All� jug�bamos, sal�amos a pescar, de caza, y un mont�n de
cosas mas, lo que hac�a que fuera el mejor lugar al que pudiera acudir para
pasar del infierno que supon�a vivir en un lugar que todo el mundo se conoce y
que por eso precisamente no eres santo de la devoci�n de la mayor�a, aunque eso
sea otra historia. El vagabundo era un personaje de unos 40 a�os, que hab�a
decidido abandonar el mundo estresante en el que viv�a y retirarse a aquella
peque�a caba�a.
Estaba all� desde por lo menos 7 a�os antes, y recuerdo que
al principio hablaban que se hab�a escapado de la c�rcel � que era un asesino
m�ltiple, � cosas parecidas.
El caso es que era una persona entra�able, con un esp�ritu
noble y casi infantil. Cuando se sentaba en el porche, recuerdo que yo lo hacia
en sus piernas y me contaba cosas que le hab�an pasado tanto en su vida de
ciudad como all� en la monta�a. Recuerdo como me cog�a entre sus brazos y me
apretaba contra su pecho y luego me hac�a cosquillas. Todo ello nunca lo hab�a
atribuido a deseo sexual, pero llegado el momento me percat� que sentada en sus
piernas, algo muy duro apretaba contra la tela de mi pantal�n, y ten�a que
removerse de vez en cuando para acomodar su aparato en una mejor posici�n.
Le pregunt� por que se le pon�a as� si no estaba con ninguna
chica haciendo "eso". �l me respond�a que yo era una chica que por cierto le
gustaba mucho, y que el rozo de mi culito en "eso" no pod�a dejar de hacerle
efecto, pero que no me preocupara. As� pasaban los d�as y siempre parte de ellos
lo pasaba sentada sobre sus piernas y con "eso" debajo de mi culito. Recuerdo un
d�a jugando a las persecuciones ca� en un peque�o estanque de agua que hab�a
detr�s de la caba�a. Me chop� completamente. Estaba all� tiritando de frio,
cuando me cogi� en sus brazos y me llevo dentro de la caba�a. Cogi� una toalla
no muy grande y desgastada por el uso y me dijo que me quitara la ropa y que me
la pusiera antes de que pillara una pulmon�a. Por efecto del agua helada apenas
pod�a mantener mis manos quietas y sin temblor, por lo que �l empez� a quitarme
la ropa.
Primero la camiseta, dejando mis peque�os pechos al aire,
luego mi pantaloncito y por �ltimo mis braguitas. Me cogi� y me envolvi� en la
toalla, abraz�ndome fuerte para que entrara en calor. Una de sus manos se pos�
directamente en mi culo, y lo frotaba para reanimarme, pero a m�, y por primera
vez en mi vida, me hizo sentir algo sexual, un deseo extra�o. Me quit� la
toalla, que ya estaba h�meda y me meti� en la cama debajo de la manta. Todav�a
temblaba y le ped� que me pusiera algo m�s encima. Mir�ndome fijamente me dijo
que pod�a hacer algo mejor y era meterse en la cama conmigo para as� poder
abrazarme. Se quit� la camisa y los pantalones quedando completamente desnudo
ante mis ojos, con el hermoso pene colgando. Lo ten�a tan bonito y tan potente
que a pesar del tama�o exagerado no daba miedo.
Se meti� en la cama, me lade� y se abraz� a mi espalda, y por
primera vez not� su pene sin ninguna tela de por medio, pegado a mis nalgas. �l
me hab�a rodeado un brazo por debajo de mi cuerpo hasta abarcar mis pechos, y
con el otro brazo por encima me rode� la cintura y tocaba el vello de mi sexo,
acarici�ndolo suavemente. Su pene hab�a crecido bastante m�s al poco rato y lo
notaba desafiante restreg�ndose t�midamente entre mis nalgas. Empec� a sentir
una sensaci�n tan placentera que al poco not� resbalar mis jugos en los labios
de mi vagina que palpitaban de deseo. Desplac� un poco una pierna, lo que
facilit� que sus dedos comenzaran a acariciar mi parte m�s intima, hasta el
punto que mi sexo ya aparec�a encharcado. �l masajeaba lentamente mi clitoris,
con una delicadeza suprema cuando llegu� al primer orgasmo de mi vida. Lo sent�
tan fuerte y tan intenso que cre� que iba a desmayarme.
