Un d�a Juan y yo nos fuimos un s�bado a playa Pantaleta.
Tiramos las toallas en la arena, nos compramos unas birritas bien fr�as, y al
rato empezamos a ver las muchachas. Al lado nuestro hab�a un par de morenas m�s
o menos. Ten�an pinta de bichitas. La m�s bajita, como de 1,60 metros de altura,
se gastaba un culo impresionante, al punto que se le met�a el traje de ba�o y
deb�a sac�rselo todo el tiempo. Tambi�n ten�a un par de lolas del carajo,
grandotas y con buenos pezones que se marcaban en sost�n del traje de ba�o. La
otra, mucho m�s alta, m�s oscurita, estaba bien proporcionada: un culito
respetable, una tetas grandecitas y un tremendo cuerpo.

Al cabo de un rato le buscamos conversaci�n. A simple vista
se ve�a que estaban f�ciles. Les empezamos a brindar cervezas y hablando pajita
fuimos haciendo el terreno. Juan se meti� en el agua con la grandota y se dieron
unos besos. Yo tuve que ponerme de cara a la arena porque ya se me estaba
parando al palo de morbosearme a la morenita. Juan y Carolina, as� se llamaba la
alta, volvieron de la playa y siguiendo su morrongueadera. Ya se le notaba a mi
amigo su erecci�n. Yuleimi, la otra, no dejaba de morbosearme. Tengo un cuerpo
atl�tico, nada de grasa, aunque tampoco luzco como un fisicoculturista.

Acabamos las �ltimas birras y nos fuimos al carro de Juan, un
Celebrity todo esperolao, pero que rodaba. Carolina se sent� adelante, con Juan
al volante; y yo iba atr�s con Yuleimi a mi lado. Compramos otras seis cervezas
de regreso a Caracas y no hab�amos pasado el primer boquer�n cuando ya Carolina
le empez� a mamar el g�evo al amigo, que manejaba despacito por el canal lento.
Eso me puso a mill�n y el empec� a chupar las inmensas tetas a Yuleimi, quien no
opuso mayor resistencia. Las ten�a saladitas del agua de mar y los pezones
morenos estaban duritos. A m� se me sali� la paloma del traje de ba�o de la
paraz�n que ten�a hace rato. Me gasto 20 cent�metros y, como comprender�n, ese
tama�o no se pod�a estar quieto mucho rato. Yuleimi me agarr� el palo con la
mano y, mientras me hac�a la paja lentamente, comenz� a lamerlo. Primero la
cabeza, luego me repasaba arriba y abajo con su lengua, al final se lo meti� en
la boca y sub�a y bajaba. Yo estaba que ya no pod�a. Ya �bamos m�s all� del
t�nel largo y Yuleimi segu�a pegada all�. Los gemidos de Juan se o�an y eso que
llev�bamos la radio encendida a volumen alto. Recuerdo que sonaba una salsa
er�tica: "Desn�date mujer, as� te quiero ver...".

La mamada se hizo m�s r�pida. La Yuleimi sab�a mamar g�evo
como las buenas. Al final, vi�ndome los ojos puy�os, abri� la bocota y me
comenz� a hacer la paja m�s r�pido, d�ndome lenguetazos de cuando en cuando. Yo
le dije: "Te voy a acab� en la cara", hasta que solt� un chorro de leche directo
a su boca, y luego otros m�s seguidos que la muy puta se trag�, dici�ndome:
"Dame m�s, papito, as�, as�".

La Carolina tambi�n se hab�a bebido los l�quidos de mi amigo
y de pronto volte�, hacia nosotros, con la cara llena de semen. Nos vio, a ella
sin la parte de arriba del traje de ba�o y a mi con el short por las rodillas y
mi paloma desfalleciendo. Las dos se echaron una mirada c�mplice y luego se
cagaron de la risa estruendosamente. Se limpiaron con una toalla �a mi me limpi�
el palo- y casi llegando a Caracas Yuleimi se puso una franela, sin nada abajo,
dej�ndole los pezones marcados a simple vista.

