Relato: El mensajero El Mensajero
Su mirada inconforme y enfadada contrastada con sus labios
suaves y finos. La cara de facciones bien delineadas y varoniles, aun no
mostraba se�ales de barba, rematando un corte de pelo corto y limpio. La tez
morena aceituna remarcaba unos brazos bien formados y firmes, de buen
deportista.
Fue todo eso lo que llamo mi atenci�n cuando se presento aquel mozalbete a
solicitar el empleo de mensajer�a de la empresa que dirig�a. "Gerberth es mi
nombre", me informo con voz clara, a la vez que me daba su mano firme y segura,
"no se arrepentir� si me contrata". Todo su comportamiento transpiraba
virilidad, algo no com�n para un muchacho tan joven.
�Es este tu primer trabajo le pregunte?, " No, he sido ayudante de cami�n
repartidor de productos, ayudante de alba�il y pintor de brocha gorda. Trabajo
desde muy peque�o y estudio en las noches". Y por que trabajas, le pregunte,
"por que lo prefiero, no deseo que mis padres me mantengan y eso me da
libertad". �Tienes problemas con ellos?, "Algunos mas que los normales, por ello
prefiero estar lejos, de echo e tratado de separarme, y si me contrata lo
primero que har� es irme a vivir solo". �Tienes novia? , " Tenia, me dejo por
otro". Pues bien creo que eres un muchacho decidido y veo que tienes tus papeles
en orden. Por m� puedes comenzar desde ya. A prop�sito tu primer trabajo ser�
acompa�arme al interior del pa�s, tengo que efectuar una visita a una propiedad
que estoy evaluando para compra y necesito alguien que me ayude con el equipaje,
algo de conversaci�n y por si necesito cambiar neum�tico. �Tienes inconveniente?
, "Que va, al contrario, no solo me contrata sino que me da la oportunidad de
salir de la ciudad". Pues bien ser�n dos d�as, trae traje de ba�o, pues estamos
cerca de un lago, as� como ropa ligera, har� calor, te espero temprano.
Efectivamente el viaje era una realidad, el muchacho me brindar�a compa��a, ya
que no me agradaba viajar solo, en un pa�s donde todo puede suceder. �l estaba
desde temprano esperando afuera de la oficina, entre un momento a indicarle a mi
secretar�a algunas instrucciones durante mi ausencia y luego nos pusimos en
marcha. En el camino paramos a una tienda de conveniencia y le pregunte si se le
apetecer�a una cerveza, �l me dijo que s� yo no tenia inconveniente por el
bienvenida. Compre algo mas que una cerveza, decid� llevar algo de licor para la
noche, pues aprovechando el "relax" podr�a beber sin pena una vez cubierto lo
relacionado con mis negocios. Al llegar alquile una caba�a cercana al lago,
aislada y discreta. Para el final del d�a de tanto conversar, y habiendo tomado
algo de licor, hab�a ya ganado su confianza, y lo hab�a alentado a tutearme, y
de alguna manera me convert� en su confesor.
El muchacho resulto tener una conversaci�n interesante y madura, denotaba
tristeza al hablar de la relaci�n con sus padres, quienes constantemente lo
rega�aban y reprim�an. Yo le comenc� aconsejar sobre sus relaciones y el rumbo
de su vida. Por la edad del muchacho bien podr�a ser mi hijo, (de echo tengo uno
de la misma edad) Me sorprendi� �l echo que sabia mucho de psicolog�a, a lo que
me indico que �l estudiaba en la escuela de polic�a y en ella llevaban cursos
para entender a los individuos y sus motivaciones. En ese momento le pregunte
entecos le pregunte que pensaba de m�, me halago cuando me dijo que le parec�a
un tipo fenomenal y que estaba a gusto conmigo, que se sent�a identificado con
mi forma de ser y pensar. Le dije que habeses me comportaba como un loco y �l me
respondi� que entonces deber�amos intentar hacer locuras.
Entonces le dije vamos a nadar, �l ten�a puesto una pantaloneta larga, sus
piernas resultaron musculosas y firmes como sus brazos, delgado de estomago
firme, marcaban sutilmente los m�sculos de su cuerpo sin muestra de grasa. El ya
hab�a comentado que le gustaba jugar basquetball, hacer bicicleta y
adicionalmente practicaba karate.