�l segu�a con sus caricias y pronto volv� a notar esa
sensaci�n que preced�a al orgasmo y enseguida y con mas intensidad si cabe, mi
cuerpo se volvi� a estremecer de gozo. Empez� a acariciar mis muslos y mi
vientre mientras me besaba apasionadamente en la boca, y me pregunt� t�midamente
y con un susurro si quer�a que me penetrara, que estaba loco de deseo por m�. Le
dije que me daba mucho miedo que me pudiera quedar embarazada, con lo cual me
dijo que no lo intentar�a si yo no acced�a voluntariamente. Me sigui�
acariciando llev�ndome una y otra vez al orgasmo y not� como su pene estaba a
punto de estallar, lo tom� con mi mano y empec� a moverlo hasta que explot� en
mis nalgas inund�ndome completamente.
Nos abrazamos muy juntos los dos y con una sensaci�n de
infinita felicidad. Me pidi� perd�n por haberme pedido que le dejara penetrarme,
pero que hac�a ya muchos a�os que no ten�a relaci�n con ninguna mujer y que su
deseo superaba a su raciocinio y que hab�a sido muy feliz.
Pensando en ello le pregunt� si dispon�a de alg�n m�todo para
evitar un posible embarazo, pues ahora tambi�n me apetec�a a mi sentir ese pene
en lo mas profundo de mi cuerpo.
Me dijo que no, que no se le presentaban demasiadas ocasiones
como para pensar en ello. Y as�, hablando sin dejar de acariciarnos, me habl�
que mucha gente lo que hac�a era penetrar por el culito, con lo cual aunque
hubiera eyaculaci�n no hab�a peligro ninguno. Le pregunt� si �l lo hab�a hecho
alguna vez por ah�, a lo que me respondi� que alguna vez, pero no precisamente
por evitar embarazos si no por gusto de la pareja. Le dije que me gustar�a
probar, pues necesitaba notarlo dentro de m�. Enseguida empez� a acariciarme la
peque�a entrada con un dedo ensalivado sin dejar de acariciar mis pechos y
bes�ndome en la boca y el cuello. Poco a poco fue dilatando lo suficiente como
para introducir un dedo.
De vez en cuando lo sacaba para volver a mojarlo con saliva y
volver a introducirlo. Cuando crey� oportuno prob� con dos dedos y al cabo de
mucho tiempo en el cual tuve otro orgasmo meti� tres dedos y empez� a abrirlos
suavemente en mi ya encharcado ano.
Cuando puso el glande en la entrada me estremec� y empec� a
acariciarme yo misma. Not� un dolor bastante fuerte hasta que se abri� paso en
mi interior. Se quedo quieto mientras me hablaba del deseo que sent�a y el
placer que le estaba dando lo que me hizo relajarme lo suficiente como para
aprovechar la ocasi�n e introducirme m�s de la mitad de su aparato. Me dol�a
pero al mismo tiempo estaba a punto de tener otro orgasmo. Comenz� un vaiv�n
lento pero constante, haci�ndome sentir llena de �l. Me cog�a del pecho
acarici�ndome los pezones y mi culo empez� a moverse tratando de capturar algo
m�s de aquel trozo de carne.
Pronto y movida por sus caricias en mi cl�toris volv� a
sentir esa sensaci�n previa de inmenso placer aguant� hasta que sent� que el
primer latigazo de semen inundaba mis intestinos. Fue una corrida simultanea y
maravillosa, en la cual me sent� lo m�s dichosa que me haya encontrado nunca
m�s. No se sali� de m�, qued�ndose all� enterrado en mi interior, abrazado y con
su boca pegada a mi cuello jadeando por el esfuerzo. Esa tarde lo hicimos 3
veces m�s, y durante los dos meses siguientes seguimos siendo amantes
apasionados. Hace poco tuve una revisi�n m�dica y el doctor le inform� a mi
madre que por lo visto en la exploraci�n, ten�a a menudo relaciones por "ese
sitio".
Su enfado fue monumental, habl� con mi padre y me prohibieron
salir sin su compa��a. Lo peor de todo es que no le puedo decir nada. Me
gustar�a por lo menos explicarle que ha pasado, pero espero que alg�n d�a venga
a buscarme.