Relato: MUJER DE CASA INFIEL POR PRIMERA VEZ En la clase de negocio de prestaci�n de servicios en el que trabajo como hombre, es com�n atender cantidad de p�blico femenino de caracter�sticas muy variadas: bonitas, feas, gorditas, atl�ticas, morenas, trigue�as, rubias, blancas, altas, bajitas, en fin. Cada mujer tiene su encanto, y cada una tiene algo maravillosamente bien dise�ado y distinto que las hace diferentes a las dem�s y por eso cada Colombiana tiene tiene un gusto latino especial.
Tengo una esposa rubia, de ojos verdes, de un cuerpo muy bello, piel blanca, maravillosa mujer y muy hermosa, con la que llevo 19 a�os y tenemos una hermosa hija y hogar, y por mi gran amor hacia ella es que aunque quisiera lo pensar�a dos veces para serle infiel, aunque he tenido mis aventuras, pero el estr�s laboral y la carga de trabajo no me permiten gozar mucho de estos momentos, adem�s soy un hombre que piensa en dar antes que recibir y me encanta hacerle el mejor sexo a mi esposa para que se sienta a gusto en la cama.
Les narrar� �sta, mi historia, en la que Mercedes, mujer muy similar a mi esposa en cuanto a su fidelidad conyugal, a quien conozco desde hace varios a�os y por ello daba fe de su rectitud y lealtad hacia su esposo (excelente persona tambi�n), aunque hab�a algo en ella que me atra�a mucho, adem�s de ser una mujer voluptuosa, sensual, de piel canela, de cabello casta�o, de 1,70 de estatura, de caderas amplias y cintura peque�a, piernas bien moldeadas y una espalda y brazos tonificados, sus senos naturales eran la envidia de cualquier cirujano pl�stico, sobre todo cuando se arreglaba para ir su gimnasio, era entonces cuando se pod�a ver o imaginarse mejor, todos sus encantos; su sensualidad era un himno a la lujuria, sus nalgas duras y redondas, prominentes pero a la medida justa, su pubis era precioso por su forma y tras la ropa deportiva se imaginaba uno cuan carnosos eran sus labios vaginales, era una delicia. Verla era un espect�culo, pero para hacerlo deb�a tener suerte de encontr�rmela en el camino y ser disimulado para verla sin ser descarado, aunque algunas veces not� ese tipo de mirada y lejos de molestarse se mord�a un pedacito de labio de su boquita hermosa. Pero lo m�s bello era su mirada tan directa y fija, con esos ojos negros y esa sonrisa tan especial para conmigo, pues viv�amos a escasas cuadras de distancia.
Era habitual verla pasar con su esposo hacia el sitio donde cada uno tomaba el bus para sus respectivos trabajos; por alguna raz�n que me pon�a a pensar, ella le soltaba la mano disimuladamente a su marido cuando pasaban por mi oficina, que dicho sea de paso, daba siempre a la calle y cuyo cristal amplio era una verdadera invitaci�n a esperarla cada d�a para verla pasar en las ma�anas. Siempre muy bien arreglada, pero siempre buscando el contacto visual conmigo y yo no le era para nada indiferente; me pon�a m�s confundido �ltimamente el hecho de que pasaba con su esposo a la par, pero ella, de manera sutil, sacaba su cara un poco hacia atr�s de la cabeza de su conyugue y buscaba mi mirada de reojo, y sonre�a p�caramente para despu�s seguir su camino normal. Su esposo nunca se percat� de esto. Eso me pon�a a pensar, que Mercedes, a pesar de ser tan �seria� y no dar de que hablar con nadie, tambi�n ten�a espacio para fantasear y para ser una mujer de 38 a�os, pod�a sentir algunas cosas distintas a su ya habitual relaci�n.
