Relato: Mujer fatal Aclaraci�n: relato basado en una historia real
Mujer fatal
Gerardo estaba llegando a los veinte a�os, estaba en la flor de la edad, con sus hormonas exaltadas, esa edad donde todo mortal se cree inmortal, donde se piensa que todo es posible y uno vive convencido que podr� cambiar al mundo a su entero antojo. El hab�a tenido suerte en el sorteo de la naturaleza, med�a mas de un metro noventa, usaba una larga cabellera rubia, peque�os ojos celestes, carilindo, adem�s trabajaba su cuerpo en un gimnasio, ancho de espaldas, torneados b�ceps, sonrisa compradora, ganador con las mujeres, sab�a como envolverlas con sus palabras, adem�s, por si esto fuera poco ten�a un pene extremadamente largo y grueso que provocaba la envidia de los hombres y el deseo de las mujeres. Sus padres ten�an un buen pasar econ�mico, le hab�an regalado un coche deportivo �ltimo modelo y su actividad era justamente �malgastar el dinero de papi�.
Ese Viernes por la noche sali� con sus amigos, como acostumbraban a hacer, el pas� a buscarlos y los cuatro fueron a dar vueltas por la ciudad, la m�sica a alto volumen y unas copas al volante, sab�an que estaba mal, pero quien les pondr�a freno?. As� a las dos de la ma�ana terminaron en una confiter�a, m�s copas, m�s m�sica, m�s ruido, m�s fiesta, todo era diversi�n.
De repente, divisaron sobre la barra, sentada sobre un alto taburete la silueta de la mujer mas perfecta que hubieran imaginado, enfundada en un perfecto vestido rojo, ajustado, largo hasta los pies con un profundo tajo que dejaba ver la desnudez de su pierna derecha. Ese vestido le dibujaba a la perfecci�n un hermoso trasero, grandote y regordete que r�pidamente se afinaba hacia arriba hasta llegar a una cintura de avispa. Se pod�a ver su espalda descubierta, tapada por un cabello largo, pelirrojo y ensortijado, una cabellera preciosa que no alcanzaba a tapar un tatoo de un demonio con curvas de mujer de gran tama�o sobre su lado derecho.
Gerardo y sus amigos quedaron impactados por ese �ngel ca�do del cielo y apostaron quien ser�a de los cuatro el que pudiera conquistarla, sortearon el orden y el fue el tercero, esper� su turno deseando que sus amigos fracasaran cosa que ocurri�, luego fue el decidido, el perfume exquisito lo cautiv� a medida que se acercaba, se sent� a su lado, primero la mir� disimuladamente y si por detr�s era perfecta por delante no era menos, un rostro de pel�cula, ojos verdes enormes, nariz peque�a y respingada y unos labios carnosos y pecaminosos. Su vestido era escotado con finos breteles, tan escotados que sobresal�an dos terrible pechos, casi desnudos, parados, tan grandes y apetecibles que pensaba como har�a para hablarle mir�ndola a los ojos�
Ella tomaba un trago, bebiendo por un sorbete, el pidi� una cerveza y comenz� a hablarle, la invit� a bailar, pero una vez y otra solo recibi� excusas, le dijo que estaba con sus amigas y por mas que insisti�, rog� e invent� los mil trucos, se tuvo que dar por vencido, apenas pudo robarle su nombre y unas sonrisas. Volvi� resignado y esper� que su �ltimo amigo tambi�n fracasara, cosa que efectivamente sucedi�.
Una hora despu�s todos hab�an olvidado el incidente, pero no el, su orgullo masculino estaba ofendido y no soportaba no lograr una conquista, qued� pensando en eso y la hermosura de esa mujer y estaba dispuesto a hacerla suya cueste lo que cueste.
Ivonne estaba en la pista de baile, disfrutando la m�sica con sus amigas, ella era perfecta y lo sab�a, se abusaba de eso, sab�a que varios hombres solo la miraban a ella como bailaba al comp�s de la m�sica, sacud�a su trasero de un lado a otro en forma provocativa y los pechos saltaban contenidos y amenazaban a escaparse en cualquier momento. Alguien se colaba a su lado y la acompa�aba ahora en sus movimientos, lo mir� a la cara y reconoci� a uno de los chicos que antes hab�a intentado seducirla en la barra, era un chico muy bonito, pero le pareci� demasiado joven para una mujer que hab�a llegado a la tercera d�cada, sin embargo al verlo tan varonil, tan guapo y tan decidido baj� la guardia y termin� por aceptarlo.
