de mi pija para luego lamerme de arriba hacia abajo pas�ndola por mis huevos,
yendo y viniendo, subiendo y bajando. Ahora tambi�n usaba sus manos en cada
proceso, sent�a su lengua revolverse en mi glande y la saliva recorriendo mi
verga, sus manos llevando mi piel hacia arriba....... y que no aguant� mas:
acab� en su boca mientras ella dejaba que cada tiro la penetrara. El libro se
manch� y extendi� su cuerpo sobre el sill�n. Abri� la piernas y me di cuenta que
debajo de la pollera hab�a una zona oscura...... Me le tir� encima y met� mi
lengua en su boca, que ella recibi� con devoci�n, y me agarr� a sus tetas.


Le sub� la remera y el corpi�o y chup� desesperado sus
melonazos. Ella empez� a gemir y all� fue cuando sent� unas ganas irrefrenables
de met�rsela toda en ese mismo momento. Le sub� la pollera, y tal como esperaba,
no encontr� ning�n obst�culo. Entr� en su agujero de a poco aunque me sal�a de
mi por met�rsela hasta el fondo. Ella apenas dec�a ay, ay, cuando mi verga iba
abri�ndose camino en la zona caliente. Ahora sus jugos me rodeaban, su carne
chupaba mi carne y se la iba metiendo un poco mas adentro, y un poco mas, y un
poco mas hasta que la tuve toda enterrada.


Ese lugar caliente me incitaba a moverme cada vez mas, a
empujar mas fuerte, a sacar y meter por completo, cada vez mas r�pido y mas
r�pido... la sacaba toda y la volv�a a meter. Martita ya no dec�a ay, ahora
dec�a ahhhhh, la escuchaba gemir mas fuerte en cada empuj�n. Ahhhh, ahhhhhhh,
mientras yo ahora taladraba sin control, le mord�a las tetas y las amasaba con
mis manos, mi saliva ca�a sobre ellas. Y ya me estaba por venir, iba a acabar en
sus adentros, la llenar�a de mi pasi�n. Y eyacul� apret�ndole las tetas. Martita
pidi� que no me detuviera, as� que sin sacarla de ese lugar del ardor empec� a
bombear otra vez, empujando a mas no poder, chupando sus tetas, revolviendo su
pelo hermoso con mis manos. Traquete� un rato mas. Sent�a su vagina llena de
jugos calientes y lechosos que me sacaron loco. Martita jadeaba sin control y yo
estaba a pleno otra vez.




Dale, daleeeeee, un poquito masssssss, masssss




O�r sus palabras ayud� a mi verga a llenarse por completo y
bombe� con desesperaci�n dentro de ella para hacerla acabar. Lim� tan r�pido y
fuerte como pude mientras no dejaba de chupar su boca invadida por mechones de
ese pelo negro brillante. La o� acabar y eso hizo que yo mismo llegara a mi
coronaci�n, que fue la menos cargada pero la mas disfrutada..... Qued� exhausto
sobre el cuerpo de Martita, la bes� dulcemente.... pero me di cuenta que ahora
ten�a un problema: me hab�a enamorado de ella.


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