Cuando las cosas est�n para pasar, suceden sin saber el d�a ni la hora y sin mayor esfuerzo. Esa ma�ana, justo antes de pasar cerca de mi ventana, se desat� un torrencial aguacero que tom� a la pareja de esposos por sorpresa, �l apresurado corri� a tomar su bus, pero ella, no ten�a af�n, se despidi� de su marido y corri� un poco hacia la sala de estar de nuestra empresa; cuando vi este situaci�n, no tuve m�s que salir apresurado a invitarla a pasar a mi oficina, ella, con su belleza habitual y su mirada fija en mis ojos, acept� sin ning�n reparo. Me sent� morir. Me acompa�� hasta mi oficina y le ofrec� una toalla para secarse y un caf� para calentarse, pero realmente quien estaba caliente era yo. Ella hab�a pedido sus vacaciones y s�lo iba a hacer algunas compras. Hablamos un buen rato, nos sentimos a gusto y en confianza, bromeamos un rato, se par� al lado del cristal de mi ventana y suspir�. Le pregunt� que para quien iba ese lindo respiro y me respondi�: es que ese suspiro lo doy yo todos los d�as cuando paso all� afuera, eso me hizo sentir genial, pero me hice el extra�ado; �porqu�? Le pregunt�. Ella me dijo, no por nada, s�lo que me pareces tan trabajador, tan bella persona, tan buen padre, tan ideal, tan buen esposo y tienes unos ojos tan lindos que me imagino, dijo ella, todas las que pasen por esa calle se quedar�n observ�ndote. La respuesta fue casi inmediata: sinceramente Mercedes, no me fijo en nadie sino en aquella mujer hermosa que pasa a diario y que le suelta la mano a su marido y son picard�a y disimulo, saca su bello rostro para darme la sonrisa que me motiva durante todo el d�a. Ella, no disimul� su gusto y sonr�o, casi con una carcajada corta seguida de una pregunta con algo de asombro: �t� te has dado cuenta de todo eso?. Por supuesto Mercedes, no hay d�a en que no espere este momento, pero debes responderme: �porqu� lo haces?, ella ya m�s relajada y sentada frente a m�, me respondi� que s�, que no hab�a nada equivocado y que ella buscaba mi mirada porque hab�a una qu�mica especial, un no s� qu� que a toda mujer le encanta, sentirse observaba, sentirse atra�da, de cierta manera admirada y correspondida.
Me dijo que no lo tomara a mal y que no pensara mal de ella, pero que jam�s le hab�a ocurrido con nadie, llevaba admir�ndome hacia muchos a�os y desde que ubicaron mi oficina en ese sitio, llevaba varios meses d�ndose ese gusto, incluso, dijo:_ he estado en tu casa, he hablado con tu esposa y somos buenas amigas desde hace tiempo, s�lo que el trabajo habitual no nos permite relacionarnos a menudo, pero si observas bien, hay una peque�a foto que ya no tienes en la mesita de sala, me la rob�, dijo con alegr�a y picard�a. �C�mo es eso?... tu has estado en mi casa y me he perdido de hablar contigo. Vaya si he estado de malas, me asombr� lo de la foto le repliqu�, me asombra que mi esposa no me haya dicho nada tampoco, pero en vez de la foto y ahora que ya estamos frente a frente y en persona, podr�as aceptarme una copa en alg�n sitio de la ciudad, �es justo no?.. Le dije.
Ella me mir� fijamente, me dijo que mi esposa no era ninguna tonta y que ella ve�a que era celosa, pero su respuesta m�s contundente fue que no pod�a salir conmigo porque le daba miedo. Me tom� por sorpresa, pero le pregunt� �miedo a qu�?. Ella me dijo, a muchas cosas y se levant� para despedirse. Como buen hombre �lobo� que no quiere dejar ir a su �presa�, le invit� a seguir sentada, que no se fuera, que despu�s de tanto tiempo, esa oportunidad de hablar era �nica, y ella me respondi�, es que precisamente por eso no salgo a tomar una copa contigo. Se apresur� a darme un besito en la mejilla y sali� de mi oficina con ese porte y sensualidad que s�lo ella ten�a. Que hembra..
Cuando la vi alejarse tras el cristal de mi oficina, volvi� a dirigir la mirada hacia m� desde la calle y con una sonrisa p�cara, hizo el adem�n de que la llamara y yo como un tonto, not� que nunca le ped� el n�mero de su m�vil. �Sorpresa! � sobre mi escritorio y sutilmente bien acomodada, estaba una notica con su n�mero, y un beso plasmado con su labial, en la que dec�a: nunca hab�a hecho esto, no s� porqu� lo hago, pero si me llamas ma�ana en la ma�ana ser� feliz. Eres divino.
