Relato: Padrino Parece mentira como cambian las cosas seg�n pasan los a�os� cuando lean este relato seguramente muchos de ustedes se sentir�n identificados, no son cosas que uno planean, solo suceden y no se pueden evitar�
Hace poco mas de veinte a�os yo estaba cumpliendo mi segunda d�cada de vida, por esos d�as frecuentaba a Juli�n mi amigo de toda la vida, de esos inseparables, de los vale la pena tener. El era unos a�os mayor que yo y pr�cticamente me hab�a ense�ado todo lo que sab�a, el era mi gu�a desde mi infancia y se hab�a transformado en un gran tipo, hab�amos sido compa�eros de fiestas y parrandas. �ltimamente ya no nos ve�amos tan seguido porque el hab�a formado una familia y sus obligaciones cambiaron de la noche a la ma�ana. Los hechos se fueron dando r�pidamente, uno tras otro casi sin darnos cuenta, yo tambi�n me cas� mientras el esperaba su primer hijo.
En realidad fue una nena, hermosa, rosadita, una criaturita angelical, recuerdo cuando me dejaba la grata tarea de cambiarle los pa�ales�
Cuando Roc�o cumpli� dos meses de vida, tuve el honor de ser el padrino de la ceremonia religiosa, toda de rosa, tan fr�gil� mi esposa estaba ya en la dulce espera, tambi�n ser�a una nena.
Pasaron los primeros pasos, las primeras palabras, los primeros cumplea�os� nuestras hijas tambi�n se hicieron muy amiguitas y compinches, estaban todo el d�a juntas jugando a ser mam� con sus mu�equitas. Roc�o era una flaquita presumida, con dos piernitas flaquitas y su cabello moreno siempre desprolijo, ten�a unos ojitos azules y su cara llena de pequitas, mas de una vez me toc� curar alg�n rasp�n � poner hielo en un golpe, y por que no ser el juez que impart�a justicia cuando discut�an por alg�n problema y se agarraban de los pelos. Ella me llamaba �padrino� siempre se dirig�a a mi de esa manera.
Los a�os fueron pasando y fueron creciendo, compartieron los estudios, y sin darme cuenta pas� lo que ten�a que pasar en alg�n momento, la nenita se fue transformando en mujer, como el patito feo se transform� en cisne�.
Ya acomodaba su pelo con paciencia, el casta�o de nacimiento lo hab�a transformado en un pelirrojo suave, hab�an crecido sus tetitas primero, sus tetas despu�s� su cintura se hab�a afinado al extremo, sus caderas se ensancharon y hab�a nacido un culo hermoso, esbelto, paradito donde antes solo hab�a huesitos, sus piernitas de tero flaco ahora eran dos hermosas piernas, torneadas, dibujadas�.
De los quince a los veinte siguieron los cambios, forj� su personalidad, se arreglaba muy bien, se pintaba los ojos, los labios, usaba ricos perfumes y ropa que resaltaba su figura� pantalones elastisados que trasluc�an sus bombachitas, remeras s�per escotadas que mostraban la mitad de sus pechos, dejando con ganas a uno de seguir recorriendo con la mirada, minifaldas tan cortitas que casi mostraban el nacimiento de sus nalgas� en fin� un bomboncito
El problema es que para mi ya hab�a dejado de ser una nena, era una mujer apetecible, muy apetecible, me sent�a muy mal por la atracci�n f�sica que me generaba, segu�a siendo la hija de mi amigo� y adem�s para ella segu�a siendo su padrino, parec�a no advertir que las cosas hab�an cambiado�
Recuerdo un d�a que fuimos todos a un balneario, nosotros los mayores nos quedamos en un banco bajo la sombra y las dos �nenas� se fueron a la piscina que estaba a unos pocos metros, Roc�o ten�a un cuerpo escultural, joven, tal vez su trasero era un poco desproporcionado, grande en exceso, redondo, un sost�n verde rabioso que apenas pod�a contener sus grandes pechos que parec�an prisioneros ah� dentro y una tanga negra chiquitita, tan chiquitita que se le met�a toda en la raya de la cola dejando sus cachetes al descubierto.
Luego de asolearse un buen rato se metieron al agua para refrescarse y volvieron donde est�bamos, ella vino y se sent� sobre mi pierna, rode�ndome con su brazo por mi cuello, me sent� paralizado, las gotas de agua sobre su piel le provocaban fr�o, sus pezones duros resaltaban bajo su sost�n como dos botones, yo la hab�a tomado por la cintura para mantenerla en equilibrio y alcanzaba a ver su terrible culo expuesto hacia atr�s, casi completamente desnudo.
