Hab�a nacido a las tres de la ma�ana, sus llantos indicaban su existencia,
llenaba el espacio de la habitaci�n, no sabia nada, todo lo iba a aprender, su
madre se tranquilizo al ver a su marido hacer el papel de padre ante todos los
familiares que llegaron en la ma�ana.
En sue�os record� como fue gestada, su primo ese primo que los visito, ese
momento de debilidad, coincidente con la posibilidad de tocarse, mirarse y
entregarse, sin cuidarse, as� con las ganas que nacen en un instante dando
nacimiento al sexo ardiente, desenfrenado, que nubla todo razonamiento y produce
los efectos normales de un apareamiento.
Su toque circunstancial, la ausencia del marido asegurada hasta la tarde, el
recuerdo de esa vez cuando ten�an 16 a�os, dio lugar al beso, un beso de pasi�n,
a esa mano que le bajo la braga, ese abrazo que lo fundi� en su cuerpo, la
locura de su entrega total, no dejando nada de esas ganas, recordaba las
caricias de la penetraci�n buscada, una, dos, tres veces el semen en un torrente
lechoso estaba en su vagina gozosa, cuando el se despidi� lo hizo, por que el no
podr�a aguantar la presencia de su marido, otras veces lo hicieron, pero esa vez
fue irrepetible.
Al darse cuenta, que pod�a quedar embarazada, trato esa misma noche mantener
relaciones con su marido, lo hizo pero el estaba tomando p�ldoras
anticonceptivas, (ella no lo sabia) todo se fue desencadenando, cuando le llevo
el an�lisis con cara de alegr�a, el "se puso contento", esperaba de su amada un
hijo.
Nunca dijo nada, siempre act�o como padre, la reconoci� ante el registro
civil, fue un padre cari�oso, siempre estuvo a su lado, hace cinco a�os cuando
ella cumpli� 15 a�os, en un examen f�sico para competici�n deportiva en el club,
logro que el bioqu�mico (un amigo) derivara para hacer un estudio de ADN, sus
sospechas se confirmaron, ella no era su hija, su mente lucubraba que hacer.
El cuerpo de Soledad, atl�tico, hermoso, su cara de porcelana, hac�an
palidecer a sus amigas y compa�eras, "su padre" empez� a darle un cari�o
especial, un cari�o que coincidente con la revoluci�n hormonal de su edad,
fueron haciendo crecer esa mujer y sus ganas del contacto sexual, las caricias y
los besos de su "padre" poco a poco, sedujeron su mente y cuerpo, fue en la
quinta, aprovechando un viaje de la madre, que desfloro ese cuerpo, haci�ndole
sentir el sexo, ella gozo, no entend�a, no quer�a mostrar esa relaci�n a nadie,
pero se sent�a bien estando atrapada, enamorada de su "padre".
Desde la primera vez uso lubricantes anticonceptivos, poco a poco su vagina
dio lugar al falo de su "padre"a que entrara todo, aprendi� todas las poses
sexuales, cabalgar sobre el, jugando con esa barra dentro suyo era lo que m�s le
gustaba.
Su cuerpo de adolescente se fue perdiendo, dando lugar a esa mujer, esa ni�a
ya era veterana de varias entregas sexuales, ella estaba contenta, pero sabia
que todo era contra las normas de su educaci�n, no pod�a entender.
El sexo secreto con su "padre" era buscado por ambos, hicieron una pareja
escondida de la sociedad pero entre ellos cada vez m�s amalgamada en el goce.
El tiempo fue pasando ya hab�a cumplido los dieciocho, no entendi� porque sus
padres la hab�an emancipado, la excusa de los viajes, no la convenc�a, pero su
padre le daba tranquilidad .
Fue una tarde que charlando con su madre, sali� el tema del sexo y los
cuidados necesarios para no quedar embarazada, hacia tres a�os, de sus
relaciones, tres a�os de goce, su" padre" le daba todos los gustos y la dejaba
probar en experiencias externas, no supo porque, pero le dijo, su madre quedo
blanca de espanto, muda del miedo, no atino a decir ni hacer algo.
Cuando llego el responsable de todo, lo recrimino, insulto, amenaz�, fue el
momento en que sin la presencia de Soledad, extendiendo su brazo le dio una
copia de los an�lisis, explic�ndole su vida en esos quince a�os, poniendo su
dedo �ndice cruzado sobre sus labios, le pidi� que si se quer�a ir de la casa se
fuera.
M�s si se quer�a ir con el padre de Soledad, le har�a un favor, los ojos se
abrieron para darle lugar al mar de lagrimas, que la dejo sin vista, un ataque
de histeria se apodero de ella, en minutos vio los efectos espantosos de esa
ca�da en el sexo ardiente, el desenfreno de un instante, la dejaban sin armas
ante la realidad .
Al despertar a la tarde del otro d�a, record� el sue�o, pero no encontr� a
nadie en la casa, los dos hab�an partido, pod�a imaginar que es lo que hacia con
su hija y estaba en lo cierto.
Cuando su "padre" le mostr� los an�lisis y trato de pedirle perd�n por no
haberle dicho antes.
Le expreso como se enamoro de ella y quer�a que sea su mujer, su juventud no
le permit�a ver todo, pero si que ese hombre hab�a sido su pareja durante tres
a�os, no era su padre y ahora quedaba libre de la cadena del incesto, cadena
pesada que la hab�a llevado en momentos a pensar en el suicidio.
A sentirse sucia, cuando mamaba ese falo, al cual le hab�a tomado el gusto,
cuando penetrada parec�a ser el pecado mismo de la lujuria, en esas sesiones de
amor prohibido, de amor de mujer, que nada tenia que ver con el de una hija, las
veces que lo hizo con otros hombres, los mismos no la satisficieron en lo mas
m�nimo como el, ahora pod�a sentir, gozar, sin ese peso terrible.
No pod�an ante la justicia cambiar nada sin un esc�ndalo, por ello decidieron
que lo mejor era divorciarse y que ella viviera con el como su "hija".
El primer d�a solos en el viaje de "bodas", no usaron anticonceptivos, el
hijo llevara el apellido del padre y no habr� incesto.
Me parece que la vida real, mueve muchas m�s cosas que cualquier fantas�a,
hoy el hijo de ambos ya camina, es el vivo retrato de su abuelo, de su padre.
PARA EVITAR CIRCUNSTANCIAS DESAGRADABLES- CU�DENSE DE LOS EFECTOS NATURALES