A pesar de haber chateado por primera vez hace mas de dos
meses, eran muy pocas las veces en las que coincid�amos. En �ste per�odo los
encuentros no pasaron de tres, siendo el pen�ltimo uno de los m�s extensos y
donde pudimos dejar claras y compartir todas nuestras expectativas en lo que se
refiere a estar �ntimamente con otro hombre y donde a pesar de ser los pies los
protagonistas, ambos sent�amos cierta curiosidad por ir un poco m�s all�.
Ambos de la misma edad, yo casado y el a�n no pero si con
pareja, confes�bamos sentirnos atra�dos por las chicas, pero cuando nos
destap�bamos a hablar del tema de los pies las cosas cambiaban. En lo personal
siempre me han gustado much�simo los pies femeninos y hasta hace pocos d�as
juraba que no los cambiar�a por nada en el mundo por unos masculinos, pero lo
que no hab�a calculado era que �l me enviar�a algunas im�genes de los suyos
tomadas de manera furtiva en su oficina aprovechando la ocasi�n de tener una
c�mara digital que le hab�an prestado por unos d�as. Las primeras im�genes no
atrajeron del todo mi atenci�n, pero las posteriores donde se pod�a notar la
planta de sus pies me impactaron, al verlas por primera vez sent� la necesidad
de hacerme el prop�sito de alg�n d�a tener en mi boca aquellos dedos y tambi�n
de poder lamer a gusto esas divinas plantas.
Cuando pensaba que no era tan dif�cil cumplir con esa
fantas�a, por mi cuerpo recorr�a un extra�o escalofr�o de esos que se sienten
cuando la adrenalina entra en acci�n y uno s�lo espera que esa sensaci�n termine
de una vez y que no sea el detonante para una locura.
Yo estaba claro que �l estaba sumamente dispuesto a devorar
mis pies si yo lo quisiera as� y al notar que yo sent�a lo mismo deduje que era
yo quien deb�a dar ese paso que por tanto tiempo hab�a querido dar pero que no
me atrev�a a hacerlo.
Un par de d�as despu�s de haber recibido las im�genes y al
coincidir nuevamente, le asome la idea de darle rienda suelta a la idea de
intentar algo �ntimamente, �l enseguida estuvo de acuerdo y acordando en
conjunto los par�metros que deb�amos seguir referentes a la discreci�n entre
otras cosas, decidimos darle curso a nuestro encuentro.
�l se encontraba en otra ciudad pero por asuntos de trabajo
casualmente vendr�a a la ciudad el fin de semana siguiente por lo que fijamos la
hora y la fecha para nuestro encuentro. El viernes a las siete de la noche ser�a
la cita, la cual la concertamos en un restaurante de f�cil acceso para ambos
ubicado en el este de Caracas.
Los d�as previos al encuentro, fueron para mi sumamente
inquietantes, s�lo pasaba por mi mente la idea de que exist�a un alto porcentaje
de que ese encuentro llegara a su termino y que quien sabe hasta donde
llegar�amos al estar ambos seguramente muy excitados. La inquietud lleg� a su
tope al faltar pocas horas para la reuni�n, siendo las 5 de la tarde del viernes
y ya habi�ndome asegurado que se encontraba arribando a la ciudad al recibir una
llamada suya, decid� irme a mi casa a ba�arme y cambiar de ropa y pensando que
esto s�lo pudo ser posible ya que mi esposa se encontraba de viajes. Faltando
media hora, part� hacia el lugar.
Al llegar al restaurante, y mencionarle su nombre al capit�n
de mesoneros, �ste me gui� hasta la mesa que �l hab�a reservado y donde ya se
encontraba desde hac�a unos minutos seg�n me inform� despu�s. Luego del saludo
inicial, acompa�ado del respectivo apret�n de manos, pedimos unos tragos y
comenzamos a charlar de varios asuntos para terminar a los pocos minutos en el
tema por el cual hab�amos decidido conocernos. Hablamos de algunas experiencias
e inquietudes, las cuales debo confesar que hab�an comenzado a ponerme caliente
y al parecer a �l tambi�n aunque no profundizamos del todo en el tema. Pasada
una hora aproximadamente, y ya habiendo cenado y disfrutado de unos tragos,
repentinamente �l me dijo que si estaba dispuesto a acompa�arlo a la habitaci�n
del hotel donde se hospedaba con la idea de tomarnos otros tragos y seguir
hablando del asunto, pens� que ese ser�a un excelente lugar para que pasara algo
si as� se lo decid�a el destino, por lo que acept� su invitaci�n.