Vaya por todos los cielos, esto me puso a mil, s�per contento, pens� tantas cosas, pero aterric� y pens� que era mejor llevar las cosas en calma, que cada d�a trae su af�n, aunque cuando entr� al ba�o, mi pene no quer�a orinar, estaba tan excitado y mojado que pens� en masturbarme inmediatamente, pero pens� que si las cosas se daban me iba a guardar para esa espectacular mujer.
El d�a siguiente fue eterno, solo vi pasar esta vez al marido de Mercedes por la calle, me imagin� que estaba solita en casa disfrutando sus vacaciones, pero trato es trato y s�lo la llam� hasta la tarde. Cuando al fin le marqu� a su m�vil, ella contest� de inmediato, como si tambi�n estuviese esperando ese momento. Hablamos un rato y le pregunt� que hab�a hecho en la ma�ana en ausencia de su esposo, la respuesta fue m�s grata: adem�s de pensar en ti, -dijo- sal� a comprar un regalo y quiero entreg�rtelo, pero debe ser pronto, t� me dir�s cuando puedes visitarme. Tan s�lo le dije que esperara en la l�nea y fui cual atleta de los ol�mpicos, a la oficina de mi jefe a quien le ped� permiso para el d�a posterior por cuestiones personales y no dud� en otorg�rmelo. Volv� a la l�nea y le dije: ma�ana. Ella sorprendida sonr�o y me dijo: te espero hasta entonces, rec�geme en tu autom�vil en la siguiente direcci�n, me la dict� y quedamos de vernos a las 9 de la ma�ana.
Puntualmente a las 9 estuve en la direcci�n indicada y vaya, no pod�a creer lo que mis ojos ve�an, la mujer perfecta, que me provocaba tantas emociones se dirig�a hacia la puerta de mi auto, con un jean que s�lo quiero que se imaginen c�mo le quedaba, ajustado, sus piernas altas y bien formadas por la gen�tica y el gimnasio, su vientre plano, tacones, blusa blanca con un escote profundo, gafas negras, y una pa�oleta en su cabello, era una diosa. Cuando se subi�, cerr� la puerta y me dijo con voz algo nerviosa, vamos amor, subi� sus gafas hasta arriba de su frente y me dijo: no me preguntes donde quiero ir, s�lo ll�vame donde un hombre quiere estar a solas con una dama, jam�s pens� que saldr�a de mi boca lo que estoy diciendo dijo, pero quiero que hoy me trates bien y pienses �nicamente en que tu y yo dejamos por algunas horas nuestros estados de casados.
�Que pod�a salir de mi boca si estaba totalmente abrumado y excitado?, la llev� directo al mejor motel de mi ciudad a las afueras de �sta, fuimos conversando y yo disimulaba mi placer haciendo preguntas a veces tontas, pero igual lo hac�a ella, porque est�bamos entre juntos haciendo algo fuera de lo com�n, algo que nunca pens� que fuera a pasar, algo que era tan deseado pero que a pesar de todo no entend�a c�mo se hab�a dado.
Llegamos le dije, aqu� no va a pasar nada que no quieras que pase, s�lo que si queremos hablar y conocernos mejor, en una ciudad relativamente peque�a en donde necesitamos privacidad y evitar malos entendidos, ser� aqu�. Ella asinti� y me dijo: estamos de acuerdo. Solicit� la mejor suite y tan pronto se subi� la puerta del garaje, mi coraz�n palpit� con fuerza, �era esto posible?, tan s�lo ca� del cielo cuando la puerta se cerr� tras el auto y quedamos los dos solos en el interior. Hubo un silencio de 5 segundos eternos, pero ella, tan hermosa, se quit� las gafas, solt� su hermosa cabellera, pas� su mano sobre su cabeza para acomodarse un poco y acto seguido me tom� con delicadeza por el cuello y me atrajo hacia ella, nuestras bocas se besaron con ternura y devoci�n, ella empez� a hacer m�s fuerte el beso y nuestras lenguas buscaban su pareja, succion�bamos nuestras lenguas, nuestros labios, peque�os mordiscos y quejidos casi imperceptibles hacia de ese beso algo m�gico, algo delicioso, mis manos se posaron suavemente sobre su cintura y ella apretaba a�n m�s mi cabeza sobre la suya, nos besamos deliciosamente durante casi 5 minutos.