Trat� de disimular la situaci�n, pero estaba consternado, sent� endurecerse mi verga bajo la mesa, estaba con mi amigo, su esposa, mi esposa y mi hija�, segu� la conversaci�n con normalidad, creo que ella se dio cuenta lo que pasaba porque en un momento se incorpor� bruscamente, se retir� y se cubri� el cuerpo con una gran toalla, sent� sus ojos clavados en mi como pidiendo una explicaci�n, no pude sostenerle la mirada y observ� el piso un largo rato�
Pasaron unos d�as, estaba solo en casa ya que mi esposa y mi hija hab�an ido a visitar a unos parientes, hac�a calor, hab�a humedad, solo estaba con un pantal�n corto y una musculosa haciendo algunas cositas en la pc cuando tocaron el timbre, abr� la puerta y era ella que ven�a a buscar a mi hija� le dije que no estaba pero pr�cticamente no me escuch�, entr� casi a la fuerza para esperarla, quise, pero no pude evitar mirarla� solo la cubr�a un peque�o vestidito suelto, fino, apenas le tapaba la cola, su terrible cola, no pod�a sacar los ojos de ella cuando caminaba hacia el interior y yo cerraba la puerta, la luz del sol trasluc�a la prenda y dejaba notar una peque�a tanguita, me puse nervioso�
- Hac� tus cosas padrino, yo la espero me dijo�..
Se acomod� sobre un sill�n largo que tenemos en el comedor, se puso los auriculares y se dedic� a escuchar m�sica, me qued� observ�ndola como un tonto� pas� su pierna izquierda bajo la otra como para sentarse en canastita, pero dej� la derecha colgando, esta posici�n permiti� que viera toda su intimidad, una tanguita celeste toda calada cubr�a su argolla. Comenc� a transpirar, � era muy inocente � era muy puta, no pod�a dejar de darse cuenta que me mostraba todo, ya ten�a veinte a�os, no era una nenita� mi pija se endureci� de golpe, otra vez, la deseaba, quer�a violarla, pero estaba entre la espada y la pared, me sent�a culpable�
Roc�o levant� la vista y advirti� como estaba�.
- Padrino!.... dijo observando mi pija y abriendo los ojos
Me acerqu�, tom� su mano y la puse sobre mi miembro, ella comenz� a acariciarlo por sobre la ropa mientras sus ojos se hab�an calvado en los m�os, yo estaba que herv�a�
Me saqu� el pantaloncito y el calzoncillo, mi gran pija qued� a su vista, les cuento que tengo un pene mas grande de la media, grueso, muy apetecible. Roc�o segu�a escuchando m�sica, lo tom� con una mano y empez� a masturbarme mientras lo admiraba y recorr�a con sus ojos, me acerc� a ella, sac� la lengua y me recorri� el glande en c�rculos, jugaba y se divert�a, me miraba, luego recorr�a mi pija a lo largo con su lengua, de arriba a abajo, la besaba y por �ltimo se la comi� toda, hasta donde pudo, yo le saqu� la mano que ten�a sobre ella y solo le dej� la boca para que jugara. Se las arregl� para chup�rmela, lo hac�a hermoso� La dej� hacer un rato y luego tom� la iniciativa, la viol� por la boca�. Con una mano apretaba su nariz y con la otra la tomaba de la nuca y la empujaba hacia mi, no me importaron sus arcadas, segu� empujando y empujando hasta que su boca hizo tope contra mi cuerpo, acarici� su garganta donde estaba la punta de mi pija, en esa posici�n sacaba un poco y volv�a a enterrar, sus l�grimas ca�an por las mejillas y la saliva chorreaba por su boca como un animal rabioso, cada tanto aflojaba y ella ten�a tiempo de tomar aire, respiraba agitada, le gustaba, se hab�a bajado el vestido descubriendo sus pechos y acariciando sus pezones�.
Luego de un rato decid� cogerla, me agach� y me perd� sobre sus pechos veintea�eros, eran hermosos, redondos, terminaban bien punta donde sobresal�an dos peque�os pezones, chiquitos y afilados, una gran aureola marr�n los rodeaba, sent� el placer de tenerlos en mi boca un buen rato, intent� comerlos todos pero eran lo suficientemente grandes como para que no pudiera hacerlo, eran suaves, tiernos, al mismo tiempo pas� las manos por debajo de su vestido y le saqu� la tanguita, era tan chiquitita�.
