Relato: EL CONSUELO DEL VIUDO EL CONSUELO DEL VIUDO (Amor filial) Escrito por: GERMAN
Mi nombre es Juan, tengo 38 a�os y hace un mes enviud�.
Me cas� hace 9 a�os con una viuda que ten�a dos hijos, una ni�a de 10 a�os y un ni�o de 7.
Hace un mes, mi esposa y su hijo fallecieron en un accidente de carretera, dej�ndonos a m� y a mi hijastra de 19 a�os, desconsolados por la perdida y el dolor.
Lo que les narrare ocurri� la noche siguiente al funeral:
Volvimos mi hijastra Sara y yo a nuestra casa tras el funeral.
Sara pas� toda la tarde encerrada en su cuarto, solo habl� por tel�fono con su novio Miguel, que estaba fuera del pa�s en viaje de estudios.
Yo com� algo y me tumb� en el sof� con la televisi�n encendida pero sin atender a lo que sal�a en la pantalla.
Ya tarde, me acost� en mi cama, intentando dormir.
Los minutos, incluso las horas pasaron y me era imposible conciliar el sue�o.
Acab� intentando hacerme una paja, para calmar mi ansiedad; en eso estaba cuando Sara llam� a mi puerta.
Tuve el tiempo justo para cubrirme con las sabanas antes de que ella entrase en la habitaci�n.
-Juan �puedo pasar? Dijo Sara.
Nunca me llamaron Papa, ninguno de los dos hijos de mi esposa, siempre mantuvieron cierta distancia hacia m�.
-Pasa. Contest�.
-�No dorm�as, verdad? A�adi� Sara.
-No. No puedo. Le contest�.
-Yo tampoco, �puedo tumbarme aqu�? Dijo se�alando la cama y acerc�ndose a ella sin esperar mi respuesta.
-Claro. Balbuce�.
Sara ten�a una melena negra larga y ondulada, buenas caderas, generoso busto y un buen culo.
Esa noche llevaba un pijama compuesto de pantaloncito corto y camiseta sin mangas, de un tejido fino de color azul cielo, pude vislumbrar que no llevaba ropa interior, ya que se marcaban sus pezones en la camiseta y la entrepierna del pantaloncito, se ve�a oscurecida sin duda por su bello p�bico.
Sara se acurruc� a mi lado y puso su cabeza sobre mi pecho
Mi excitaci�n bajo la sabana era evidente, y con este contacto, aument� m�s que considerablemente.
Siempre hab�a tenido fantas�as er�ticas con ella, y eso que en la realidad apenas hab�a recibido alg�n abrazo o alg�n beso en la mejilla en situaciones especiales.
Sara empez� a acariciar mi pecho desnudo y dijo:
-�Estabas recordando a mam�?
-Si claro, como t� supongo. Le contest�.
Ella me mir�, primero a los ojos, luego al bulto que se adivinaba bajo las sabanas.
-Como yo no. Dijo mientras alargaba su mano derecha hasta atrapar mi pene por encima de la s�bana.
Nos miramos los dos, ella con una leve sonrisa, y yo excitado y desconcertado al mismo tiempo.
-Juan, se que vosotros follabais mucho, os o�a muchas veces, y me he dado cuenta desde hace a�os como me miras cuando crees que no te veo. Dijo Sara mientras empezaba con su mano a masajear mi polla por encima de la s�bana.
-S�. Le dije.
-Tu madre era muy fogosa, y s�, te miro porque estas muy buena. Conclu�.
Ella levant� la s�bana, descubriendo mi cuerpo desnudo y excitado.
Agarr� de nuevo mi poya con su mano derecha, echando mi prepucio hacia abajo y descubriendo mi glande.
-No soy virgen, lo sabes �no? Dijo.
-Lo s�- Contest�. De hecho sab�a que con su primer novio con 15 a�os, dej� de serlo.
Ella sonri�, acerc� su boca a la m�a y me dio un beso con lengua.
-Necesitas consuelo, y yo te lo dar�. Dijo Sara, mientras se pon�a de rodillas sobre la cama.
Se sac� la camiseta por los hombros, con lo que pude admirar sus perfectos senos, grandes, con aureolas oscuras, y unos pezones ya erectos; luego se sac� el pantaloncito, mostr�ndome su bello p�bico de oscuros rizos.