Ella misma tom� la iniciativa y me invit� a bajar del auto, me dijo que ese beso la hab�a hecho sentir como de 17 a�os, que su boca hab�a sido s�lo de su marido, pero que sentir mi boca jugar con la suya con esa pasi�n la hab�a hecho olvidar tantos a�os de fidelidad. Me dijo que ten�a un regalo para m�, pero deb�a descubrirlo� tomados de la mano ingresamos a un espacio hermosamente bien dise�ado en donde la cama muy grande predominaba, luces bien colocadas y espejos por doquier; sentir que estaba a solas con esa diosa me hac�a perder la noci�n de todo, volvimos a atraernos con ternura el uno al otro y continuamos bes�ndonos como adolescentes, como quien quiere y no, pero era producto precisamente de esas nuevas sensaciones que viajaban por nuestros cuerpos, ella abraz� mi cuello de manera dominante, yo sujet� y abrac� su cintura, mis manos empezaron a acariciar la parte baja de su espalda y ella se dedicaba a succionar y buscar mi lengua, no quer�a soltarla.
Nuestras respiraciones eran cada vez m�s intensas y profundas, ella dej� de besarme y puso el lado de su cara a mi disposici�n, ten�a sus ojos cerrados y bes� sus mejillas y llegu� al pabell�n de sus o�dos, le susurr� que estaba demasiado excitado y que era mi reina, ella me dijo que fuera despacio y delicado con ella, pero le sal�a del coraz�n, porque f�sicamente estaba entregada, sub� mis manos por su espalda, pero para sorpresa m�a no ten�a sost�n, �c�mo era posible?.. Entonces empec� mi recorrido manual hacia delante, empec� a desabotonar lentamente su blusa, ella segu�a besando mi cuello y mi falo estaba totalmente turgente y quer�a despedazar la jaula que lo conten�a, pero deb�a ser paciente. Cuando termin� de desabrochar cada uno de sus botones, me dijo con suavidad al o�do: si voy a ser infiel, quiero que dejes todo de ti en mi, �uff!, eso me puso como un toro semental, sin quitarle la blusa a�n la tom� en mis brazos y la levant� del suelo, la acomod� con total delicadeza sobre nuestro lecho pasional y me coloqu� junto a ella y la bes� nuevamente en la boca, mi mano izquierda baj� lentamente por su blusa entreabierta, su piel erizada de placer quer�a ser tocada, besada, por fin, encontr� c�mo empezaban mis manos a encontrar el sitio donde empieza su busto a crecer, fui despacio, y con la palma de mi mano abierta encontr� un pez�n a punto de estallar, con suavidad lo toqu�, casi roz�ndolo y un gemido en medio de nuestros besos fue necesario para saber que todo iba bien.
Dibuj� c�rculos sobre su gran pez�n derecho y ella no soltaba la parte posterior de mi cabeza, ella quer�a ser besada y tocada a la vez, susurraba mi nombre mientras recorr�a su cuello y entonces me dijo que hiciera con ella lo que se me antojara: pude bajar entonces lentamente por su cuello, por su clav�cula, levant� su brazo izquierdo cual Venus y me detuve en su axila limpia, hermosa, lam� su piel, me quit� la camisa, pero me dijo que tan s�lo pod�a quitarme esa prenda, que el resto era de ella m�s tarde. Segu� buscando sus senos redondos y generosamente grandes, sus pezones rosados a punto de reventar eran preciosos, turgentes y completamente parados, mi boca ansiosa bes� toda su extensi�n hasta que encontr� en su erectas mamas el mejor placer, succion� cada uno despacio y los quejidos de Mercedes se hac�an m�s profundos y jadeantes. Ya dec�a yo para qu� diablos un sost�n si ella no necesitaba accesorio alguno, estaban ah�, listos para mi, los chup� con astucia y con una espl�ndida combinaci�n de ternura y pasi�n, fue all� cuando advert� un sabor extraordinario y dulce: de los senos erectos de Mercedes brotaba leche, si por Dios, leche materna, pero en este caso, brotaba leche de amante, leche infiel, leche producto de sus hormonas pasionales, era incre�ble. Ella observ� que como un ni�o deleitaba yo ese manjar y me llenaba mi boca con l�quido blanco de sus hermosas ubres. Que deleite, ella estaba demasiado estimulada, sus manos ya estaban tomando la parte superior de la cama, pero no encontraba de donde aferrase, y hab�a atrapado entonces el cubrecama y sus ojos cerrados y movimientos me indicaban que deb�a seguir. Bajo mis pantalones sent�a ya mojado mi b�xer y mi pene s�lo quer�a reventar, pero la ma�ana era larga y deb�a hacerla sentir como jam�s pens�.