As� fue que pasadas las horas, amigas y amigos quedaron de lado, solo fueron Gerardo e Ivonne, solo ellos, mientras pasaban los minutos la excitaci�n iba creciendo y creciendo, la seducci�n tambi�n, pusieron algunos temas lentos y sus cuerpos se entrecruzaron, comenzaron los besos apasionados, Ivonne sent�a las manos de ese joven apret�ndola por la cintura, muy cerca de sus nalgas y su miembro duro contra su vientre, ella lo rodaba por el cuello acarici�ndole la nuca entreg�ndose a el, sent�a humedecerse mas y mas. El estaba obsesionado con esa mujer, la apretaba demasiado, sus pechos apretados contra el propio parec�an explotar, no tard� mucho en proponerle ir a un lugar mas privado, mas �ntimo.
As� fue que se despidieron de sus amigos, pasaron a retirar los abrigos, su cartera y se fueron en el coche deportivo.
Gerardo puso proa a un motel que era habitual, a pesar que estaba fresco corri� hacia atr�s la capota del auto para que ella viera el cielo estrellado y as� el se sent�a el rey de la noche.
Llegaron a la habitaci�n, siguieron los besos y los arrumacos, Gerardo estaba desesperado por poseerla, mas cuando pas� por detr�s la mano bajo el vestido y not� una peque��sima tanga, casi imperceptible que no cubr�a nada de sus hermosos cachetes, ella lo hizo parar unos momentos, iba muy r�pido para lo que una mujer necesitaba, le dijo a Gerardo que pidiera unos tragos fuertes para tomar, � una botella de champagne quiz�s, el opt� por esta �ltima, descorch� la botella y sirvi� dos copas, y las tomaron mir�ndose a los ojos.
Luego Gerardo not� que las cosas no estaban bien, mareado, todo daba vueltas, se sinti� mal y se desmay� sobre la cama, entonces Ivonne, luego de asegurarse que el somn�fero hab�a surtido efecto y que el estaba totalmente dormido arm� el cuadro justo como ella quer�a, con trabajo desnud� por completo a su compa�ero, no pudo quedarse sorprendida por el descomunal tama�o del miembro de Gerardo y de sabore� los labios pensando en lo que vendr�a.
Gerardo volvi� en si, lentamente y confundido, no recordaba donde estaba, se dio cuenta que no era su habitaci�n, poco a poco se fue recuperando y retomando el control, la vio a ella al pie de la cama con una sonrisa pecaminosa en el rostro, not� que estaba desnudo, quiso incorporarse y fue ah� que not� que no pod�a hacerlo, sus manos estaban esposadas a los barrotes de la cama, tir� una y otra vez pero no pod�a zafarse, sinti� p�nico.
- No lo intentes, es in�til�.
- Soltame! Que est�s haciendo!
- Ja! ja! no tengas miedo� dejame darte el mejor sexo de tu vida, dejame hacerlo a mi manera
- Pero�.
- Shhhh! no digas nada� relajate�
Ivonne lo tranquiliz�, no hab�a segundas intenciones, puso m�sica suave y er�tica y comenz� a hacer el strip tease mas dulce y caliente que el hubiera visto en su vida, contorneaba su cuerpo de un lado a otro como una serpiente, sus movimientos eran tan sexys que su pene se llen� de sangre al instante provocando una descomunal erecci�n, ella comenz� a bajar su vestido, liber� sus pechos, eran grandiosamente espectaculares, redondos y macizos, con unas aureolas enormes y oscuras, con unos pezones bellos, resaltaban los tonos de su piel bronceada en su cuerpo con su piel blanquecina en lo pechos, donde no pod�a llegar el sol, sigui� deslizando el vestido hacia abajo, su vientre plano, lleg� hasta sus anchas caderas donde le trab� por sus exageradas curvas, sigui�, hasta sacarlo y dejarlo a un costado, esa peque�a tanga que el hab�a acariciado era hermosa y diminuta, roja transparente, gir� y pudo apreciar esas nalgas redondas al desnudo, pas� los dedos por los el�sticos y bamboleando las caderas de un lado a otro la fue deslizando al comp�s de la m�sica, ahora se descubr�a un min�sculo triangulito blando dejado por su traje de ba�o. Gerardo no pod�a creerlo, ella gir� nuevamente y el centr� su mirada en el pubis de Ivonne, estaba pr�cticamente todo depilado, apenas una delgada l�nea de bellos recortados al ras desde arriba de su cl�toris cambiaba el paisaje, solo le quedaba unas medias de red y sus zapatos de tacos altos.
- Te gusta bomb�n?
- Me encanta! Creo que estoy enamorado!
- Ja! ja! despu�s de hacer el amor me pedir�s casamiento!!!
- Dale! soltame, quiero cogerte toda�.