Al llegar al hotel, lo hicimos de la manera mas discreta
posible, entramos a la habitaci�n aparentemente sin levantar ning�n tipo de
sospechas, enseguida �l pidi� un servicio de whisky, el cual a los pocos minutos
ya hab�an llevado al cuarto y del que sin perder tiempo nos servimos sendos
tragos para luego sentarnos al borde de la cama y hablar del asunto.
Al poco rato �l me confes� que le daba mucho morbo el hecho
de s�lo pensar en darme unos masajes en los pies, yo sin dudarlo le dije que lo
hiciera y me coloqu� apoyado en la parte superior de la cama, comenc� a quitarme
los zapatos pero, el me dijo que �l lo har�a. Coloc� el trago en la mesa que
estaba al lado de la cama y sent�ndose en el borde de la cama comenz� con su
tarea, empez� por despojarme de los zapatos mientras yo ve�a con atenci�n como
lo hac�a, continu� con las medias y a los pocos segundos ya se encontraba
ech�ndole mano a mis pies, confieso que lo hac�a de manera magistral, me gustaba
mucho como lo hac�a. Repentinamente me dijo que le gustaba el aroma de mis pies
y que sent�a muchas ganas de olerlos de cerca, yo sin dudar acept� y �l comenz�
a hacerlo, acerc� su cara hasta ellos y pude sentir su nariz rozar con mis
plantas, sus ojos cerrados en muestra de placer comenzaban a enloquecerme y a�n
m�s el sentir sin previo aviso como su lengua entraba en acci�n y lam�a mis
plantas. Lo que comenz� solicitando autorizaci�n para darme unos masajes, ya se
acercaba a aquel momento donde aquellas personas que se brindan placer mutuo
act�an de manera espont�nea y en complicidad con la oportunidad que le brinda el
estar solos para darle rienda suelta a sus instintos.
Me gustaba verlo lamer mis pies, nunca me lo hab�an hecho y
ten�a la suerte de que esa primera vez lo disfrutaba de un profesional en el
arte de adorarlos. Yo estaba impaciente por hacer lo mismo, pero no me atrev�a
sacarlo de esa especie de trance en el que el se encontraba. Las ganas pudieron
m�s y le dije que quer�a probar sus pies, por lo que �l se sent� y espero a que
lo despojara de los zapatos y medias, ya con la situaci�n un poco m�s abierta no
tuve la necesidad de poner la excusa de darle unos masajes para comenzar a
disfrutarlos, sin perder tiempo me abalanc� sobre sus pies y tom�ndolos entre
mis manos los comenc� a frotar por mi rostro, aquel divino aroma me produjo la
necesidad de lamerlos desenfrenadamente, pude notar que �l se encontraba ya un
poco excitado y con una enorme y notoria erecci�n de su miembro, eso me pon�a
m�s caliente.
Pasados unos minutos del disfrute de aquel manjar, �l me
sugiri� colocarnos en posici�n para experimentar un 69 de pies, sus palabras me
parecieron las exactas para la ocasi�n y comenc� a ubicarme. Nos acostamos de
lado, uno frente al otro de tal manera que los pies del contrario quedaban justo
frente al rostro de cada uno. Sin esperar detalles, al un�sono comenzamos a
besar, lamer y chupar nuestros pies, sent�a su lengua hurgando entre mis dedos
mientras yo chupaba sus dedos de manera individual y en conjunto. Nuestra
excitaci�n era tan notable que nuestros penes, cada uno a�n dentro del interior,
provocaban el roce entre pantalones. Disimuladamente y sin interrumpir las
lamidas a sus pies, fui bajando una de mis manos hasta llegar al portentoso
paquete que formaba su miembro y sobre la ropa comenc� a manosearlo esperando
con incertidumbre su reacci�n, la cual no fue otra que aceptar mi proceder con
placer.
Me encantaba que en ocasiones moviera los dedos de sus pies
de manera efusiva, creo que lo hac�a sin darse cuenta y como consecuencia de lo
excitado que estaba. Repentinamente sent� como su mano tanteaba las zonas
aleda�as a mi miembro hasta que logr� alcanzarlo. En cierta momento y luego de
sacarse de la boca uno de mis dedos pulgares, me dijo que me volteara hacia
arriba, sin pensarlo mucho lo hice y para mi sorpresa quedamos cara a cara, sin
mediar palabras comenz� a besarme de manera desenfrenada y yo le segu� el juego
aunque un poco desconcertado, su lengua y la m�a comenzaron a entrelazarse y
aquel sabor salado que a ambos nos hab�a dejado en la boca los pies del otro
entr� en fusi�n y dio paso a un nuevo y mejorado sabor que ambos nos paramos de
disfrutar.
