De pronto se arrodillo en la cama y le coloco el miembro en
la vagina. Yo, enloquecida de placer, sent� como empez� a bombearla, por lo cual
ella se mov�a mas y mejor. Yo no pod�a dejar de sentir las oleadas de placer que
produc�an los besos en mi zona baja y todos aquellos acontecimientos que no
pod�a creer que se estuviesen sucediendo.

En no mas de diez minutos de estar penetr�ndola con un ritmo
suave pero parejo, Nazareno cambio el rictus de su cara y se puso como en una
queja y quito su herramienta de placer de mi amiga y comenz� a lanzar con un muy
largo alcance un mont�n de disparos de semen. Pude verlos con claridad, habr�n
sido casi diez. Esto denotaba cuan caliente estaba y como hab�a estado
conteni�ndose por mas de una hora. La gran mayor�a fueron cayendo en la
espaldita de Maria. Pero hubo uno (de los �ltimos) que paso por encima de ella y
se alojo en uno de mis pechos (el derecho para ser mas precisa). Pude verlo y
sobre todo sentirlo.

Era calentito y muy, pero muy espeso. Y bien blanco. Muy
blanco. Este ultimo hecho desencadeno en un nuevo y fenomenal orgasmo m�o. Los
tres creo que alcanzamos el �xtasis al mismo tiempo. Fue una sucesi�n de gemidos
casi gritos que duro casi treinta segundos. Luego...el silencio. Pod�a sentir
levemente el olor del sexo. El aroma inconfundible de la carne luego del placer.
Incluso sent� con mi olfato el liquido que descansaba en mi pecho, tan parecido
a la lavandina (mi novio siempre me dijo que estaba loca, pero era as� como lo
ol�a al semen).

El primero en moverse fue Nazareno, que retiro su humanidad
de mi amiga. Ella abri� los ojos y me miro a mi, con la mirada llena de placer.
Est�bamos exhaustos de placer. El se fue hacia el cuarto de ba�o. Maria me pidi�
que le limpiara la espalda. Lo cual me resulto muy extra�o. Tome una de las
tantas toallas blancas que hab�a en una canasta y le quite todo el semen que
hab�a en su espalda. Al principio me dio asco, pero luego de darme cuenta que
eso era el resultado de una relaci�n sexual tan espectacular como la que se
hab�a sucedido lo hice sin mas vueltas. Me costo tener que usar hasta dos
toallas para poder quitarle todo.

En cuanto al chorro de mi humanidad me lo limpio Maria con
sus dedos y lo coloco en la misma toalla que hab�a limpiado yo los de ella.

Nos pusimos a charlar sobre lo que hab�amos hecho y no pude
evitar comentarle que quer�a que Nazareno se acostara conmigo. Poco mas que se
lo suplique. Entonces ella me dijo que por supuesto que me iba a permitir
hacerlo con el. Le dije, adem�s, que me parec�a muy lindo su novio y que tenia
un pene muy generoso. Ella se ri� y me dio la raz�n. De pronto, hizo algo que me
enfureci�. Le anuncio en voz alta, all�, desde la cama, que yo quer�a ir a
ba�arme con el. Nazareno se encontraba duch�ndose. Me mor� de verg�enza. Y mucho
peor fue cuando el dijo tan bien en voz alta que si era as� que entonces fuera a
ayudarlo a ba�arse. No pod�a moverme de lo aterreradamente vergonzosa que
estaba. Maria no lo dudo y me tomo de la mano y me llevo a la rastra hasta donde
se estaba ba�ando Nazareno, y me meti� bajo la ducha.

Nazareno estaba con los ojos cerrados porque se estaba
lavando con shampoo la cabeza. Tenia todo el cuerpo lleno de espuma. Me pidi�
que le esperara que ya terminaba, y que le enjabonara el pecho. La ba�era estaba
recubierta de vidrio, por lo cual estaba tambi�n llena de vapor. Tome un jab�n y
le enjabone el pecho. Lo tenia sin vello. Era limpito y blancuzco. Tenia algunas
pecas.

