Siempre la hab�a deseado. Aunque era mi cu�ada, sus curvas turbaban mis sentidos cada vez que la ten�a cerca de m�. Nunca le dije nada, simplemente la miraba y disfrutaba sus formas, sin que ella se diera cuenta. Un d�a lleg� a mi peque�o negocio con un lindo gatito blanco, el cual sin pensarlo se introdujo a la tienda.
Felizmente casado desde hace algunos a�os, no pens� que pudiera, sin quererlo deliberadamente, tener sexo con mi cu�ada. La decisi�n de publicar esta historia real es la necesidad de contarlo a alguien, sin tener que escuchar la perorata moral acostumbrada incluso de aquellos amigos m�s liberales...