Mariana comienza a seguir las instrucciones de don Ernesto.


Desde qu� don Ernesto le hab�a metido los dedos a Mariana ella ya no pod�a pensar en nada m�s que estar con el viejo en su cama. Iba a la universidad y aunque varios chicos de su edad la pretend�an, ella los ignoraba puesto que s�lo ese anciano le daba tal placer.

Sab�a �l que la quer�a con la panocha rasurada, pero le daba miedo cortarse, as� que se arm� de valor y decidi� depilarse con cera en un sal�n de belleza, a pesar de que el dolor era mucho iba a valer la pena.

La depilaci�n fue muy dolorosa pero el resultado fue maravilloso, ten�a el co�o como suave como el de una ni�a. Se sent�a bastante adolorida, por lo que decidi� que ver�a a don Ernesto al otro d�a. El viejo por su lado, se estaba volviendo loco de la desesperaci�n, quer�a cogerse a Mariana y ella no daba se�ales de vida, pens� en ir de nuevo a su departamento pero decidi� esperar a ver si era ahora ella la que iba en busca de m�s experiencias.

Al otro d�a Mariana se prepar� para visitar a don Ernesto; se puso un vestido veraniego sin ropa interior y sali� en direcci�n al primer departamento. Toc� dos veces y la puerta se abri�

�Buenos d�as, don Ernesto� Al decir esto le dio un t�mido beso en la mejilla al anciano, como si de su abuelito se tratara
�Hola Marianita, �Qu� se te ofrece?
�Vine a ense�arle lo que me pidi�
�Bien, bien, pasa

Mariana entr� al departamento y en cuanto cerraron la puerta tras ella, el viejo se sent� en su sof� y le indic� palm�ndose el muslo que se sentara en sus piernas, ella obedeci� y se sent� en el muslo izquierdo del anciano.

� T� me dir�s que quieres
� Hice lo que me pidi�, don Ernesto, me depil�
��Ah si? Bien, veamos

Acto seguido comenz� a besar a Mariana en la boca con pasi�n, ella le correspond�a a esa lengua que la pose�a; �l baj� por su cuello bes�ndola al tiempo que una mano del anciano se met�a bajo su vestido acariciando sus muslos. Ella ya comenzaba a jadear de placer, adem�s sent�a como la erecci�n de don Ernesto crec�a cada vez m�s bajo su pantal�n. Cuando el viejo subi� m�s su mano not� la ausencia de ropa de Mariana

� �No traes ropa interior ni�a!
� Pens� que as� le agradar�a m�s a usted � dijo en un tono t�mido e inocente
� Tu panocha est� perfecta, suave y apretada como me gusta� comenz� a masajearle el cl�toris como a ella le encantaba
�Y supongo que no traes sujetador� dicho esto le baj� el vestido y admir� una vez m�s esas tetas que lo volv�an loco
� Te voy a orde�ar antes�

Comenz� a darle mordidas peque�as en los pezones

��Ay! �Con cuidado don Ernesto! Me duele un poco, no se tan brusco, por favor
�Ya te acostumbrar�s, putita, te los dejar� como si alimentaras a un beb�

El viejo sigui� mordiendo sus pezones y los succionaba como becerro, le encantaba sentir lo duros que se pon�an, cada vez los succionaba m�s fuerte para que estos se hicieran m�s grandes. Mariana ya comenzaba a gemir, la estaba haciendo llegar s�lo con sus pezones, no cre�a que eso fuera posible

� Mmmm estoy llegando don Ernesto�ahh�no pare
� Prep�rate tetoncita, por que yo no me puedo controlar

Al tiempo que Mariana llegaba al orgasmo, el viejo mordi� con fuerza un pez�n mientras le pellizcaba el otro, ella sinti� mucho dolor pero al mismo tiempo fue un placer muy grande. Mientras ella se recuperaba, el anciano le indic� que lo siguiera. La llev� a su habitaci�n, le quit� por completo el vestido y le dijo

�Te voy a lamer la panocha, para eso quer�a que te depilaras
�Esta bien don Ernesto
�Acu�state en la cama

Mariana se acost� y esperaba con las piernas ligeramente abiertas en lo que el viejo se quedaba en b�xer. Se mont� en la cama y le abri� bien las piernas

�Eres digna de una estampa, espera que ya vuelvo
El viejo sali� y regres� con una c�mara fotogr�fica, Mariana se alarm�
�No por favor, no me tome fotos, no quiero que eso vaya a parar a manos de alguien m�s
�Tranquila putita, no te voy a fotografiar la cara, s�lo tu panocha, as� que abre bien esas piernas

Mariana se resist�a, por lo que el viejo le abri� la piernas a la fuerza y sac� algunas fotos; una vez satisfecho dej� la c�mara en el bur� y le dijo