Desabroch� su jean Levi�s, y poco a poco solt� uno a uno sus botones, ella me dijo que s�lo el jean, que no bajara nada m�s a lo cual asent�, mis manos jugaban con sus senos hinchados, pero mi boca estaba en su ombligo, en ese caminito de vellos negritos que formaban una especie de flecha que me indicaba hacia abajo, a donde quer�a que fueran mis h�medos besos, ella levant� sus hermosas y amplias caderas y pude liberarla de sus jeans. All�, tendida sobre el lecho blanco, yac�a mi amante, casi desnuda, que espect�culo de mujer, hermos�simo rostro, voluptuosa, piel blanca, pezones erectos y chorreantes, pechos grandes, cintura peque�a, caderas amplias, piernas largas y sumamente bien contorneadas y gruesas, y esa ropa interior de la cual no quitaba mi miraba, no me dejaba aun ver lo que quer�a, porque sus piernas a�n cerradas, deb�an encontrar la clave para ingreso, empec� entonces a besar desde sus pies, palmo a palmo la piel de sus piernas, sobre todo sobre sus rodillas y poco a poco sus muslos; dibuj� tantas figuras como era posible en su piel, pero cuando iba llegando cada vez m�s arriba, la tensi�n de sus m�sculos se hac�a m�s d�bil, bes� sin cesar en medio de sus piernas a�n juntas, hasta que delicadamente sus muslos fueron ofreciendo menos resistencia y empezaron a abrirse.
Ya en cercan�as de su delicioso triangulo de amor, percib� el olor de mujer, el olor que embriaga, el olor a sexo, a vulva, a elixir, a reina, a mujer de casa, a mujer ajena pero ahora m�a, el pene de tanto estar hinchado empezaba a dolerme, pero nada, mi especialidad era deleitarme con esa mujer encantadora. Mi lengua se acerc� a su tanga hilo, roc� poco a poco y varias veces el algod�n que cubr�a su pubis, succion� la piel de sus costados, mi lengua intentaba penetrar entre el borde de tela de su panty buscando sus delicias m�s �ntimas, pero al abrir mis ojos, not� algo maravilloso, una cantidad desbordada de sus jugos, de sus humedades m�s deliciosas hab�an brotado desde su interior y hab�an empapado su panty, la misma humedad hab�a dibujado la forma de su vulva, una l�nea hermosa separaba entonces su abertura en dos perfectos labios mayores, lam� entonces de abajo hacia arriba y mi lengua resbal� incre�blemente con una facilidad sobre su panty, ella estaba desecha. Su humedad era incre�ble, abundante y sab�a delicioso, chup� y lam� y mis mejillas tambi�n se jactaron de esa sustancia transparente y viscosa producto de su excitaci�n.
Con mis manos levant� sus dos piernas y ella con sus manos las tom� peg�ndolas sobre sus pechos, dej� un paisaje que nunca se me borrar� de mi mente, all� estaba todo su sexo en medio de sus hermosas nalgas y esas piernas divinas perfectas, tom� su panty y lo retir� con mis dedos y el espect�culo de su vulva se ofreci� a m� espectacular.
Mercedes pose�a una vulva totalmente hermosa, limpia, sin vello alguno, lisa, y sus labios mayores eran predominantes y abultados, formaban una l�nea hendida central que parec�a una vagina de jovencita, y no se pod�a ver a simple vista sus labios menores, sus jugos ya hab�a mojado su ano peque�o y perfecto; baj� entonces besando sus piernas encogidas hasta que su sexo atrap� mi lengua. Mercedes no terminaba de jadear, de decir, si, si, si papito, b�same, b�same, as� hazlo, no pares nunca por favor, dec�a en estado casi de shock.