Me incorpor�, tir� sus piernas hacia atr�s, abr� su concha h�meda y le enterr� toda mi pija hasta hacer tope, empec� a cogerla, mi verga patinaba en su interior, unos cinco cent�metros quedaban afuera as� que ella pas� su mano por debajo y tom�ndola del tronco cerca de mis test�culos comenz� a masturbarla, la sent�a hermosa, la cog�a y me pajeaba al mismo tiempo, la cochina tom� su tanguita y la introdujo en mi boca, la sent� h�meda, sus jugos la hab�an impregnado, su olor me enloquec�a y me hac�a cogerla con mas fuerza, cerr� los ojos y ahora llev� la saliva que a�n chorreaba hacia sus pezones, jug� con ellos, jadeaba, gritaba, puso su otra mano en su cl�toris, se masturb� un rato hasta que escap� un terrible orgasmo, gritaba y gritaba, se contra�a en torno a mi verga�
Luego la tom� y la gir� y la puse en cuatro patas, la cog� otro buen rato, su orto en esa posici�n era terrible, los nalgas grandes, redondas, bronceadas, solo la marca de su diminuta malla cortaba el paisaje, mientras le daba y la daba y ella no dejaba de gritar mordiendo un almohad�n observ� su culito, cerradito, chiquitito�
Me decid� y fui por todo, me escup� la mano y la llev� a su ano para lubricarlo, la reacci�n de ella fue inmediata, salt� como un resorte contrayendo las nalgas con una rotunda negativa y me dijo:
- No padrino, por el culo no quiero!!! nunca lo hice por ah� y no quiero!!!
No me importaron sus palabras, segu� escupiendo y lubricando, ella se negaba e imploraba, se retorc�a como una serpiente tratando de evitarme, mas lo hac�a y mas me excitaba� primero met� un dedo, luego dos� la segu�a cogiendo�
Cuando lo cre� conveniente y mientras ella segu�a suplicando, con una mano la apoy� fuerte de sobre su espalda para inmovilizarla y con la otra apunte mi verga en su esf�nter, me dej� caer lentamente sobre el, mi verga grande no entraba en ese culo virgen, las palabras de ella me llenaban de placer los o�dos�.
- No padrino, no me la metas!!! No! no! ay!! ayyyy!!! me duele! me duele!...
Escup� mas y mas, su esf�nter fue cediendo hasta que no pudo mas y termin� con la resistencia, mi pija hab�a entrado toda, la sent�a muy ajustada ah� dentro, y empec� a moverme con calentura, sus gritos de dolor y negaci�n cambiaron lentamente a gritos de placer y sumisi�n�
- No padrino� no me hagas la cola, ay�. Que lindo se siente�. No me hagas la cola por favor�.
Segu�a suplicando en una negativa sin sentido al punto que termin� relaj�ndose y disfrutando, con sus manos se abr�a las nalgas poderosas dej�ndome una hermosa vista, mi pija se puso dura y mas dura�
En medio de sus gritos llegado el momento saqu� la pija de su orto, y comenc� a ba�arla con mi semen, acab� sobre sus nalgas, sobre su culo que estaba todo dilatado, sobre sus labios, mi orgasmo fue inmenso, qued� empapada de leche�
Tom� su peque�a tanguita y la limpi� con ella cuando sentimos que mi esposa y mi hija llegaban�
Nos desesperamos ante la situaci�n� el tiempo hab�a pasado mas r�pido de lo calculado, yo me acomod� r�pido, como pude, mientras ella fue corriendo a la habitaci�n de mi hija y tom� prestada una de sus bombachas al tiempo que yo me encargaba de hacer desaparecer la de ella impregnada en jugos y leche�
Estuvieron a punto de descubrirnos, creo que ambos aun est�bamos excitados y desprolijos, hasta balbuceamos ante algunas de sus preguntas pero todo pareci� estar bien�
Despu�s de ese d�a nunca mas hablamos del tema, seguimos como si nunca hubiera ocurrido nada entre nosotros, ella no habl� yo tampoco�
Lo �nico que cambi� fue su forma de comportarse conmigo, pareci� entender que hab�a crecido y que se hab�a transformado en una mujer y que yo adem�s de su padrino era un hombre�
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Relato: Padrino
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