Relato: La primera vez que dej� que me usasen por dinero LA PRIMERA VEZ QUE DEJE QUE ME USASEN POR DINERO
Me da mucha verguenza escribir aqui, pero perd� una apuesta con mi pareja y mi �prenda� es esta, contaros como fue mi primera experiencia sexual con dinero de por medio. Nunca me he prostituido como tal, ni pienso hacerlo a menos que las cosas vengan muy mal dadas. Es decir, no he permitido que ning�n hombre me penetrase por dinero. Lo que si he hecho ha sido conceder algunos favores a cambio de peque�as cantidades de dinero, cuando era muy joven. No me arrepiento de ello, aunque tampoco me siento precisamente orgullosa por ello.
Podeis llamarme Desire�, que desde luego no es mi nombre real. No soy una belleza al uso, pero no exagero si digo que no carezco de encantos. Solo mido 1.52 ctms de alto, y estoy un pel�n entradita en carnes, pero desde temprana edad me he �desarrollado� como os gusta a la mayor�a de los hombres, con un busto generoso y un trasero mas grande de lo normal, pero que con un poco de ejercicio y una buena gen�tica no he tenido demasiados problemas en mantener firme. No soy de las de cuidarse demasiado, pero prefiero la comida sana a la r�pida y los dulces, y como trabajo de asistenta no paso demasiado tiempo quieta, lo que tambi�n ayuda. Cuando ten�a 16 a�os era una ni�a caprichosilla, mis padres se esforzaban para que pudiese terminar el instituto y luego optar a alguna beca, con lo que trabajaban duro y me daban todo lo necesario. Pero la mayor�a de mis amigas eran de una clase social superior, y yo envidiaba las cosas bonitas que ve�a, pero sab�a que no deb�a ahogar a mis padres con peticiones de cosas superfluas. Una cosa es ser caprichosa, y otra muy distinta ser completamente egoista. En mi mismo bloque viv�a un chaval de unos 20 o 21 a�os llamado Josu� que viv�a solo desde hac�a un a��. Hab�a quedado huerfano y hab�a heredado no solo el piso de sus padres, sino segun se dec�a una cantidad de dinero nada desde�able, al ser hijo �nico. Estudiaba Derecho en la Universidad, y pasaba las tardes estudiando en su domicilio. Muy poco atractivo pero callado y educado, un chaval obeso y que cuidaba poco su aspecto, pero que ya me hab�a dado cuenta que lanzaba miradas lascivas cuando me ve�a entrar o salir con mis amigas, e intu�a que yo le gustaba bastante.
Asi que una tarde en que llegu� a casa frustrada porque al no tener tel�fono movil me sent�a marginada al hacer quedadas y seguir los cotilleos, decid� hacer lo que otras veces hab�a pensado. Me d� una ducha r��da, recog� mi melena cobriza en una cola de caballo, y seleccion� mi vestuario... unas braguitas negras muy escuetas, sin sujetador, una blusa blanca de manga larga muy elegante, una minifalda negra, y unos zapatos de tac�n alto tambi�n negros, prescindiendo de medias ya que era una tarde calurosa. Me mir� al espejo, y sintiendo el ansia de la plata baj� hasta la segunda planta, donde Josu� viv�a. Toqu� a su puerta, y se sorprendi� mucho al verme, sin duda. Estaba todo desali�ado, despeinado, en camiseta y pantalon de pijama. Se escuchaba una suave m�sica cl�sica, que sin duda ten�a de fondo mientras estudiaba.
Me pregunt� que quer�a, si hab�a una aver�a o algo, y yo le sonre�, dije que no pasaba nada, y si pod�a pasar. Aturullado me permiti� el paso, y vi bastante desorden pero bueno, era joven y viv�a solo, nada anormal. Me ofreci� un refresco, y yo le pregunt� si ten�a vino o cerveza... algo mosqueado sac� dos coronitas de la nevera, y sentandonos en el sof� del sal�n le hice mi oferta. Ment� diciendo que me parec�a interesante... que los chicos de su edad me interesaban mas que los quincea�eros. No ment� en que podiamos ayudarnos mutuamente, y que si lo deseaba podiamos besarnos, tocarnos y que el podria hacerse una paja si quer�a, o que pod�a hacersela yo. Pero que nada mas que eso. Se qued� tan pasmado que se le cay� la botella. Yo estaba muy decidida y era lanzada, asi que le acarici� un poco el paquete sobre el pijama, notando como se le pon�a tieso en cuesti�n de segundos. Asi interesado, le susurre que andaba en un apuro y si yo le ayudaba, el podr�a ayudarme con algunos billetes...
Curiosamente cuando mencion� lo del dinero se relaj� un poco, asi entend�a mejor que me interesase por el, tem�a que fuese una broma pesada o as�. Me acarici� el pelo y me confes� que ya hab�a estado con algunas putas, y que si quer�a montarmelo con �l ten�a que ser hasta el final. Yo dej� de sobarle y le devolv� la caricia, en la mejilla...le llam� cari�o, guapo, y le dije que si quer�a podiamos enrollarnos pero sin meterla, pero que sab�a hacer unas pajas de muerte. Josu� empez� a sudar y dijo que si, que vale. Cien euros, susurre, y el dijo simplemente �claro�. Me desaboton� la blusa mientras le miraba a la cara, y el a mis tetas, morenas y llenas. Los pezones se me iban poniendo duros, mientras yo misma no me cre�a lo descarada que estaba siendo. Cuando me abr� la blusa se lanz� como un poseso a sobar, besar y mordisquear mis melones, jadeaba y sudaba mas y mas. Su olor no era agradable, pero yo solo pensaba en la plata. Mi mano volvi� a su ingle, esta vez metiendo la mano dentro del pantalon,y rode� su cimbel con mi manita. Mientras Josu� babeaba sobre mis senos, como si no existiese otra parte de mi cuerpo, yo comenc� a hacerle una paja lenta sin sacarsela del pijama, sujetandole bien la polla por la base mientras sub�a y bajaba lentamente. El glande era excitado por su roce con la tela, y con lo caliente que estaba pronto me di cuenta que iba a ser dinero facil. En dos o tres minutos le comenz� a palpitar el miembro, y note que ya le sub�a la lefa... me estruj� las tetas con amabas manos y se meti� uno de mis pezones en la boca, mordiendolo con tal ansia que result� un poco doloroso y luego descubr� que dej� marca, pero en ese momento me estaba calentando yo y ni me di cuenta.
As� Josu� se corri�, pringando sus panatalones y mi mano, mientras yo se la segu�a sujetando con vigor y le daba tirones. Medio desmayado se dej� caer en el sof�, momento en el que saqu� mi mano y tras limpiarmela con su camiseta le pregunt� por mi dinero. Con los ojos cerrados me indic� que en el aparador junto a la entrada hab�a dinero, que cogiese los cien, que me los hab�a ganado. Respiraba con dificultad, desde luego su obesidad era notable y no estaba preparado para una emoci�n as�. Abr� el mueble, y tom� tres billetes de cincuenta. Me dispon�a a salir de su apartamento cuando me pregunt� si volver�a mas veces..
� Por supuesto, Tigre, por supuesto...� le dije mientras con una mano abr�a la puerta, y con la otra sujetaba el dinero con lo que iba a comprar mi primer tel�fono m�vil. Necesitar�a dinero para recargas.
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Relato: La primera vez que dej� que me usasen por dinero
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