Me acomod� muy bien para poder penetrar mi lengua en su vulva, una y otra vez, paseaba mi lengua de arriba hacia abajo, lamiendo sus jugos, trag�ndome todo cuanto brotaba de su vagina, ten�a en mi boca su sabor a mujer, succion� cada palmo de su estrechez, su canal quedaba perfecto para mis labios, pues succionaba y hac�a una especie de vac�o que cual bebe con el pez�n chupaba sin soltar. Su cl�toris era un trofeo hermoso que busqu� entreabriendo su hermosa y linda vulva, ella abri� sus piernas para ayudarme y se me ofreci� todo para mi deleite. Abraz� con sus piernas mi cara entera sobre su pubis, mis manos buscaron sus caderas y fueron subiendo hasta encontrar la turgencia de sus senos que hinchados disparaban peque�os hilos de leche al comp�s de sus quejidos y el latir de sus pulsaciones. Juguete� con su cl�toris, le dibuj� c�rculos y succion� labios mayores y con mis dedos abr�a sus rosaditos labios menores hasta que grit� con fuerza y apret� sus piernas hasta casi ahogarme, su vientre temblaba por el placer y empez� a moverse con unas contorciones fenomenales, sus piernas se agitaban y sus pies se buscaban entre s� producto de la fase de excitaci�n org�smica, qued� extasiada y sumida en una especie de risa, l�grimas y sexo; que delicia, mi satisfacci�n era esa, que ella estuviese como jam�s nadie la hizo sentir placer.
Sub� besando todo su vientre, limpi� perfectamente la leche de sus senos que no terminaban de estar erectos, bes� su cuello y en su boca me refugi� con ternura y ella respondi� tratando de probar a qu� sab�a ella misma. Quiz� sus propios sabores y olores deliciosos cargados de hormonas y lujuria, hicieron que ella se sentara al borde de la cama, me par� frente a ella y presurosa besaba mis abdominales y mis pechos, sus manos blancas y delicadas quitaban ahora mi correa y mi pantal�n ca�a al ritmo que ella quer�a.
La mir� desde lo alto y ella al mirarme me dijo que iba a hacer conmigo lo que con su esposo nunca hab�a hecho, porque con �l era una dama de casa, pero conmigo, quer�a ser una mujer completamente sexual, una verdadera puta en la cama. Eso para m� fue un vasodilatador, que delicia de mujer y que aventura tan fuera de lo normal, ah� solo hab�a adrenalina y pura carne.
Cuando cayeron mis pantalones, mi pene erecto tras el b�xer quer�a golpear la cara de Mercedes, ella asombrada no pod�a dar cr�dito a sus ojos, nunca pens� que la naturaleza me hab�a dotado de un pene bastante grueso y largo, ella maravillada lo tom� con una de sus manos, pero le parec�a tan especial que lo recorri� una y otra vez para saber si era de �verdad�, se decidi� y por encima del b�xer lo bes�, busc� la cabeza y lo recorri� con su lengua y labios, era como tratando de medirlo, pero a�n as� se sent�a extra�ada, no pudo m�s, de un solo golpe y sin mayor tropiezo, baj� mis ropa interior hasta casi las rodillas, me estruj� las nalgas y peg� su cara contra toda la extensi�n de mi pene, lo sob� en sus mejillas y su cara, lo busc� con sus labios y empez� a mimarlo y darle besitos, con su lengua empez� a seguirlo palmo a palmo, busc� al fin la gran cabeza de mi falo y empez� a lamerlo, a juguetear con �l, su lengua buscaba bajo el glande, pero yo quer�a m�s, yo quer�a que se lo tragara, pero ella, tierna como ninguna, lo moj� muy bien y empez� con su lengua a jugar, se separaba de �l, porque quer�a ver como formaba hilos en el aire, hilos de su saliva y mi humedad y excitaci�n, yo estaba bien lubricado y ella jugaba como una peque�a, volvi� a centrarse en mi falo, con sus manos masajeaban mis test�culos y le parec�a genial hacer eso, poco a poco se anim� en la medida que yo apretaba su cabeza contra mi miembro, como invit�ndola a mamarlo de una vez, ella, empez� a probarlo con su boca, como si una vulva virgen quisiera trag�rsela, pero fue midi�ndola, su boca fue abri�ndose m�s y mi pene fue introduci�ndose cada pedazo m�s y m�s profundamente, su boca tuvo que abrirse m�s de lo que ella esperaba; sus labios estaban totalmente separados y empec� a ayudarle.
