Lleg� una ma�ana en la que ya no pod�a m�s, su co�ito peque�o
y virgen iba a explotar, no ten�a suficiente con sus secretas caricias y ten�a
que volver a sentir aquello, pero no ten�a valor, sin embargo, resuelta ese d�a
pens� que ir�a por �ltima vez y ya no ir�a m�s, tan solo recordar como era y
como se hac�a y as� podr�a repetirlo ella sola.

Vestida con una faldita de cuadros cortita y un polito rojo y
calzando zapatos de charol y calcetines hasta las rodillas, se dirigi� al
edificio de apartamentos en el que Santi era el conserje, con el coraz�n
palpit�ndole a mil y sus bragas mojadas de solo pensar que estaba all�, en la
meta de sus �ntimos y sucios deseos de ni�a guarra con ganas de polla.

"Hola, tio Santi" dijo casi sin aliento. El hombre la mir�
con los ojos salidos de las �rbitas."Vaya, mi peque�a, has venido?" Por toda
respuesta sonre� y asent� con la cabeza, "Quieres tomar algo?" Ella sab�a
perfectamente lo que ello conllevaba, "tomar algo" con el viejo conserje,
implicaba ver su sexo ofrecido a aquel pat�n que "jugueteaba" con �l y ella
estaba m�s dispuesta a d�rselo de una forma inocente, tan solo porque le
"picaba" sin m�s.Asinti�, al fin y al cabo para eso hab�a venido para jugar a
solas a aquel juego prohibido y compartido.

Subieron. Santi llen� bien el vaso con martini de la
chiquilla que se lo fu� bebiendo a sorbos sentada en el borde de una cama del
apartamento que al hombre le serv�a de descanso en sus horas libres, �ste estaba
sentado en una butaca enfrente de ella. "Ven que te coja en brazos, pero antes,
espera" la levant� y le quit� las braguitas blancas de algod�n, a lo que la ni�a
respondi� con un escalofr�o al sentirse libre de aquella prenda que en cierto
modo la estaba aprisionando. Vi� en silencio como �l se quitaba los pantalones
dejando su objeto de deseo a la vista. El capullo rojo, gordo suave, all� lo
ten�a, que asco sent�a de verlo! pero que gustito era sentirlo! Subi� a las
rodillas del viejo alegremente y ella misma busc� aquel contacto. Lo abraz�
fuerte, sus labios se abr�an y cerraban de excitaci�n cuando Santi, ayud�ndose
un poco con la mano, apunt�ndola con su glande se lo introdujo un poquit�n
sintiendo de inmediato un l�quido c�lido y suave envolv�rselo entre jadeos y
escalofr�os de la chica que lo abrazaba con ganas.

El t�o Santi la cogi� por la cabeza y la bes�. A�n sent�a la
ni�a asco por el beso y �l se di� cuenta "Si no me dejas meter la lengua en tu
boquita, no te rasco m�s" ante la amenaza ella se di� y jug� como buenamente
pudo con su lengua rasposa.

La chiquilla mov�a el culo feroz e intuitavamente, sin darse
cuenta, lo que estaba era caliente y cachonda aunque a�n no sab�a que
significaban esos t�rminos, buscaba frotarse contra el glande y sent�a que ello
le sab�a a poco.

Su querido t�o Santi not� que la ni�a estaba m�s que
dispuesta, ya no era como las otras veces y no se sent�a culpable, al fin y al
cabo, le hab�a ayudado a descubrir los placeres que pod�a propiciarle el cuerpo
de un hombre y ten�a la intenci�n de seguir ayud�ndola a descubrir m�s cosas.

La levant� en brazos y la ni�ita desesperada cog�a la polla
de Santi como si fuera un pajarito que se le volara inesperadamente, se frotaba
contra �l hasta que la tumb� en la cama.

All� estaba con la faldita levantada, las piernas abiertas y
llorando de ganas de ser frotada m�s a�n, que le hab�a sabido a poco, mientras
nuestro protagonista se quit� nerviosamente la ropa, dejando al descubierto su
fofo cuerpo de viejo, lleno de pelos blancos. Un cuerpo arrugado, desgarbado y
marchito, un cuerpo que jam�s pudo so�ar poseer una chica mayor y sin embargo
iba a hacer uso del de una ni�a inocente y llena de vida que estaba entregada a
sus m�s bajos instintos que la mente calenturienta de viejo verde hab�a
fantaseado en m�s de una ocasi�n sintiendo que no estar�a encima de un cuerpo
suave y terso ya nunca m�s.