-Dios como te deseo. Le dije.
-Y me tendr�s. Contest� ella, mientras se acomodaba sobre mis piernas y comenzaba a lamerme el glande.
Estuvo un rato lamiendo, para luego introducirse toda la poya en la boca.
Yo mientras agarraba sus tetas, pellizcando sus pezones.
-S�. S�. Sara. S� ch�pamela. Repet�a yo.
Sara se detuvo y d�ndose la vuelta dejando su co�ito sobre mi cara dijo:
-L�meme t� tambi�n.
As� la hice, con mis manos abr� sus labios mayores, para dejar paso a mi lengua.
Lam� su vulva y luego me concentr� en su cl�toris. Yo ten�a ya experiencia en estas lides, a su madre le gustaba mucho hacer un 69.
Empec� a notar que iba a correrme.
-�Voy a correrme! Le dije.
Entonces par� de chup�rmela y se dio la vuelta, quedando a horcajadas sobre m�.
-Quiero que me la metas y te corras dentro. Me dijo.
-Claro mi amor. Le dije.
Sara fue bajando despacio, hasta encajar mi poya en la entrada de su co�ito, una vez introducida una parte de la poya, se dej� caer y comenz� a cabalgarme.
Yo alargu� mis manos para acariciar sus caderas y sus senos.
-�OH S� mi putita? Le dije.
Ella aceler� el ritmo.
-Si, me gusta ser tu putita. Contest� ella.
En menos de un minuto, me corr� y ella con migo.
Quedamos los dos abrazados, mientras mi pene iba relaj�ndose dentro de ella.
Por fin, se acost� a mi lado y comenz� a besarme.
-Me he masturbado muchas veces so�ado con esto. Me dijo.
Yo la mir� asombrado.
-�S�? �Desde cuando? Le dije.
-Creo que desde los 12 a�os, es cuando empec� a notar que me mirabas. Contest� ella mientras acariciaba mi pecho.
-�Ya te miraba entonces? Le pregunt�.
Ella se incorpor� apoy�ndose sobre su codo y me contest�:
-S�, ya me mirabas, y eso me empez� a excitar. Desde entonces me masturbaba pensando en ti. Y a�adi�.
-Comenc� a espiaros a ti y a mam� cuando follabais, y adem�s empec� a exhibirme frente a ti. �No te dabas cuenta?
Yo intentaba recordar los �ltimos a�os.
-No cre� que lo hicieras conscientemente, siempre te mantuviste distante. Contest�.
-Ja Ja. Ri� ella
-Pues creo que as visto todos mis tangas desde entonces. Dijo ella con sonrisa picarona.
Yo sonriendo le dije:
-Desde luego que te los he visto, tienes un culo fant�stico.
-Se que alguna vez te masturbaste con alguno de mis tangas que cog�as del cesto de la ropa sucia. Me dijo.
-�Lo sab�as? Le dije mir�ndola.
Ella sonriendo dijo:
-Si claro, igual que ve�a como cada vez que me duchaba, pasabas y pasabas frente a la puerta del ba�o para ver si me ve�as desnuda, yo dejaba la puerta entornada a prop�sito, para que me vieras al salir de la ducha en el reflejo del espejo.
-�Que zorrita! Exclam�.
Ella riendo empez� a golpearme con sus pu�os en el pecho.
-Retira eso. Retira eso. Repet�a ella.
Yo re�a y le repet�a que era una zorrita calienta braguetas.
Por fin par� de darme pu�etazos y poni�ndose seria me dijo:
-Vale, pero soy tu zorrita, tu putita, tu mujercita.
-Te quiero Juan. Concluy�, mientras me besaba.
Yo abraz�ndola respond� a su beso:
-Yo tambi�n te quiero mi peque�a Sarita.
El resto de la coche, hicimos varias veces el amor.
Sara rompi� con su novio tres d�as despu�s.
Y desde entonces hacemos vida de pareja, Sara es mi consuelo, es mi ni�a, mi zorrita, mi putita y mi mujercita.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 11
Media de votos: 8.27
Relato: EL CONSUELO DEL VIUDO
Leida: 19185veces
Tiempo de lectura: 5minuto/s
|