La historia no termina ac�. Juan tom� rumbo acelerado al
local. Llegamos, estacionamos, nos bajamos y caminamos r�pido hacia el local.
Juan abri� los candados y entramos los cuatro. Abajo pusimos m�sica y hablamos
mientras mi amigo fue a comprar una botella de ron, a una licorer�a cercana. Al
regreso sirvi� unos palitos y Juan empez� de nuevo con la vaina:

-Anda, negrita, mu�strale las tetas a Rolando, le dijo a
Carolina.

Eso me puso de nuevo a mill�n porque sab�a que lo que ven�a
era candela. Carolina mir� p�caramente a su amiga Yuleimi y comenz� a hacer un
streap tease. Se desanud� primero la parte de arriba del traje de ba�o, que a�n
conservaba, y salieron esas dos teticas bellas. A mi se me par� totalmente en el
acto, y Juan ya ten�a el palo suyo afuera. Era bastante normal, aunque no
descomunal. Como de unos 14 cent�metros fl�cido. Carola se termin� de quitar el
sost�n que lanz� a un lado, mientras todos re�amos y aplaud�amos. Luego se fue
bajando de la�to el bikini: un poquito por la derecha, otro poquito por la
izquierda, hasta que se le vio totalmente el pelero. Juan le grit�: "Qu�tate
toda esa vaina, no joda!".

Carolina qued� en pelota y se ve�a toda su figurita. De
verdad que la morena estaba buen�sima. Yo segu�a con mi s�per erecci�n y Juan
termin� de levantar unos cent�metros m�s, como hasta los 18, creo. La puta de
Yuleimi se fue gateando hasta donde Juan y le agarr� la paloma para iniciar otra
de sus monumentales mamadas. Carolina me hac�a con los dedos �ndices una se�al
para que fuera hasta ella. Obedec� ciegamente mientras ella caminaba hacia
atr�s, ri�ndose bajito. Camin� despacio, con mi miembro erecto, hasta que
Carolina lleg� a una pared e hizo un gesto como de "ay! No tengo escapatoria!".
All� la agarr� y comenc� a mamarle las tetas. Ella, que le produc�a una gran
excitaci�n mi lengua sobre sus pezones paraditos, se puso de rodillas y me mam�
el g�evo lentamente. �Mira que tambi�n sab�a hacerlo! Pajeaba suave y met�a y
sacaba mi miembro de su boca r�tmicamente. Estuvo un rato y luego me llev� al
otro extremo del sal�n. Pasamos al lado de Juan y Yuleimi que ya estaban tirando
como los buenos: Ella arriba. Carolina me meti� en un ba�ito peque�o, que s�lo
ten�a un lavamanos y una poceta. Me sent� sobre la tapa y sigui� mamando. "�Uff,
sigue morena, sigue"! le dec�a yo, mientras se me pon�a m�s tieso. Como el dicho
aquel, que es verdad: "Mientras m�s me lo mamas, m�s me crece".

Cuando ya lo ten�a s�per, pero s�per parao, le agarr� la
cabeza y la volte� para cog�rmela por detr�s, pero d�ndole por la totona. Yo
sentado y ella arriba de m�, d�ndome la espalda. Mi palo se met�a f�cil en su
cuquita h�meda.

Estuvimos un rato as� cuando de repente se aparecieron
Yuleimi y Juan, a vernos. Nosotros no nos percatamos sino hasta que Yuleimi
solt� la risa. Yo, que estaba d�ndole duro, me sorprend� de que estuvieran all�.

-�Vamos a ampliar el c�rculo!, dijo Juan ri�ndose y
poni�ndose de frente a Carolina para que le mamara el chaparo mientras yo me la
tiraba. Yuleimi se agach� entre Juan y Yuleimi para lamerle las bolas a mi
amigo. As� estuvimos un buen rato, cuando dije: "�Cambio!"

