Relato: La hija de mi mujer
Paula es la hija del primer matrimonio de mi mujer actual. Tiene 24 a�os, un cuerpo espectacular y un car�cter de mil demonios. Acostumbrada a hacer su entera voluntad, no acepta l�mites de ning�n orden; pero como le gusta la vida c�moda, tampoco opta por vivir independiente. Es bastante metiche y pude percatarme un par de veces como espiaba cuando follaba a su madre. Ahora llev�bamos un buen rato discutiendo en el coche, porque iba de fiesta a casa de unos amigos poco recomendables. �T� no eres mi padre para decirme que puedo y que no puedo hacer� me gritaba exaltada. �Ya lo s�, exclam� fastidiado, solo intento cuidarte!� �Soy grande y se cuidarme sola!�. �No objeto eso, respond�, pero esta no es gente de buena cala�a�. ��Qu� sabes t� de cala�as, sino eres m�s que un cabr�n desbocado!� me espet�, desafiante. �Y t� eres una perra consentida!� exclam� ya desbordado. Se abalanz� sobre m� intentando abofetearme, pero alcanc� a tomarla de los brazos y le dije con rabia: ��Debiera darte unos azotes, que buena falta te hacen!�
Se revolvi� en el asiento d�ndome la espalda y con un gesto de soberbia levant� su falda dejando al descubierto un culo muy bien formado, apenas cubierto por una diminuta braga. �Aqu� me tienes, grit� furiosa, golp�ame si eso es lo que apeteces�. Extend� la mano pero no la golpe� y en cambio estruj� suavemente una de sus nalgas carnudas, sintiendo que se estremec�a imperceptiblemente. ���Qu� haces!?� me pregunt�, exaltada. No le respond� y segu� acariciando sus nalgas. �Pero �qu� haces?� volvi� a preguntarme sin cambiar de postura. Continu� sin responderle, pero deslic� los dedos bajo la tenue tira de su braga y comenc� a masajearle suavemente el palpitante orificio anal. �Cabr�n hijo de puta, me dijo estremecida y cachonda, vas a lograr que me corra� Est�bamos en la parte oscura del aparcamiento, por lo que aprovech� para sacarle totalmente la braga; Paula puso el culo en pompa y separ� las nalgas. �Sigue, sigue cabr�n, no te detengas� me urgi� ya exacerbada. Segu� frotando el orificio un instante, sintiendo que se contra�a y palpitaba bajo mis dedos; entonces en un impulso apoy� mi boca sobre �l y empec� a chuparlo con intensidad, al tiempo que lam�a sus bordes. Paula gem�a estremecida y se contorsionaba como una pose�da hasta que, soltando un grito ahogado, se corri� fuertemente, mojando toda mi boca y tambi�n el asiento del coche. Cuando pudo recomponerse, apoy� su cabeza sobre mis piernas y mir�ndome fijamente me dijo quedamente: �Esto nunca debe saberlo mam�. �Por supuesto que no� respond�, �adem�s, no debe repetirse, porque fue solo un momento de debilidad que no pudimos controlar�. �De eso no est�s muy seguro porque esto reci�n comienza. Quiero que seamos amantes por el tiempo que nos apetezca, con la �nica condici�n de ser discretos para evitar esc�ndalos�. Mientras hablaba, me baj� los pantalones y agarr� mi verga entumecida con ambas manos. La lami� un buen rato y luego comenz� a mamarla glotonamente, llev�ndola alternativamente del borde de su boca al fondo de su garganta hasta que, no pudiendo contenerme m�s, eyacul� copiosamente. Trag� todo el esperma y luego me pidi� un pa�uelo para secarse los labios, y mientras se acomodaba la ropa, me dijo escrutadora: �Ahora voy a la fiesta en casa de mis amigos�. �De ninguna manera, le dije, te vienes conmigo a casa�. Eso pareci� gustarle, porque presta me contest�: Si �papa�to�, como t� digas, dicho lo cual se puso las bragas nuevamente y se arregl� el cabello, al tiempo que me miraba con ojos brillantes.
