TODO UN DESCUBRIMIENTO
Ella descubri�, accidentalmente, una
pr�ctica que le iba a proporcionar un placer inigualable.
Hola, mi nombre es Sr Carlos. Me
considero una persona curiosa por naturaleza�
Y particulamente obsesionada por el
sexo, desde los 11 a�os de edad.
De siempre me han gustado las mujeres.
Pero, al principio, comenc� idealiz�ndolas. Las mujeres eran absolutamente
inalcanzables para mi� mis primeros amores, fueron plat�nicos� Y cada uno de los
gestos de las chicas que conoc�, cada una de las ropas que ellas usaban, eran
motivo de un fetiche diferente para m�.
Hasta aqu�, lo habitual, supongo.
Recientemente, sin embargo, he
descubierto una naturaleza m�s real en lo femenino.
Sigo ador�ndolas, pero ahora
precisamente por todo lo contrario, Veo su lado aut�nticamente salvaje. Como si
fueran perras en celo, solicito de ellas todo lo que necesito para mi propio
placer. Y ellas me lo dan sin reservas, entregadas absolutamente a su amo y
se�or.
La historia que contar� a continuaci�n
cuenta las curiosas relaciones de una se�orita�
con sus propias heces.
Todo comenz�, para ella, de la manera
m�s casual que se pueda imaginar.
A esta chica, novia mia en aquel
entonces, la llamaremos, por ejemplo, Irene.
Un d�a, despu�s de hacer el amor muy
satisfactoriamente, a ella le dio por decir:
Ahora vuelvo, Carlos, tengo que ir
un momento al ba�o. Me ha dado un apret�n.
�C�mo un apret�n? �dije yo- �A qu�
te refieres?
Que tengo ganas de� ya sabes.
En aquel, momento, una se�al de alarma
se encendi� en mi cerebro. Nunca antes hab�a pensado antes en ello. Sin embargo,
le dije:
No hace falta que vayas al bater.
Si quieres, puedes hac�rtelo aqu� mismo.
Dicho y hecho. Ella deb�a tener muchas
ganas de cagar, porque ni corta ni perezosa, all� mismo, en nuestra misma cama,
hizo dos tremendos chorongos de color marr�n oscuro. Cuando el olor intenso de
sus deposiciones lleg� hasta mi olfato, yo estaba ya absolutamente fuera de mi.
�Qu� aroma! Un intenso olor a mierda impregn� todo el ambiente de la habitaci�n.
Muy bien, dije yo. Ahora habr� que
hacer algo al respecto�
�A qu� te refieres?, pregunt� con la
voz entrecortada por la excitaci�n.
Ve a la cocina y trae un plato y un
tenedor de pl�stico.
Cuando ella sali� de la habitaci�n
camino de la cocina, yo not� c�mo le temblaban las piernas.
�Y ahora?, pregunt� ella al volver
Ahora, dije yo, c�metelo.
Ella comenz� a comer su propia mierda,
mientras yo, junto a ella, comenc� a masturbarme. De vez en cuando, yo acercaba
mi cara a su boca para comprobar que, efectivamente, su aliento desprend�a ese
intenso olor a mierda que a mi me estaba volviendo loco por momentos�
Finalmente, eyacul� en el plato, sobre
aquel mont�n de adorable caca� Ella, en agradecimiento, sorbi� del plato todo mi
semen� y parte de las heces que a�n le quedaban por reba�ar.
Para terminar, nos dimos un profundo y
prolongado beso, uno de los mejores que he podido experimentar en mi vida.
Y hasta aqu� llega por hoy mi narraci�n.
Si eres chica y te ha llamado la
atenci�n mi relato, puedes escribirme discretamente a la siguiente direcci�n
electr�nica:
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Besos a todas.
Pd: Puedes hacer una sencilla prueba
para saber si te va o no te va el tema. Cualquier d�a que te est�s masturbando
(por ejemplo, hoy mismo, incluso ahora mismo) prueba a hacer fuerzas con tu
maravilloso esf�nter, como si fueras a defecarte encima ahora mismo� Ver�s qu�
placer que te da.