Tom� su cabeza con mis dos manos y empec� a agitar mi pelvis adelante y atr�s y a hacer de cuenta que su boquita era su sedosa vagina, ella puso sus manos sobre mis nalgas y empez� a seguirme el ritmo, al interior de su boca su lengua jugaba con la punta de mi cabeza y la recorr�a en c�rculos, que sensaci�n m�s maravillosa. A veces me miraba para ver qu� cara ten�a yo, pero yo estaba tan excitado y tan concentrado en no venirme, que ella sent�a c�mo los latidos de mi coraz�n pasaban a trav�s de todo mi falo y a trav�s de su boca, hacia unos sonidos extra�os dentro de su garganta, y ella estaba tan emocionada que cuando quise sac�rselo, me suplic� que quer�a hacerme m�s. No puedo mentir, estaba que eyaculaba en la boca de mi amante infiel, le dije amor, siento venirme, ella lo sac� de su boca y me dijo: me har�as my feliz, no me importa, quiero saber a qu� sabe el semen, quiero sentirte, por favor no te detengas, a�n la ma�ana es larga me dijo.
Ella sigui� lamiendo y chupando mi pene con tanta energ�a que en pocos minutos estaba teniendo una de mis mayores contracciones f�licas jam�s sentidas, todo un torrente de energ�a y semen ven�a y la cabeza de mi pene qued� atrapada entre sus labios, no lo pudo sacar a tiempo, 5 chorros de caliente leche se proyecto en su boca, pero ella, impactada y deseosa, jam�s lo expuls�, jam�s se ahog�, lo sabore� y se lo trag� como tomando un manjar, repas� mi pene una y otra vez, pero el encanto de esta reina no dej� que mi pene flaqueara, me mam� durante varios minutos y nuevamente estuve a mil, totalmente listo. Ella se ve�a feliz. Se levant� de la cama, tom� mi pene erecto y me llev� sostenida de �l hacia el centro de la cama, nos besamos apasionadamente y volv� a besarle sus senos hasta que estuvieron a reventar, mi mano busc� las delicias de su sexo y con suaves c�rculos sobre sus labios vulvares y cl�toris estuvo lista, introduje lentamente uno de mis dedos en su vagina y sus m�sculos se cerraban sobre �l. Ella estaba tan h�meda, tan chorreante� nos miramos fijamente y me pidi�: �s� suave conmigo quieres?, nunca he estado con un hombre distinto a mi marido y �l no tiene un pene tan grande y hermoso como el tuyo, me da miedo bebe, me dijo. Le dije, que eso me enorgullec�a, pero que iba a ser dulce y delicado con ella, cuando observ� mi pene erecto, cerr� los ojos y me dijo: que estoy haciendo, c�mo vas a introducir todo esto en mi cuquita, me dio risa y le dije: ya veremos amor.
Baj� y bes� con total pasi�n su vulva, entreabr� sus labios, succion�. Chup� su cl�toris y masaje� sus senos, cuando observ� nuevamente su entrega al placer y sent� que su humedad era nuevamente presagio de delirio, puse una almohada bajo sus caderas, ella levant� sus piernas, puso sus pantorrillas sobre mis hombros y me acerqu� con mi pene turgente e hinchado de placer a la abertura de su vagina, con varios movimientos de mi pene estimul� su cl�toris y sus labios mayores quer�an abrazar toda la cabeza de mi pene, ella pensaba que en cualquier momento iba a introducirla y por eso no cerraba los ojos, pero fui malo y jugu� con ella durante varios minutos, nuestros jugos estaban conjugados, est�bamos totalmente empapados, ella dijo: por favor, con un delirio y un gusto enorme, como quien dice: ya no m�s, m�temelo.