Me zarpe un poco y le comenc� a repartir el jab�n por todo el
pecho, sobre todo las tetillas. Las cuales les pellizque. El por primera vez
abri� los ojos y me miro directo a los ojos. Eso me excito mucho. Tenia una
mirada muy fuerte. Estaba muy fuerte!!!

A continuaci�n me tomo de la mano me acerco contra su cuerpo. Lo abrace y sent�
todo su cuerpo caliente por la temperatura del agua que ca�a, que era muy alta.
Casi nos quemaba.

Me beso en el cuello y luego lo hizo en mi boca. Nos besamos
dulcemente unos minutos hasta que el me comenz� a acariciar las nalgas. El
estaba excitad�simo. Me acaricio todo el cuerpo, sobre todo las tetas, que me
las chupo y estrujo con suavidad. Las tenia parad�simas, as� como el empezaba a
tener su miembro. Cada vez le crec�a mas y lo sent�a contra mi pierna. Era muy
peludo, tenia much�simos pelos en sus genitales. Tanto que le tapaba bastante de
su hermoso artefacto. Yo comenc� a sentir deseos de tocarle el pito. Muchas
ganas tenia de hacerlo. Se lo quer�a mirar de cerca, apretarlo, pajearlo y sobre
todo, chuparlo. Pero no me animaba a bajar y hacerlo. Me daba verg�enza. Me
pregunte que estar�a haciendo Maria. En realidad, no era muy importante saberlo.
Lo que no quer�a era que se metiera. Quer�a hacerlo solo con el. Estaba re
caliente.

Nazareno me dio la vuelta y me puso contra el vidrio que daba
a la habitaci�n. Pude verla a Maria que se hab�a puesto la bombacha y miraba
tele acostada en la cama. Ella no pod�a ver desde all� lo que hacia con su novio
ya que el vidrio era muy oscuro de afuera. Me hizo apoyar las manos contra el
vidrio y me abri� las piernas con las rodillas. Sabia que iba a penetrarme, lo
cual hizo que all� nom�s me mandara un orgasmo que me costo esconder. No quer�a
que supiese que eso me estaba pasando. Me tomo de las caderas y luego retiro la
derecha para tomar su pene y colocarlo en la puertita de mi cuerpo.

Cuando lo apoyo en dicho lugar me calent� el doble de lo que
estaba, y ni hablar de cuando sent� que se iba introduciendo dentro de mi. La
meti� de a poquito hasta ingresarla toda. Me sent�a toda llena. Ese instrumento
ocupaba todas mis entra�as. Desee desesperada que comenzara a moverse dentro de
m�. Y lo hizo. Y con ello me vino otro orgasmo mas. Cerraba los ojos y me
concentraba en las sensaciones. Recuerdo claramente el agua que rebotaba en la
espalda de �l y se esparc�a por los vidrios. Le vi los pies, tenia las venas
bien anchas y sobresalidas. Era un hombre bien hombre. Viril y recio. Me bombeo
muy bien, ni muy lento ni muy fuerte. Me gusto tanto...Sent�a como me la met�a y
me la sacaba a un ritmo rapid�simo. Mi vagina es por naturaleza estrecha, y su
pene lo era por el mismo motivo grande y duro.

Lo cual me hacia sentir mucho placer. Me estuvo haciendo eso
por mas de veinte minutos, en los cuales a veces se deten�a (supongo que para no
eyacular) y tras unos segundos retomaba el ritmo. En un momento me retiro su
miembro y me puso de frente a �l e hizo algo que para mi fue una innovaci�n. Me
tomo de las piernas y me subi�. Yo enrosque mis piernas en torno a su cintura y
quede literalmente colgada de �l. Me sostuve con mis brazos alrededor de su
cuello y me volvi� a penetrar.