- Mmmmm�. no todav�a�
Ivonne desde donde estaba comenz� a besar los pies de ese hombre para luego ir subiendo por sus piernas, el deseaba mas de la cuenta, sab�a hacia donde se dirig�a y estaba apurado para que llegara, pero ella no ten�a ning�n apuro, tom� ese pene desde abajo, ciertamente era la primera vez que se enfrentaba a algo de ese tama�o, lo contemplaba admirada, su cabeza desnuda por ser circuncidada, de gran tama�o, un cuerpo largo y recto, mercado por gruesas venas, not� que no alcanzaba a rodarlo con su mano por el grosor que ten�a, Gerardo la sac� del letargo dici�ndole
- Dale perra! no me hagas desear mas!
Ella empez� a lamerlo, suavemente, lo mas suave y lento que puedan imaginar, como una ni�a saboreando un helado pasaba la lengua desde los test�culos recorriendo el cuerpo hasta llegar a la cabeza, una y otra vez, una y otra vez, cada tanto miraba los ojos de su v�ctima, solo usaba la boca, lo inclin� un poco hacia ella de modo de poder introducirlo, lo sinti� enorme, su cabeza herv�a, abri� las mand�bulas como una constrictora y empuj� mil�metro a mil�metro, mas y mas profundo, r�pidamente lleg� a su garganta, la sent�a hermosa y la deseaba en su interior, mientras lam�a imaginaba ese miembro penetr�ndola bien profundo y no pod�a evitar mojarse. Gerardo sent�a que jam�s le hab�an hecho una fellatio as�, transpiraba y su pecho se agitaba, se mord�a los labios para no gritar, necesitaba que ella acelerara al ritmo, pero ella no lo hac�a, sent�a que ven�a su orgasmo, pero no quer�a terminar as�, era muy r�pido pero si ella segu�a no tendr�a forma de evitarlo. Ivonne sabore� las gotas previas, hizo los movimientos mas lentos todav�a, volvi� al lamido desde abajo hacia la punta, sab�a lo que hac�a, el gritaba de placer, su miembro se contrajo r�tmicamente, el semen empez� a brotar una y otra vez, como un volc�n en erupci�n, rod� por su tronco hacia abajo ensuci�ndolo todo, mas y mas, ella? ella segu�a con la misma actitud, solo que ahora en su recorrido ascendente se encontraba con el esperma bajando, lo saboreaba, le encantaba su sabor, sigui� y sigui� hasta que ya no sal�a nada, con una sonrisa se dedic� a tomar todo lo que hab�a salido, hasta no dejar una gota.
Gerardo sent�a latir su pija aun, estaba muy sensible y segu�a dura como antes, pens� que ella lo liberar�a pero fue hasta su cartera, sac� algo que el no pod�a ver, volvi�, tom� otra vez su pene y not� que le pon�a un cond�n con la boca.
- No! no! por favor, no usemos esa porquer�a!
- Est�s seguro? Te arriesgar�as por mi?
- Siii! Quiero sentirte mujer, sin que nada se interponga
- Ok! Si es tu deseo�
Ivonne retir� el preservativo y lo tir� a un costado, avanz� con una pierna a cada lado, y se introdujo ese pene bien profundo, era impresionante, lo empuj� bien adentro, lo sinti� deslizar a trav�s de sus jugos vaginales, nunca hab�a sentido nada igual, parec�a llegarle a su est�mago y sab�a que a�n no hab�a entrado todo, con su cara entre fruncida por el placer, la boca jadeante y sus ojos cerrados se ech� hacia delante, hasta que sus mamas pegaron contra el pecho musculoso de Gerardo, se mov�a haciendo rozar los pezones contra la piel de su amante, lo besaba profundamente, no pod�a acallar los gemidos de placer, el placer que le daba ese pene en el interior de su vagina, se mojaba mas y mas, llevaba el ritmo como a ella le gustaba, orgasmos sal�an unos tras otros desde el fondo de sus ser, llev� la mano a su cl�toris y se masturb� al comp�s del pene entrando y saliendo, los gemidos cambiaron por gritos, ella ten�a un gran orgasmo
-Ay! Ay! Si, siiii! Que hermosa pija que tenes!!!!
- Dale, soltame desgraciada
Gerardo no lograba que ella lo libere, le dol�a las mu�ecas de tanto tirar infructuosamente, que mujer pensaba! Mientras ella segu�a en una continuidad de orgasmos, en su mundo. Ivonne se levant� un poco apoyando sus manos en el pecho de Gerardo, el ve�a esas tetas enormes bambolearse por los movimientos como dos p�ndulos, quer�a lamerlos, los ten�a tan cerca de su boca, pero por mas que se estiraba no llegaba, tan cerca y tan lejos a la vez, no pod�a, solo pod�a olerlos, solo pod�a mirarlos, not� que ella se excitaba con esto se los arrimaba hasta que casi pudiera tocarlos, casi�.