� Prep�rate para que te mame la panocha tetoncita

Le abri� las piernas y descendi� hacia ellas. Mariana se sent�a m�s expuesta que nunca y eso la excitaba bastante. El anciano primero le dio una fuerte lamida a lo largo de toda su panocha que se sinti� como electricidad en el cuerpo de Mariana, despu�s continu� lamiendo encima repetidas veces, con sus dedos abri� los labios de Mariana y se dispuso a chuparle el cl�toris. Mariana estaba en �xtasis, gem�a y ahogaba sus gritos de excitaci�n, la lengua de ese viejo era maravillosa, no pod�a evitar mover las caderas al tiempo que el viejo la lam�a. �l por su parte se aferraba a los senos de la chica, los amasaba y le friccionaba un poco los pezones duros. Al tiempo que el anciano succionaba el cl�toris de Mariana, comenz� a introducir un dedo en su panocha, haciendo que ella comenzara a gemir sin control pues se encontraba cerca de lograr el orgasmo. Ella se aventur� a tomar la cabeza del anciano y la presionaba m�s sobre su sexo, �l continuo lamiendo y dedeando hasta que la chica no pudo m�s y explot� en un gran orgasmo. Don Ernesto sigui� succionando hasta que ella termin� y como siempre, al acabar le dio una palmada ligera sobre su reci�n estimulada panocha y pregunto

� Bueno, �qu� piensas? �Te gust�?
Mariana tard� un poco en recobrar el aliento y dijo
�Don Ernesto usted es un maestro, cada vez es mejor�
�Bueno como ya sabes me toca a m�, ahora arrod�llate y abre bien la boca.

Mariana hizo lo que se le pidi�, anticipando ya que ahora ella lamer�a el pene de don Ernesto. Lo vio frente a ella abri� su boca esper�ndolo, el anciano lo dirigi� a la boca de mariana mientras le sujetaba la nuca

�Ten cuidado, que tus dientes no lo toquen por que si me lastimas te las veras conmigo putita.
Mariana no pod�a responder con el pene que le llegaba hasta la garganta
�L�melo y succi�nalo con cuidado, ch�palo como si de un dulce se tratara.

Mariana comenz� a hacerlo con miedo, sin mencionar que le daba un poco de asco tener un pene en la boca, pero decidi� no decir nada y s�lo corresponderle al anciano que tantos orgasmos la hab�a hecho sentir. Chupaba y succionaba, tratando de tragar toda la saliva que se acumulaba en su boca al tiempo que el viejo mov�a la cabeza de ella al ritmo que el quer�a. Mariana no sabia cuanto m�s faltar�a para que el anciano se viniera, pero de pronto sinti� que el viejo se tens� del vientre y le advirti�

��Me vengo tetoncita! �Tr�gate todo!
Chorros de semen inundaron la boca de Mariana, intent� tragarlo todo pero un poco cay� por sus labios a sus tetas, apresur�ndose a limpiar esas gotas y tragarlas tambi�n. Don Ernesto estaba en �xtasis, por un lado estaba fascinado con el sexo oral que Mariana le dio, por otro ten�a que plantearse como iba a penetrarla, pues lo har�a�a su modo. Le indic� a Mariana que se acostara a su lado en la cama, ambos estaban desnudos y con la respiraci�n un poco acelerada cuando ella fue la que hablo

�Don Ernesto, �Me va a penetrar?
El viejo decidi� irse sin rodeos
�As� es Marianita, ya est�s listas para que te perfore esa panocha� dijo al tiempo que le comenzaba a sobar el cl�toris

Mariana abri� las piernas invitando al viejo a que le metiera un dedo, sin embargo don Ernesto le ensart� dos dedos de golpe.

� �Cu�ndo quieres que te la meta, tetoncita?

El ruido de la mano de don Ernesto friccionado la vagina de Mariana comenzaba a acelerarse

�H�galo ahora�dec�a Mariana entre gemidos
�Estoy muerto ni�a, regresa ma�ana y podemos jugar todo el d�a

Con la palma de su mano comenz� a presionar el cl�toris de Mariana para que llegara al orgasmo. Ella mov�a las caderas hasta que obtuvo alivio con los dedos del anciano dentro.

�Esta bien don Ernesto, ma�ana vendr� por favor no le diga a nadie, me gusta hacer estas cosas, pero si alguien se llegara a enterar�
�No te preocupes tetoncita, ahora ya vete.

Antes de dejarla ir le succion� un pez�n y como siempre le dio una palmada en su reci�n estimulada panocha. Ella se levant�, se visti� y se fue excitada ante la expectativa de tener a don Ernesto entre sus piernas. El viejo por su parte se masturbo con las fotograf�as que hab�a tomado de la panocha de Mariana, imaginando como la iba a penetrar.

Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .