Relato: A Do�a Olga, mi primer amiga Todo comenz� cuando a mis 16 a�os, hoy tengo 36, viv�a en una
ciudad no muy grande de Argentina, estudiando y haciendo deportes pasaban mis
d�as, dentro de una familia normal, con un hermano casado, 9 a�os mayor que yo y
radicado en una gran ciudad del centro del pa�s.
Para ese entonces mi visa sexual , que a pesar de ser muy
prematuro en el tema, gracias a mis primas, cambiaria para siemprea partir de un
echo familiar.
Mi padre enfermo y la decisi�n familiar fue trasladarlo a lo
de mi hermano para que tenga un tratamiento especial, pero claro se compromet�a
esto por no saber como o con quien dejarme, puesto que yo al saber que no era
tan grave lo de mi padre y que sobre todo estaba enamorado de una quincea�era
compa�era del colegio, estuve de acuerdo que en esos meses viniera a nuestra
casa una se�ora para mi desconocida de un grado de parentesco con mi madre, era
do�a Olga, como la llamaban, y llego el d�a de su arribo, sin muchas ganas fui
con mi madre a recibirla a la parada del autob�s, pues esta mujer era del campo,
y mi falta de inter�s se deb�a a que la imaginaba vestida con una gran falda
negra, toda arrugada y de mal car�cter acostumbrada a lidiar con vacas.
Al llegar do�a Olga y al verla no estaba tan errado, unos o
mas 45 a�os la acompa�aban, vest�a faldones negros, algo de canas un su
cabellos, una mirada rigurosa, mas bien alta y corpulenta, claros vestigios del
trabajo rural pero con unos ojos grises como el mismo cielo de lluvias, con su
gran bolso en mano se dirigi� r�pidamente a nuestro lado fundi�ndose en un gran
abrazo con mi madre, luego pregunto...tu debes ser Jos� , cuando te conoc� eras
un gurrumino, claro para eso entonces ni la registraba en mi memoria.
R�pidamente llego el d�a de la partida de mis padres,
lagrimas de mi madre mediante, me pidi� que haga caso a todo lo que me dijera
do�a Olga y que como todos los fines de semana siguiente viajara para verlos,
algo que aliviar�a mi extra�es y librar�a a la do�a para ver como estaban sus
cosas del campo.
Nuestro primeros d�as fueron de lo mas normales , puesto que
yo llegaba a mi casa a la tarde y solo charl�bamos de las cosa que me ocurr�an
en el d�a que por supuesto ella escuchaba con mucha atenci�n, cosa que me
entregu� en confianza, confianza que me daba esa se�ora vestida siempre de
riguroso negro, por su viudez de mas de 10 a�os, ella preparaba la cena y hacia
todo los quehaceres de la casa amable y servicial, actitudes que nunca
predecir�n lo que suceder�a, luego de mi primer semana y a la vuelta de mi viaje
a ver a mis padres y al llegar a casa , ella me estaba esperando, hab�a
permanecido todo el fin de semana en la ciudad, visitando viejas amiga y
dedicando el domingo a poner toda mi habitaci�n en orden, cuando entre a la
misma note la diferencia, claro yo me manten�a mi dormitorio, me disgustaba que
cambien de lugar mis cosas, pero en ese momento no ocurri� , al contrario,
agradec� a viva vos el cambio radical de mi lugar intimo, pero me di cuenta que
hab�an cambiado de lugar un par de revistas pornogr�ficas que la semana anterior
un chico del colegio accedi� a prestarme y yo llevarlas a mi casa, puesto que al
estar solo no me traer�an problema, y no dud� en que Olga as hab�a visto, sal�
de mi cuarto enrojecido, cabeza gacha le dije , estoy cansado, voy a darme una
ducha y con un cosquilleo en todo el cuerpo me dirig� al ba�o, pensando que Olga
hab�a estado viendo esas revista, r�pidamente entre a ducharme y no pude
resistirme a una gran erecci�n, bajo la ducha con mi erecci�n a cuesta no
percat� que Olga hab�a entrado al ba�o a dejar las toallas , solo vi aquellas
arriba del lavatorio y la puesta cerrarse. Sal� r�pidamente , me puse unos
pantalones cortos algo apretado , unas musculosas y me sent� a la mesa sin decir
palabras, pues estaba algo confundido, las revista , el ba�o, y el gran cuerpo
de Olga estaba haciendo temblar mi cuerpo, algo incontrolable, sentado en la
mesa vi por primera ves con atenci�n a Olga, de espalda a mi , preparando su te
nocturno, su enorme y parado culo, sent� como mi verga al costado del pantal�n
quer�a escapar, segu�a quieto, esperando que Olga quebrara ese hielo que se
hab�a instalado en la casa, solo se escuchaba la TV y unos truenos de fondo
anunciando el mal tiempo que tendr�amos.
Alivio el m�o fue cuando empez� a contar su raid del fin de
semana, visita ac� , visita all�, de c�mo arreglo el jard�n de casa, etc, etc,
pero no hablaba de c�mo arreglo a su criterio mi cuarto, pero no pon�a atenci�n
a sus palabras no pod�a dejar de mirar sus enormes pechos al que solo acced�a a
travez de se scote
Y la lluvia y una gran tormenta llego, acompa�ado de un corte
de luz, que para esos tiempos, eran muy frecuente, r�pidamente con la excusa de
que no me gustaba la oscuridad aproveche para huir, si se lo puede llamar de esa
manera, a mi cuarto, estaba acompa�ado con la mas grande excitaci�n que hab�a
experimentado, en medio de la oscuridad me desnude y llev�ndome mi mano a mi
verga note que esta no era lo que siempre estaba acostumbrado, grande, ancha y
un dolor enorme era lo que tenia en mis manos, confundido entr� en mi cama cundo
siento que sobre esa oscuridad Olga se acercaba a mi , Jos�? me dijo con una vos
algo entrecortada,.. yo tambi�n le temo a la oscuridad... y cuando menos lo
esperaba, se sent� primero en mi cama, puedo acostarme contigo hasta que vuelva
la luz?, yo con una gran erecci�n me di vuelta para el otro lado y permit� que
se acostara a mi lado, mi espalda desnuda r�pidamente toco su suave camis�n, mis
sabanas haciendo que mi verga doliera aun mas, sin decir palabras pasaron los
mas largos minutos de mi entonces corta vida, no hab�a palabras solo sent�a su
respiraci�n y los truenos que no dejaban de sonar, pens� que dormida estaba y
comenc� a acariciar mi verga, suave y despacio, el olor a su cuerpo me invad�a,
los m�sculos de mis piernas se tensaron, los dedos de mis pies se contra�an,
cuando sent� que esa se�ora que unas horas antes no despertaban en mi ni la mas
m�nima atenci�n sexual, se daba, suavemente vueltas y abrazaba mi cuerpo
pegadolo al de ella, paso su brazo por debajo del m�o dejado su gran mano
apoyada en mi pecho, mis nalgas pod�an sentir el calor que irradiaba su
entrepiernas , a mis o�dos llegaban como un tambor los latidos de mi coraz�n, yo
segu�a inm�vil con mis ojos abiertos clavado en esa oscuridad infinita, cuando
de repente, casi ag�nicamente, se sienta nuevamente al costado de mi cama, pens�
que se ir�a, un sentimiento de alivio y desesperaci�n se sumaron a mi
excitaci�n, alivio por no saber que hacer, desesperaci�n por no querer su
ausencia, cuando nuevamente siento acostarse a mi lado, pero esta ves su cuerpo
ya estaba desnudo y ese gran volumen de carne que eran sus tetas placidamente
descansaron en mi espalda, sus manos se apoyaron en mi pecho nuevamente y
comenzaron a bajar despacio hacia mi verga, que la recibi� casi con
desesperaci�n, mi cuerpo ya no tenia control, el temblor se hab�a apoderado de
el, sus manos se apoyaron y sin decir una palabra sus labios tambien se apoyaron
en mi espalda, que bajaron lentamente, su lengua se hab�a convertido en un
verdadero candil, llego hasta el principio de mi raya y no se detuvo hasta
llegar a mi culo, me dio vuelta boca abajo con un fuerte tir�n, ya la suavidad
hab�a quedado atr�s, sus dientes se clavaron en mis nalga y su mano apretaba
fuertemente la base de mi verga, sent�a mis test�culos fuertemente succionados
desde atr�s, violentamente volvi� a darme vueltas y cruzando sus dos potentes
brazos por detr�s de mi culo introdujo mi verga, sent� lo mas caliente , suave y
profundo que jam�s hab�a sentido, solo un par de veces, creo saco su boca, solo
para luego ponerla en la puerta de su garganta, quedo tan quieta como yo, apret�
sus labios y sent� como chupaba, como queriendo recibir toda mi leche que
incontrolablemente salieron deposit�ndose en su garganta, haciendo con sus manos
un juego de frotar y apretar, con sus dedos en O, fuertemente apretados sacaba
de mi lo que no sabia que tenia,. Dejo mi verga y subi� r�pidamente, al o�do me
dijo, no sabes cuanto lo necesitaba y este ser� nuestro gran secreto, nada
conteste, la excitaci�n estaba todav�a adue�ada de mi , instintivamente levante
mis manos, que parecieron salir de un encierro milenario y se apoyaron en esas
enormes tetas, nunca hab�a sentido y menos tocado un par de voluminosos pechos,
cuando empec� a o�r a do�a Olga a gemir y decir chupa, chupa, morderlas, son
tuyas, tiro sus tetas sobre mi cara, comenc� a morder, chupar, cuando torpemente
y bruscamente subi� hasta mi cara dej�ndome entre sus piernas, yo acostado
sumergido en un olor desconocido, no hab�a pelos, solo gran cantidad de l�quidos
que deposite en mi lengua y trague, mi cara por completo se refregaba en su
enorme concha, volv�a a chupar, tal vez como haciendo lo que ella estaba
haci�ndome a mi unos minutos antes, no pod�a respirar, sentada en mi cara, y
ba�ado en sus jugos, no hab�a percatado que mi verga estaba aun mas grande pero
esta vez ya sin dolor, el dolor se hab�a marchado junto al primer gran orgasmo
de mi vida, mis manos se apoyaban en su enorme culo, culo que segu�a destrozando
mi cara, uno de mis dedos se introdujo en su culo casi sin querer, un grito de
mas..mas se escucho tan fuerte como los propios truenos y rayos, otro acompa�� a
su hermano en ese viaje sin fin, luego bajo r�pidamente y se sent� introduciendo
mi verga en cu concha en un solo movimiento, sub�a y bajaba fuertemente cuando
irremediablemente llegaba a mi nuevo orgasmo, nunca supe ni voy a saber si ella
lo tubo, pero no termino ah�, bajo introdujo mi fl�cida verga en su boca y
segu�a sacando mi ultima gota ,
Debes ba�arte , me dijo, sin palabras me levante y fui al
ba�o emocionado por lo que hab�a vivido, en la oscuridad , bajo la lluvia
nuevamente sent� su presencia, esa inmensa mujer estaba a mi lado, encontr� el
jab�n que yo no hab�a podido encontrar y lo apoyo en mi pecho, mi cuerpo empez�
nuevamente a temblar , y que a pesar del agua caliente que ca�a, lo invad�a
nuevamente la excitaci�n., Mi boca quedaba pr�cticamente a la altura de sus
pesones, que se encontraron nuevamente apoyado en mis labios, pero esta vez, mas
tranquilo que excitado , tome con las dos manos y recorr�a en forma suave, mis
dientes se clavaron a pedido de mi cuidadora en sus enormes pesones y mis manos
comenzaron a bajar suavemente por su cuerpo, cuerpo que reci�n en eso momento
sintieron mis manos y que no era lo que pensaba que hab�a debajo de esos
vestidos negros que a diario usaba, era un cuerpo que luego a trav�s de los
a�os, entend� que era privilegiado para su edad, mis dedos segu�an jugando en su
sexo , mi boca mord�a , y mi verga era suavemente enjabonada por sus grandes
manos, se dio vuelta sin dejar de agarrar mi entonces dura amiga y lentamente
sent� como se inclinaba hacia delante, llevandome hacia su vendito culo, mi
verga enjabonada, entro muy ajustada y en cada embestida un grito de ambos
poblaba la casa, si ya a esas altura gritaba tambi�n, un grito casi ag�nico
anuncio que yo fuertemente abrazado de su cintura hab�a terminado, saque mi
verga la cual Olga agarro con sus manos y volvi� a enjabonar, me saco casi de un
tir�n, me llevo a mi cuarto con una sabanas me seco, me acost� y agachada sobre
mi cara me beso, si era mi primer beso con una madura mujer, su legua llego
hasta mi garganta, me dijo recuerda, este es nuestro secreto, y se fue a su
cama, pasaron varios minutos o horas hasta que pude dormirme cuando ya de ma�ana
fue grata la sorpresa , al abrir los ojos, una para ese entones, hermosa se�ora
apoyaba sus labios en mi erecta verga, fue un lunes maravilloso, un martes
espectacular, un mi�rcoles de no olvidar y as� pasaron mis cuatro meses con
Olga, cada d�a era una nueva forma de hacer el amor, ya no me importaban las
chicas de mi edad, cada persona mayor que pasaba ve�a sus atributos, Olga me
ense�� todo o casi todo, el sexo, la amistad, la dulzura, la esclavitud,
recorr�a cada cent�metro de su cuerpo, cuatro meses que pasaron volando,
experiencia que me marcaron para toda la vida, experiencias nuevas que
comenzaron en mis visita al campo, con con se�oras
Hoy con mis 36 a�os tengo mucho que agradecerle a Olga.
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Relato: A Do�a Olga, mi primer amiga
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