Que equivocado estaba! Una peque�a de 13 a�os aceptar�a de
todo y bien lo sab�a, no en vano se hab�a encargado de que bebiera lo suficiente
para que entre su propia calentura y el alcohol no la dejara irse virgen nunca
m�s.

Le lami� bien el co�o mientras con manos torpes le sac� la
min�scula faldita tras lo cual al mismo tiempo que lam�a toqueteaba el co�ito.
Volvi� a subir las manos hac�a sus tetitas. Estaba plana, solo le sobresal�an
unos peque�os pezones que de la excitaci�n estaban tiesos, desafiantes, y eso
a�n encima del polito que, cuando met�o la mano por debajo, el tacto se torno
dulce y a�n m�s maravilloso si cabe.

Ante las caricias, su peque�a presa se agitaba como una
palomita apresada, lloraba, gem�a, y, cuando se trat� de zafar de todo
aquello(ya hab�a habido suficiente) no le fu� posible, ya era tarde. Santi,
colocado encima de ella, le sacaba el polito rojo dej�ndola completamente
desnuda, solo con sus calcetines blancos y sus zapatitos de charol negro.

Era una ni�a pero la trataba como una ramera, ahora no pod�a
contenerse como las primeras veces, hab�an pasado demasiados d�as de pajas en
soledad acord�ndose del tibio co�ito de la chica como para ahora frenarse.

La polla estaba a punto de estallar cuando volvi� a rozarse
con ella que oleadas de sensaciones la embriagaban y la anulaban.

Ayudado con la mano y de un solo empuj�n se la meti�. Se
olvid� que la ni�a era tierna e inexperta, al fin y al cabo que importaba? Ella
lo hab�a provocado, ella solita hab�a recorrido otra vez el camino y ella quer�a
inconscientemente sentirla dentro, as� que no habia nada de malo.

Se apoy� contras sus diminutos hombros cuando comenz� el
mete-saca. Nunca hasta entonces hab�a sentido nada igual. Aquella carne joven,
prieta, empezando a vivir, aquel co�o apretado, virgen, era suyo, todo era suyo,
toda ella le pertenec�a, se la follar�a bien, se dijo a s� mismo, la iba a
follar toda la tarde hasta quedarse sin una gota de leche en sus cargados
test�culos.

Santi se hab�a vuelto loco (pens� la adolescente) que le
hac�a? la iba a matar, pero nada pod�a hacer, solo esperar que aquello acabara
lo antes posible, era una tortura para su joven cuerpo.

Continuaba el incesante bombeo. Notaba como el monstruo
sacaba todo el falo casi hasta la punta, dej�ndose caer para meterlo dentro de
un golpe, as� una y otra vez. De nuevo not� como le sal�a el falo de dentro de
s�, lo notaba resbalar hacia fuera, para... entrar en ella otra vez de golpe. A
cada golpe el t�o balbuceaba "uh, uh, uh, uh, toma, toma, toma, toma, toma y
toma" le daba, le daba todo el rato, se la follaba vil y asquerosamente, como
una puta, al fin y al cabo que era? una guarrilla que acud�a a que un viejo la
sobara, no?"toma, puta, toma, no quer�as m�s�? a qu� has venido si no? pues toma
de lo tuyo, no te voy a defraudar, toma, toma, toma, toma, uh, uh, uh, uh! toma,
uhmmm!!! toma otro golpe y otro m�s, otro m�s, v�s como te follo? te gusta ser
follada? S�, sin duda te gusta mira como te me das y como te me abres de
piernas" Lo que el cre�a que era entregarse era una manera de inconscientemente
hac�rselo ella m�s f�cil, cuanto m�s le facilitara el paso antes se acabar�a.

Dentro de su co�o el hombre se corri� una vez y, sin
sac�rsela se le volvi� a poner dura, siguiendo el vaiv�n ya enloquecido.

El t�o Santi crey� morir cuando le vino la segunda
eyaculaci�n que le regal� a la ni�a en su tierna boca, la cual ella escupi� de
inmediato de asco, pero cuando qued� bien satisfecho no la dej� irse hasta que
no le dej� la polla debidamente limpia de semen.

Se levant� de ella. La mir�. Casi daba l�stima ver su cuerpo
delgado y ultrajado abandonado a su suerte mientras las l�grimas recorr�an su
cara. No paraba de llorar, sin embargo para su sorpresa vi� como la ni�a se
tocaba masturb�ndose, pero ya no pod�a con su cuerpo, los a�os y la obesidad no
daban m�s de s�, as� que si quer�a m�s que volviera otro d�a.

"V�stete" la chiquilla obedeci� y con el pelo aun revuelto
sali� del apartamento borracha y puta, a merced de cualquiera que la quisiera
disfrutar.