En el agua comenzamos lo rete a nadar, lo cual no resulto ser su fuerte, por que
a pesar de ser yo un hombre maduro y no muy deportista, le gane. Esto me
entusiasmo y me provoco para retarle de nuevo en un forcejeo, �l fue quien logro
atraparme primero, me abrazo por el frente y me elevo, con ello nuestros dos
penes comenzaron a rozarse, logre zafarme y luego lo sujete por detr�s, con las
manos firmes sosten�a firme la pantoloneta �l luchaba por zafarse pero no pod�a,
sus gl�teos rozaban permanentemente mi pene, lo que comenz� a ponerme cachondo,
en ese momento el dijo "esto no es justo me estas agarrando de mi traje de ba�o"
si no es justo entonces comencemos por quit�rnoslos y veremos quien puede mejor,
le respond� Una ves desnudos en el agua iniciamos de nuevo el forcejeo, la
actividad fue dura, las manos tocaban nuestros gl�teos y penes, los cuales
comenzaron a endurecerse, nadie tenia las de ganar, en un momento paramos y el
se me quedo viendo a los ojos y sin decir nada me beso en la boca, un beso largo
y prolongado, apasionado, all� quedamos por un buen rato, yo le tocaba la cara y
�l rodeaba con sus brazos mi cuello, continuamos bes�ndonos como dos enamorados
que no se hubieren visto por meses, de all� lo tome de la mano y lo conduje a la
caba�a.
Adentro nos tiramos sobre la cama comenzamos a besarnos el cuello, a chuparnos
las orejas, luego tome la iniciativa y comenc� a succionar sus tetillas y tocar
todo su cuerpo firme. Su pene estaba en todo su esplendor, sin circuncidar,
deber�a medir unos 20 cm por unos 5cm de ancho. Sus huevos no eran grandes, su
pelo pubico estaba bien recortado. Comenc� a juguetear con mi lengua su glande,
el suspiraba de puro placer, luego introduje la totalidad de su pene en mi boca,
d�ndole un masaje con la lengua, el se retorc�a de placer, de all� con la lengua
comenc� a avanzar por debajo de sus huevos, hasta su orificio, como no abr�a las
piernas comenc� por morderle las entrepiernas, y de all� a jugar con su hoyito
introduci�ndole la lengua, al fin cedi� y comenz� a gemir de placer. Poco a poco
comenz� a dilatarse, luego sub� sus piernas a mis hombros y comenc� a dirigir mi
pene al mismo, su hoyo era virgen, mi pene luchaba duro para abrirse espacio, al
final ya dilatado se la introduje toda y comenc� a bombear, �l mov�a la cabeza
de placer de un lado a otro. Comenc� a masturbarlo hasta el momento en que ambos
comenzamos a gemir de placer y nos venimos juntos. Ambos estamos rendidos, sin
hablar nos dormimos as� desnudos y sucios.
A la hora de estar dormidos, �l comenz� a besarme el cuello y luego bajo a mi
pene, y comenz� a chuparlo como todo un experto, luego el bajo a mi hoyo el cual
nunca se lo hab�a dado a nadie, a pesar de diversos encuentros y jugueteos con
muchos hombres, el bajo su lengua y comenz� a chuparlo, el placer era inmenso,
nunca lo hab�a experimentado, de all� comenz� a introducirme su pene el cual me
desgarro y me dio un gran dolor el cual comenz� a menguar cuando el inicio a
bombearme, a todo ello comenc� a masturbarme, nunca hab�a sentido el placer
anal, llego el momento en que el bombeo fue mas frecuente y el roce de mi pene
no pudo soportar mas, di un grito de placer, cuando acabe y el hizo lo mismo.
Nos volvimos a dormir. Al d�a siguiente, nos levantamos nos besamos como dos
reci�n casados, al fin de al cabo ambos nos hab�amos desvirgado esa noche.
Tomamos libre ese d�a como dos novios enamorados la pasamos felices, practicando
el sexo en toda forma inimaginable. Luego la realidad, una realidad que a
continuado prolong�ndose.
Desde entonces somos amantes, �l vive solo y yo con mi familia, nos frecuentamos
en el trabajo y cuando podemos nos escapamos, el continua sus estudios y yo mi
trabajo. Pese a la diferencia de 27 a�os somos felices, nos complementamos. �l
tiene ocasionalmente sus novias a lo que no me opongo, a final somos bisexuales.
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Relato: El mensajero
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