Juan tom� a Carolina de nuevo y la mont� sobre una mesa de
planchar con las piernas bien abiertas. Entonces la clav� por la totona
fuertemente, mientras se le mov�an las tetas hacia arriba y hacia abajo.

Yo agarr� una silla y puse a Yuleimi con las manos sobre el
respaldar, de cara a �ste. De pie y con el culote ese que se gastaba para
afuera. Le rogu�: "�D�jame darte por el culito!" Ella medio lo dud� pero luego
condescendi�: "Est� bien, pero despacito, no me lo vayas a romper": As�, en esa
posici�n, le met� la cabecita un poquito. Igual de tanta secreci�n vaginal ya
ten�a el hoyo h�medo. Poquito a poquito mi enorme falo se fue metiendo en su
ano, mientras ella gem�a, a veces de dolor y a veces de placer. Como a los cinco
minutos ya mi pene entraba y sal�a con facilidad. Ella era experta. Se ve�a que
ya antes la hab�an cogido por el trasero, porque sab�a menearse. Lo hac�a en
redondo, apretaba, aflojaba, le daba duro. Le di por ese culo divino hasta que
ya no pod�a m�s. Ella gem�a, lloraba, dec�a "�ahggg!". Creo que acab� varias
veces, seg�n me cont� luego. Y yo llegu� aun momento en que grit�: "Voy a
acabar". En eso la volte� hacia m�, la sent� de culo en la silla y yo, que
pensaba que no iba a tener m�s esperma, le ech� borbotones de leche sobre las
tetas sudorosas. Cuando ya no tuve m�s carga y el pene se me fue aflojando, ella
termin� de exprimirlo con una pajita suave, hasta que bot� la �ltima gota.

Me sent� en el suelo, agotado, pero al fondo se o�an los
gemidos de la otra parejita. Juan la montaba arrechamente por el culo, mientras
ella se daba con la mano derecha en la rajita. �Co�o�e la madre, acabo,
acaaabooo!", grit� Juan, y ella le daba m�s duro y m�s duro, como echando para
atr�s. Entonces, mi amigo la ech� hacia delante y sac� su g�evo para rociarla en
la espalda y las nalgas. Fueron, si mi vista no me enga�a, como cinco o seis
tacos. Y al final se le fue encima de la espalda donde qued� jadeando.

Yo me par� y fui a una neverita a busca agua, mucho agua.
Traje cuatro vasitos pl�sticos y una garrafa que bebimos todos, as�, desnudos,
totalmente desinhibidos.

-Estuvo bueno, �no?, alcanz� a comentar Juan, a�n cansado.

-Uff!!, respondi� Yuleimi. El pana -dijo se�al�ndome hacia el
pene- sabe mover lo suyo, ja, ja, ja...

Todos nos re�mos y luego seguimos as�, desnudos, hablando de
otras cosas. Como no hab�a ducha en el local, las muchachas se limpiaron en el
lavamanos con sus toallas. Se vistieron r�pidamente y se despidieron de
nosotros. Les ofrecimos la cola pero dijeron que prefer�an irse en metro.

A la semana siguiente, Juan y yo regresamos a esa playa.
Est�bamos instal�ndonos en la arena cuando de pronto Juan me dio un codazo:
"�Mira, mira, all� est�n las bichitas!".

Efectivamente, como a cinco puestos de esos de la playa
estaban Yuleimi y Carolina mostrando sus encantos... �pero a dos catires que se
hab�an encontrado! "Tremendas ratas", pens� yo. Al cabo de un rato, volte� hacia
mi derecha y Yuleimi abrazaba a uno de ellos, ambos sobre la toalla. Ella se
percat� de mi mirada, me sonri� y me pic� el ojo. M�s nunca las volvimos a ver.
Y m�s nunca me he cogido un culo as�. Y mira que he cogido muchos culos,
historias de las cuales les contar� pr�ximamente.