Eso que est�bamos haciendo, de esa forma, me volvi� loca. Me
calent� de sobremanera. Yo bajaba y sub�a, y as� sent�a toda su firmeza. Su
longitud y su vigor. Nos bes�bamos mucho en la boca. El me met�a la lengua como
un desesperado, as� como tantas veces lo ve�a en las pel�culas porno. Ni
siquiera me besaba con los labios, estaba chup�ndome con la lengua en la m�a.
Ah� nom�s me vino una oleada de sensaciones incre�bles. Eran un mont�n de
orgasmos seguidos. Estaba acabando como una perra.

Me bajo y me dejo en el piso. En ese momento me acorde de un
detalle que me dio un poco de miedo. Algo que no me hab�a percatado aun. No
hab�amos usado preservativos. Y eso se lo hab�a prometido a Eduardo. Pero ya no
hab�a vuelta atr�s. De todas maneras el me hab�a contado que no era un hombre de
muchas mujeres en su vida, por lo cual me tranquilic� un poco mas. Igualmente no
hab�a nada en ese momento que me detuviera. Ni a mi ni a ninguno de ellos dos.

Le mire el pito y lo vi totalmente erecto, mirando en mi
direcci�n. Levemente encorvado hacia arriba. Mi novio nunca tuvo conmigo una
erecci�n semejante. No lo pens� dos veces y me arrodille para hacer lo que ese
cacho de hombre se merec�a que le hiciera. Al principio me dolieron las rodillas
por lo duro del piso. Pero no me importo. Sin querer Nazareno se movi� y su pito
golpe� mi cara. Eso me enloqueci�. Coloque mi mano izquierda en su cintura y con
la otra le agarre ese pedazo enorme de carne roja. La tenia terriblemente
colorada. Eso me calent� mas aun. Le sacud� un par de veces el pito y luego me
lo met� en la boca.

No pod�a creer que estuviese haci�ndolo con un chico tan
lindo y con un miembro tan, pero tan hermoso. Era bien duro, pod�a sentirlo con
mis labios tambi�n. Cada vez que lo sacaba de mi boca hacia un efecto trampol�n
y se mov�a todo. Tenia las venas marcadas y estaba muy limpito. La cabeza era
grand�sima, un tanto demasiado, pero hermosa tambi�n. Bien rosada, violeta
podr�a decir. Le sent�a las arrugas de ese m�sculo, todas las fibras y el
frenillo. Se lo saboree todo. Lo hice como diez minutos. El jadeaba
constantemente. De repente sent� el deseo irrefrenable de que eyaculara mientras
lo hacia esa fellatio. Si. Quer�a probar el semen. Nunca lo hab�a hecho.

Quer�a ser toda de �l. Era una falta de respeto hacerlo gozar
tanto y retirarme en el mejor momento. Desee su liquido seminal con toda mi
alma, y adem�s, quer�a que se percatara de ello. De que me hab�a vuelta una
putita por lo caliente que me tenia. Por que el se merec�a que yo fuese su
putita. Como jam�s lo hab�a sido nunca. Para que fuese as� comenc� a masturbarlo
con fuerza. No solo quer�a su semen, sino que anhelaba que fuera bien espeso y
viscoso como el que deposito en la espalda de mi amiga.

Al cabo de unos minutos de sacudida el comenz� a gemir con
mas fuerza y supe que le venia. El primer chorro dio directamente contra mi
paladar. De inmediato me la met� en la boca y comenc� a tragar todo. No se
exactamente cuantos habr�n sido. Pero al menos se trato de diez emisiones de ese
liquido maravilloso. Sent� ese gusto que nunca hab�a probado antes. Me arrepent�
al principio pero luego me sent� una afortunada de que fuera este el primero en
probar. Me lo trague todo y lo miro, tenia los ojos cerrados y una sonrisa
enorme. Se la chupetee un rato mas hasta que me pidi� que parara. Yo quer�a que
volviese a endurecerse para volver a chupar y tragar mas. No se lo dije y acced�
a retirarme. Me levante, lo abrace y sent� como me acariciaba toda la espalda.

Nos secamos mutuamente mientras Maria nos preguntaba que como
la hab�amos pasado.

Nos re�mos al un�sono. Eso fue suficiente para que
entendiera.

ESTA HISTORIA CONTINUARA

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