Cu�l no ser�a el asombro de mi mujer, Pilar, por el cambio de car�cter que fue evidenciando Paula con el transcurrir de los d�as. Ya no ten�a sus acostumbrados berrinches ni desplantes y comenz� a llevar una vida m�s ordenada.
Pero debo se�alar que no desperdiciaba oportunidad para el cachondeo y, cuando verificaba que Pilar no anduviera cerca, se paseaba frente a m� en diminutas bragas o en ocasiones completamente desnuda, haci�ndome gestos de mamarme la polla. Yo a duras penas pod�a disimular el fuerte deseo que me despertaba.
Cierto d�a en que est�bamos solos en la casa, me llam� desde su habitaci�n; cuando ingres� la divis� en la semipenumbra desnuda sobre el lecho. �Ven, me susurr�, te necesito dentro m�o� y se abri� de piernas. Apoy� mis labios en aquella suave raja y comenc� a buscar el n�ctar de sus profundidades, el cual beb� �vidamente cuando se desbord� en mi boca hambrienta. �Eres una especie de vampiro� me dijo jadeante, �te alimentas de m� cabr�n�. �Si es molesto para ti, pues no lo vuelvo a hacer� le dije mir�ndola. �Sigue, maldito, sigue� me grit� al tiempo que tomaba mi rostro y lo hund�a nuevamente en su palpitante cueva; se corri� dos veces m�s, entre gemidos y sacudones. Luego enfund� mi polla en un preservativo y la introduje de un golpe hasta el fondo del angosto pasaje; la sent�a jadear con intensidad cuando la bombeaba y pronto sus calientes jugos mojaron mis test�culos. Pero se estaba haciendo tarde, se lo dije a Paula y saqu� mi verga empalmada de su interior; ella me dijo mir�ndome fijo: �Quer�as correrte dentro m�o �verdad?�. �S�! le dije, pero bien sabes que no debo hacerlo; podr�as quedar embarazada�. Dicho lo cual me vest� de urgencia y sal� de la habitaci�n, porque Pilar estaba al llegar. Esa noche, luego de cenar todos juntos, disimuladamente me pas� un trozo de papel en el que hab�a escrito: �Pero te puedes correr a gusto en mi culo�. Cuando levant� la vista, ya se hab�a marchado a su habitaci�n.
D�as despu�s estando nuevamente en la cama, puso el culo en pompa y muy cachonda me dijo: �Ch�palo como esa noche en el aparcamiento�. Presto comenc� a lamerle entre las nalgas abiertas, hasta que met� la punta de mi lengua en el ojete palpitante que comenz� a abrir sus bordes anillados. Cuando estuvo bastante dilatado, puse suficiente lubricante en el glande de mi polla y la fui introduciendo en forma lenta pero sostenida, hasta llegar al fondo del conducto. ��Dios, estoy tan llena de ti� me dijo Paula gimiendo, mientras la bombeaba con fuerza, para luego exclamar: �Sigue, sigue, pero no te corras aun, necesito sentirte�. La tom� fuertemente por la cintura y le di ca�a sin miramientos, mientras Paula me gritaba: �Despacio hijo de puta, que me vas a reventar el culo�. No le prest� atenci�n ni a sus corridas ni sus gemidos y continu� bombeando su interior, hasta que no pude contenerme y solt� un profuso chorro de leche en la profundidad de su culo. Mientras eyaculaba, me apret� fuertemente la verga con los m�sculos anales y, en una acci�n de ventosa, me exprimi� hasta la �ltima gota de semen dej�ndome completamente vac�o.
Esa noche antes de irse a dormir, me dijo a hurtadillas de su madre: �Todav�a tengo el culo lleno de tu leche�.
Me gusta mucho esta nueva familia que tengo, pues me llev� muy bien en la cama con la madre y con su hija mejor a�n.