As� lo hice, puse mi glande sobre la parte inferior de sus labios mayores, se entreabrieron sus labios menores, su cl�toris estaba hinchado e hice la primera inserci�n. Su vulva el�stica se acomod�, y sin tropiezos fui abri�ndome el camino en ese t�nel de amor hirviente, ella cerr� por fin sus ojos y puso sus manos sobre mi pecho, empec� a introducir cada cent�metro de mi carne en ella, despacio, y su piel genital se abr�a m�s, empez� a apretar sus m�sculos y en un momento apret� sus manos en mi pecho y me pregunt�: �falta mucho?... un poco amorcito, le dije: s�lo la mitad, ella abri� sus ojos y se incorpor�, no ten�a porqu� mentirle, asombrada quiso ver el resto del espect�culo y fui m�s r�pido, la penetr� a�n m�s y ella me abraz�, me dijo: es demasiado delicioso para ser verdad, �mame mi amor, r�mpeme si quieres, pen�trame toda, hazme tuya de una vez amor, has que sienta ese pene en mi interior, y de un golpe, la penetr� hasta el fondo, suspir� y gimi�, nos besamos con deleite y pasi�n y se la saqu� toda, ella volvi� a observarla afuera y sonri�, s�lo dijo: no lo puedo creer, a lo que respond� cr�elo cientos de veces porque voy a ir a todo pulm�n, la insert� esta vez sin compasi�n, todo mi pene erecto y venoso, turgente e hinchado en esa vulva estrecha de una mujer que por primera vez era infiel a su marido. La levant� de la cama, le hice el amor parado y la apret�, lo �nico que la sosten�a eran mis brazos, mi falo penetr�ndola bestialmente y ella abrazada con sus piernas a mi cintura, me susurraba al o�do que quer�a mi sexo todos los d�as y hasta siempre y que si por ella fuera jam�s se bajar�a de all�.
Cabalgu� con mercedes durante tanto rato que nuestros jugos chisporroteaban, nuestros movimientos h�medos sonaban a la par, ella jadeaba y gritaba por ratos, yo estaba erecto y concentrado en que esa dama nunca me olvidara, sus senos empezaron a derramar leche nuevamente y eso me puso a mil, en un momento en que no lo esperaba, ella obtuvo un orgasmo m�ltiple, era imparable, se contorsionaba y agitaba sus caderas incre�blemente, su excitaci�n era total, de verla as�, tan hermosa, pero tan carnal, la vi apretar su vagina contra mi miembro m�s fuerte y nuevamente mi orgasmo estaba en su fase final, segu� moviendo mis caderas y penetrando a Mercedes hasta que mi leche se derram� en su interior, era mi segundo venida, pero fue tan abundante y tan cargada que mercedes me dijo: te sent�, tu leche calientita est� dentro de m�, que maravilla y me abraz� con brazos y piernas y no me dej� que se la sacara y nos fundimos en un largo beso, mientras ella, abr�a y apretaba su vagina como queriendo exprimir hasta la �ltima gota de leche. Estuvimos en cama casi dos horas, descansamos un buen rato, nos acariciamos y no d�bamos cr�dito a esta aventura tan caliente y espectacular.
Al rato, nos duchamos juntos, m�s besos que otra cosa, caricias y coqueteos, estaba totalmente asombrado de lo que estaba haciendo, tambi�n le era infiel a mi esposa, no se lo merec�a, pero vaya uno a saber si le han dado como yo le di a Mercedes y uno inocente. Cuando Mercedes estaba ya lista, sac� de su bolso un paquete de color rosa muy fino, sac� un panty rosado de seda y unos sostenes del mismo color y tipo, pero la sorpresa era totalmente inesperada: el sost�n pose�a aberturas para cada pez�n y el panty ten�a una leyenda atr�s que dec�a: hoy quiero por detr�s. Pero esta incre�ble historia a�n no termina con mi amante y espero cont�rselas muy pronto. Espero les haya gustado mi aventura que a�n sigue con mi diosa una vez cada mes. Eso ha hecho que a mi mujer le haga el amor mejor que nunca para que no sospeche. Dos relaciones, fogosidad al 100%.
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Relato: MUJER DE CASA INFIEL POR PRIMERA VEZ
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