Nuestras manos, que en alg�n momento hab�an dejado de
explorar las partes del otro, entraron de nuevo en acci�n pero ahora de manera
m�s elocuente, yo tom� la iniciativa de desabrochar su pantal�n, bajar el cierre
e introducir una de mis manos con el fin de poder tantear de manera definitiva a
aquel monumento que desde hace un rato ven�a haci�ndose notar, la sensaci�n fue
incre�ble y cumpl�a parte de mis fantas�as ya que desde hac�a un tiempo sent�a
la curiosidad por tener un pene que no fuera el m�o entre las manos.
Me gust� que me permitiera hacerlo, pens� que la situaci�n no
pasar�a de all� pero �l de pronto se detuvo y me dijo que me desvistiera por
completo a la vez que el comenzaba a hacer lo propio, yo trat� de pedirle alguna
explicaci�n pero �l en un tono imperativo pr�cticamente me orden� que lo
hiciera, yo acept� su petici�n y me despoj� de mi ropa. �l al terminar de hacer
lo mismo me dijo que recordaba que yo le hab�a dicho que una de mis fantas�as
era hacerle sexo oral a un hombre, yo le dije que era cierto que se lo hab�a
dicho pero que ahora no me sent�a preparado, �l me interrumpi� y haci�ndome
callar me dijo que me gustara o no se lo iba a mamar, nuevamente trat� de
persuadirlo para que desistiera de la idea, pero �l nuevamente me orden�
callarme y tom�ndome por la cabeza me acerc� a su pene y me dijo que me lo
llevara a la boca, yo al verlo tan cerca no puedo negar que sent� unas ganas
enormes de complacerlo, por lo que sin pronunciar ni media palabra m�s abr� la
boca y met� en ella su pene. El sabor inicial me desagrad� un poco pero no me
atrev� a contrariarlo nuevamente, �l me dijo que colocar� mis manos atr�s y que
lo dejara guiar los movimientos de mi cabeza, destinado a obedecerlo as� lo
hice, me excitaba mucho sentirme dominado por un hombre que me obligaba a
hacerle sentir placer con mi boca. Pasados unos minutos me hizo colocarme de
forma tal que mientras se lo chupaba, �l manoseaba mi ano con un par de dedos.
Confieso que me gustaba lo que estaba experimentando, me
gustaba mam�rselo y que jugara con mi culo, pero ten�a la incertidumbre de hasta
adonde quer�a �l llegar, r�pidamente me sac� de la duda cuando me dijo que me
acostara apoyado en mi espalda con las piernas bien abiertas y en alto, �l se
acerc� hac�a mi y luego de lubricar mi culo con sus dedos mojados en saliva
procedi� a intentar penetrarme, yo le dije que no lo hiciera, pero ante esto, �l
tom� su interior y lo meti� en mi boca y me dijo que esa era la �nica forma de
hacerme callar, prosigui� y a los pocos minutos y luego de dos o tres intentos
ya me encontraba siendo penetrado por �l mientras que mis piernas reposaban
sobre sus hombros. La penetraci�n inicial me doli� e incomod� un poco, pero me
encantaba sentir su pene entrar y salir de mi culo.
La excitaci�n fue culminante para ambos cuando �l comenz� a
lamer mis pies mientras me penetraba, alternando esto con algunos movimientos
que con sus manos le daba a mi pene en forma de masturbaci�n. Termin� antes que
�l y gracias a los movimientos de su mano en mi pene, al cabo de unos minutos el
aceler� el ritmo de sus movimientos y despu�s de sacar por completo su pene, se
ubic� frente a rostro y me orden� que lo hiciera acabar, yo comenc� a
masturbarlo y �l me dijo que usara la boca, as� fue como entre lamidas y
movimientos habilidosos de mis manos, �l acab� en parte de mi cara y boca de
manera tal que pude sentir gran parte de su semen recorrer mi garganta.
Al culminar la faena, ambos nos acostamos exhaustos en la
cama y comentamos lo sucedido, le dije que me hab�a gustado mucho lo que hab�a
sentido y �l me dijo que a el tambi�n. �l sugiri� meternos al jacuzzi para
relajarnos, as� lo hicimos y al cabo de una hora ya est�bamos de nuevo
bes�ndonos y ador�ndonos los pies.
La noche pas� entre unas cuantas sesiones de sexo fetichista,
hasta que lleg� un nuevo d�a y me march� a mi casa luego de intercambiar
nuestras medias e interiores tal cual como lo hacen con su camiseta los
futbolistas despu�s de una buena jornada y por mi parte con la satisfacci�n
adicional de haber hecho realidad algunas de mis fantas�as.