Otra vez present�a el fin, los movimientos de cadera de esa mujer eran perfectos, ella tambi�n se dio cuenta y ahora si aceleraba el ritmo casi saltando sobre el
- Si! si! si! si!
Era todo lo que dec�a impulso tras impulso, el miraba sus blancos pechos rebotando, su hermosa y lampi�a vagina, nuevamente empez� a escupir esperma en su interior, ahora en su hueco h�medo, Ivonne sent�a como el mar ba�aba la playa, como el n�ctar masculino quemaba sus entra�as, combat�a fuego con mas fuego, estaba ba�ada en transpiraci�n, las gotas rodaban por sus pechos y desde sus pezones se lanzaban como desde un trampol�n al vac�o.
Pas� la tempestad, Gerardo sent�a los brazos acalambrados, no quer�a mas, ella fue a descansar unos minutos�.
- Listo puta, ahora si me solt�s?
- Falta un poco todav�a!
Para ella no era suficiente, no a�n, busc� un tema t�pico de esos de Streep americanos y nuevamente se sent� sobre el, Gerardo solo ve�a ahora su espalda y su trasero perfecto, redondo y macizo provocando a ese pene que descansaba tranquilamente, pero ella era perfecta, ella sab�a que su trasero lo enloquec�a, as� que empez� a jugar con su ano, lubric�ndolo y dilat�ndolo al comp�s de la m�sica, El adivin� lo que segu�a y reaccion� otra vez para un tercer intento, rog� para ser liberado, pero a esta altura ya empezaba adivinar que al menos esa noche no tocar�a ni besar�a nada que ella no le permitiera, y sent�a que esto era muy frustrante pero excitante a la vez.
Ivonne cuando se sinti� lista tom� el miembro r�gido y lo apoy� en su esf�nter, temi� por el tama�o pero no se perder�a la oportunidad, doli� al principio pero con suficiente tiempo y paciencia, forz� poco a poco hasta que la cabeza se abri� paso, el resto fue tarea f�cil, ella era una mujer que disfrutaba del sexo anal y sent�a entregarse toda en ese acto, al cien por ciento, no guardarse nada.
Gerardo estaba enloquecido con esa mujer, no sab�a como hacer para tocarle esos cachetes perfectos, la peque�a marca blanca que hab�a dejado su traje de ba�o contrastaba con esas nalgas y caderas bronceadas, miraba como ese trasero se com�a una y otra vez su pene enorme, los gemidos de esa mujer le lastimaban dulcemente los o�dos, ella le apretaba el esf�nter sobre el tronco y lo volv�a loco.
No pudo aguantar mas, ella lo not�, sac� justo el pene de su agujero e hizo que los chorros de semen los ba�aran todo por fuera, el show para Gerardo fue perfecto, ni en sus sue�os lo hab�a imaginado, ver ese esf�nter todo abierto por su culpa, mientras ella jugaba con el semen y una y otra vez volv�a a meterlo adentro hasta que perdi� rigidez. El le dijo:
- Ten�as raz�n! Quiero casarme contigo!
Ella solo r�o, y fue a servir dos copas de fri� champagne, mientras el miraba su cuerpo perfecto, no pod�a creer que fuera real�.
Ivonne tom� su copa y le alcanz� a el la otra hasta los labios ya que segu�a esposado a los barrales de la cama, ella se dio cuenta lo ingenuo que era, si lo hab�a dormido una vez, porque no hacerlo por segunda vez�.
Cuando el qued� otra vez inconsciente ella se tom� su tiempo para ducharse y secarse, lo mir� con cari�o mientras liberaba sus manos, tom� una de ellas y la apoy� en sus pechos cerca del coraz�n, total, el nunca se enterar�a, le acomod� el cabello tiernamente, se puso la ropa y pidi� un remisse, volvi� a mirarlo por �ltima vez y se despidi� de el para siempre con un tierno beso, labios contra labios.
Tiempo despu�s Gerardo volvi� en si, mareado, perdido, otra vez pasaba por lo mismo, el cuarto estaba en silencio, not� sus mu�ecas libres, doloridas pero libres, se incorpor� lentamente mientras recobraba la compostura, se dio cuenta que estaba solo, ella ya no estaba, solo hab�a dejado sobre un mueble al costado algo que le llam� la atenci�n, hab�a una rosa pl�stica con p�talos negros, y un sobre del mismo color, ten�a su perfume, lo abri� presuroso, esperando encontrar alguna pista para buscarla, pero solo encontr� una nota en imprenta que dec�a:
�Quise evitarlo, pero vos me pediste no usarlo, bienvenido al club del S.I.D.A.�
Pam
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Relato: Mujer fatal
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